sábado 21 de mayo de 2016
No digo que Macri es un ignorante, es sólo un oligarca parado en su palacio que mira las masas como espectáculo novedoso.
LA INMORALIDAD DE GARDINER
Quien convocó al diálogo, a cerrar supuestas grietas, a la concordia y al amor, se erige como el eje de la verdad, volcada sin pudor a favorecer a los ricos y las demandas de EEUU, su verdadero dueños, el que inventó la marioneta, que le coronó el gabinete y que como Gardiner, todos aceptan como mágicas sus palabras incoherentes e inconexas, por especulación e interés.
Cualquier ser humano debería conmoverse con el dolor ajeno, mas aún si en sus decisiones está la posibilidad de controlarlo, como es el caso del presidente de la Nación, quien no cesa de criticar a quienes acompañamos el sufrimiento del pueblo, buscando herramientas para paliarlo, ejercitando parábolas que si no fuese que son ridículas, serían trágicas.
El trabajo como ordenador social, es culturalmente el eje identitario de un pueblo que solidifica la seguridad social y la salud solidaria desde esos aportes, que a su vez, genera los recursos necesarios para mover el círculo virtuoso de la economía, que es: mas salario, mas consumo, mas consumo mas comercio, mas comercio mas producción, mas producción mas mano de obra ocupada.
Así de sencilla es la economía peronista que se articula alrededor del hombre como eje de construcción del modelo social solidario, que lejos de producir “grietas”, produce comunidad organizada, objetivos comunes, esperanzas compartidas, utopías plenas.
No puede entender esto un personaje como Macri, quien no sólo ha denostado al trabajo clasificando de inútil a aquel empleo que no produce bienes ni servicios tangibles.
Seguro para él los promotores sanitarios que pierden 5 días a lomo de burro para llegar a vacunar a la Puna, son días perdidos y empleos de baja calidad.
No opinarán lo mismo los habitantes de esos parajes donde el viento y la soledad es su única compañía.
Tampoco entenderá a la asistente social que acompaña y asesora a una madre maltratada por meses, evitando una eclosión familiar de difícil reparación a futuro, eso es descartable en función de cerrar la brecha fiscal.
Pero banalizar los reclamos de los trabajadores despedidos, las demandas salariales de los jubilados, los reclamos paritarios como de argentinos “que no quieren una Patria con futuro”, es asumir su rol de autócrata en toda su dimensión.
Quien convocó la diálogo, a cerrar supuestas grietas, a la concordia y al amor, se erige como el eje de la verdad, volcada sin pudor a favorecer a los ricos y las demandas de EEUU, su verdadero dueños, el que inventó la marioneta, que le coronó el gabinete y que como Gardiner, todos aceptan como mágicas sus palabras incoherentes e inconexas, por especulación e interés.
No le interesa el pueblo, menos aún si son pobres, no le interesa la Patria si no está al servicios de estos intereses que lo dominan, que siempre los verán como el hijo del inmigrante que se hizo millonario con manejos mafiosos con cualquier gobierno desde las dictaduras militares del siglo pasado.
Lo harán transitar las alfombras, pero nunca será uno de ellos, como el personaje de Anillaco, agasajado, homenajeado, festejado y entregado ante la primera claudicación económica a las fauces de la macro economía.
Será su destino sin dudas, mas temprano que tarde, ya que no queda nada por mostrar debajo de una cáscara vacía y seca.
La reacción de los pueblos los analistas siempre creen que se producen por hechos económicos, y puede ser que esos sean los desencadenantes, pero el maltrato, la desidia, la indiferencia, la sorna y la deslegitimación social, son el caldo de cultivo dominante a la hora del conflicto social.
No olvidemos que De la Rúa venía provocando un descalabro económico, pero fue el anuncio del estado de sitio lo que lanzó a las calles al pueblo argentino, decretando su principio del fin.
La dignidad del pueblo trabajador es un elemento intangible que nunca verá, quien nunca se asomó al diferente, no sabe lo que es la alteridad, el reconocimiento del ”otro”.
Para Macri un pobre es un dato, no una persona, un trabajador una pieza productiva no un ser humano de carne y hueso, es tal su endogamia que se habla para si mismo, creyendo lo que dice como verdades absolutas.
No digo que es un ignorante, es sólo un oligarca parado en su palacio que mira las masas como espectáculo novedoso, encima cree que su palabra cambia la realidad mágicamente, es el vocero de las nuevas buenas que los que no las entienden son las bestias, sucias, feas, salvajes, corruptas kirchneristas que se atrevieron a modificar lo que nunca debió ser modificado, los ricos cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas explotados.
El enemigo de verdad, no Macri que es sólo su empleado tiene preparado un Plan B, ante la eclosión social que se avecina, que tendrá una primera etapa de represión cuando el latiguillo de la pesada herencia deje de ser eficaz.
Sólo le interesa al poder preservar el territorio conquistado después de 15 de populismos intolerables, de distribución de la riqueza, de salarios que ganaban a la inflación, de apertura al mundo Multipolar.
Ahora que logró la posición dominante nuevamente, el imperio no abrirá las manos fácilmente si debe reemplazar a un inepto como Macri, si la situación se sale de madre.
Recurrirán a Lorenzeti como carta de legalidad democrática de sucesión presidencial, lo están preparando para ello, mientras apuntalan otra esperanza blanca como Massa para el recambio presidencial.
El movimiento nacional debe saber estos elementos y quienes jueguen en el medio, quedarán atrapados por la historia.
http://nacionalypopular.com/2016/05/21/la-inmoralidad-de-gardiner/
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