lunes 27 de junio de 2016
OPINIÓN
En medio y después de López
Por Eduardo Aliverti
Hay algo que ya no requiere de comprobación en torno de ciertas consecuencias del caso López, porque las pruebas quedarían tan a la vista como la plata que intentó ocultar. Vayamos por partes de menor a mayor.
Sigue en duda cuáles serán los efectos políticos concretos de lo que Edgardo Mocca bien definió, entre otros señalamientos, como corrupción más show. En el kirchnerismo, dirigencial y parlamentariamente expresado, se profundizan unas deserciones que en realidad venían asomando antes de las andanzas en el monasterio. La historia peronista abunda en ejemplos reveladores de que la potencia de ese movimiento tiene serios problemas para funcionar sin una jefatura contundente, porque en esencia se trata de una máquina habituada al ejercicio del poder y éste, ya se sabe, es impracticable o defectuoso si hay carencia del liderazgo firme. En todo caso pueden suceder críticas internas, discurridas en voz baja; o producción de fugas que, si es por el peronismo, nunca terminaron en final feliz. Kirchner y Cristina podrán haber sido una anomalía inesperada tras la crisis de comienzos de siglo, pero ni sacaron los pies del plato territorial peronista ni quienes en él se atragantaron con ambos fueron capaces de cuestionar su soberanía. Durante el segundo mandato de ella, y en particular desde 2013, arreciaron los cuestionamientos intestinos por las formas de gobernar. Sin embargo, fieles al estilo de no ir jamás al choque contra la punta de la pirámide, nada salió a la superficie explícita. Acontecida la derrota electoral, sobrevino un pase de facturas cuya intensidad preanunció lo que hoy ocurre. Y es que, fundamentalmente en el tramo entre primera y segunda vuelta, cuando la militancia de abajo y la energía de tanta gente suelta resultó conmovedora, quedó (o pareció quedar) claro que era una elección ganable para el kirchnerismo; que fueron más los errores propios que las virtudes ajenas; que unos ajustes sobre la marcha hubieran alcanzado para evitar el triunfo macrista, así fuera por el mismo pelito con que ganó la derecha. Es probable que ese convencimiento o esa presunción jueguen un papel importante en los pases de cuentas que hoy se observan, sumado a que Cristina no reasume formalmente la dirección del sector y a que la ofensiva mediático-judicial es tremenda. Cabe hacer diferencias, aunque no sea lo sustancial. Los diputados del Movimiento Evita que se fueron del bloque no lo hicieron precisamente en el momento más adecuado, y renuevan el debate acerca de si las bancas pertenecen a las personas o las fuerzas por las cuales llegaron a ocuparlas. Pero quienes fugaron no son lo mismo que José Alperovich y otros tantos que, alegre y hasta despectivamente, dicen hoy que el kirchnerismo se terminó, sacando un pecho que bien se guardaron cuando las papas no quemaban. Aquéllos representantes abandonaron el Frente para la Victoria por entender que, aun cuando no se tenga nada contra Julio de Vido, las cosas no están –López mediante– para entrar en polémica parlamentaria sobre protección de fueros. Y eso es tan cierto como que el ejemplo es aleatorio. Lo que pretende significarse es que hay gente yéndose del kirchnerismo, y alguna muy valiosa, que no se iría si hubiera conducción política. No hay nadie que la contenga, más allá del juicio que merezcan sus actitudes.
Con el FpV en esa catarsis que lo arrincona, defendiéndose mal del enseñoreo macrista, la alianza Cambiemos tampoco las tiene todas consigo aunque parezca lo contrario. Observado otrora como alguien incapaz de construir a largo plazo una fuerza con volumen de disputa por el poder, Sergio Massa afloraría hoy como el tributario de un kirchnerismo en retirada y de un Gobierno que más se basa en la impresión popular por la corrupción K –con López como ícono– que en función de la confianza despertada por sus medidas. En un aspecto, eso le gusta poco al macrismo gubernativo. Les gusta a sus agentes mediáticos, que representan el interés de que toda la dirigencia política sea estimada como una basura incorregible para, de vuelta, otra vez de vuelta, confiar en el paradigma del gran empresariado. Los gobiernos pasan pero los negocios quedan. Así, una cosa es la patronal en cuyo nombre de clase se gobierna y, otra, el hedonismo del Mundo PRO, que necesita convencer políticamente para conservar el poder, no pasar papelones, demostrar que son gerentes sensibles y eficaces para mejorarle la vida a la gente. Y eso es lo que está lejos de pasar. Lo que pasa es López, no que la economía está bárbara o con buenas expectativas: ni en lo macro, ni en el andar cotidiano de lo que sale ir a la verdulería o el miedo a perder el trabajo. La síntesis de esa contradicción, por definirlo de alguna manera, es un escenario político de salida indescifrable (o ése podría ser el adjetivo más apto). El kirchnerismo está groggy como representación política, pero se supone que sus conquistas materiales continúan latentes por aquello de que López no reemplaza a que las mayorías vivían mejor hasta diciembre del año pasado. El macrismo – ese "ismo" merece ser puesto en interrogante grave porque, como cuando Menem, a nadie le gusta ser identificado con semejante falta de épica – cuenta con lo que le falta a los demás mucho antes que con lo que le sobra. Y los demás, como Massa, van mordiendo de lo que resulta de esa decepción e incertidumbre masivas, pero no pintan como edificadores de algo convocante o meramente superador de las elecciones de medio término en 2017. Es un galimatías despejar el horizonte, como no sea que, a río revuelto por la crisis de representatividad política, ganancia de los pescadores que después terminan en los Trump, los Macri, los Brexit, las xenofobias, los Capitán América del libre mercado, los supuestos outsiders que inevitablemente acaban jugando para los sistemas de exclusión social.
También sigue en duda hasta dónde llegará esta pretendida mani pulite que por ahora va en una única dirección y que en algunos sectores del Gobierno abre signos interrogativos sobre sus efectos finales. De hecho, los efluvios del caso Báez, conocidos como la ruta del dinero K, venían sufriendo merma periodística al advertirse que el trayecto podía y puede picar muy cerca del elenco gubernamental. Pero lo de López rehabilitó la sed de venganza y ya no transcurre día, como ocurrió la semana pasada, sin que se produzca alguna arremetida judicial, sea técnicamente seria o más bien ridícula. Los medios andan de festín y de paso relegan que no hay ni lluvia de inversiones, ni despegue económico paulatino ni nada que se le parezca. Ningún índice se presenta alentador, porque incluso el retroceso inflacionario tiene su causa en la recesión a que dio lugar la pérdida masiva del poder adquisitivo. Lo único que mejoró fue el intercambio comercial de mayo, de la mano de los precios agrícolas pero reflejando un proceso reprimarizador de las ventas externas porque caen a su vez las exportaciones industriales. Sólo crece el agro, dicho en otros términos, por obra de las desregulaciones. Con eso no alcanza. El informe del Instituto de Trabajo y Economía (ITE), de la Fundación Germán Abdala, repara en que ese impulso del agro tenderá a extinguirse hacia el segundo semestre y que el consumo asalariado podría presentar una tenue recuperación hacia fin de año, vinculada a mayores ingresos por paritarias y una desacelaración de las tasas inflacionarias. Pero será difícil, como señala el documento, que en este nuevo esquema económico el poder adquisitivo de los trabajadores recupere los valores que presentaba a mediados del año pasado. También se conocieron los datos del Indec, que contabilizan una suba de más de 16 mil millones de dólares de la deuda externa, sólo entre enero y marzo últimos, pero sin contar la emisión de bonos por otros 16.500 millones para pagarles a los buitres. Este nuevo ciclo de endeudamiento masivo es posible porque Cambiemos recibió al país en muy buenas condiciones del frente externo de su economía, con el pequeño detalle de que ahora se reinicia la lógica que nos condujo al desastre de 2001. Todo lo que entra es capital especulativo y el programa oficial se reduce a achicar el costo salarial en dólares, que es el objetivo primero y último.
La pregunta que sigue cayendo por su propio peso es si el Gobierno conseguirá administrar las condiciones políticas para que el cuerpo social acepte este contrato de ajuste, sólo enfocado del medio hacia abajo. Y es en ese punto cuando, al menos por el momento y con visos de permanecer y hasta incrementarse, influye pensar el pasado reciente como sólo delictivo. Construir esa subjetividad, conduciéndola desde el aparato mediático y judicial, es indispensable para la derecha gobernante. Todo poder, de cualquier tiempo y lugar, necesita ayudarse de un relato. Y si hubo el K, basado en la reparación de las mayorías, el M se vale, por más increíble que parezca, de la lucha contra la corrupción (solamente la anterior, se sobreentiende).
Más luego, y es en esto cuando no parecen quedar dudas: si por cada corrupto real o inventado que aparece se incrementa la gente dispuesta a aceptar el cualunquismo y a renunciar a derechos sociales que, como se ve, no estaban conquistados para siempre, habrán ganado.
OPINIÓN
Las cosas por su nombre
Por Mempo Giardinelli
A la vista de todo lo que se está destapando sobre la corrupción de los últimos años – que es absolutamente repudiable y sólo cabe esperar que se llegue a condenas rigurosísimas quienesquiera sean los responsables – hay que decir también otras cosas. Y la primera es que se está destapando solamente una mitad de la corrupción en la Argentina. Porque igualmente repugnante es la que involucra al gobierno actual, desde el Presidente hasta el hato de funcionarios, amigos y familiares que lo acompaña, y también a su prensa cómplice y beneficiaria que está encargada de amplificar de un lado lo que silencia del otro.
Lo anterior no se escribe por afán de empatar sino porque, dada la fuerte percepción popular de que la justicia en la Argentina siempre está al servicio del poder de turno, todo indica ahora que eso es exactamente lo que sucede.
Quizás lo único reconfortante, para las personas decentes, sea ver cómo caen caretas y se derrumban mitos. Porque la verdad de los hechos, aunque duela, siempre es bienvenida. Así lo sostuvo esta nación durante muchos años como única manera de restaurar la democracia: con Memoria, Verdad y Justicia.
La primera parece garantizada más allá de que ahora resurgen algunos monstruos, amparados por el macrismo. Y el tercer concepto ya se sabe que es la gran tarea pendiente de este país, la cual dependerá de que el pueblo argentino recupere el protagonismo que hace seis meses cedió a una banda de avorazados mercaderes celebrados en el mundo (de los negocios).
La cuestión que ahora ocupa el centro de las grandes necesidades argentinas es, entonces, y sin dudas, la Verdad. Ese tercer vocablo por cuya lucha se enaltecieron las Madres y Abuelas hoy respetadas en todo el mundo (entero) y que en este presente argentino vuelve a estar en entredicho. Por lo que parece aconsejable empezar a llamar algunas cosas por su nombre.
Y en primer lugar que si por pensar como pensamos muchos arrecian las descalificaciones acusatorias de ser K, ultra K o recontra K que impusieron los mentimedios, hay que responder que ésas son formas de persecución fascistas. Ya sabemos que cuando en este país te adjetivan, como cuando dicen que no tenés que victimizarte, es porque te están vigilando y se preparan para reprimir. Y si además se les nota la inclinación por la violencia como ya mostraron en algunas represiones, entre ellas y especialmente la de Rosario el Día de la Bandera, que la telebasura ocultó rigurosamente, pues eso también se llama fascismo. Y no está demás recordar – aunque no falten los que digan que es una comparación exagerada – que así empezaron los nazis en la Alemania de los años 30 y 40.
De donde es coherencia, nomás, lo de estos señores de trajes caros y lenguas mentirosas que, digámoslo de una vez, no son solamente neoliberales o gente de derecha (lo que no es necesariamente malo si sus comportamientos son democráticos y acordes a la Constitución) sino que son fascistas. Por su clasismo, su racismo, su hipocresía, su arrogancia, su machismo y su latente intolerancia, quizás sea hora de declarar que tenemos un gobierno fascista, más allá de que fue muchísima gente democrática y honesta la que los colocó en el poder, y más allá de que también hay muchos funcionarios honorables en todos los estamentos del actual gobierno.
Es en su comportamiento y en sus decisiones donde se advierte que el macrismo es, en esencia, fascista. Porque perfeccionan la entrega de los últimos restos del patrimonio colectivo, pero ya nos endeudaron por tres generaciones, jodieron a millones de jubilados que todavía no se dan cuenta del desfalco que descubrirán en un par de años, engordaron tramposamente la Corte Suprema de Justicia, marchan hacia la casi segura venta de Aerolíneas Argentinas e YPF, y todo eso haciendo negocios fabulosos con parientes y amigos, a la vez que se preparan ostensiblemente para "dar palos".
Como en el cuento del animal aquél que algunos se preguntaban qué bicho era hasta que uno, con simple sentido común, razonó que si el animal tenía cuatro patas; melena marrón; cola larga terminada en mata negra; enormes colmillos de carnívoro y venía de África y rugía como un león... pues era un león, nomás.
Ante el desastre que ya es nuevamente la Argentina – y sin que decirlo implique negación del también desastre que nos dejó la soberbia, la necedad y la corrupción tolerada y jamás investigada ni perseguida de los últimos años – lo que nos queda es resistir moralmente y con firme valoración de todo lo bueno que se hizo en esos años. Y cabe recordarlo porque es justo y necesario, y porque es y será la bandera de lucha de un pueblo que jamás apoyó la corrupción pero sí abrazó las políticas sociales de equidad, la economía sometida a la política, la recuperación de la industria nacional, el pleno empleo y la igualdad de oportunidades, la soberanía y la autodeterminación, el firme compromiso latinoamericanista y la constante reivindicación pacífica de nuestros derechos sobre las Malvinas.
Cada tanto habrá que refrescarle estas memorias al país. Y otras también, como aquel duelo de candidatos una semana antes del ballottage del año pasado, cuando el Sr. Mauricio Macri acusó a su rival: "en qué te convertiste, Daniel, decís cosas horribles que voy a hacer, despidos, devaluación, tarifazos, nada de eso es cierto, son cosas horribles...".
Y sí eran cosas horribles. Lo son. Y las está haciendo él mismo, mientras el aludido Daniel y quien lo designó candidato, bien gracias.
Que las cosas por su nombre.
MACRI PUSO SOLO LA MITAD DE SUS BIENES EN MANOS DE
UN ADMINISTRADOR
El fideicomiso que es ciego y tuerto
Según le informó a la Secretaría de Lucha contra la Corrupción, el Presidente incluyó en el fideicomiso 44 millones de pesos, provenientes de acciones en empresas agropecuarias. En su declaración jurada había consignado bienes por 110 millones. Críticas de la oposición.
El presidente Mauricio Macri informó a la Secretaría de Lucha contra la Corrupción que incluyó en el fideicomiso ciego menos de la mitad de sus bienes. En total, el mandatario colocó en el fideicomiso 44 millones de pesos, que provienen de las acciones que tiene en empresas agropecuarias. En mayo había declarado bienes por 110 millones. Dejó afuera otras compañías, sus propiedades, depósitos y los 18 millones de pesos que tenía en las Islas Bahamas y asegura que trajo al país. Desde la oposición cuestionaron la decisión.
Macri anunció en diciembre pasado que crearía un fideicomiso para colocar sus bienes y que no hubiera conflicto de intereses con sus empresas. Lo prometió mientras eliminaba retenciones a las exportaciones agrarias que beneficiaban a sus compañías o aumentaba las tarifas de electricidad, lo que implicaba beneficios para una empresa transportadora de energía de la que tenía acciones.
La decisión de crear el fideicomiso, no obstante, se demoró hasta que estalló el escándalo de los Panamá Papers y Macri fue denunciado e investigado en diversas causas judiciales. Cuando finalmente anunció la creación del fideicomiso, se indicó que quedaba a cargo de la firma Seguridad Fiduciaria S.A, que tiene como titular a José María Fernández Ferrari. Las comunicaciones con este agente sólo las podría hacer el Presidente a través de la secretaria de Lucha contra la Corrupción, Laura Alonso. Macri se reservó el derecho de remover al administrador sin causa.
Las propiedades que ingresaron al fideicomiso son las empresas agropecuarias Maria Amina (donde tiene acciones por 1.209.314 pesos, según su declaración), Agropecuaria del Guayquiraro S.A. (19.486.511 pesos), 4 Leguas (3.249.959 pesos), Molino Arrocero Río Guayquiraro (644.333 pesos) y los 19.613.505 pesos que invirtió en el fideicomiso Caminito.
Según denunció la dirigente de Nuevo Encuentro Gabriela Cerruti, como jefe de gobierno porteño Macri impulsó una exención impositiva para ese edificio un día después de la compra del edificio. En el gobierno nacional, indicaron que el Presidente ingresó al negocio dos años después. La iniciativa fue creada por su íntimo amigo Iván Achával. Según confirmaron en la Ciudad, el lujoso edificio está en el Distrito de las Artes, por lo que estará eximido de impuestos por 10 años.
El contrato del fideicomiso indica que Macri colocó allí 44.203.622 de pesos. Es menos de la mitad de los 110 millones que reconoció en su declaración jurada. Hubo dos empresas que Macri no incluyó en ese fideicomiso y que figuran en su declaración: Yacylec, en la que Macri indicó que tenía acciones a fines de 2015 por 2.593.007 pesos, y Eduardo Costa S.A., donde posee acciones por un valor estimado de 337.813 pesos. En Casa Rosada, indicaron a este diario que Macri vendió sus acciones en Yacylec en marzo de este año y que la segunda empresa administra la casa familiar en Barrio Parque.
Sobre la decisión de incluir menos de la mitad de sus bienes, el diputado del FpV Darío Martínez –denunciante de Macri por los Panamá Papers– afirmó: "No me sorprende, toda su vida como empresario falseó valuaciones, bienes y superficies. Lo hizo como Presidente porque su declaración jurada tiene irregularidades. No hay garantías que el fideicomiso no le siga generando ganancias". "Macri mintió con su explicación de la plata de las Bahamas: dijo que le iba pedir al administrador que la traiga al país. Así que nos vuelve a mentir, dado que no estaba en el fideicomiso". Para Cerruti, "la mitad de la fortuna de Macri está escondida en sociedades offshore y testaferros. Entre Calcaterra y Caputo manejan la obra pública de la ciudad y el país".
EL SENADO BUSCA APROBAR EL PROYECTO EL PRÓXIMO
MIÉRCOLES
Semana clave para la ley ómnibus
La iniciativa contempla, por un lado, actualizar los haberes de un grupo de jubilados y, por otro, habilitar un nuevo blanqueo de capitales, una moratoria impositiva, aduanera y a la seguridad social y una reforma de Bienes Personales.
En los distintos bloques descuentan que el oficialismo no tendrá inconvenientes para aprobar la ley.
El Senado buscará aprobar el miércoles el megaproyecto de ley por el cual se busca, por un lado, actualizar las jubilaciones de un grupo de jubilados y, por otro, habilitar un nuevo blanqueo de capitales, una moratoria impositiva y a la seguridad social, una reforma de los impuestos a los Bienes Personales y la Ganancia Mínima Presunta y un acuerdo para la devolución del 15 por ciento de coparticipación a las provincias, entre otras cuestiones. Los distintos bloques dan por descontada la aprobación de la iniciativa.
El dictamen del miércoles obtuvo el apoyo de la mayoría de los legisladores que integran las cuatro comisiones a las que fue girada la medida. Entre otros, firmaron el expediente no sólo legisladores de PRO y del radicalismo, sino del peronismo disidente, del massismo y la gran mayoría de los integrantes del Frente para la Victoria.
El mascarón de proa del proyecto de ley ómnibus es la liquidación de los juicios de jubilados y la actualización de haberes previsionales, que se financiaría con los fondos del blanqueo, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y, cuando haga falta, con la venta de las acciones que posee Anses en empresas privadas.
En la iniciativa se incluye una Pensión Universal a la Vejez, que alcanza a mayores de 65 años que recibirán un ingreso equivalente al 80 por ciento del haber mínimo. En este punto hubo también cambios. Se extendió por tres años la moratoria lanzada por el gobierno anterior para las mujeres que tengan la edad jubilatoria pero no los aportes necesarios para acceder a la jubilación, con el descuento de los aportes que no hicieron. De esta manera, se mantiene en 60 años la edad de las mujeres para acceder a la jubilación. Con la moratoria, luego de cinco años de pago de aportes la mujer podrá cobrar con un haber completo, que como piso será la jubilación mínima. La prórroga por tres años responde a que en ese lapso se llevará a cabo una reforma previsional integral.
En materia tributaria, se acordó no eliminar el impuesto a los Bienes Personales en 2019, un tema que será discutido más adelante por la Comisión Bicameral que elaborará un proyecto de reforma impositiva. En cambio, se mantuvo la modificación gradual de los mínimos no imponibles de 305 mil a 800 mil pesos este año, a 950 mil en 2017, con una alícuota sobre el excedente del 0,5 por ciento; y a 1,5 millón en 2018, con una alícuota de 0,25 por ciento. La intención original de eliminar en tres años el gravamen a los Bienes Personales tuvo duras críticas, porque se trata de un impuesto progresivo sobre la riqueza.
El proyecto oficial incluye también una amplia moratoria tributaria, de la seguridad social y aduanera que contempla un descuento de 15 por ciento sobre el capital si la deuda se paga al contado o la opción de cancelar el 5 por ciento de la deuda y el resto en 60 cuotas con un interés mensual de 1,5 por ciento (18 por ciento anual). Otro de los cambios es la eliminación del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta a partir de 2019. Además, el proyecto crea una Comisión Bicameral para la Reforma Tributaria y se aclara que el Poder Ejecutivo remitirá un proyecto dentro de los 365 días corridos a partir de la creación de la comisión.
TEXTO COMPLETO DE LA CARTA ABIERTA/21
Dar testimonio
La agrupación de intelectuales y artistas dio a conocer una nueva declaración sobre la actual situación política y económica.
1 El vergonzoso caso de José López podría hacernos vacilar: era un funcionario de alto nivel, encargado de las obras públicas, conocido por todos, y sobre todo por los que en toda la extensión del país trataron con él por la gran cantidad de construcciones que se realizaron. Repentinamente emerge desde una madeja de hechos sombríos que involucran dólares secretos en cantidad portentosa, en valijas prefiguradas por estruendosas denuncias anteriores, y sin poder justificar nada, emerge de madrugada de un convento suburbano encasquetado y con pechera policial, como un soldado atontado por las bombas que explotaron en su trinchera, capturado por las Huestes de la Verdad, luego condecoradas. La fuerte evidencia visual obligó al kirchnerismo a escribir cartas de repudio y a preguntarse sobre los alcances de la pegajosa palabra en juego: corrupción. A cuántos involucraba, si afectaba a todo el ciclo transcurrido, si un hecho brutalmente escandaloso relativizaba o anulaba convicciones efectos políticos, genuinas militancias. En suma, si un hecho inmoral, específico o ramificado, invalidaba un compromiso colectivo que protagonizó políticas de significativa ampliación de derechos y distribución de la renta de los gobiernos Kirchner durante más de una década, en los que se incluye el replanteo del papel de las ciencias y las tecnologías, y ampliando las redes creativas de las nuevas universidades públicas.
2 Nuestra respuesta no es vacilante en cuanto a qué hechos y qué legados efectivos no pueden ni podrán ser alcanzados por las graves denuncias en curso. No se puede destruir un colectivo social con convicciones afirmadas en realizaciones palpables. Ni siquiera por la desmesura oprobiosa que adquiere este caso y sus consecuencias, aun no desplegadas totalmente. Lo ocurrido con López nos obliga a preguntarnos, es evidente, por los sobornos ocurridos en las prácticas corrientes en torno a la obra pública y a no ser tolerantes con ellas, que tienen además, un fuerte impacto negativo en movimientos populares forjados en la idea de la igualdad y la honestidad militante. Por otro lado, dan renovados argumentos a quienes demonizan los estilos de intervención estatal y las memorias de un gran conglomerado histórico-social. No percibimos entonces el tan proclamado fin del kirchnerismo. Lo que vemos es el deseo acrecentado en las derechas latinoamericanas de que eso ocurra envuelto en la facilidad que esta nueva situación otorga, de la que emergen injurias prepotentes a raudales y cálculos jocosos sobre el desprestigio irrevocable de una fuerza política. Pero se demostrará que no ha concluido su ciclo, por más tropiezos gigantescos que haya sufrido, precisamente porque esta necesidad de su par antagónico, el macrismo, no puede ser acatada dócilmente por una sociedad compleja que sabe repudiar la indignidad de un funcionario -y de todos los que actuaron con ese mismo desprecio hacia el patrimonio público- y al mismo tiempo sabrá reconocer que aun en las más difíciles encrucijadas, late una memoria indemne. Las razones de ese memorial político no son de hoy sino que se han forjado al abrigo de dramáticas crónicas colectivas. Aunque López no sea solo un individuo sino una triangulación, una amalgama, una asociación o una teoría de los conjuntos, ninguna reflexión que tenga en cuenta la historia efectiva puede juzgar todos los hechos bajo una única dimensión moralizante, por importante que sea. Y por más evidente que se hagan las deficiencias con que se actuó bajo ese decisivo aspecto de la acción política. Porque ni todo es así, ni todos actuaron así. Y porque lo que predominaron fueron hechos de reparación social, esa era la viga central de la época transcurrida, y no casualmente este aspecto reparatorio del tejido social es lo que el gobierno actual se dedica a arrasar con toda ferocidad. Además porque la propia Presidenta no revalidaba su liderazgo con maniobras oscuras ocultando monedas en lejanas fosas, sino exponiendo posiciones críticas, abriendo debates y proclamando caminos autonomistas para el país en muy visibles actos de masas.
3 La entera movilización social de más de una década de militancia genuina, no puede ser deslegitimada por aparatosos procedimientos, cuyos resultados se van instalando como ciertos, procedimientos que deben ser denunciados por su corrosivo efecto manipulador sobre la mirada de la sociedad. Pero demasiadas veces parece resurgir una escalada persecutoria que se manifiesta en los últimos hechos de represión y espionaje, una verdadera "Campaña del desierto" mediática destinada a neutralizar y apartar a las viejas estirpes del territorio e incluso a los que por su osadía se animaron a decir algo nuevo sobre los aparatos de verdad preexistentes, tanto económicos como jurídicos y comunicacionales, en su rutina burocrática y su lógica aquietadora de las masas. Todo aquello que nos importa demasiado y quieren destruir con una sola palabra –ladrones – sabrá resistir no por capricho ni empecinamiento, sino simplemente porque es portador de una memoria crítica, de una ética esencial, y sabe cómo diferenciarse, en el pulular difuso de los hechos, de aquellos que emergen, verdaderamente como intolerantes, y rescatar desde su interior una fuerza socialmente activa y democrática. Y sabe también, colocarlos en el flujo complejo de una sociedad nacional donde triunfan toda clase de operaciones preparadas en las tinieblas que por no estar al alcance del ciudadano común, atentan contra la trama social introduciendo la pócima de la sospecha, la injuria ciega y un burlón y deliberado irracionalismo en el juicio ecuánime que exigen las cosas.
4 Ciertamente, formas específicas de resistencia democrática a un panorama social que hace más penosa la existencia colectiva, resurgen continuamente. Aún sin que se evidencien los signos de una conducción general efectiva, lo que de una manera u otra resurgirá de la maraña de dificultades y la escabrosidad del presente, numerosos sectores sociales, sindicalizados o no, de trabajadores, empleados, estudiantes, pequeños y medianos empresarios, comerciantes y vecinos, han dado a conocer su descontento frente a gobernantes portadores tanto de una rara insensibilidad hacia el árido presente como de una profusa imaginación para estrepitosas y generalmente vagas promesas. Con arbitrarias triquiñuelas políticas mantienen presa a Milagro Sala, lo que expone crudamente la existencia opresiva de un poder antisocial discriminatorio y adverso a los proyectos de democracia popular e igualitaria. En la otra punta de la cuerda de humillaciones, los tímidos reclamos por Malvinas convierten en una inútil rutina lo que es un tema de democracia geopolítica mundial de indisimulable importancia latinoamericana.
5 Estos son los conocidos momentos grises de una época entera, donde actúan aparatos disciplinadores que desafortunadamente no fueron reencaminados en sus procedimientos antes y que ahora gravan su proceder con técnicas de desmantelamiento social previamente diseñadas, que mezclan el miedo con la represalia y la penitencia con la servidumbre voluntaria. El argumento básico que se expresa en estos días es que, en el anterior gobierno, bajo una "portada" socialmente distributiva se verificaba un fraude organizado."
Pobre argumento, ya que estos "flujos ilegales" no pueden de ninguna manera diluir el peso de fecundas y decisivas acciones de gobierno que no es difícil rememorar, como el apartamiento del ALCA o el resguardo por parte del estado de los fondos de garantía jubilatoria. De estos y tantos otros temas, la memoria social hará su balance y la militancia se rehará con las efectivas evidencias de un aprendizaje de urgencia. En cuanto a gobiernos de fachada, si tal calificación pudiese aceptarse en el razonamiento político, el actual gobierno parece serlo. La puntual coincidencia de poderes económicos, de los más elevados que puedan concebirse, con la piel traslúcida que ofrece la política para recubrirlos pasivamente, nos muestra la contracara del forzado republicanismo que proclamaban. Fondos secretos en el exterior, marchas y contramarchas poniendo a toda una sociedad como campo de pruebas, aumentos de tarifas decididos por un insaciable Leviathan abismando dramáticamente a una parte importantísima de la sociedad que se ve despojada súbitamente de tantos derechos adquiridos en estos años. Asistimos asimismo con consternación, al desprecio por los avances en el delicadísimo tema de los derechos humanos y de género, cursos de entrenamiento de ejecutivos para despedir personal como si fueran cursos de historia política o un taller literario, rutinas de "arrepentimiento" sobreactuadas y juras a la bandera alterando venerables rituales (reemplazados ahora por el "sí, se puede"), son apenas unas de las pocas menciones de las tantas que se pueden hacer a la masacre simbólica a la que someten al lenguaje político y al conjunto de la nación.
6 Un panorama de pasajes y veloces constricciones, ampara nuevas mayorías en Diputados y Senadores, con el vértigo forzado que le otorgan las almas recientemente catequizadas y quizás hasta arrepentidas, porque no "perdonadas". Y que acaso no sería insolente decir "blanqueadas". Sobran los nombres que por pudor omitimos.
Nos interesa señalar especialmente la anómala creación de una Agencia de Bienes Públicos en la ciudad de Buenos Aires, destinada a una insaciable especulación inmobiliaria en la Ciudad, que contó con el obvio apoyo del oficialismo y el voto copartícipe de algunos legisladores que representaban lo que debería ser la oposición – consagrando así un maridaje que tiñe de color oscuro toda nuestra actualidad – lo que debe condenarse en bien de una democracia urbana y de un conjunto de derechos adquiridos al uso del espacio público. Este inminente remate de zonas, edificios y terrenos destinados a la convivencia ciudadana en favor de una metrópolis expropiada de existencias colectivas, es un pisoteo de lo público tan condenable como el uso de sustancias contaminantes en la minería y el glifosato en la agricultura.
7 Damos testimonio de lo que surge ahora desde la convicción de haber apoyado un momento histórico de ampliación de ciudadanía y de derechos, de reconstrucción de lo público, de la intransigente y sostenida defensa de la soberanía política y económica frente al capital internacional y de disputa por una mejor y más igualitaria distribución de la renta material y simbólica. Ante esto, se ha generado un arrasamiento de la memoria instituida, que viene de la mano con una estrategia que busca asfixiar de contenido la fuerza emancipadora que durante 12 años recorrió la vida argentina en consonancia con el despertar, en Sudamérica, de proyectos y gobiernos que, a contracorriente de los vientos regresivos de la historia, buscaron, y lo siguen haciendo, caminos alternativos a los de la barbarie neoliberal. Barbarie esta que, con diversas iniciativas reaccionarias y antipopulares, vuelve a desplegar entre nosotros la derecha macrista. En apenas seis meses hemos sido testigos, no de una supuesta alternancia democrática, sino de una política de tierra arrasada que ha buscado revertir políticas sociales, económicas, culturales, de derechos humanos e institucionales hasta el punto de sentir, una gran parte de la ciudadanía, que nos han "cambiado" el país convirtiéndolo en una tierra de promisión para los "ricos" de acá y de afuera, mientras avanza el daño sobre los más débiles, habilitando una nueva y feroz regresión social. Por eso, presentan los actos de gobierno no como una democracia igualitaria, sino que los actos supuestamente igualitarios son tomados de un guión que emerge de una sofística "escuela de sabiduría empresarial", donde conceptos como "meritocracia" y otros semejantes, recubren todo y parecen reemplazar los derechos a la igualdad con un sistema de puntajes puesto por los mayorales y capataces de las unidades de producción ya docilizadas y encuadradas en disciplinas siempre ajenas a la autonomía de los sujetos.
8 Lanzamos esta Carta luego de un período de silencio, en el que nos manifestamos por todas las vías que nos fueron posibles, en el que no cesamos de reunirnos y de discutir con fervor todos y cada uno de estos temas, acompañando, como tantos otros, las movilizaciones populares (desde aquella inolvidable del 9 de diciembre cuando cientos de miles despedimos a Cristina, pasando por el 24 de marzo más grande de los últimos años, el multitudinario acto de las centrales de trabajadores, la conmovedora y masiva concurrencia a Comodoro Py, la multitudinaria marcha de los trabajadores convocada por las dos CTA, la movilización histórica del pueblo de Comodoro Rivadavia, la masiva protesta de la comunidad universitaria y científica y las decenas y decenas de convocatorias espontáneas y horizontales que a lo largo y ancho del país –en clubes de barrio, en plazas, en centros culturales y políticos– siguen manifestando su vocación de defensa de los intereses populares, de resguardo de la memoria y de generación de lo más difícil de todo: la organización y las estrategias para avanzar en la consolidación de un proyecto emancipador con vocación de poder.
9 López está muy lejos de ser el arquetipo del kirchnerismo, ni tampoco su campanazo lúgubre y definitivo. Por eso nos reconocemos como defensores de las políticas transformadoras de los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, políticas que deben predominar en el juicio justiciero sobre los demás aspectos que deben merecer agudas consideración autocríticas. Se evidencia en el macrismo, en cambio, ese insolente déficit de historicidad, que creen sustituible por un falso pluralismo (que es solo la réplica infinita de ese Uno que son ellos mismos), balbucean que existen personas, no conjuntos humanos; que hay individuos, no asociaciones públicas. Que la democracia no es más que la sumatoria de individuos egoístas convertidos en ciudadanos-consumidores en el interior de un país que ha olvidado lo común, lo compartido, lo solidario para dejar que los intereses mercantiles y la pura lógica del sálvese quien pueda vuelva a determinar el carácter de nuestra sociedad. Así, con esta misma varita que invierte la vida social, en el mismo cuento de hadas en el que el Presidente le sirve la sopa a una abuelita o a una buena vecina, se produce una amenaza gigantesca al trabajo con el raro pretexto – que debería motivar que las grandes organizaciones sindicales sean más contundentes en denunciar y tomar medidas de lucha – de que destruyendo puestos de trabajo el futuro dadivoso nos derramará "trabajos de más calidad". Estos subterfugios ornamentales encubren las viejas recetas neoliberales – aplicadas por Martínez de Hoz y Cavallo – ahora recitadas por el pobre pensamiento de un hombre de libretos desculturizados, y doblemente crueles por el hecho de que los dice con un aire de monaguillo inocente. Pongamos este razonamiento simplista, aunque espectacular, bajo las interpretaciones que deberían provenir de un sentido de la historia regido por los intereses de la clase trabajadora.
10 Al macrismo parece no importarle contar con suavizadoras apariencias para "disciplinar el trabajo nacional", o para terminar asimilando totalmente Partido a Estado y Estado a lógica Capitalista. Sus actos son traslúcidos, hay un poder único, que en este caso representa muy bien la expresión a veces rápidamente empleada sobre un "poder concentrado". En esa condensación, intentan sumergir a la clase trabajadora, que en los tiempos a venir se debatirá entre algunas de sus conducciones gremiales lamentablemente subsumidas en esa concentración económica, y las tradiciones de lucha antiguas, modernas y recientes, que hacen a la clase trabajadora, independientemente del modo en que hoy ha sido estamentalizada, una protagonista central de futuros reagrupamientos y llamados multisectoriales. Pues es la hora en que aleatorias diferencias políticas queden de lado en nombre de un nuevo efecto aglutinador que – por más que hayan cambiado las formas y métodos laborales en el capitalismo – producirá un mayoritario sector obrero, operario, asalariado y trabajador para reencaminar la tarea transformadora de lo social, recogiendo herencias notorias de épocas anteriores, que seguramente se resolverán en formaciones originales y de contornos frentistas.
11 Todo en el macrismo huele a impostura, salvo cuando algunos de sus principales exponentes, por extraños mecanismos que denuncian una falta de autocontrol, afirman que "era inconcebible que un empleado medio pudiese comprar un plasma o aspirar a viajar al exterior" o, con mayor contundencia y cinismo todavía, "que los pobres deberían saber que seguirán siendo pobres con todas las limitaciones que eso supone". Una mezcla de viejo y apolillado clasismo con brutal sinceramiento (para emplear el concepto que los define, una suerte de cinismo patronal) que pone en evidencia el núcleo de su visión del mundo. Como lo que ocurre tiene el severo reborde de una tragedia, los personajes en juego adquieren rasgos imprudentes y actúan no en nombre de lo que saben sino de lo que ignoran. Pero en toda situación de esta índole, aparece la lógica dolorosa de la verdad, cuando los que soportan el escarnio retoman la palabra. Veremos aquí lo que será capaz de afirmarse y sostenerse desde nuestra voz no capturada por el aparato ventrílocuo de la condena oficial. Hace tiempo ha confeccionado un patíbulo surgido de la mente de acelerados editorialistas y veloces constructores de puniciones moralizantes. Leemos los textos de los editorialistas connotados. No reímos ni lamentamos. Sabemos que ellos cumplen su tarea derramando el escarnio obligatorio. Son necesarios para proteger crudos intereses: se aprueban leyes cuestionables y retrógradas o irregulares nombramientos como los de Rosenkranz y Rosatti, que ratifican la desconfianza hacia un poder judicial que se subordina mayoritariamente a los poderes fácticos. Esto se vio facilitado por los desdichados episodios como el del nocturnal Ingeniero López y ahora el del fronterizo Pérez Corradi. Son hechos reales que parece que ocasionan, mucho más que el deseo de esclarecerlos, la ansiedad de aplicarlos como "inversiones directas" en un régimen de abominaciones universales que protege la momentánea efectividad de sus pensamientos antisociales.
12 Si bien es una atractiva generalización decir que todo lo sólido se desvanece en el aire, es necesario admitir que las actitudes de este nuevo gobierno le agregan a una historia nunca calma, un complejo deleite de menoscabo, un ansia catastrófica que llega al límite de un fanatismo iconoclasta. Es cierto que todo momento histórico es un momento crítico y reclama no atemorizarse por las incertezas reinantes. Pero el caso del gobierno de Macri asombra por su implacable deseo de hacer totalmente reversible el inmediato pasado, no solo en el plano de los hechos, que siempre pueden revertirse, sino en el plano de la memoria, donde con un pensamiento propio de la razón cínica, tratan lo antes acontecido y sus símbolos, como una multitud de ruinas despreciables .
13 No es lo que pensamos nosotros. En este inmenso juicio a cielo abierto y sin anestesia, al que es sometido lo sucedido antes, actúan con el desprecio sistemático que proviene de un ritual preparado en una oficina nocturna de guiones policíacos. Con él no pueden substituir la opinión argumentada y cabal, sostenida en elementos de justicia, de defensa meditada de lo actuado y de madurada autocrítica, al punto que puede describirse como la violación alegórica de la Nación.
14 Porque creemos que la democracia no es sólo un acto electoral, a favor o en contra, sino también, una continua reinvención de prácticas y acciones que insistan con buscar la realización del bien común escapando al abrazo de oso del individualismo meritocrático (que destruyen no solo nociones colaborativas de trabajo sino al mismo individuo social). No habrá democracia si no se van abriendo las posibilidades de entrelazar la libertad con la igualdad, las expectativas personales con el abrazo solidario, las decisiones gubernamentales con la participación popular. Y si el edificio democrático no condiciona las pulsiones inmediatistas e irreflexivas de las lógicas capitalistas, la derecha neoliberal, una vez más, intentará borrar del diccionario y de nuestra habla cotidiana palabras y gestos esenciales, de aquellos que marcaron, desde el fondo de nuestra historia, las mejores y más virtuosas iniciativas para insuflar a la democracia de vitalidad, desafío y participación activa del soberano en la construcción de un país que, como durante los años del kirchnerismo, aspiró a ampliar la equidad, la libertad, la justicia y los derechos. En primer lugar, advertimos que por iniciativa del gobierno de Macri y la coalición empresarial y financiera que lo ha adoptado como filigrana agresiva que debe incrustarse en la conciencia colectiva, por primera vez en grandes contingentes de la población se experimentan sentimientos de saqueo material y vaciamiento cultural. El cómputo de estas desventuras arrasadoras viene acompañado de la revelación de inciertas promesas. Ese diluido futuro en que se "va a estar mejor", pero ajustando salarios, reventando cuadros tarifarios en los servicios y, en otro plano fundamental, desmontando las implementaciones vinculadas a la soberanía tecnológica del país. Por eso, la asombrosa vaguedad e impudor de esos juramentos de pronto bienestar, parte de un nuevo marketing extravagante. Está fundado en idilios de felicidad sacadas del pobre maletín de los farsantes de todo cuño, sacristanes de la autoayuda y nuevos "Fukuyamas" que recitan las odas del fin de la historia. Nos obligan a pensar en acciones de contestación política que renueven el acceso a la democracia y reconstituyan la noción de resistencia democrática contra los nuevos protocolos de una opresión diseñada bajo equívocos slogans, que relatan incluso la fabricación de una empanada como la obra de una sociedad abstracta donde no hay fuerzas productivas o conflictos, ni fuerzas sociales con contradicciones, sino solo nombres de personas sometidas al realismo venturoso del trabajo aislado y los campos de soja triunfantes. Tristes, solitarios, finalmente purificados.
15 Esta atomización corrosiva del ser social, es el probable o improbable nombre con el que la derecha provocará la desarticulación de la vida en común. Y aunque no hace otra cosa que hablar de ella, suponiéndola inalterable pero amenazada por anatemas exógenos, sus protocolos de seguridad (latentes, sometidos a ensayo y error), sus medidas económicas o el lenguaje de sus funcionarios, son testimonio del grave factor de desequilibrio, incertidumbre y miedo que introducen en la historia, la que fue habitada hasta el momento por complejas y prudentes expectativas. Por eso ellos se visten con la utilería de los vengadores o expropiadores de lo que menos puede decomisarse, precisamente, la historia, una historia, cualquier historia. El vituperable caso de López y todos los que se les parezcan, son graves ante los ojos del presente, pero si la historia común mueve sus motores hacia la justicia y la renovación de las instituciones, será un asterisco doloroso que servirá de advertencia para todos los movimientos sociales y democráticos.
16 Hay que arrojar nueva luz sobre la comprensión de los desafíos y los límites que conlleva refundar un Estado saqueado y desguazado hasta casi convertirlo en un pellejo vacío por los portadores, antaño, de la misma ideología de quienes hoy vuelven a recurrir a fórmulas de ajuste, de distribución regresiva del ingreso y de endeudamiento. Con sus más y sus menos, con sus cualidades y sus improvisaciones, el kirchnerismo se hizo cargo, sin beneficio de inventario, de un país devastado y lo hizo sin recurrir a recetas fondomonetaristas, sin restringir sino ampliando derechos y salarios, avanzando en un virtuoso e inédito camino de desendeudamiento que vino a frenar la siempre activa trama de corrupción que les permitió, a los grandes grupos económicos, vaciar las arcas públicas y fugar miles de millones de dólares a lo largo de los años. Todo debate sobre la corrupción no puede dejar de tocar este punto decisivo, que los Panamá papers representan como momento crucial y abstracto del flujo del neocapitalismo, con sus nuevas bisagras de ilegalidad e invisibilidad opresiva, fusionados con servicios de inteligencias mundiales y grandes operaciones decisionistas, en lo militar y financiero entrelazados. Lo demás es el persistente ocultamiento que desde los medios de comunicación concentrados y hegemónicos (socios activos del gran capital) se ha hecho para beneficiar y proteger a los grandes evasores y fugadores seriales de divisas que mantienen activos externos por más de cuatrocientos mil millones de dólares, los mismos a quienes hoy se busca "reparar y proteger" a través del ya mencionado blanqueo de capitales. Esta blancura es aparente. Aunque amparada en la publicidad organizada sobre hechos aborrecibles que condenamos y otros de menor envergadura que también deben merecer nuestra reflexión autocrítica, los estandartes del macrismo son los de la capitulación de los trabajadores argentinos, los de la pérdida de las nociones igualitaristas, los de la desmotivación para las luchas y los de la quiebra de la autonomía nacional. Pero ante esto, muchos somos los resistentes democráticos, los trabajadores de ayer y de hoy, que portan signos de la memoria y se incorporan ahora a los motivos esenciales de la vida justa, que darán testimonio para no permitir la expropiación general de la existencia colectiva.
REFLEXIONES SOBRE LA GRIETA FUTBOLERA QUE DIVIDE A
LOS HINCHAS DE LA SELECCIÓN
Messi,Maradona y el tío Cacho
Por Juan José Panno
Opinión
Mi tío Cacho, que en paz descanse, era un tipo piola, muy porteño, tremendamente generoso y un poco cerrado en cuestiones de gustos musicales. Para mi tío Cacho, que había sido amigo de Troilo, la música se dividía en dos y lo decía así: "De un lado está el Gordo y del otro lado, todo lo demás". Así de tajante. Me hacen acordar a mi tío Cacho los melancólicos futboleros enamorados de Maradona que no lo ven a Messi, que no lo quieren ver a Messi, que están al acecho de cualquier error para caerle encima. Lo ponen a Maradona de un lado y del otro lado todos los demás, incluido Messi naturalmente. No son pocos los que habitan de ese lado de la grieta futbolera. También son "ahijados" de mi tío Cacho los enfermizos adoradores de Messi que desprecian a Maradona y no quieren ni escuchar hablar de él. Unos y otros no saben lo que se pierden.
Que Maradona ganó un Mundial él solito; que Leo batió todos los records de títulos, balones de oro, goles y campeonatos, cosa que Diego no hizo; que antes se jugaba a otra velocidad; que Diego entraba a la cancha con el tobillo hecho pelota; que Messi tiene más continuidad; que si no fuera por Maradona nunca ganábamos nada; que si no fuera por Messi la Selección ni de casualidad llegaba a jugar la final del último mundial y de estas dos copas; que Maradona no hizo nada en el 82; que Messi jugó parado la final de Brasil; que a Diego no lo dejaron salir campeón en el 78; que a Alemania le ganábamos en el 2006 si a Messi no lo dejaban en el banco… se podría seguir un rato largo con la transcripción del repertorio de los argumentos que se esgrimen a favor y en contra de uno y el otro. Verdades algunas, exageraciones otras que recubren un dato irrefutable: en el mundo entero son valorados, reconocidos y distinguidos como los mejores de su tiempo.
Foto: AFP
No tiene mucho sentido negar a Messi ni desvalorizar a Maradona. Una buena receta para combatir esa patología es la de entrar a la Internet. Si uno va al youtube, deja al costado los prejuicios y escribe por ejemplo, "goles de Maradona", o "lujos de Messi", o " Maradona en Boca", o "Las mejores jugadas de Diego", "Messi de pibe, y hasta hoy", "Goles similares de Maradona y Messi" y referencias parecidas se deslumbrará una vez más. Es muy probable que haya visto todo eso o parte de eso antes, en vivo y en directo en la cancha o en videos, pero no importa; igual se sentirá atraído, subyugado. Alcanzará con salirse de la hermética cajita de los preconceptos y dejarse estar. Ya se sabe que hay videos de diez minutos, de cinco y compilados de menos. Se recomienda no abusar. Aunque es mejor empacharse que atragantase con el veneno fundamentalista de ciertas opiniones.
Ayer Messi no jugó bien, quiso siempre pero muy solo no pudo mucho. Y encima erró el penal de la definición para alimentar a sus detractores. Pero nada, nada cambia el sentido de estas líneas.
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