jueves, 14 de abril de 2016

“TENGO LOS FUEROS DEL PUEBLO”


jueves 14 de abril de 2016


"TENGO LOS FUEROS DEL PUEBLO"



LUEGO DE LA PRESENTACIÓN EN LA JUSTICIA, CRISTINA  

KIRCHNER DIÓ UN MENSAJE ANTE UNA MULTITUD QUE  

ESPERÓ BAJO LA LLUVIA

"Me pueden meter presa pero no callar"


La ex presidenta habló durante casi una hora luego de entregar un escrito a Bonadío, a quien recusó. Criticó al Gobierno, a la Justicia y convocó a formar un frente ciudadano. La acompañó una multitud que comenzó a congregarse desde la noche anterior.

La ex presidenta Cristina Kirchner habló sobre un escenario levantado 
frente al ingreso de los tribunales de Comodoro Py.

Por     Nicolás Lantos 

El clima dio el marco cinematográfico ideal. La multitud, medida en decenas de miles de personas, conformó el escenario. La circunstancia, una citación judicial por una causa improbable, proveyó la excusa justa para que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner rompiera cuatro meses de silencio. Lo hizo luego de prestar declaración indagatoria por escrito ante el juez Claudio Bonadio, en su despacho en los tribunales de Comodoro Py, minutos después de las 11 de la mañana, bajo una llovizna ligera pero insistente. "Quiero en primer lugar que estén todos tranquilos. Me pueden citar veinte veces más, me pueden meter presa, pero no me pueden callar", arrancó su discurso que fue celebrado como un gol.

"Se la pasaron buscando la ruta del dinero K pero encontraron la ruta del dinero M", dijo luego en otro pasaje festejado del mensaje, a propósito del affaire de las empresas offshore, apuntando contra el oficialismo y los medios de comunicación hegemónicos. "Cada uno de estos procesos moralizadores venía por los derechos que habían conquistado millones de argentinos", agregó, en un descargo sobre su situación judicial. "Los paladines de la moralidad están en la tapa de todos los diarios del mundo... menos de la Argentina", agregó.

La ex mandataria también convocó a conformar un "frente ciudadano" para "defender los derechos arrebatados" durante los primeros 120 días de gobierno de Mauricio Macri, en un mensaje que pareció apuntar tanto a quienes acudieron a Retiro para escucharla como a los dirigentes de los espacios que conformaron el Frente para la Victoria y que, desde diciembre, no terminan de encontrar el rumbo.

En otro párrafo muy crítico hacia el actual gobierno, acusó al presidente Mauricio Macri (a quien no mencionó ni una vez por su nombre) de "no ser respetuoso con la voluntad popular" ya que fue electo prometiendo que "no iba a haber devaluación, no iba a haber despidos, no iba a haber ajuste" y luego hizo lo contrario. "Yo no quiero interesarme solamente por el 49 por ciento, sino también por el 51 que lo votó. Ellos lo votaron creyéndole. No se enojen porque eso nos divide", agregó.

Desde la noche del martes había comenzado la vigilia frente a los tribunales federales, y durante la madrugada la ciudad de Buenos Aires y el conurbano fueron surcados por columnas de manifestantes organizados o sueltos que se movilizaron para apoyar a la ex mandataria el día de su primera citación judicial. Las banderas de todos los colores alternaban con paraguas recortados sobre el cielo encapotado.

Para las 10, cuando CFK llegó a Comodoro Py, el espacio que se había previsto para la movilización, sobre esa avenida y frente a un escenario montado de sorpresa pocas horas antes, ya estaba completamente rebalsado y la marea humana se desbordaba sobre la Plaza Canadá y la avenida Antártida Argentina, mientras de cada tren, subte y colectivo que pasaba por Retiro bajaba un grupo numeroso de personas cantando para sumarse a la multitud.

La audiencia tuvo lugar en un despacho del cuarto piso del edificio. Cuando llegó la ex presidenta, junto con su abogado, Carlos Beraldi, la recibió el fiscal Eduardo Taiano. Bonadio ingresó al despacho un rato más tarde. La Presidenta realizó una breve exposición oral y se negó a responder preguntas del juez, ya que eso, aseguró, "no haría más que convalidar su manifiesta arbitrariedad, ilegalidad e incompetencia".

Cuando se le leyó la acusación, que la responsabiliza de ser parte de una asociación ilícita, ella interrumpió la lectura para aclarar que "la única organización" en que ha tenido participación fue "la del Poder Ejecutivo Nacional en carácter de titular en dos oportunidades", además de "ser afiliada" al Partido Justicialista. La denuncia que pesa en su contra "no tiene ningún asidero jurídico ni técnico", agregó a continuación: "No me extraña dada la manifiesta incompetencia técnica de Su Señoría, así como también la manifiesta aversión política que tiene sobre la suscripta".

Finalmente, Fernández de Kirchner presentó dos escritos: uno con su declaración indagatoria y el otro pidiendo la recusación de Bonadio por los motivos que había explicitado durante la audiencia. Antes de firmar el acta solicitó que agregaran su apellido de casada al documento, donde sólo figuraba como Cristina Fernández. En total, todo duró menos de una hora.

Afuera, la multitud estalló en aplausos cuando la voz que tronaba en los altoparlantes anunció que ya había concluido el trámite judicial. La espera, matizada por los éxitos de siempre: "Juguetes perdidos", de los Redonditos de Ricota, "Avanti morocha", de Caballeros de la Quema, "Un día perfecto", de Estelares, se estiró unos minutos más porque la ex presidenta se detuvo varias veces en los pasillos del juzgado para tomarse fotos con empleados judiciales que se lo solicitaron.

Dos de ellos habían colgado de un balcón del edificio una bandera con el rostro de Enrique De Pedro –padre del diputado Eduardo "Wado" De Pedro–, empleado judicial y desaparecido por la última dictadura. La agrupación sindical que lleva su nombre le regaló a la presidenta una remera, que ella exhibió a la multitud reivindicando su figura.

"Reflexionemos juntos, recordando la historia y verán que no es el único caso de una ex presidenta perseguida", continuó, recordando los golpes de Estado y las persecuciones judiciales a Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo y Eva Perón. "No se podrían haber consumado los atropellos y la desgracia sobre tantos argentinos sin la complicidad del Poder Judicial", desafió, a la sombra del monolítico edificio de los tribunales federales.

Los poderes judiciales también "arrasaron con derechos, garantías y libertades" e hicieron "entregas vergonzosas de la soberanía nacional", recordó. "Ni que hablar de los decretos prohibiendo decir Perón o peronismo. Estoy segura de que si pudieran prohibir la letra K del abecedario lo harían –agregó–. Luego, la historia de 18 años de proscripción, se encarcelaron a funcionarios y a importantes empresarios."

Al respecto, la mandataria recordó que "la Conadep denunciaba esa suerte de inquisición que se apropió de bienes" de quienes debía juzgar. "Algunos casos, como el caso Graiver y Papel Prensa, siguen adentro de este edificio. Adentro de este edificio, en algún cajón o basurero, siguen los expedientes de la familia Graiver que aún espera justicia", señaló Fernández de Kirchner, en otro de los momentos más calientes de la mañana.

Recordó la polémica abierta en algún momento de la campaña sobre la posibilidad –se decía que buscaría una banca en el Parlasur– de que se postulara a un cargo legislativo para conseguir fueros y eludir los requerimientos judiciales. "No necesito fueros porque tengo los fueros del pueblo", lanzó.

Luego, apuntó sus cañones contra el doble estándar de "los paladines de la moralidad" a la hora de juzgar a líderes populares o a dirigentes de espacios que son cercanos a los intereses de las grandes empresas de medios. "Estamos en la tapa de todos los medios internacionales menos en los de Argentina. Intentan tapar el sol con las manos", observó CFK.

El backstage del escenario desde el que habló la ex presidenta estaba poblado de dirigentes de distintos sectores del Frente para la Victoria que se acercaron a brindar su apoyo, algunos de ellos marchando a pie junto a columnas de militantes de sus respectivos espacios. Los diputados y senadores que acudieron a la concentración lo hicieron en un micro luego de reunirse temprano frente al Congreso.

La amplitud de dirigentes convocados era tal que coincidieron en el mismo lugar, por primera vez desde agosto del año pasado, el ex presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, y quien fuera su rival en la agitada interna bonaerense del peronismo, el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández. Hubo representantes del sindicalismo, de organismos de Derechos Humanos, de todos los partidos que conformaban la coalición de gobierno, desde el PJ bonaerense, representado por Fernando Espinoza y una veintena de intendentes, hasta el Partido Solidario.

A ese variopinto conjunto pareció hablarle cuando planteó la necesidad de establecer un "frente ciudadano en el que no se le pregunte a nadie a quién votó, ni de qué partido es, si es jubilado o no, si paga ganancias" sino que "se le pregunte cómo está ahora, si está peor que antes" porque ese debe ser "el punto de unidad" de la oposición. "Creo que este frente ciudadano debe exigirle a este Congreso que se convierta en una escribanía del pueblo y de todas las conquistas adquiridas", agregó.

Aunque sostuvo que hay que tener cuidado de "los que dicen que van a hacer una cosa, pero hacen otra cosa en las bancas" ya que "las instituciones exigen que cada uno represente el voto que lo llevó a esa banca", tendió una mano al grupo de diputados que abandonaron en estos meses el FpV cuando un grupo de militantes comenzó a insultar al diputado Diego Bossio. "Así no van a convencer a nadie", los retó. Más tarde insistió: "La palabra traición es una palabra fuerte. Hay algo que veo por cómo se mueve el gobierno, creo que hay muchos que tienen miedo. Son carpetazos".

Ya eran pasadas las 12 cuando, detrás del escenario, sobre el río, el sol salió por primera vez en muchos días para terminar de darle un matiz hollywoodense a toda la escena. Por la hora y el aroma que emanaba de los carritos improvisados, varios masticaban choripanes y hamburguesas mientras la ex presidenta concluía su discurso, que duró casi una hora. El calor y la humedad que empezaba a levantarse del asfalto mojado perlaba los rostros de cientos de miles que escucharon en silencio y estallaron recién después de que terminara.

La ex presidenta abandonó rápidamente el lugar y un rato más tarde llegó al departamento donde vive en Buenos Aires, donde aun después del trámite judicial permanecía una guardia de militantes apostados a la espera de un saludo en el balcón, que terminó teniendo lugar por la tarde. Antes de la noche, volvió a visitar a su hija Florencia y su nieta Helena en la casa en la que viven, en el barrio de Constitución. Desde el entorno de CFK no informaron si permanecerá en la ciudad algunos días más o si regresará inmediatamente a El Calafate.















 OPINION

Ser y parecer


Por     Mario Wainfeld

Formadores de opinión afamados, académicos, dirigentes de variado pelaje explican que "la gente" quiere ver presa a Cristina. Habrá que concluir, provisoriamente, que la multitud que se congregó en torno de los tribunales no es gente. Parecían, sin embargo. Serían homínidos y homínidas, una marea de cuerpos, voces y almas.
Comodoro Py es una de tantas avenidas de calzada ancha, de frente a las estaciones de tren y ómnibus de Retiro. Zona pródiga en edificios públicos, enormes, imponentes pero no majestuosos, para nada bellos. Testimonios de la arquitectura pública posterior a la década del 30 del siglo pasado, que se consolidó en las del 40 y 50, con el primer peronismo. Si las construcciones hablan (claro que lo hacen) expresan a un estado sólido, perdurable, que deja su marca en el terreno.
Las columnas organizadas, las más bullangueras y militantes, se congregan en Comodoro Py, ocupan varias cuadras. Los redoblantes y las consignas atruenan, hay pirotecnia.
Otro sector de la gent... o como se llame se disemina en otras avenidas. En Antártida Argentina predominan espontáneos en pequeños grupos. A ojímetro, entre clase media-media y trabajadora.

La audiencia de ayer jamás debió celebrarse. Los cargos amañados por el juez Claudio Bonadio son endebles. Pretende entender en una cuestión no judiciable. La prueba, la llamamos así con laxitud, es patética: opiniones de economistas o periodistas del Multimedios, mayormente.
La Cámara Federal sumó un grano de arena al rechazar la recusación planteada por Pedro Biscay, ex director del Banco Central. El Poder Judicial es prolífico en decisiones vergonzosas. Esta no es la peor aunque concuerda con la tendencia. En pocos párrafos Sus Señorías señalaron que no se probó la parcialidad de Bonadio aunque reconocen que maltrató a la defensa, la trató de modo desigual respecto de la fiscalía. Rechazó escritos que debió admitir, forzó a los abogados a correr y trabajar de más. Eso parece parcialidad, clavada. No lo es para jueces empinados, empero. Para ellos, Bonadio incurre en esas prácticas criticables con asiduidad. Parece un agravante... pero para los camaristas es un eximente. Los magistrados filtran unas líneas diciendo que los abusos (que eluden llamar así) responden a un exceso de celo por investigar. Si es una ironía, está de más. Si se plantea como coartada, es grave.
Escribieron un capítulo más de un código procesal paralelo. Si alguien es detenido, se presume su culpa. Si alguien es esposado o encarcelado, se prueba su delito. Si un juez abusa de su poder, es un paladín. Con ese código en la mano, Milagro Sala ya es una presa política y se allana el camino para cercar a la ex presidenta Cristina.

La lluvia cae impiadosa, no disuade a nadie. Microemprendedores venden cantidades de impermeables que servirán solo para esta ocasión, es la lógica del consumo inmediato a full. Están a 30 pesos, como unas remeras que otros vendedores exhiben en el piso, empapadas. Las estamparon con el Che, Néstor y Cristina, "Vamos a volver". Un par de manifestantes ofrecen 15 por las mojadas. El vendedor porfía que les dará otras, secas y envueltas, al precio establecido. El cronista, estudioso del regateo callejero, se aleja mientras intuye un cierre a 20 o 25 pesos, acaso por las secas. En la calle es difícil abusar de posición dominante.
¿Hay mercado para hamburguesas o choripanes regados con cerveza a la 10 de la mañana? ¿Un desayuno americano, recargado de hidratos de carbono y grasas, en una jornada peronista? Parece que sí, el marketing da para todo. Una mujer anuncia "la chipa", dicha así como en Misiones. En femenino y sin acento en la "a".

Cristina Fernández de Kirchner sabía que podía esperarla una vendetta calificada en Tribunales. El sentido común político aconsejaba buscar fueros: los claramente fijados para los diputados nacionales o los más discutidos en el Parlasur. Escogió exponerse antes que cubrirse, pensándose más como líder que como funcionaria o dirigente retirada.
Toma sus riesgos, dobla la apuesta, se asienta en su terreno: politiza la citación. Habló a su manera, largo y tendido, suscitando largos silencios. Empezó exhortando: "tranquilos". Y dejó claro por qué no se asiló en la comodidad de los fueros. "Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero no callar. Voy a estar siempre con ustedes. No vean este hecho como el ataque a una persona."
Caracterizó al gobierno de Mauricio Macri, historizó su coyuntura ligándola a otros estadios del peronismo.
Opineitors y editorialistas comparan en tono sarcástico la jornada con el 17 de octubre o los regresos del tres veces presidente Juan Domingo Perón. Si un extranjero recién llegado a estas pampas los oyera creería que los viajes de Perón eran como los del papa Francisco o el arribo de Lionel Messi: aceptación y fervor ecuménicos. La vida les daría sorpresas. Perón llegó al 17 de octubre desde la isla Martín García, donde estaba preso. Luego vivió en exilio 17 años tildado de "tirano prófugo", proscripto y acusado de delitos jamás probados, incluyendo abusos sexuales a menores.
La historia no se repite, hay que precaverse del exceso de anacronismos. O del triunfalismo prematuro, sobrevalorando un acto, que entusiasmó de más al kirchnerismo en 2015.
De todas formas, hay una matriz revanchista común. Y un revival de la táctica de querer confinar en el Código Penal al legado de los gobiernos nacionales y populares. Doce años de gestión kirchnerista arrojan realizaciones, conquistas, ampliación de derechos, aciertos, errores, contradicciones. Mucho para debatir y optar, si de política democrática hablamos.
El macrismo le ganó una elección y puede relegarlo si transforma su legitimidad de origen (volátil por definición en nuestra cultura) en una prolongada de ejercicio. Si construye una gobernabilidad prolongada, con apoyo popular. Un camino difícil, lo que explica sin justificar por qué se buscan atajos.
La idea de terminar con la hidra justicialista tronchando su cabeza es primitiva y puede resultarle un búmeran.
El ex gobernador sanjuanino José Luis Gioja y el senador Miguel Pichetto le prenden una luz amarilla al macrismo cuando cuestionan a Bonadio. La prepotencia reagrupa al peronismo segmentado o filo amarillo, así sea por un rato. Dato para anotar, si se quiere construir una alternativa viable captando (o cooptando) adversarios.

En el camino de ida, el cronista se cruza con Jaime Campos, un gerente que preside la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la mega corporación que expresa a las patronales más poderosas. Se conocen, por sus respectivos trabajos. Las miradas, cree uno, se cruzan pero Campos no saluda, seguramente porque no registra. No está programado, tal vez, para ver a un manifestante así sea blanquito y de clase media.
Metros atrás, el ex funcionario sciolista Gustavo Marangoni apura el paso. Pocos metros y segundos de distancia huelen a desayuno de trabajo o rosca, ahicito nomás en el hotel Sheraton.
Van a contramano de la multitud, un símbolo o una definición, usted verá.

La derecha siempre subestimó el componente racional de las adhesiones al peronismo. Satisfacción de intereses materiales y simbólicos. Si se les escapa tamaña tortuga, menos captarán su ingrediente emocional. En un contexto adverso por donde se lo mire, el kirchnerismo construyó un envión ayer.
Se chimenta que hay palomas macristas que pensaban que es mejor no escalar la ofensiva judicial. Si ese sector hubiera pegado un par de llamadas a los camaristas-secuaces de Bonadio, calcula uno, la recusación justa hubiera salido como por tubo. La independencia de los magistrados es un mito urbano, lo que puede haber es "justicieros" con doble comando o autonomía relativa como Bonadio.
Los federales más ruines (la mayoría o los dos tercios, por ahí) son pro cíclicos en política, aúpan a la fuerza que predomina. La regla de (in)conducta se excita frente al kirchnerismo, que le mojó la oreja sin derrotarlos. El presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti (a quien ya habría que rebautizar "Lorenzelig"), hace coaching a los federales para que avancen contra "la impunidad" que pasa lejos de la Casa Rosada y zonas de influencia.

Todo se satura cuando las gentes (concedámosle, al fin) se amuchan. Los celulares no comunican, el WhatsApp no sirve para nada.
Los cafés de la estación San Martín se atiborran. Mozos y camareras son fogueados para atender rápido a una clientela numerosa. Los de esta hora desafían su experticia: se comportan raro, hablan de mesa a mesa, se ríen, tienen ganas de quedarse.
Un monitor repite imágenes del discurso de Cristina que los comensales aplauden y vitorean. En el jaqueado Fútbol para Todos no se celebran los replay, acá sí. Tal vez porque el sonido no bastó para llegar a la totalidad de los manifestantes, tal vez por ganas no más.
Todo acto de masas emite un mensaje, como una música. La euforia le ganó por goleada a la rabia. La bronca contra la persecución política cedió espacio a la alegría de lo colectivo, a lo que entona la pertenencia, a la gratificación de estar entre pares, compartiendo. Son gente, no los mueven el fanatismo ni la paga. Reconocer al otro es el punto uno de la convivencia democrática, olvidado hoy por elites y dirigentes que están haciendo su agosto.














MILES DE MILITANTES Y AUTOCONVOCADOS SE  

MANIFESTARON EN APOYO A LA EX PRESIDENTA CRISTINA  

KIRCHNER

Un abrazo del pueblo bajo la lluvia


La movilización se concentró frente a los tribunales de Retiro, donde confluyeron las columnas organizadas y personas que fueron por su cuenta. Los cantitos de "vamos a volver" se mezclaron con los de "¡el que no salta tiene una cuenta en Panamá!".

Por     Alejandra Dandan

"¿Qué me pasa? ¡Esto!", dice el pibe, Bruno Rossi, camiseta del Juicio y Castigo, peregrinación desde Centeno, pueblo de 3500 habitantes, provincia de Santa Fe. Y levanta la cabeza y mira al cielo: "Ella terminó de hablar y salió el sol, ¡esto me pasa!". Al lado avanza Juan Pablo Leone, 32 años, Dock Sud. "¡Es una fenómena!", dice. "Decime si lo que dijo no es la marcha peronista: amor e igualdad." Germán Rocha todavía no había cerrado el paraguas, espada contra la lluvia y la de- sinformación: "Todos somos CFK", puso en una solapa. Gays, putos, laburantes, empoderados, negros y pobres, puso en las otras. "Somos una pareja gay, por eso el paraguas multicolor y gracias a Dios que ella habla: seguro que todo el mundo esperaba el hachazo a la grieta, pero ella habló de unidad. Lloré, la extrañé, pero esto vale la pena". Al costado, se desenhebran hombres, mujeres y banderas. Héctor Ricardelo enrolla una bandera que tomó prestada de Avellaneda. "¡Volvimos!", dice apenas Cristina Fernández dejó de hablar. "Pero sabés qué, volvimos a la política. Lo de hoy demuestra que se pudo romper el cerco mediático y a los pistoleros de los jueces les mostramos que el abrazo del pueblo va a poder contra las corporaciones."
María Arroyo recicló un gorrito del último Mundial y se lo puso en la cabeza. Escribió anoche la V y la C, de Cristina Vuelve. Y apareció vestida de bataclana. "Te digo que esto es maravilloso. Estábamos esperando este día, viene ella y vuelve la alegría, hay otro humor. Además vos la escuchás hablar y te das cuenta que cuando habla, piensa, porque no está leyendo. Y hoy cuando dijo lo del Frente Ciudadano, yo también pensé que eso es una F y una C, como Cristina Fernández."
A esa hora, ya no quedaban caras en las ventanas de los tribunales de Comodoro Py. Durante más de una hora, las ventanas estuvieron repletas de asistentes. Alguno hasta hizo la V. Otro levantó los brazos. Dos policías frenaron sus idas y vueltas en las terrazas para escuchar. Y a esa hora también se acabaron los cantos. Incluso el más repetido: ¡Bonadio, la concha de tu madre, Cristina es del pueblo, y no la toca nadie! Y ese que volvió a estallar en el aire cuando la ex presidenta, parada en el escenario, habló de lo que se sabía sobre el escándalo de las offshore que involucra al macrismo: "¡Hay que saltar, el que no salta tiene una cuenta, en Panamá!".
Un niño pasa con piloto y paraguas. Hay choris "peronistas". Dos mujeres venden bebidas en una carpa, asilo durante horas para los "sin paraguas". Para entonces, la ciudad judicial de Comodoro Py había cambiado sus formas. "Habría que saber cuánta gente hay, pero en los últimos 50 años yo no recuerdo un escenario de estas características", comentó Luis Alen a Alberto Cuello, un pibe de Avellaneda. "Sí hubo cosas celebratorias, el 25 de mayo del 73 o con las asunciones de presidentes. ¿Pero un pueblo movilizado para defender a su líder? El último antecedente en la historia debe ser el de Perón." El pibe pregunta por Alfonsín, pregunta si no fue víctima de los medios. "Puede ser" – dice Alen –  "pero se quedó a mitad de camino, empujó hasta donde empujó superado con la gente. Y esperemos que esto, con o sin parecidos, no termine de la misma manera."
La bandera de Avellaneda dice "cuna de la resistencia" y marcó durante la mañana uno de los centros de esa nueva geografía política. Las bases monumentales del Edificio Libertad quedaron perdidas entre la marea y el escenario. Alguien desde arriba de ese escenario iba adelantando noticias: que llegaron las Madres de Plaza de Mayo, que los que se iban sumando superaban los treinta mil, que Cristina terminó de declarar en Tribunales. Lila Pastoriza caminó cubierta con piloto y cara bañada de lluvia: "¡Cómo deben estar en el Edificio Libertad, con todo este populacho!", dijo. Alguien paró a saludar a Eduardo Jozami. Julio Alak se abrió camino enroscado entre los cuerpos. Un grupo de pibes saltó al auto de Aníbal Fernández para pedir una foto. Y se escuchó el ¡vamos a volver! cuando llegó Hebe de Bonafini, arriba de la combi de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.
Daniel llegó a las once de la noche del lunes hasta la puerta de los Tribunales para poner parte de las primeras carpas. Militante de La Cámpora de la Villa 31, observó cómo a esa hora llegaban las primeras banderas de la Tupac Amaru. A la una empezó a llover. De madrugada, llegaron autos con familias enteras del interior, pararon y dormían adentro. "¿Cómo no había fotógrafos?", dice. "La terminal de Retiro estaba llena de gente. La gente bajaba de los micros que venían del interior y se tiraba a donde había un techo para dormir."
Alejandra salió de Avellaneda a las cinco de la mañana. Lleva aún campera y gorrito con alas tapa lluvia, especial para sus anteojos. "Salimos temprano para llegar, los micros estaban llenos, pero nos conseguimos un auto. Algunos chicos se habían reunido en Plaza Alsina a las diez de la noche y ya habían venido para acá. Y cuando miro esto te digo una cosa: recién lo hablábamos con los chicos, si uno es presidente y encuentra esta muestra de afecto, nadie puede decir que es todo armado, esta mina lo que despierta en la gente es increíble, porque si vos hablás con cualquiera de todos los que la están bancando acá, te hablan de ella con amor. Yo lo que veo es eso: ¡me encanta!".
Una bandera de la agrupación Tosco rodea el centro de este enorme espacio convertido en una nueva plaza. Están las cañas de La Cámpora. "Acá no se rinde nadie", dice la bandera de ATE. "Rosario para la Victoria", dice otra. Y amarrada a dos árboles quedó la bandera la Agrupación 17 de Agosto. Un hombre pasa con una remera de Jauretche. La calle canta un clásico: "El que no salta es de Clarín". Y el "vamos a volver", a cada rato.
Los militantes de La Cámpora salieron en "peregrinación" desde distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Uno de los grupos salió el lunes desde el Cruce Varela. Pasó por Calchaquí, enlazó con Quilmes, siempre a pie, y paró a comer paella en Bernal, antes de seguir camino a Crucecita para sumar columnas y llegar a Capital. Ya de día, Noemí Logiurato salió de Florencio Varela. Yiya, como le dicen, "igual a la Murano", quedó impresionada en la autopista: "Lo que pasaba era increíble, apenas te reconocías con otro auto, empezaban a sonar la bocinas. Veías pasar colectivos con gente cantando. Mucho autoconvocado. Personas solas. Y en un momento, no pudimos avanzar, bajamos y caminamos. Y en Madero veías a las compañeras limpiando las veredas que se paraban y hacían la V. Por eso te digo: no nos para la lluvia, ni nada, cuando es el corazón el que te mueve".
Roberto Lazcano se lanzó como pudo del subte B, expulsado por los que iban y venían en busca de una conexión con la línea C, hacia Retiro. "¡Quiero ir a trabajar!", se quejó un hombre. "¡Y si querés trabajar vení a defender el trabajo con nosotros!", le respondió Roberto, sombrero, gamulán, bastón, joyero de profesión, elegante y combativo. "¿Sabés qué hice yo hoy?", le dijo al hombre. "¡Les di franco a todos mis empleados!" Arturo Martínez se puso al lado. Llegó de Córdoba, estacionó el auto en Once y se subió al mismo subte. "¿Sabés cómo conocí a Néstor?", dice. "Por un primo. Mi primo estuvo preso en los 70. Ahora dirige una escuela, era la escuela más pobre de todas, hoy tiene panadería y fábrica de queso."
A esta altura, Roberto y Arturo como viejos amigos, tomaron un taxi, apurados, para no llegar tarde. El taxista primero escuchó. Después les dijo que estuvo muy bien durante los últimos años y muy mal con Mauricio Macri. Minutos después, lo dejaron: el taxi no avanzaba para ningún lado. "¿Sabés cómo se llama eso, no?", preguntó Roberto, bastón en mano, y no hablaba del taxista, ni de la calle repleta de olas humanas que iban hacia Retiro, ni de los que se paraban a saludarlo sólo por el pin que se puso en el pecho. Hablaba de la escuela de su nuevo amigo: "Eso se llama Néstor Kirchner".
Camino al bulevar de Comodoro Py, un abogado se puso a saludar a unos conocidos. Dijo que cerró el estudio y se vino. Y que puso un cartel: Aguante. Me voy a Buenos Aires. Llegó hace unas horas. Viajó con un empresario "argento", como lo presenta una mujer. Y él explica que también puso un cartel: "Cerramos para apoyar a CFK porque abrimos gracias a Néstor".
A los churros, churros, dice un vendedor. Mabel Gumy, 65 años, le pide uno. Está con su esposo, Oscar Pérez, 70, jubilados, viven mitad en Buenos Aires con los nietos, mitad en Mar del Plata. "Mira querida dice ella, somos de la generación de los 70. Lo que tenemos acá es una enorme alegría. Porque mirá, a pesar del odio, es como le dije una vez a Parrilli: ¡nosotros con ustedes recuperamos la juventud! ¡La alegría de ese cortísimo 73!". Su esposo dice algo. Y ella sigue: "Mirá, una vez, vino uno del PRO que repartía volantes, y me dijo que por mi edad no iba a vivir otra vez lo de Cristina. ¡Y mirá todo esto! ¡Lo estamos viviendo otra vez!".
En la calle, mientras cada quien busca acercarse al escenario, los cantos van y vienen como los que caminan. Unos salían desde el lado del puerto y corrían en dirección a Retiro. Otros, en dirección opuesta.
–¡Pero, hola! ¿qué tal? –se saludaron los jubilados, el empresario argento y el abogado. A esa hora volaban los cantos. Seguía la lluvia y volaban imágenes. Un chico les dijo que los grandes decían que esto era como el 17 de noviembre de 1972. El empresario argento, explica. Dice que es parecido pero distinto. Habla de la autopista Riccheri. Que los milicos te tiraban balas de goma. Que a Ezeiza ese día llegó sólo la militancia. Que en la radio te decían que iban a poner cadena nacional para que no vaya la gente. Que un día antes llovía torrencialmente. "Y para darte una idea de lo que era llegar a tiempo, tuvimos que salir al mediodía del día anterior y concentramos con los colectivos a la noche en Moreno. Esto es distinto. Primero, no estamos en dictadura. Y segundo, la gente es distinta. En estos años fue impresionante la participación, nos acostumbramos a participar, a ser parte, a ese –como dice ella– empoderamiento."
"Yo me llamo Andrea, tengo 46 años, soy de Capital, Caballito", dice una mujer. "Vine con mi hijo de 19 años y ahora él se fue a laburar. Pero me preparé para venir hace tiempo. Estoy acá porque viví un montón de cosas, a mí me devolvieron el orgullo de ser argentina. Me daba mucha vergüenza ser argentina por las cosas que habían pasado en el país. No vengo de familia peronista, ni tengo familiares desaparecidos, pero eso cambió cuando Néstor bajó los cuadros y pidió disculpas en nombre del Estado por los 30 mil, por eso dije: tengo que estar acá."
Una señora avisa que Cristina terminó de declarar. Corren las voces. Alguien pregunta de nuevo cuántos somos. Todo el mundo hace números. Y llueve otra vez. Lluvia finita. Se agitan las banderas, vuela un globo. La agrupación Aníbal Verón sostiene una enorme cara de cartón con la imagen de Néstor Kirchner. Está la rosa peregrina de Daniel Retamar. Desde el escenario mencionan a las Madres de Plaza de Mayo. Andrea llora. Una mujer escucha radio y dice que no logra enganchar una AM porque no tiene una aplicación. A cien metros del escenario no se ve ni el escenario, ni el árbol que dicen que lo tapa, ni a Cristina. Pero algo empieza a escucharse. Pasa una mujer con una radio enorme envuelta en una bolsa de plástico. Dice que es Laura, de Merlo. Y que la 1030 pasa la noticia. Los trabajadores de Tiempo Argentino venden un nuevo número del diario a 20 pesos y piden que se difunda que van a salir a la calle otra vez como cooperativa. Arturo le dice a Roberto, el joyero, que Macri ganó las elecciones en Córdoba gracias a la cadena informativa. "Ay –le dice Roberto–, no me lo digas así que me hace acordar a Muñoz cuando acá estuvo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos."
Un señor tiene puesta una remera del MUP: Patria o Buitres, dice. El de al lado es Silvio Galarza, 44 años, secretario general del MUP de Berazategui, chofer de micro de larga distancia. "Vengo a defender el proyecto nacional y popular, en contra de los oligarcas que nos gobiernan. Vinimos por militancia y no porque, como dicen, nos dieron 500 pesos para venir. Vengo porque la conductora es CFK. Eso, más la continuación del proyecto, es lo que venimos a buscar, el proyecto de inclusión social."
"¿Alguien necesita corticoide para el gas pimienta?", pregunta uno de los pibes de San Miguel. Es enfermero, y vino preparado para primeros auxilios en el país del Protocolo de Seguridad de la ministra Patricia Bullrich. Dos policías se agarraron con una persona. Se sumaron algunos militantes. La cosa pasó rápido, pero antes de irse los policías tiraron gas.












Apoyos desde el interior



Militantes kirchneristas se concentraron ayer en distintas ciudades del interior del país para manifestar su apoyo a la ex presidenta Cristina Kirchner mientras se presentaba en Comodoro Py. En Tucumán los manifestantes con banderas de La Cámpora y otras organizaciones políticas se concentraron en la puerta del juzgado federal. En Rosario se expresaron con banderas y pancartas sobre el boulevar Oroño. En Córdoba la concentración fue en la plaza Vélez Sarsfield, frente al Patio Olmos.
















El mensaje de Maradona


En su página de Facebook, que tiene más de 7 millones de seguidores de todo el mundo, Diego Maradona publicó ayer un mensaje de apoyo a Cristina Kirchner. "Yo sé que a muchos no les gusta que hable de política, pero quiero decirles que hoy me siento más cristinista y justicialista", sostuvo el Diez. "Y que espero que esta vez la justicia no se equivoque, como se equivocó conmigo hace unos días", añadió, en referencia al fallo a favor de su ex mujer, Claudia Villafañe, en una disputa de bienes. "Yo voy a seguir luchando, apelando a otros jueces. Porque la justicia tarda, pero llega", dijo Maradona y culminó: "Todo mi apoyo a Cristina y aguante La Cámpora".










Repudios



El Sindicato de Prensa de Buenos repudió los hechos de violencia sufridos ayer por Diego Ricciardi (Crónica TV), Mercedes Ninci (radio Mitre) y otros trabajadores de prensa durante la cobertura de la declaración de la ex presidenta Cristina Kirchner en Comodoro Py. "El accionar intolerante atenta contra la libertad de expresión y contra el legítimo derecho de los periodistas de ejercer su profesión", advirtió el SiPreBA. Ninci fue apartada a la fuerza por mujeres con pecheras de La Cámpora del lugar donde pretendía efectuar la cobertura. "Me golpeé la cabeza, me empujaron, me caí de cabeza", repitió. "¿Para qué mierda están los policías?", se quejó. El episodio también fue repudiado por la Comisión Interna de Canal 13/TN. El hecho que afectó a Ricciardi fue simultáneo a la presión que recibieron algunos móviles de televisión para que desalojaran el lugar donde estaban apostados.













OPINION

El día que volvió


Por     Luis Bruschtein

El retumbar incesante de los bombos suena siempre a corazón latiendo. En el fútbol o en la política es un pulso de vida que llena la ciudad. Para algunos es barbarie, para otros ciudadanía. Los bombos retumbaron desde la madrugada en zonas hostiles como Recoleta y Tribunales. La nueva generación de militancia quiere su momento épico, como el 17 de octubre de los abuelos y el 20 de noviembre de sus padres. Amaneciendo, encapotado, fresco, con lluvia, día laborable, lo peor para ir a esperar y defender. Es más liviano que sacar a Perón de la cárcel o recibirlo del exilio en medio de una dictadura. Esta vez es evitar que metan presa a Cristina. Es lo que dice el retumbar de los bombos en toda la ciudad. Hay pibes que se quedaron en vela en Recoleta, frente al departamento de Cristina, entre vecinos paquetes sacados de quicio. Hay otros que levantaron carpas en Tribunales. Las guardias en el edificio Libertad están redobladas. Hay carpas en sus veredas. Llueve y el agua empapa las ropas y chorrea por los cuerpos, pero los pibes saltan y cantan y en Retiro son ríos humanos que salen de las bocas del subte o llegan por plazas y avenidas. "El que no salta tiene cuenta en Panamá" o algo así cantan. Otras rimas están dedicadas a Macri y muchas más a Cristina que es el eje de la convocatoria: "Che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar". No es chiste, va de promesa.

Todos vieron el video viralizado de Macri el día de su discurso en el Congreso, cuando mira por la ventanilla del auto y ve que nadie se movilizó para escucharlo o saludarlo. Es su primer discurso y nadie se acercó ni para verlo pasar. Está solo y se resigna: "debe ser porque el tiempo está feo". La gente no fue porque el tiempo está feo. Todos lo recuerdan y lo comparan. "Ni siquiera llovía", dice un cuarentón. Otro lleva un cartel que dice: "Me pagaron mil pesos para que no venga". Otra piba se acuerda de la justificación de Macri y grita "contra viento y marea reventamos Comodoro Py". La comparación es insistente, con lluvia y todo, en día laborable, la multitud crece y crece. A Cristina no la van a dejar sola. El tiempo fue un protagonista importante. La tormenta puso su cuota de dramatismo. La lluvia paró cuando Cristina se puso a hablar y el sol salió cuando estaba terminando. "Ahí lo tienen dijo Cristina aún en la peor tormenta, el sol siempre está". Y salió del escenario. Sobre el pucho empezaron a sonar los Redondos con "Juguetes perdidos": "Cuando la noche es más oscura, se viene el día en tu corazón".

"Se la dejaron picando" dice un hombre a su compañero mientras avanza desde Retiro hacia los Tribunales. "Estos se creen que ella es como ellos, todavía no la conocen." "Ella" vio el momento de volver. La citación de Bonadio fue un regalo para que su regreso después de varios meses de silencio se convirtiera en el centro del escenario, con un presidente fugado en las provincias y con la ciudad en vilo por la movilización popular. Fue protagonista excluyente con un fuerte discurso ante una abigarrada multitud que había esperado todos esos meses para volver a escucharla. Destrozó a la corporación judicial y recordó que las persecuciones por supuesta corrupción siempre fueron contra gobiernos populares como los de Yrigoyen y Perón. Hubo un sistema judicial cómplice con esas persecuciones y con los golpes militares que las movilizaron, explicó. Poco antes, un grupo de trabajadores judiciales había colgado desde la terraza del imponente edificio de los Tribunales un inmenso cartel del Sindicato de Trabajadores Judiciales (Sitraju) con las figuras de Néstor y Cristina Kirchner y el sello de la CGT. La multitud siguió desde el suelo los tironeos entre los trabajadores y el personal de seguridad que quería retirar el cartel. "Hay muchas excepciones, por supuesto. No toda la Justicia ha sido así, agregó Cristina. Los del cartel son los muchachos que se oponen a Piumatto" (el titular de la UEJN que se respalda en la corporación judicial y está en la CGT de Moyano). Desde todas las ventanas del edificio se apiñaban empleados y funcionarios judiciales y algunos saludaban a la multitud y acompañaban las consignas. Enfrente, desde el comando de la Armada, varios empleados salieron al jardín para escuchar a Cristina y sacar fotografías. Pero a los pocos minutos un oficial los invitó a que regresaran al edificio.

La cantidad es lo de menos. Había la suficiente como para que el acto fuera un éxito. De vereda a vereda, con un bulevar el doble o triple de ancho que una avenida común, la muchedumbre estaba muy apretada desde un poco más allá de los Tribunales, hasta la vía del tren, unas cuantas cuadras más atrás, y se extendía por las dos laterales de acceso. Los organizadores dijeron 250 mil, la policía de la ministra Patricia Bullrich volvió a los viejos cálculos mezquinos y dijo 12 mil. Los medios oficialistas sacaron fotos aéreas desde la luna donde los espacios vacíos, donde terminaba la concentración, por la perspectiva se veían más grandes que los llenos. Había mucha gente a pesar de la lluvia y de que se trataba de un día laborable. Fue mucha gente y es probable que mucha más se haya quedado en su casa por el mal tiempo o fuera a trabajar para no perder un día de salario. En esas condiciones no hay otro dirigente político, gremial o social que convoque una multitud como ésa.

Un periodista pregunta si se vieron columnas del PJ. Es lo que está en discusión. Los medios oficialistas dirán que no hubo suficiente peronismo. Hay carteles de Fernando Espinoza, el dirigente de La Matanza; de Alberto Descalzo, de Ituzaingó y de otros. Por el micrófono se escucha la adhesión de 70 intendentes y que en el palco ya están Espinoza, Mario Secco, de Ensenada; Jorge Ferraresi, de Avellaneda; Patricio Mussi, de Berazategui, y numerosos intendentes bonaerenses desde Cañuelas hasta Areco. La concentración es un caos de banderas, carteles y cartelitos caseros. Se distinguen los de La Cámpora, el Movimiento Evita, Martín Fierro y otros pero hay gran cantidad de agrupaciones barriales General Perón o Evita y las 20 verdades o Hugo del Carril que seguramente provienen de los distritos de esos intendentes. La marcha peronista no se pasó por los altoparlantes, pero a la salida numerosos grupos la cantaron y otros siguieron con sus consignas. Cristina relató que una de sus respuestas al juez Bonadio, que la acusa de asociación ilícita, fue que "la única asociación en la que participé fue el Poder Ejecutivo Nacional, por mandato del 46 y el 54 por ciento del pueblo...Y también del Partido Justicialista –bromeó–, aunque para ser amplia no insistí con esto". Si no es todo el peronismo, es una parte importante. La convocatoria de Cristina trató también de ordenar la interna del PJ, como si hubiera dicho, "noso- tros somos muchos, el que se va pierde". Fue crítica con el Gobierno y con los que han acompañado desde distintas vertientes las políticas económicas del oficialismo, desde Moyano hasta Bossio. Pero dejó la puerta abierta. Lo que dio a entender fue: "Divididos no ganamos, hay que juntarse y ordenar la casa". Ese fue el mensaje para los peronistas. "Hay que convencer de que se equivocó a la gente buena que votó a Macri engañada por medios o periodistas que ahora se descubre que fueron financiados por los fondos buitre", agregó.

Por ahora ese acercamiento pareciera no darse: Una señora mayor, muy malhumorada por la cantidad de muchachos que estaban gritando consignas en la estación de subte de Retiro, exclamaba en forma bastante grosera:"¡Déjenme pasar que yo trabajo!" "Y nosotros venimos aquí para que usted no pierda su trabajo", le respondió una de las chicas en buen tono pero poco amistoso. Son diálogos urbanos. Un muchacho jovencito, trepado a la reja que rodeaba el Edificio Libertad, escuchaba el discurso de Cristina como si le estuviera hablando a él. "Tenemos que hablar con todos –decía Cristina–, hay muchos que no se consideran kirchneristas." "¡¡¡Yo sí!!!", gritó el pibe. Y Cristina siguió con el tema del amor al otro. "Yo veo que en estos días con todos los problemas que tiene la gente hay poco amor en movimiento." "¡¡¡Yo te amo a vos, Cristina!!!", insistía el quía. Pero disintió cuando la ex presidenta habló de los disidentes del PJ y el pibe se acordó de Bossio y toda su parentela.
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Es una historia interesante sobre el carácter peronista o no de este acto, o sobre el devenir del peronismo y sus raíces o sobre la militancia popular si se quiere. Raúl es flaco y tiene el rostro enjuto con algo de barba entrecana. El pelo se le pegó a la cabeza por la lluvia y parece más flaco todavía. Saluda como alguien conocido en este métier de los actos callejeros. No le importa la lluvia. Tiene una historia: El 16 de junio de 1955 su padre se había empilchado con cuidado porque era su primer día de trabajo en la Fundación Eva Perón. Nunca pudo llegar porque murió en el bombardeo de aviones de la Fuerza Aérea argentina contra civiles en la Plaza de Mayo en el levantamiento contra el gobierno del general Perón. Para los peronistas, su papá es un prócer, es alguien que perdió la vida a manos de los antiperonistas. Y Raúl tiene su propia carga. La persona que lo conoce lo presenta como "un militante del carajo".








OPINION

Un frente de hecho



Por    Martín Granovsky

La presencia masiva junto a Cristina Kirchner en Comodoro Py confirmó que hoy es la dirigente política con mayor capacidad de movilización de la Argentina. Sin embargo, su discurso pareció indicar que ella no vive con exitismo esa potencia movilizadora. Por eso mismo, quizás, no propuso ayer un frente cristinista sino un frente ciudadano. Y ni siquiera se postuló para liderarlo.
¿Cristina apuesta a un proyecto sin organicidad previa?
Aunque habrá que esperar para saber la respuesta exacta, a primera vista se trata de un proyecto que se iría plasmando en la práctica.
El punto de partida sería traducir en política la experiencia cotidiana de cada uno. Más allá de por quién votó el 22 de noviembre, ¿está mejor o peor que antes luego de las que Cristina Fernández de Kirchner llamó "calamidades" del gobierno de Mauricio Macri?
El intento apuntaría a capitalizar y organizar en primer lugar a los descontentos o a los desencantados, y ni hablar de los arrepentidos que votaron por Macri, y a ponerlos en sintonía con los opositores de la primera hora.
Aunque hubo una mención a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pulverizada por Macri, la lista de calamidades abarcó más bien el día a día del bolsillo, la salud, la educación, la tristeza de haber perdido el trabajo o la incertidumbre de perderlo. Es coherente con esa agenda que la primera mención de la ex presidenta haya sido el sindicalismo. Las tres centrales con la sigla CGT y las dos con la sigla CTA llegaron antes que nadie a la conclusión de que es preciso impedir los despidos y no centrarse en el voto de cada uno el 25 de octubre y el 22 de noviembre. Las cinco centrales harán una jornada de protesta conjunta el próximo 29, como adelanto de la conmemoración del Día del Trabajador del 1ª de Mayo. Y ya están trabajando en el Congreso con todos los bloques para lograr una ley que impida las cesantías por un año. Ese motivo llevó a Cristina a mencionar en su discurso al Congreso. Es el lugar de mayor fortaleza del peronismo o el Frente para la Victoria y también es el sitio donde ya hay negociaciones para articular mayorías temáticas –o sea no permanentes– que permitan instalar temas antipáticos para el Poder Ejecutivo.
Una organicidad mayor de ese frente ciudadano chocaría con la interna peronista y con el juego del Frente Renovador de Sergio Massa, que combina la aprobación a medidas del oficialismo como el acuerdo con los holdouts y el reclamo por la severidad del ajuste de tarifas.
Una organicidad menor o nula daría la chance de una acumulación interesante de masa crítica contra el Gobierno. También privaría al Gobierno de un blanco fijo.
Una frase del discurso de ayer tal vez haya marcado la prudencia de Cristina para no apostar, al menos por ahora, a su liderazgo, una decisión congruente con la lectura histórica según la cual no es la dueña del 48 por ciento que no votó por Macri.
Esa frase también va en dirección de la búsqueda de acuerdos temáticos en un frente ciudadano que podría ser, en rigor, un frente de hecho.
"Cada uno es un dirigente", dijo.
Una traducción podría ser: "No se la pasen mirando qué hago yo". Otra: "No miren especialmente a nadie". Otra más: "Que cada uno juegue más fuerte".
Si esta interpretación se ve confirmada en los hechos, sería un llamado a tejer acuerdos amplios y a persuadir. Exactamente lo contrario de hacer política con el odio o con el simple acto de autoafirmación kirchnerista.











Empleados arrestados

Durante la movilización en los tribunales federales de Comodoro Py, la policía detuvo a dos empleados judiciales que colgaron una bandera en el octavo piso del edificio mientras se desarrollaba la declaración indagatoria de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los detenidos quedaron a disposición del juez federal Rodolfo Canicoba Corral.
Según fuentes judiciales, los dos detenidos entraron al edificio con credencial del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires y colgaron la bandera en un balcón del octavo piso. Cuando empleados del edificio los vieron en el balcón, al que accedieron a través de un ventiluz, intentaron que se retiraran del lugar y ante la negativa, avisaron a la policía.
Ambos se negaron a dejar ese lugar y fueron arrestados cuando la ex presidenta llegaba al edificio. Los empleados también fueron vistos por una fiscal del fuero de menores que trabaja en ese piso y tras intentar sin éxito que se fueran del lugar, avisaron a la policía que los llevó detenidos a la comisaría 46ª.






LAS REACCIONES DEL DISCURSO DENTRO DEL FRENTE PARA  
LA VICTORIA

Centrados en el llamado a la unidad



Daniel Scioli destacó la necesidad de "reformular un frente entre todos los sectores del campo nacional y popular". Varios dirigentes hablaron de un mensaje de "unidad". También resaltaron el liderazgo de la ex presidenta.
Dirigentes territoriales, legisladores y ex funcionarios estuvieron ayer 
en Comodoro Py.
La dirigencia en pleno del FpV marchó bajo la lluvia a la par de la militancia y se mezcló entre la multitud que frente a los tribunales de Comodoro Py apoyó a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante su indagatoria en el marco de la causa por la venta de dólar futuro. Ex miembros del gabinete del gobierno anterior, diputados y dirigentes territoriales festejaron el regreso de la ex presidenta a la arena política, señalaron que la causa forma parte de una "persecución política" con el objetivo de "distraer la atención del ajuste que lleva adelante el macrismo" y celebraron la iniciativa de conformar un "Frente Ciudadano" a partir de la defensa de los logros socioeconómicos del kirchnerismo, incluso Daniel Scioli, quien no estuvo en la movilización pero apoyó el discurso de CFK.
Daniel Scioli (ex candidato a presidente): "La ex presidenta hizo un llamado muy claro a reformular un frente entre todos los sectores del campo nacional y popular, actualizando el espíritu que tuvo durante los doce años de gobierno. Ella fue clara: los problemas que hay en la sociedad atraviesan a todos los sectores. La propia gente nos va a ir llevando a estar unidos para defender lo que sostuvimos en años de gobierno y lo que dijimos en campaña. Todo lo que está pasando yo lo alerté. Ahora, hay que tener cuidado con creer que la forma de frenar la inflación sea más ajuste, más suba de tasas, menos producción y más especulación financiera. Cristina planteó que hay que corregir ese rumbo que se está tomando. Es una advertencia".
Héctor Recalde (jefe del bloque de diputados del FpV): "En un día de lluvia reaparece Cristina y se vuelve un día peronista porque salió el sol. La movilización demostró la calidad de estadista y de líder de Cristina. Detrás de esto no pueden decir que hay choripanes. Si desde el Gobierno quieren verla presa y hay algún juez complaciente, tal vez lo puedan obtener. No es casualidad que cada vez que pasa algo con el Gobierno, hay aumentos o le descubren una cuenta a los Macri, avanzan contra uno de los nuestros".
Andrés Larroque (diputado nacional): "Hay una gran expectativa del pueblo puesta en la figura de Cristina, en quien ve un símbolo de un tiempo muy cercano en el cual las cosas eran distintas. La batería de causas judiciales, que vienen de hace tiempo y son parte de los arietes que tiene el poder en el país para desgastar a los movimientos populares sólo buscan ocultar la política económica del Gobierno, que está generando descontento y malestar".
Fernando Espinoza (presidente del PJ bonaerense): "Tras el mensaje de Cristina urge conformar la mesa de diálogo multisectorial que venimos convocando. Ella nos trajo un mensaje de unidad para todos los argentinos, en estos tiempos de angustia por la situación económica y social. Nunca hubo una multitud semejante en los Tribunales de la Argentina, esta va a ser una fecha histórica. La movilización demuestra que Cristina es una líder por naturaleza".
Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro): "Volvió. Volvimos. Por si alguien tenía dudas, quedó absolutamente clara la vigencia del kirchnerismo, del proyecto nacional y popular y de la conducción de Cristina. Bastaron 120 días para que el gobierno de Macri demostrara que su única intención es recuperar los privilegios perdidos por las corporaciones y arrasar con los derechos del pueblo. Gran parte de la sociedad siente que al volver Cristina, vuelve alguien que la protege, que la ampara, que luchó y luchará por los derechos de todos y todas".
Agustín Rossi (diputado del Parlasur): "El pueblo se siente perjudicado por las políticas que lleva adelante el Gobierno, y por eso no hay que preguntarle a nadie a quién votó, sino llamar a la unidad, de donde salgan iniciativas legislativas".
Daniel Filmus (diputado del Parlasur): "Impresionante la multitud. Hubo un clima de mucha emoción que tiene que ver con todo lo que se hizo en estos doce años. Mucho cariño y alegría de la gente que durante su gestión mejoró su calidad de vida. Y muy buen discurso: hay que unir en un gran frente a todos los que se oponen al ajuste y la entrega".
Carlos Heller (diputado nacional): "Cristina es una líder política de verdad, auténtica, y no está siendo perseguida por lavado de dinero, sino porque en doce años se afectaron intereses poderosos que están cobrando venganza y que no quieren que ciclos como el kirchnerismo se repitan. La ex presidenta declaró en una causa en la que ni siquiera estaba mencionada por el diputado Negri y el senador Pinedo, quienes hicieron la denuncia, lo que demuestra que está hecha por el Gobierno a través de sus voceros".
Carlos Tomada (legislador porteño): "Una multitud acompañó a Cristina porque el pueblo sabe quién es y qué representa. Cristina está soportando una persecución judicial como el brazo visible de una persecución que es política".
Fernando Navarro (diputado provincial): "A Cristina se la combate por sus aciertos, no por sus errores. Quienes antes utilizaban las dictaduras, ahora judicializan la política. Este gobierno en 120 días no tomó ninguna medida en favor de los sectores populares. Debemos unirnos los que defendemos el trabajo, el salario, la equidad y la igualdad".
Carlos Castagneto (diputado nacional): "La demostración del pueblo fue contundente. El pueblo necesitaba escucharla, abrazarla. Fueron 120 días donde cambió para mal la realidad de muchos argentinos. Cristina nos invita, desde un Frente Ciudadano que nos convoque a todos, a participar y cuidar nuestras libertades para crecer".
Jorge Taiana (presidente del Parlasur): "Cristina fue citada en el marco de una causa disparatada, lo que disparó que miles de argentinos fueran a darle el apoyo que necesitaba. Hubo una multitud entusiasta, en un día de lluvia, en un horario laboral, que recuperó el vínculo con Cristina. Cristina hizo una definición histórico política sobre la persecución de los gobiernos populares, que persiguen quitarle derechos al pueblo. Volvió a la escena política con mucha fuerza. Incluso interpeló a aquellos quienes votaron al Macri que en campaña decía que no iba a hacer el ajuste que finalmente hizo".







Nunca Más


Por     Verónica Torras   *

La lucha contra la impunidad tiene en nuestro país una genealogía muy precisa. Está asociada al esfuerzo que por décadas realizaron los organismos de derechos humanos para mantener vigente y hacer efectiva la demanda de Juicio y Castigo a los responsables de desapariciones y ejecuciones masivas, torturas y supresión de identidad, entre otros crímenes. El Nunca Más expresa la asunción social y política de este mandato. Al mismo tiempo que condena el horror, pone un límite a su repetición futura, y es por eso que ha funcionado como cláusula de fisura entre terrorismo de Estado y democracia. Parecería imposible ignorar la cualidad intransferible de ambos preceptos teniendo en cuenta su contexto de surgimiento y la experiencia única a la que remiten, pero en los últimos días se ha hecho un uso bastardo de las expresiones "nunca más" y "lucha contra la impunidad" al que deberíamos prestar atención. La fuerza de invocación de ambos lemas ha sido puesta en juego para prestar legitimidad a otras causas, desde todo punto de vista, incomparables.
En estos más de treinta años de democracia no han sido pocas las situaciones en que la sociedad resignificó estas voces tan marcadas en torno de nuevas luchas. El propio movimiento de derechos humanos se ha reconfigurado a lo largo de su historia a partir del encuentro con otras tradiciones de resistencia y se ha convertido en bandera transversal del activismo: sindicatos, movimientos sociales, de campesinos e indígenas, organizaciones que actúan contra la violencia institucional, movimientos ambientalistas, activistas de género, entre otros, forman parte de este universo expandido. Estas nuevas fronteras se han ido gestando desde una dimensión empática que en ningún caso supone un aprovechamiento mezquino o frívolo de la historia, y menos aún su desmedro, sino por el contrario una acumulación articulada de luchas y aprendizajes.
Pero no estamos hoy frente a este mismo orden de reinscripciones, sino frente a otra matriz, que no es acumulativa sino sustractiva. Puede ser útil consignar algunos de sus precedentes. En los últimos años, se incurrió muchas veces en un uso impreciso y descontextualizado del término autoritarismo para referirse al gobierno nacional que concluyó su mandato en diciembre pasado, se intentó presentar la muerte aún no esclarecida por la justicia del fiscal Alberto Nisman como un crimen de Estado, se demandó la imprescriptibilidad de delitos que no constituyen graves violaciones a los derechos humanos y se propuso la creación de una Conadep de la corrupción. Si unimos estas puntas con la expresa vocación manifestada por este gobierno de "retomar la vigencia del Estado de derecho en Argentina" según lo informó el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, en una audiencia sobre la ley de medios convocada recientemente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, podemos cerrar el círculo. Para marcar este fraguado pasaje de la dictadura kirchnerista a la democracia macrista es necesario un nuevo Nunca Más. La lucha contra la impunidad es el talismán que consagraría de antemano el éxito social de esta empresa punitiva fundacional.
Nadie duda de que la lucha contra la impunidad sea una tarea fundamental de las instituciones en democracia. Pero eso no habilita una retórica de peras con manzanas, funcional a la relativización de los delitos más graves cometidos en nuestra historia reciente, tal como se desprende de las palabras que el presidente de la Corte Suprema de Justicia formuló al inaugurar el año judicial: "así como hubo un 'Nunca más' para las violaciones a los derechos humanos (...), ahora tenemos una política de Estado contra la corrupción y decimos 'Nunca más' a la impunidad". Una confusión de orden similar se había planteado en un video que la Corte presentó el año pasado reuniendo a los desaparecidos y asesinados durante la última dictadura con las víctimas de la tragedia ferroviaria de Once y las de República Cromañón, los atentados a las sedes de la embajada de Israel y de la AMIA, y Nisman, entre muchos otros. Qué duda cabe que el Poder Judicial es el encargado de esclarecer estos casos, imponer castigos a quien corresponda y llevar reparación a las familias. Pero ¿no peca de tautológico el poder encargado de hacer justicia cuando define la lucha contra la impunidad como política de Estado? Y si efectivamente el nuevo gobierno valora los juicios por delitos de lesa humanidad y ha decidido por ello sostenerlos ¿no debería ser riguroso a la hora de proponer metáforas que los asuman como referencia?
La sobreactuación lleva implícita una equiparación entre circunstancias de naturaleza incomparable. Igualar el concepto "terrorismo de Estado", de contornos precisos y ominosos en nuestro país, en gran medida por el aporte fundamental de las víctimas y la labor desarrollada en todos estos años por jueces y fiscales; con la categoría genérica y difusa de "corrupción", que no remite a un delito tipificado en nuestra legislación ni puede ser emparentada con graves violaciones a los derechos humanos, es impropio pero además dañino. Se trata de un forzamiento que conduce a vaciar y minimizar la experiencia del terrorismo de Estado. Esa síntesis sustractiva está en la base de la nueva trazabilidad que se propone para conceptos emblemáticos de nuestra historia.
Y de todos modos, queda un interrogante no menor, pues ¿quién podría ofrecerse como garante de este nuevo Nunca Más, si prospera? Parece una tarea difícil para el presidente, después de que los papeles de Panamá han develado su participación en un sistema corporativo de impunidad de escala global. Todo se re-significa: los voceros de la anti-impunidad justifican sus empresas offshore por el exceso de regulaciones mientras rebajan con agua de otro pozo los delitos de lesa humanidad.
*   Licenciada en Filosofía por la UBA. Es consultora del CELS y doctoranda en Derechos Humanos por la UNLA.


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