jueves, 26 de mayo de 2016

Un paso atrás

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La Tecl@ Eñe


Editor/Director: Conrado Yasenza

jueves 26 de mayo de 2016


Panorama político nacional y contexto regional

Un paso atrás



El sociólogo y analista político Ricardo Rouvier puntualiza en este artículo los desafíos que enfrentan tanto el kirchnerismo como el panperonismo en la carrera por recomponer los espacios con miras a 2017 y  con el objetivo de recuperar el poder en 2019. La crítica reflexión de Rouvier no deja fuera la contextualización de la grave crisis política que afecta a la región luego del triunfo de Cambiemos en Argentina y del golpe institucional que derrocó a Dilma Rousseff en Barsil.


Por      Ricardo Rouvier   *
(para La Tecl@ Eñe)  



Un lugar en el mundo

Mientras el sistema mundo, como diría Immanuel Wallertein, se modifica rápidamente, la región también lo hace en línea con la forma regresiva del ciclo que aleja a los sectores populares de cualquier tipo de poder y mantiene o agudiza la desigualdad. La relación de fuerzas a nivel mundial va quitando espacio al populismo/progresismo. En Europa una socialdemocracia debilitada y un neoconservadorismo rebozante, libran una competencia electoral entre parecidos. La experiencia indica que cuando el ciclo económico está en su etapa descendente, el socialismo europeo adopta las recetas neoliberales. Luego, los electores quieren votar por el original, y giran hacia la derecha que les promete protección de sus bienes y de su seguridad personal.

La tragedia de la inmigración en Europa corre hacia derecha todo el horizonte político y concita consensos por su discurso discriminatorio y xenófobo. La inmigración, para ese discurso, constituye una invasión no turística, de pobres y diversas etnias no occidentales que provienen de los márgenes del capitalismo hegemónico, que incide en el reposicionamiento de las fuerzas políticas poniendo contra la pared a los sectores más reformistas. Una parte significativa de las sociedades europeas rechazan la integración y apuestan por los conservadores. El Papa Francisco se constituye en la voz más autorizada contra el dominio capitalista y las formas neofascistas que asoman en el viejo mundo. Pero, más allá del enorme aliento que se produce desde la autoridad religiosa y moral hacia los religiosos y no religiosos que buscan la justicia, y que luchan contra las consecuencias crudas del capitalismo, el resultado pragmático en las políticas locales es limitado por la propia naturaleza del Estado Vaticano.  
  
En nuestra región se produce el infierno tan temido que implica el desbarranco de los regímenes políticos que mantenían un discurso contrahegemónico junto a políticas orientadas a la justicia social y la soberanía política. Hoy se disipa lo que era la renovada esperanza del proyecto luego de la derrota de los ´70 . 

Asistimos a la caída del gobierno de Dilma Rousseff, que se suma al resultado electoral en Argentina y a la profunda crisis venezolana de destino incierto. Venezuela agrega a la preocupación, el hecho de que el ejército es fuente originaria del poder del chavismo y  que además una parte significativa de la población civil posee armas en sus hogares. Por otra parte, el futuro de Cuba como testimonio del socialismo del siglo XX, tiene por delante el desembarco norteamericano con  sus dólares para sus weekends caribeños. Ojalá pueda defenderse de esta nueva invasión con un modelo económico que va legitimando, en forma limitada, la propiedad privada y la ganancia individual.

Frente a este panorama, cualquier proyecto nacional y popular va perdiendo espacios y territorios solidarios. Faltan anclajes internacionales para colaborar o apoyar el desafío emancipatorio. No está ni la URSS, ni el Tercer Mundo. Y la República Popular China abandonó la lucha ideológica (Deng Xiaoping) al tiempo que mantiene una competencia comercial internacional y un posicionamiento ventajoso en términos territoriales, pero el enclave capitalista en su seno no deja de crecer. Con ellos y la Federación Rusa hemos constituido, con nombre rimbombante, una  Alianza Estratégica Integral (tan ambiciosa denominación es de origen venezolano).

Lamentablemente, esto que acabamos de presentar en forma sintética, no es analizado y profundizado en los espacios de la  dirigencia o militancia nacional y popular. Por el contrario, el debate se ahoga o se diluye en una simplificación que se asemeja al relato conspirativo binario.  Va a ser muy difícil - o imposible - avanzar si no se tiene un diagnóstico, con resultado favorable o desfavorable, de la situación mundial y regional. Lo que antes se llamaba “la caracterización de la etapa”. Hay que completar la caracterización de la etapa mundial, regional y local. ¿Para qué? Bien, para saber cuál es nuestro lugar en el mundo, para justipreciar las relaciones de fuerza y seleccionar las tácticas adecuadas. Por supuesto que en el debate está incluida la reafirmación o el nuevo perfil de la conducción.  

Mientras la hegemonía impone su cultura de dominio planetario, los Estados Nacionales son sumergidos en el aquí y ahora, vaciando su visión estratégica. Esto incide en que nuestros debates cotidianos no superen el diagnóstico local. Y lo regional, a veces desde lo explicativo, lo completamos con consignas. Desde el punto de vista estratégico, General Motors, Apple, Bayer, Coca Cola, Microsoft, Bank of América y tantas otras multinacionales hegemónicas, hacen planeamientos a 20/30 años vista.

Mantener un estilo guerrero sin guerra es una de los graves errores de las izquierdas democráticas y del populismo latinoamericano. Con honrosas excepciones claro, pero no se puede interpretar la región considerando a Cuba como si estuviéramos en la etapa anterior al “período especial”, o considerar al resto de las experiencias progresistas como si no hubiera ninguna responsabilidad propia en el retroceso. Es menester observar críticamente la articulación entre el sistema mundo y las particularidades locales, las maneras en que el capitalismo y la democracia liberal se adecua a los Estados Nacionales, cómo se reproduce y qué características adopta. 

Brasil: el asalto a la autoridad política

Sobre la grave actualidad brasileña podemos agregar que ha sido el triunfo de coaliciones opositoras parlamentarias versus el poder ejecutivo. En el ejecutivo se rompieron los acuerdos y se avanzó hacia completar un dominio que ya había ocupado las políticas económicas y que ahora se hizo cargo del gobierno. Pensar que el neoliberalismo comenzó en el momento de la jura de Michel Temer es un error porque las políticas de ajuste comenzaron con Dilma Rousseff. Lo que ahora es destituido, y que nosotros defendemos, es lo que Rousseff representa como luchadora de la justicia social y los DDHH. La utopía (progresista) sigue siendo representada por el PT, el chavismo, el kirchnerismo, el MAS boliviano, ALIANZA PAÍS, y sus líderes. Pero éstas, vistas globalmente, son las vanguardias que retroceden.

En definitiva, fuera de lo retórico, los gobiernos del PT en Brasil han sido experiencias de un populismo con ribetes socialdemócratas. Vistos más como “revolucionarios” en la militancia progresista y populista fuera del Brasil. La experiencia kirchnerista es claramente una etapa reformista, con una buena dosis de pragmatismo con orientación ideológica; sin dogma y sin partido político. O sea, es un populismo como otros cuya sobrevida depende de la vigencia del liderazgo. Pero una vez que no se posee el gobierno, es imprescindible construir elementos orgánicos para ejercer la política más allá de las manifestaciones callejeras. Ganar la calle es importante, pero no suficiente. La militancia es muy importante, pero con ella sola no alcanza.

La derecha brasileña ya participaba del gobierno del PT, era aliada, y lo que se produjo es la típica y esperada traición, sobre todo cuando la economía declina desde hace años. La derecha ha decidido ser el sujeto de la política y desalojar al reformismo petista.  Lo que le  ocurrió a nuestro principal socio comercial es que ya su performance capitalista no alcanzaba un nivel suficiente (caída del 4% del PBI) como para evitar un futuro de agravamiento del conflicto social, sobre todo de las clases medias, generadas en los gobiernos de Lula y Dilma con la notable disminución (40%) de la pobreza. Lo paradójico es que Dilma no tiene una sola imputación de corrupción, y sí una buena parte de los legisladores que la suspenden están acusados de coimeros. Si llevan la investigación a fondo, el sistema político brasileño estallaría.

El golpe blando, que luego termina legitimándose en la dinámica institucional prevista en la Constitución, hace que el reclamo sea testimonial pero no tenga recursos legales para revisar o castigar a los “golpistas”. En definitiva, el golpe blando termina en el tiempo no teniendo consecuencias de responsabilidad punible, verbigracia, Honduras y Paraguay (hoy Lugo es Senador y tiene mandato hasta el 2018).

Estos movimientos regresivos redistribuyen el poder en la región, en consonancia con el dominio mundial. Ahora, América Latina y el Caribe están más encuadradas de lo que quieren los países centrales, más cuando los EEUU, a través de Barack Obama, ha girado hacia posturas de menor beligerancia con el progresismo, como lo hizo con Cuba, levantando un injusto bloqueo de medio siglo que correspondía a la vigencia de la guerra fría.

Con la caída del PT avanzan un casillero la alianza del Pacífico, la Alianza Transpacífico y el FMI, y se debilita aún más el Mercosur, que formará parte de una alianza con la UE. Un dato no menor del retroceso: Unasur tuvo una presencia formal menos activa ante la crisis institucional brasileña, comparada con sus anteriores actuaciones en el intento separatista y golpista en Bolivia,  la crisis institucional de Honduras y el peligro de conflicto bélico entre Colombia y Venezuela.

Cambiemos en línea con el poder hegemónico


Por otro lado, nuestro país se enfrenta a la gran contradicción del macrismo que intenta  bajar el déficit fiscal y sortear las consecuencias que esto provoca. Hay fracciones del gobierno que apuntan a desarmar el gradualismo y avanzar en las políticas económicas más extremas, enfrentando a los que apuntan a mantener el goteo en el ajuste de las variables macroeconómicas. Aunque, para trabajadores, jubilados y pymes, el tarifazo es un verdadero shock y no tiene nada de benigno.

El conflicto social se encrespa, y ante la pérdida de conquistas las centrales sindicales se unen. La capacidad de convocatoria hoy está en manos de dos oposiciones al gobierno: en lo social, las CGT y CTA, y en lo político, Cristina Fernández de Kirchner. La capacidad de fuego en la Cámara de Diputados alcanza a unos 80 legisladores del FpV, pero esto no es suficiente para asegurar el quórum, y por otro lado la mayoría de los gobernadores responden al PJ, algunos de ellos más cerca y otros más lejos del kirchnerismo. Es decir, hay diversos núcleos de conflictos, pero los mismos no tienen una dirección única o una referencia única.

El gobierno de Macri no entusiasma, bueno nunca ocurrió que Cambiemos produzca algún movimiento de la emoción, sino que la respuesta se registra más en la razón que en lo afectivo. Las medidas que adopta adquieren la característica real de un ajuste. En ese esquema, es muy posible que la inflación baje, pero debido a la disminución del consumo. La ideología del macrismo es bajar o eliminar el déficit a costa de lo que sea. Alentar el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales, pero también abrir las importaciones  para alentar el valor agregado extranjero y bajar los precios internos. Apuntan a algo muy conocido, construir la esperanza del derrame futuro. En definitiva, se trata de construir un Estado y una sociedad en que prime lo individual sobre lo colectivo. La ética de la competencia y la meritocracia. Estamos ante una nueva derecha nacional, comparada con la que preconizaba Álvaro Alsogaray, que difundía las teorías del economista liberal Friedrich Hayek, que muestra aristas distintas en lo político y lo cultural. En principio, esta orientación política se alinea en plenitud con los dominios mundiales y va actualizándose de la misma manera que se modernizan las estructuras del capitalismo internacional. La Argentina de Macri, en su política internacional, se pone bajo el manto de los países centrales, sobre todo EEUU para la región.

En lo político, esta derecha está encuadrada dentro del régimen democrático, es decir, las corporaciones económicas y mediáticas operan directamente sobre las instituciones de la República sin violentar el orden jurídico. El gabinete de Macri habla de esa “asociación” entre interés económico y función política. 
   
Es poco serio ponerle fecha de naufragio al gobierno de Cambiemos. Además de poco serio es irresponsable, sobre todo cuando hoy nadie puede asegurar que ocurrida la implosión vaya a capitalizarla el progresismo, y eso sea a favor del pueblo argentino. Decimos irresponsabilidad al recordar la tragedia ocurrida en la defección de De la Rúa en el 2001.

Nadie puede asegurar el fin de un gobierno que asumió hace pocos meses, mucho más cuando todavía la ola mediática sobre la corrupción afecta de manera diferenciada a los actores, y los daños son mayores en el kichnerismo que en el espacio empresario-político de Macri. Las encuestas muestran una declinación de popularidad de la gestión de Cambiemos y de Mauricio Macri. Pero, todavía hay una mayoría que señala al gobierno de Cristina como responsable de los problemas que existen. Mauricio Macri tiene aún crédito en la opinión pública. También hay una tendencia declinante en la imagen de CFK, pero guarda un crédito significativo.  

El tema de la corrupción excede esta nota y merecería un  cambio de opiniones y de enfoques políticos y no jurídicos. Lo único que vamos a agregar es que la cuestión está atacando a la política, la vacía de contenido, y universaliza la culpabilidad de la clase política.  Esto es un umbral para el “que se vayan todos”, que apareció espontáneamente en focus groups cuando se mostró el video en que se contaban dólares.

Se ha producido un paso atrás. Ahora hay que pensar, debatir, cuáles serán las estrategias a desplegar para dar dos pasos adelante. Hay sectores sociales que se unifican y se expresan en contraposición a las políticas del gobierno; ese espacio está conformado por sectores que plantean la resistencia al nuevo gobierno, y otros más conciliadores. Lo que está en debate tácito es la conducción de esta recuperación de la presencia masiva en las calles. CFK por un lado, y las centrales sindicales por el otro, son por el momento unidades separadas en la interpelación al gobierno. Habrá que ver cómo evoluciona el PJ, el kichnerismo, el espacio sindical y el Frente Renovador para ver cuáles son las alianzas para recuperar el gobierno en el ´19. 

Alguna especulación indica que si el matrimonio kirchnerismo/PJ no vuelve a consagrarse, el ganador natural sería Sergio Massa. Es posible, pero hay que prestar atención a que el panperonismo se ha empezado a mover y a dialogar, por ahora, fuera de la vista del público y sin cerrar nada (falta tiempo para las listas del ´17) Cuando más horizontalidad haya en la dirigencia peronista, el divorcio del matrimonio parece inevitable, a pesar de los esfuerzos de Daniel Scioli que quiere ser bisagra entre ambas entidades.

Todo indica que el kichnerismo y el panperonismo deben seducir a sus negatividades para construir mayorías. El kichnerismo debe ir por el no K, y el peronismo por el no peronismo. Creer que uno solo de estos espacios puede ganar es un error, reiterado por algunos maximalistas del kichnerismo que abjuran de la idea de que hay que recuperar el voto pobre que emigró a Macri el año pasado e ir por la clase media. Los que creen que hay que profundizar lo hecho haciendo lo mismo, sin revisión y sin autocrítica, caerán en la trampa de organizar un nuevo fracaso.  

Un fantasma recorre la Casa Rosada: que el creciente malhumor colectivo se convierta en acción opositora organizada  Otro fantasma recorre la oposición: la fragmentación, la feria de vanidades y la soberbia.


*     Sociólogo, analista político y docente.





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