lunes, 30 de mayo de 2016

EL MISMO DÍA, EL MISMO GRITO, EL MISMO LUGAR


lunes 30 de mayo de 2016






LAS CLAVES DE LA MARCHA DEL 3 DE JUNIO CONTRA LA 

VIOLENCIA MACHISTA


Cuando #Niunamenos es 

#Vivasnosqueremos



El próximo viernes volverá a realizarse la marcha #Niunamenos. Incorpora una nueva consigna, #Vivasnosqueremos, que visibiliza diferentes tipos de violencia contra la mujer, el reclamo por la legalización del aborto y una fuerte denuncia contra el ajuste.


Por      Mariana Carbajal

A un año de la histórica movilización contra la violencia machista y los femicidios, el próximo viernes volverá a las calles el grito para reclamar #Niunamenos. Como telón de fondo, las cifras que muestran la expresión más extrema de la violencia de género: 286 femicidios registrados en 2015 y 66 más en los primeros cien días de este año, con casos que se multiplican en los que la Justicia no da respuestas oportunas ante las denuncias y las denunciantes viven aterradas por las amenazas de sus ex parejas –y en la desesperación recurren para pedir ayuda en redes sociales y medios de comunicación–; y otros casos en los que las medidas de protección dictadas no alcanzan para frenar a los femicidas, que parecen cada vez más cebados, y con víctimas cada vez más jóvenes. Como Micaela Ortega, de apenas 12 años, desaparecida en Bahía Blanca desde el 23 de abril, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en la medianoche del sábado y por cuyo crimen fue detenido un hombre, de 26 años (ver aparte).

Este año se suma una consigna que apuesta a la vida y se resume en la frase #Vivasnosqueremos, se agrega el reclamo por la legalización del aborto, contra las violencias hacia las disidencias sexuales, y la denuncia del impacto del ajuste, especialmente sobre las mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad y expuestas a la violencia machista. Se trata de una convocatoria plural, en la que se unieron agrupaciones de un amplio arco político –con excepción del macrismo–, y organizaciones sindicales, estudiantiles, de mujeres, y de periodistas, que acordaron concentrarse frente al Congreso a partir de las 17 y marchar hacia la Plaza de Mayo. "Venimos a decir que con ajuste no hay Ni una menos y que la pobreza es violencia. Venimos a gritar Ni una menos por femicidio, por trata, por aborto, por persecución judicial, por despido, por homo, lesbo y trans odio", dice el documento que se elaboró desde el colectivo #Niunamenos, integrado por periodistas, escritoras y comunicadoras, para marchar el próximo viernes.

En diálogo con Página/12, Raquel Vivanco, coordinadora nacional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), una de las organizaciones que se sumaron a la convocatoria, advirtió que el presupuesto para el 2016 con el que cuenta el Consejo Nacional de las Mujeres, responsable de implementar la ley 26485 de protección integral contra la violencia de género, sancionada en 2009, representa "tan sólo el 0,0055 por ciento del total del presupuesto nacional, lo que equivale a 4,50 pesos por mujer para prevenir la violencia machista". El CNM viene con escaso presupuesto y desjerarquizado desde el gobierno anterior.

El documento del colectivo #Niunamenos destaca como un logro el nombramiento de Fabiana Túñez, "una feminista" al frente del CNM, pero advierte que ese gesto no es suficiente para dar respuesta a la problemática, en un contexto de ajuste. Túñez está trabajando en la elaboración del plan nacional para prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista, previsto en la norma, y adeudado desde la gestión kirchnerista. "Es cierto que se puso al frente del CNM a una feminista pero a la vez, el ajuste, el tarifazo, los despidos masivos, el fin de la moratoria previsional para las amas de casa que dedican su vida al cuidado de los otros, el escandaloso achique del Estado, golpean sobre todo a las mujeres, recortan nuestra autonomía, nos dejan más inermes frente a la violencia. Cuando la pobreza aumenta, las primeras perjudicadas somos las mujeres. Cuando el conflicto social se mete dentro de las casas, las más perjudicadas somos las mujeres. El ajuste y la inflación golpean directamente sobre nuestra capacidad de decir Basta", dice el texto.

Este 3 de junio hay un compromiso contra la violencia machista dispuesto a sostenerse en el tiempo. "Por un lado, algo nuevo es que esta vez la propuesta no partió de un grupo cerrado sino que se buscó heterogeneidad, transversalidad y hacer pie en lo que nos une. Para eso se armaron reuniones abiertas para organizar las actividades con colectivos sociales, políticos, de sindicatos, activistas sueltas", destacó en diálogo con este diario Vanina Escales, del colectivo de periodistas, escritoras y comunicadoras, desde donde se lanzó la convocatoria, y del cual forman parte, entre otras, Marta Dillon, editora del suplemento Las 12 de este diario, María Pía López, ex directora del Museo del Libro y de la Lengua, Carolina Marcucci, Florencia Minici, Marina Mariasch, y quien suscribe esta nota. Como parte de las actividades enmarcadas en la marcha del 3J se realizó un tuitazo el 25 de mayo –que se repetirá el próximo miércoles–, en el que miles de mujeres y personas trans contaron en primera persona su propio encuentro con la violencia. La catarsis también tuvo eco en Facebook. "Este sacar del closet, esta micropolítica tan efectiva frente a los discursos que relativizan la violencia a la que estamos expuestas, hace que el 3 marchemos poniendo el cuerpo, más expuestas y más vulnerables. El mensaje es claro: 'Vivas nos queremos'. Creo que ahí radica la potencia del próximo encuentro", agregó Escales. Para la periodista María Florencia Alcaraz, también del colectivo #Niunamenos, esa frase es clave para entender que "no solo vamos por el fin del machismo sino que estamos construyendo otras formas de vivir nuestras vidas. Lo expresamos con los cuerpos en las calles. Es decirnos: estamos unidas".

El documento también advierte sobre la falta de reglamentación de la ley de patrocinio gratuito para víctimas de violencia machista, sancionada a fines de 2015. La necesidad del patrocinio gratuito fue uno de los reclamos del petitorio de la primera marcha. "Desde el Ministerio de Justicia ya se alertó sobre la falta de presupuesto para ponerla en práctica en una escandalosa vuelta atrás de un derecho básico para poder acceder a la Justicia", dice el texto.

El nuevo petitorio recuerda que hace un año la movilización reclamó la implementación de la Ley 25.485. Y a continuación señala: "Eso exige políticas públicas, trabajadores y trabajadoras capacitados/as, formación de quienes se encargan del tema en las oficinas judiciales y estatales, presupuesto adecuado, creación de refugios, patrocinio jurídico de las víctimas, medidas de prevención y cuidado efectivas".

La multitudinaria movilización del 3 de junio de 2015 se gestó a partir de la indignación social causada por el femicidio de Chiara Páez, la adolescente de 14 años que estaba embarazada y fue encontrada enterrada en el fondo de la casa de su novio, en Rufino, provincia de Santa Fe. Su novio, de 16 años, fue imputado por la muerte. Ese hecho desató un reclamo contra los femicidios promovido desde Twitter y Facebook por un grupo de periodistas y escritoras, que lo condensó en la frase #Niunamenos y se fue extendiendo por todo el país. Finalmente se expresó en la marcha frente al Congreso y en un centenar de concentraciones a lo largo y ancho de la Argentina. Por estas horas, el femicidio de otra adolescente, Micaela Ortega, de 12 años, de Bahía Blanca, encontrada este fin de semana asesinada, ensancha la dolorosa lista de víctimas de la violencia machista. Este año, la convocatoria en la ciudad de Buenos Aires volvió a surgir del colectivo de periodistas y comunicadoras "Niunamenos". Se hizo un llamado abierto a sumarse a la organización. El sábado 14 de mayo fue la primera reunión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y se repitieron en los sábados siguientes. Participaron representantes de numerosas agrupaciones de un amplio arco político identificado con el campo popular, además de integrantes de la Red de Periodistas por una Comunicación No Sexista, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de la CTA, organizaciones estudiantiles, la Red de Monitoreo para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, entre otros grupos y entidades. Del encuentro no participó ninguna referente del PRO. Se están organizando además, concentraciones para el mismo día en las principales ciudades del país, con la presencia de familiares de víctimas de femicidios, encabezando las marchas en cada lugar.
















OPINIÓN


¿Por qué hablamos de femicidios?




Por      Diana Maffía    *

Se acerca un nuevo 3 de junio y volveremos a salir a las calles exigiendo #NiUnaMenos y #BastaDeFemicidios. Luego de la multitudinaria marcha del año pasado, ya más seguras de la voluntad colectiva que acompaña estos reclamos, nos preparamos organizando, discutiendo y evaluando qué avances logramos y qué demandas pendientes nos quedan para alcanzar una sociedad paritaria y sin violencia de género.

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de violencia de género, cuando hablamos de femicidios? Los medios de comunicación están más receptivos con el tema y los conceptos, pero a veces se transmiten sentidos equivocados o se hacen visibles situaciones de violencia de una manera regresiva en cuanto a derechos. La mayor presencia en los medios de comunicación asegura la difusión, pero no siempre la corrección de las ideas.

Escuché periodistas respetables hablar de "violencia de género" cuando un hombre es víctima de violencia por parte de una mujer, y eso no es correcto. Porque la violencia de género se define por las relaciones desiguales de poder que subordinan a las mujeres, y las relaciones patriarcales que hacen de las mujeres (y los hijos e hijas) propiedad de los varones y responsables del cuidado y los trabajos domésticos. Cuando una mujer se rebela a ese lugar, la respuesta es la amenaza, la violencia y la muerte. Un varón puede sufrir violencia e incluso ser asesinado, pero esto no ocurre en una cultura que legitima relaciones desiguales de poder, sino todo lo contrario. Es violencia, pero no es violencia de género.

El concepto de "Femicidio" es el tenebroso final de esa escalada de violencia. No se trata de un conflicto privado entre dos personas, ni tampoco de un crimen pasional (como todavía se insiste en caracterizarlo). Aunque ocurra en el seno de una pareja o ex pareja, está basado en una desigualdad sistemática en la que el Estado tiene responsabilidades. Por eso le reclamamos al Estado su intervención, no sólo para penalizar al femicida, sino fundamentalmente para evitar los femicidios.

Hablamos de femicidios porque sabemos que en el largo camino que recorremos las mujeres tropezando con múltiples formas de violencia, muchas de las cuales están tipificadas en la ley correspondiente, instituciones y funcionarios inclumplen por omisión las obligaciones a las que se han comprometido. Porque nos tomamos en serio los derechos humanos y estamos convencidas de ser parte de su universalidad. No banalicemos los conceptos. Esto no es una avanzada de las mujeres sobre los varones, sino sobre el patriarcado como un sistema cruel que también los oprime aunque parece darles privilegios. Es imposible construir igualdad en un sistema que naturaliza sobre las diferencias sexuales la desigualdad política y de derechos.

Y si ya hemos aprendido a usar la palabra "femicidio" avancemos sobre otras formas de crímenes de género subordinados, hablemos de "travesticidios" y de "transfemicidios" con palabras que iluminen sus específicas relaciones de opresión, respetando sus propias voces. Nombremos juntas al poder que asesina, y gritemos alto #NuncaMas.

*    Directora del Observatorio de Género en la Justicia.




















OPINIÓN


Liberalismo y violencia





Por       Estela Díaz    *

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que todas las mujeres hemos vivido experiencias de violencias de género, en sus distintos ámbitos y tipos, así también como en diversas intensidades. Podría contar innumerables situaciones que sufrí de acoso callejero, desde el verbal hasta el físico: insultos sexuales, manoseos, exhibicionismo, hasta un intento de violación. También tuve experiencia de violencia laboral, en mi primer trabajo sufrí acoso sexual. Tendría alrededor de los 19 años y era una changuita de promotora para intentar solventar mis gastos y aliviar las arcas familiares. Hace un poco más de 30 años de esto y el resultado fue que tuve que dejar el trabajo producto del enojo, la vergüenza y la falta de palabras para denominar lo que me había sucedido.

A diferencia de aquellos recuerdos de juventud, hoy podemos decir que tenemos palabras para denominar lo que nos pasa, que tienen toda la fuerza de haber sido construidas al calor de la experiencia colectiva. Ahora sabemos que no es natural, ni lógico, ni hay que aguantar, ni ser cómplices. Estas violencias son producto del machismo, las discriminaciones de género y las desigualdades que persisten con insistencia. Sabemos que hay leyes y que el Estado debe hacerse cargo plenamente de cumplirlas. Pero también sabemos que de algún modo todos y todas estamos interpelados.

Sin embargo, todavía hoy el machismo sigue matando, las mujeres seguimos transitando el espacio público con la cultura del acoso callejero indemne, muchas sufren violencia en su trabajo, tantas otras también en sus casas... ¿qué cambió entonces esa gesta histórica del 3 de junio pasado? Mucho se modificó, pero es todavía mucho más lo que hace falta remover. El machismo es milenario y las violencias de género podemos retrotraerlas a la memoria histórica de la humanidad. Pero ese grito en multitud, que se manifestó hace un año hasta en los rincones menos visibles de nuestras tierras, produjo algo que es bisagra, con sentidos de lo inaugurado aun en construcción. No podemos leer de modo unívoco las motivaciones que lo produjeron. Muchos/as lo hicieron porque quedaba bien. Ahora es necesario hacerse cargo, otra vez desde lo colectivo, de los contenidos que adopte que "vivas nos queremos", como bien actualiza el lema de este año. Porque no queremos cualquier vida, queremos proponerla desde una perspectiva integral. Nos queremos vivas, con trabajo, con salud, con educación, con autonomía económica, política y sobre nuestro propio cuerpo.

El contexto socio-económico es un factor crucial para favorecer o no las posibilidades de salida de las situaciones de violencia. No es casual que sea un marco de ampliación de derechos el que nos animó a soñar y reclamar que no queremos más violencias. Ejemplo de ellos es lo que ha pasado con relación a la violencia laboral. Si resolvimos en paritaria aumentos salariales que permitieron recuperar el poder adquisitivo, si mejoraron los indicadores socio económicos, la lógica es poner en debate condiciones de trabajo. Allí aparece el tema de la violencia, no hay trabajo digno si hay violencia. Por eso los últimos años se multiplicaron las denuncias en nuestros sindicatos. Iguales ejemplos podemos pensar para otros tipos de violencias. En el caso de las relaciones de pareja está claro que tener un horizonte de posibilidad de cierta autonomía, como la moratoria previsional, acceso a formación profesional, la AUH; la terminalidad educativa, posibilita imaginar también una vida libre de violencia. No sólo por las posibilidades laborales o económicas, sino también por la apuesta a la construcción colectiva, solidaria, política no en un sentido partidario, sino de politización de los fenómenos sociales de inequidad. Nadie sale sola de la violencia. Tenemos la memoria reciente de los 90, donde se avanzó en planos formales de conquista de derechos (los tratados de DDHH pasaron a ser parte de la Constitución Nacional) a la vez que millones de mujeres y niñas eran empujadas a la pobreza, la exclusión social y la miseria.

Por esta razón este 3 de junio más que nunca debemos discutir en qué país vamos a construir la erradicación de la violencia de género. Sabemos que se hace entre todas y fortaleciendo la unidad de las organizaciones populares. La violencia machista nos mata, pero el liberalismo también.

*    Secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores.     














     


OPINIÓN


Diferencias

                 


Por      Susana Chiarotti Boero    *

Si comparamos la convocatoria para las manifestaciones que hacíamos contra la violencia a fines de los ochenta y en los noventa, con las del Ni una menos del año pasado y el que se viene, vemos varias diferencias. Por un lado, el abanico de personas y organizaciones convocadas se amplió considerablemente, incluyendo a organizaciones políticas, estudiantiles, sindicales; varones y mujeres y una gran mayoría de jóvenes que se amalgaman en marchas multitudinarias. Ya no son grupos reducidos de mujeres, en su mayoría feministas, los que reclaman el cese de la violencia de género. Creo que aun no podemos medir lo que esto significa en términos de cambio cultural, pero es evidente que constituye un avance importantísimo.

Otra diferencia se relaciona con la concepción de violencia. Si bien el reclamo por la prevención y sanción de los femicidios (Núcleo central del Ni una menos) se instaló desde el principio, el abordaje de la violencia en las décadas anteriores se centraba principalmente en la violencia física, emocional y sexual. Pero, como trabajar contra la violencia es ir desmontando la estructura patriarcal, pasa que al desarmar un estante de autoritarismo se ven otros que estaban debajo y luego otros más... Actualmente el abordaje de la violencia incluye toda negación autoritaria de derechos, todo maltrato (institucional, mediático, simbólico). La negación a las mujeres de su autonomía reproductiva es una forma de violencia y eso lleva también a que la Campaña nacional por el derecho al aborto sea parte de quienes se suman al Ni Una menos.

Este año el Ni una menos incorporará también otras preocupaciones, relacionadas con el acceso de las mujeres a los derechos económicos. Es muy difícil escapar de una relación violenta cuando no se cuenta con autonomía económica. Las políticas económicas de los últimos meses han disminuido el poder adquisitivo de los salarios y han aumentado el costo de servicios y bienes de consumo básicos y es de prever que los reclamos por estos derechos aparezcan entre las demandas al Estado.

*    Abogada, representante de Argentina ante el Comité de Expertas de la OEA sobre violencia de género.
















Crónica premiada


La crónica "El día en que las mujeres dijeron basta", del periodista Horacio Cecchi, tapa de Página/12 el 4 de junio de 2015 (foto), resultó premiada por la UADE como la mejor cobertura periodística sobre la multitudinaria marcha de Ni una menos. Se trata de la Xª edición del premio Mariano Moreno, resultado del análisis de alumnos de Periodismo Gráfico de Ciencias de la Comunicación de dicha universidad. El premio será entregado este miércoles 1º de junio en el Salón Auditorio de la UADE.



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