domingo, 19 de junio de 2016

“No nos va a vencer un corrupto”


domingo 19 de junio de 2016


HÉCTOR RECALDE, PRESIDENTE DEL BLOQUE DEL FRENTE 

PARA LA VICTORIA EN DIPUTADOS


"No nos va a vencer un corrupto"



El jefe de la bancada del FpV en la Cámara baja dice que el caso de José López "es un golpe duro", pero confía en que ese espacio político podrá superarlo. Defendió a Julio De Vido y descartó una ruptura del bloque que conduce.


Por       Nora Veiras

La detención durante la madrugada del martes de José López, ex secretario de Obras Públicas, después de arrojar bolsones con casi nueve millones de dólares al jardín de un convento en General Rodríguez impactó de lleno en la credibilidad del kirchnerismo. El cimbronazo repercutió en el Congreso, donde empezaron a circular versiones de nuevas fracturas. En diálogo con Página/12 el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Héctor Recalde, manifestó el "dolor" de la militancia y se mostró esperanzado en superar "el duro golpe de este tipo corrupto". El diputado desligó la "responsabilidad delictual" del ex ministro de Planificación, Julio De Vido, en el caso López y descartó una nueva escisión en la bancada.

–¿Se pueden recuperar del mazazo de López?

–Si, por supuesto.

–Lo dice con seguridad.

–Tenemos mucha militancia y convicciones de toda la vida. Sí nos arruinó la alegría militante pero nos recuperamos. No sólo por convicciones sino por obligaciones en relación al pueblo. Es un golpe duro. Además de que este tipo corrupto mansilla toda una historia y obviamente es utilizado por los adversarios políticos para tratar de deteriorarnos más. Pero nosotros pasamos por toda una historia dura durante muchos años. La dictadura cívico-militar, el neoliberalismo… los fusilamientos, los compañeros muertos, desaparecidos… No nos han vencido, no nos va a vencer un corrupto.

–Si uno lo pone en perspectiva histórica es verdad lo que dice pero, en este contexto, el caso López tiene todos los ingredientes con los que durante años estuvieron construyendo la idea de la corrupción kirchnerista…

–Si, alimenta todas esas fantasías.

–Y los bolsos con casi 9 millones de dólares los tenía López.

–Por eso no vacilamos, nos enteramos de lo que pasó y salimos de inmediato a condenarlo. Yo siempre priorizo la presunción de inocencia –lo hice en su momento con Francisco de Narváez con el tema de la efedrina– pero con este tipo lo soslayé porque fue pescado in fraganti. Fuimos el primer bloque que se pronunció. Salimos en todos los medios, con medios opositores a nuestro modelo de Gobierno. El mazazo es duro por lo obsceno del espectáculo, es la corrupción explícita. Ahora, la verdad que si la Iglesia resistió a cuantos curas pedófilos tuvo, por qué no vamos a resistir nosotros a un par de corruptos.

–Le lectura común es que López es un engranaje en un mecanismo de corrupción.

–Esa es la especulación que da pie al adversario por eso al primero que quisieron inculpar fue a Julio De Vido. La Nación y Clarín pusieron en tapa 'Detuvieron al segundo de De Vido'. Pero, como soy masoquista leí todo y el miércoles en Página/12 de Clarín Julio Blanck dijo que De Vido era extraño a la autonomía de José López ¡Si lo dice el diario Clarín! No es de extrañar que pueda haber un episodio así aislado de corrupción, es muy difícil encontrar la corrupción. Esto vende mucho más, alimenta la fantasía de las bóvedas.

–No le falta ningún ingrediente.

–Alimentaron a las fieras. Por eso es el impacto. La verdad es que uno no quiere hablar del corte transversal de la corrupción porque parece que se quisiera exculpar a López, no es un partido político o un sector aislado. Recuerdo las cloacas de Rousselot con el Grupo Socma, el escándalo de la importación de autos con el mismo grupo, que terminó en la Corte; me acuerdo de Papel Prensa, de los Panamá Papers, de las 4040 cuentas en el HSBC. Como se dice popularmente: para bailar el tango se necesitan dos. Como el poema de Sor Juana: es tan culpable "el/la que peca por la paga como el/la que paga por pecar". Esto nos impactó muchísimo, nos dolió, muchísimo. Más dolor que bronca, no impotencia. Nos debemos a quienes representamos, No vamos a bajar los brazos. Uno puede hablar de despidos, cesantías, recesión, Pymes, podemos hablar de todo. La realidad supera la ficción. Supera estos episodios que estamos viviendo.

–¿Se refiere a la situación social?

–La situación social golpea mucho más. Cuando aparece (Angelo) Calcaterra (el primo de Mauricio Macri), se deja de hablar de Lázaro Báez. Algo va a pasar. Y si no pasa nada, va a pasar el tiempo. Se ensañan con nosotros: están hablando del fin del kirchnerismo, pero nosotros somos peronistas. 'Los muertos que vos matais gozan de buena salud'.

–En Diputados está pendiente un pedido de desafuero de Julio De Vido.

–Es un planteo extemporáneo e improcedente. Si un juez quiere allanar, tiene que pedir el desafuero y el juez Luis Rodríguez (que lo investiga por presunto enriquecimiento ilícito) no lo pidió. ¿Por qué el diputado Pablo Tonelli lo hace? ¿Es el apoderado del juez? Además, insistir con el allanamiento después de tres semanas es nada más que para las portadas de los medios. La Cámara podría decidir el desafuero, es un hecho político, no tiene nada que ver con la justicia. Todos estamos a disposición, lo único que garantizan los fueros es la inmunidad de arresto, salvo que seas encontrado in fraganti. Con el tema de los fueros, estamos convencidos que hay revanchismo, persecución. En Jujuy, por ejemplo, todos están en libertad condicional, hay una asociación ilícita de los tres poderes. Como lo que acaba de votar el Consejo de la Magistratura rechazando la recusación al juez Claudio Bonadio en la causa del dólar futuro. Son hechos de gravedad institucional. Actúan juntos un sector de la política, los medios corporativos y un grupúsculo de jueces y fiscales que quieren reeditar el 18 de febrero del 2015 (la movilización por la muerte del fiscal Alberto Nisman).

–Es lógico pensar en De Vido siendo que era el ministro y López el secretario de Obras Públicas.

–Puede haber responsabilidad administrativa, política incluso pero no delictual. Es muy difícil probar que alguien coimea. Nosotros estamos abrumados por la denuncia mediática. Cuando me tocó a mí, (el intento de coima de 20 millones de dólares para que siguieran vigentes los tickets que se daban como parte del salario sin pagar ningún aporte) garantizamos la prueba, grabando con recaudos legales el intento de soborno, y recién después de la denuncia judicial hicimos la conferencia de prensa. El resultado fue una condena firme para el tipo que no se fugó, Miguel Gutiérrez Guido Spano, y el tipo que era el director de la empresa Accor Argentina, Santiago Lynch, está prófugo. El abogado de Accor era Ricardo Gil Lavedra y acordamos que se publicara la sentencia en los medios.

–El problema es que cuando se saca a luz la corrupción de los otros se termina equiparando a todos.

–Ojo que lo que ignoran las corporaciones y sus representantes políticos es que esto deteriora a la política Y no se dan cuenta que sería terrible volver 'Al que se vayan todos'. Se les cae la máscara a los que utilizan a López cuando al votar el blanqueo –que aprobaron con los bloques de Sergio Massa y de Diego Bossio– no quisieron excluir a los contratistas de obra pública ¿De dónde salió el dinero del corrupto López? De la obra pública. Es una apreciación que no acepta prueba en contrario ¿Por que no aceptaron?

–¿Dieron alguna explicación?

–No, ninguna. Están utilizando desdorosamente esta mayoría, es una defraudación de lo que el pueblo votó. Cambiemos es minoría frente a la oposición. Vaya a saber las razones que tienen para armar una mayoría ficticia que no responde a lo que el pueblo votó.

–Hay rumores de ruptura en el bloque del FpV. Dicen que José Luis Gioja formaría un bloque aparte.

–No hay nada. Gioja votó contra el blanqueo con el FpV. Yo hablé con Maurice Closs y es cierto que los misioneros armaron un bloque propio. Ellos bajaron al recinto antes que nosotros. Votaron en general el proyecto del oficialismo pero tenemos muchas coincidencias. No es trágica la cosa. Tuvimos una reunión de bloque de tres horas y media el martes a la tarde, se hizo catarsis. Nos aguantamos a pie firme toda la presión, sabiendo que estábamos en minoría y que se iba a perder.

–¿Habló con Gioja?

–Nos sentamos en la misma fila, hay dos personas en el medio y nos hablamos. El es el presidente del PJ y yo soy afiliado.

–¿Lo representa?

–Yo soy peronista y él es el presidente del partido, me representa, y yo lo represento a él porque soy el presidente del bloque. Todos unidos triunfaremos. Somos el único bloque de oposición.

–¿Cree que Cristina Fernández de Kirchner tendría que hablar?

–Es una decisión personal. Los que tenemos que hablar somos los que tenemos representación orgánica y hablamos. Ninguno sacó la naranja de la jeringa. No tenemos problema en dar la cara, cuál es nuestra culpa.

–¿El bloque sigue unido?

–Sí, sí.

–¿Qué le dice a tantos militantes que se sienten desolados?

–Que lean los Sonetos Medicinales de Almafuerte… Que no se den por vencidos ni aún vencidos. Hay que retemplarse. Es cierto, esto provocó dolor. Este no es el fin de la historia. Estamos recibiendo muchas señales de apoyo de los compañeros. En algunos casos emocionantes.
















OPINIÓN


Kirchnerismo, corrupción y después




Por     José Natanson    *
La corrupción es letal para la democracia por varios motivos convergentes. El primero, el más concreto, es que implica el desvío de dinero que debería haberse destinado a otros fines: aunque no es cierto que los problemas del país se resolverán mágicamente si "los políticos dejan de robar", sí es verdad que los recursos que se ahorran en relojes o riyales podrían haberse volcado a construir escuelas, mejorar hospitales o reparar trenes: el hilo rojo que conecta la pileta de Ricardo Jaime con los frenos del Sarmiento.
En términos más generales, la corrupción corroe la cultura tributaria y afecta la base fiscal de la autoridad pública. Por eso, aunque condenable en cualquier tiempo y espacio, resulta especialmente grave en aquellos dirigentes y fuerzas políticas que defienden el protagonismo del Estado como regulador de la economía y protector social: no hay Estado fuerte sin impuestos altos y su recaudación depende, al menos en parte, de que la sociedad confíe en que su dinero será correctamente utilizado.
Pero además, en tanto provee un trato diferencial para ciertos individuos o grupos, la corrupción vulnera el principio de igualdad ante la ley, base del Estado de Derecho republicano, y pone en crisis la convivencia ciudadana. Con su potencial degradante, enloda a la política como un todo y contribuye a estirar la distancia entre la sociedad y lo que se ha dado en llamar "clase política", un fenómeno común a otras latitudes pero que en Argentina se verifica con particular énfasis a partir de la crisis de representación abierta en 2001.
Más en concreto, la corrupción obtura los espacios de discusión y debate. ¿Qué quiero decir con esto? A la hora de formular una evaluación del kirchnerismo, por ejemplo, uno puede razonablemente valorar la Asignación Universal, la moratoria jubilatoria y la estatización de YPF, y criticar la intervención del Indec y el manejo de la inflación, pero no puede incluir a la corrupción dentro del balance. No puede pensar que están bien algunas cosas y mal otras, y considerar dentro de ellas al soborno o la coima. Al ser éticamente inadmisible, la corrupción impide ensayar un cálculo y adoptar una postura, es decir situarse políticamente, respecto de la performance de un funcionario, un gobierno o un ciclo histórico. Como señala Alejandro Grimson, es esa potencia cancelatoria de la corrupción la que explica su carácter anti-político: la corrupción altera el flujo cotidiano del proceso político, lo interrumpe, y produce un efecto disruptivo que altera roles y posiciones. Como después de una bomba, nadie queda situado en el mismo lugar luego de un escándalo.
¿Hasta dónde llega la corrupción en Argentina? No es fácil decirlo, porque a diferencia de otros problemas sociales como el desempleo o la inflación, perfectamente medibles en un tanto por ciento, o incluso la inseguridad, controlable por cantidad de homicidios o encuestas de victimización, la corrupción es muy difícil de cuantificar. El difundidísimo Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) elaborado por Transparencia Internacional permite clasificar en un ranking a casi doscientos países. El problema es que se elabora en base a informes de consultoras financieras e instituciones internacionales como el Foro Económico Mundial, lo que genera un sesgo que refleja lo que podríamos llamar el punto de vista del mundo de los negocios: es probable que una economía amigable con el mercado se sitúe mejor que una que no lo es más allá de la transparencia con la que opera, como demuestra el hecho de que por ejemplo Colombia, donde una porción importante del territorio sigue sustraída al control del Estado bajo el dominio de la guerrilla o el narco, se ubique en un puesto más alto que, digamos, Ecuador.
Según los últimos datos, Argentina se encuentra en el puesto 108, mientras que Chile, por tomar un ejemplo cercano, se sitúa en el 23. ¿Argentina es un país mucho más corrupto que Chile? Desde este punto de vista sí, pero la información sólo da una pauta de la percepción. La otra gran herramienta de medición producida por la misma organización es el Barómetro Global de la Corrupción, que consulta a las personas sobre su exposición a casos de corrupción. Los datos de 2013 indican que, mientras que en Argentina entre un 2% y un 7% de los encuestados (dependiendo de las áreas de gobierno) reconocía haber pagado un soborno en los últimos doce meses, en Chile esa proporción se ubicaba entre el 3% y el 11%, y en Estados Unidos entre el 6% y el 15%.
Inherente al ejercicio del poder, la corrupción siempre está: la cuestión es cómo la tramita la sociedad, qué lugar ocupa en el sentido común ciudadano y qué hacen los políticos con ella: hay corrupción en Finlandia y en Italia, pero es obvio que finlandeses e italianos no la viven de la misma manera (y nótese que se trata en ambos casos de países desarrollados con un PBI per capita no muy diferente). Al revisar la experiencia argentina de los últimos años, queda la impresión de que la corrupción, que se convirtió en un tema central del debate político en los 90, funciona, como sostiene el sociólogo Sebastián Pereyra, como un clima que envuelve un momento determinado. Es un plus que agrega dramatismo a una etapa histórica. El vínculo de la sociedad con la corrupción es histérico: la corrupción siempre está, pero tiene que darse un cierto "momento emocional" para que se haga visible y se convierta en una preocupación generalizada que trascienda la indignación de las minorías intensas situadas a uno y otro lado de la grieta, cada una enojándose con el escándalo ajeno.
En este contexto, los episodios tienden a confundirse e incluso producen un efecto de acostumbramiento, lo que no significa que todos sean iguales ni que generen las mismas consecuencias. El caso de José López es cualitativamente distinto a otros que se vienen ventilando últimamente, y no solo porque la escena de su captura pareció escrita por un aspirante a guionista fanático de Tarantino pasado de faso. Es diferente, en primer lugar, porque no fue resultado de una investigación periodística sobre la que siempre puede posarse la sombra de una sospecha en relación a sus verdaderas intenciones o la plenitud de la prueba: las cámaras de TN sucedieron y no antecedieron a la detención del ex secretario, que fue pescado in fraganti, más acá de toda duda razonable. Por otro lado, no se trataba de un empresario que podría haber amasado su fortuna gracias a su empuje schumpeteriano: el célebre argumento de Aníbal Fernández en relación a Lázaro Báez ("¿Cuál es el delito de contar plata?") sencillamente no es válido.
Y, por último, no estamos hablando de un personaje periférico, un referente de provincias o un recién llegado al poder, sino de un funcionario que desempeñó un papel central durante los doce años de kirchnerismo, por decisión primero de Néstor y después de Cristina. El lugar que ocupó López en el corazón del dispositivo político de la década abre un profundo interrogante acerca del modo de funcionamiento del aparato kirchnerista y su exacta calidad ética. Por supuesto que, contra lo que pretende instalar el macrismo, el ciclo kirchnerista no se puede reducir a los casos de corrupción, ni sus políticas, en general positivas, eran una simple máscara para encubrir los latrocinios. Pero, ¿López era un lobo solitario o una pieza central de una maquinaria que la corrupción aceitaba y hacía funcionar? Sin López, sin los López, ¿la máquina seguía andando? ¿Qué función desempeñó en todo esto la concentración de poder, el debilitamiento de los organismos y mecanismos de accountability horizontal y cierto desdén hacia los principios del equilibrio de poder, durante años descartados como fetiches de republicanos abstractos por el kirchnerismo sunnita? ¿Hubo, en definitiva, una dimensión sistémica en la corrupción? ¿Hasta dónde llegaba la transigencia ética del gobierno, lo que se podía tolerar en nombre de otra cosa? ¿Quién sabía cuánto?
Tanto la reacción de Cristina Kirchner como la del superior inmediato de López, el diputado Julio De Vido, parecieron seguir una línea política insuficiente orientada a personalizar el problema y desplazar el foco hacia los empresarios. Y aunque es cierto que la corrupción suele concebirse como una conducta individual cuando en verdad se trata de una relación de la que el sector privado es siempre partícipe necesario, esto no exculpa al funcionario en cuestión, cuya actuación es quizás más criticable que la del empresario, que al fin y al cabo no tiene otro interés que el lucro y que no pretende actuar en nombre de, digamos, el bien común o la justicia social (de hecho, el código penal establece penas más altas para quienes, participando del mismo deliro de dádivas, forman parte del Estado). Y después está el efecto social de la defensa. Como escribió Grimson en la revista digital Anfibia, la idea de que la corrupción se circunscribe a ciertos funcionarios aislados y al poder económico puede crear la sensación de que lo que se busca en realidad es tapar el escándalo y pasar rápido la página. ¿Quién garantiza que "esto era todo"?
Conviene en cambio detenerse en un argumento que viene circulando y que es necesario desarmar, aquel que explica que para hacer política es necesario disponer de recursos, que un proyecto de transformación en clave popular no puede recurrir a las mismas fuentes a las que suele acudir la derecha y que por lo tanto no tiene más remedio que caer en el espeluznante financiamiento espurio. Aunque tiene la ventaja de iluminar un aspecto del problema que las miradas tontamente honestitas suelen pasar por alto, que es el financiamiento de las campañas electorales y su costo en aumento, ignora la cuestión del tipo de política que resulta de este método de construcción. La política es resultado pero también proceso, y la línea que divide el financiamiento fraudulento del enriquecimiento personal es fina como una hoja: el dinero, se sabe, es fungible. ¿Qué afiches iban a financiar los relojes y riyales?
Finalicemos con una especulación. Las consecuencias políticas del escándalo López, aunque imposibles de estimar ahora, serán profundas. En el corto plazo, parece evidente que refuerzan a un gobierno que, a juzgar por las designaciones en la AFI, el patético desempeño de Laura Alonso en la Oficina Anticorrupción, las confusas explicaciones ofrecidas a raíz de los Panama Papers y los evidentes conflictos de intereses de buena parte del gabinete, está dando pocas muestras de ejercer la transparencia que prometió durante la campaña.
Paralelamente, el affaire afecta la legitimidad del kirchnerismo. Por su propia lógica, los escándalos mediáticos, que son el modo en el que la corrupción se presenta ante la sociedad, no actúan bajo la forma de un tribunal de justicia, que por definición debe juzgar conductas individuales, sino a partir del castigo a colectivos sociales o incluso a procesos históricos enteros: es el kirchnerismo – o el menemismo – el que resulta enjuiciado. Y así pagan justos por pecadores: la conducción de La Cámpora o el equipo de Axel Kiciloff, por citar casos de grupos orgánicos a los que hemos criticado en varias oportunidades pero que no tuvieron que enfrentar, pese a que ocuparon lugares estratégicos en el gabinete y las empresas públicas, una sola denuncia fundada, se mezclan con los López y los Jaime en un mismo brebaje espeso, que al final es el que sobrevive en el paladar de una sociedad que por momentos tolera la corrupción pero que últimamente decidió que le resulta inaceptable.
*    Director de Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur.










EL EFECTO LÓPEZ SOBRE EL GOBIERNO, EL JUSTICIALISMO Y  

LA IGLESIA CATÓLICA

Orantes y penitentes


La detención de López en el monasterio pateó el tablero político. Al Gobierno le simplificó la aprobación de medidas de efecto más gravoso que los nueve millones de dólares del ladronzuelo sorprendido al buscar asilo en sagrado. Al justicialismo le incentiva el apetito por deshacerse de CFK y al kirchnerismo le exige un debate a fondo y en serio sobre la corrupción, que es un fenómeno transversal. Los jóvenes que creen en la política como instrumento de transformación tendrán la última palabra. 
Por      Horacio Verbitsky

La materialidad rotunda del episodio relega cualquier otra consideración. Todo parece abstracto y difuso en comparación con las imágenes y el relato de la captura de José López al salir del monasterio de las monjas orantes y penitentes en una fría madrugada de junio. De tan perfecto provocó las dudas públicas del Frente Renovador: al jefe de su bloque de senadores bonaerenses Jorge D'Onofrio le dio la sensación de que "todo fue preparado. Que se armó una historia con el llamado del 911, las monjas y Jesús (el denunciante), que no es muy creíble". Eso no obsta para que su partido lo aprovechara tanto como la Alianza Cambiemos.
Que López haya saltado esa tapia en la misma semana del conflicto entre el Vaticano y el gobierno por la donación de más de un millón de dólares a una entidad educativa auspiciada por el Papa Bergoglio replantea el rol de la Iglesia Católica, y muy en especial de su jefe, con el sistema político y la sociedad civil de la Argentina, en momentos en que el Justicialismo se debate en un vacío de poder. La media sanción de la ley de blanqueo, que preserva el secreto de los delitos tributarios cometidos y extiende esa protección a los contratistas de obra pública y a casi toda la parentela de los funcionarios indica que no hay en el actual gobierno más voluntad que en los anteriores por poner coto a los abusos de lo que hace décadas se conocía como la Patria Contratista. Sin reformas en el régimen de compras y contrataciones del Estado, los sucesos de estos días serán apenas anécdotas risueñas, aportes ingeniosos de los oriundi a la continuidad de una picaresca que hizo célebre al cine italiano.

Colores vivos
Hace justo un año, Aldo Ferrer difundió la versión preliminar de un breve trabajo titulado "Acerca de la corrupción", en el que ensayó una tipología binaria: corrupción cipaya y vernácula, circunstancial y sistémica, pública y privada, globalizada y endógena. También formuló propuestas para combatirla "en el marco de estrategias de desarrollo que movilicen el potencial del país, defiendan los intereses nacionales y promuevan la equidad y el bienestar. De otro modo, seguiríamos sometidos a los problemas que promovieron la corrupción, al mismo tiempo que frustraron el desarrollo de la Argentina". Las valijas del señor López caerían en los tipos vernácula, circunstancial, pública y endógena. Pero eso no atenúa el shock de la peripecia lujanera.
Las postulaciones del gran maestro del pensamiento nacional están entre las más lúcidas sobre un problema en el que sobran adjetivos indignados y faltan reformas sustantivas que ayuden a superarlo. No obstante, también las definiciones de Ferrer se ven pálidas en contraste con los colores vivos de la escena revelada: el rojo de la valija, el verde de los billetes, el azul del chaleco blindado y del casco con que López es trajinado de un lugar a otro, entre un enjambre de comandos de operaciones especiales con el rostro cubierto. De este modo, la alquimia oficial lo transmuta en el jefe de un cartel de narcotraficantes, cuando la forma en que cayó muestra a un pobre infeliz solo con su sombra, que intentó ocultar las pruebas de sus delitos a la hora menos conveniente y en el lugar más sugestivo. Esta intencionalidad gubernativa sigue el mismo guión representado hace tres meses con Lázaro Báez. La escena primaria hiere los ojos y los oídos de la multitud hipnotizada a toda hora frente al televisor. El director del Banco Central, Pedro Biscay, quien antes integró la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC) y dirigió el Centro de Investigaciones y Prevención de la Criminalidad Económica (CIPCE) describe una operación que combina lo mediático con "el corazón de una lógica mafiosa que vuelve delictivo todo lo hecho por una gestión de orientación popular. Se opera una conversión cínica que vuelve delito, choreo, estafa, malversación cualquier iniciativa de política pública del anterior gobierno. Es delito no haber ejecutado en su totalidad un proyecto presupuestado, es delito haberlo ejecutado tardíamente, es delito si se lo ejecutó en etapas que implicaron correcciones, como también es delito si se adeuda a determinados proveedores. Todo es delito porque si un funcionario público cometió un delito, entonces todo lo que rodea a ese funcionario público también es delictivo. Es la lógica de la asociación ilícita aplicada a la organización de la política".
Para Ferrer en los países avanzados y en los emergentes con fuerte densidad nacional la corrupción suele ser circunstancial, consistente en el soborno de quien tiene autoridad de disponer de un activo o un servicio que no le pertenece. En cambio en los países subdesarrollados, de débil densidad nacional, la corrupción sistémica es "mucho más depredatoria", por ejemplo las decisiones y políticas que generan rentas privadas espurias, que perjudican el interés público. Ferrer lo ejemplifica con "la imposición de un tipo de cambio sobrevaluado y la desregulación de los movimientos de capitales que culminaron en el endeudamiento hasta el límite de la insolvencia, generaron una masa gigantesca de rentas especulativas y fuga de capitales y deterioraron el aparato productivo y la situación social". Según esta tipología, las decisiones adoptadas en los primeros seis meses del actual gobierno, que implicaron la transferencia de miles de millones de dólares de muchas a pocas manos y cuyas consecuencias se sentirán por generaciones, son mucho más nocivas que los nueve millones en las valijas de José López. Pero aprehenderlo requiere una operación abstracta del pensamiento porque la práctica cotidiana de los consumidores masivos de infotainment televisivo no permite abarcar los 4.200 millones de dólares anuales que deja de percibir el Estado por retenciones a las exportaciones agropecuarias y mineras ni el consecuente desfinanciamiento de inversiones sociales. En cambio, todos han visto alguna vez un dólar y tienen bolsos o valijas en su casa. El robo de López está a escala de quien compra un billete con la ilusión de ganarse la lotería y cambiar de vida. Por eso impacta en forma demoledora. Todo periodista sabe que ningún informe sobre la persecución y asesinato de millones de personas es más conmovedor que el diario que una adolescente escribió escondida en "La casa de atrás". En eso consiste la cultura de masas.
Los altos niveles de repulsión que manifiestan en los últimos días periodistas, políticos, intelectuales, actores y otros protagonistas de la comunicación informática, desde los más sinceros hasta los oportunistas, así como la direccionalidad política que cada uno intenta darle a sus profundos sentimientos, son tan previsibles como insustanciales. Por ciertos que sean la tipología de Ferrer y el daño que las políticas oficiales están haciendo al interés público, oponerlas a la imagen de López y su último trayecto en libertad, liviano de equipaje, es una respuesta tan patética como arrojar bultos sobre la tapia en la oscuridad y no realza a quien lo intenta. Es verosímil, como dijo CFK el viernes, que ese dinero no se lo haya dado ella a López sino algún empresario que hacía negocios con el Estado. Pero la estridente sospecha, inducida por un afinado coro de medios, no es que proviniera de la ex presidente, sino que ella y/o el ex presidente Néstor Kirchner hayan sido receptores de entregas previas equivalentes. "Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de las matrices estructurales de la corrupción", agregó CFK. La respuesta sabe a poco por parte de quien en un acto proselitista en La Plata contó que cuando eran muy jóvenes Kirchner le dijo que para hacer política es necesario tener plata. Se comprende mejor la reacción de La Cámpora, que no necesitó más que unas pocas horas para repudiar a López y aducir que la pertenencia a un movimiento "que se plantea como objetivo central el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares no puede ser un mero acto declamativo o una foto en un cartel: es una forma de vivir y un compromiso para toda la vida". También la del ex ministro Axel Kicillof, quien dijo que "la gente no milita para que un vivo, un corrupto, se afane la guita". Entre las muchas acusaciones que su gestión recibió del sector patronal nunca figuró una por pedidos indebidos de fondos. Ellos y su esforzada militancia territorial están entre los grandes damnificados por lo sucedido. "No podemos eludir más la discusión frontal sobre la corrupción durante la última década. No es sano, no es inteligente y deja sin herramientas a los movimientos sociales que apuestan por opciones de gobierno populares. Quienes queremos defender estas banderas y las políticas de inclusión social y de derechos construidas estos años, tenemos la obligación de hacerlo. Así como frente al gatillo fácil y la represión policial oponemos políticas de control civil sobre el uso de la fuerza y programas contra la violencia institucional, debemos construir programas de prevención de corrupción que pongan en el centro de la escena el rol corruptor de las empresas y los problemas de debilidad legal que favorecen la corrupción", añade Pedro Biscay. A su juicio, el gobierno necesitaba "de un escándalo como éste que vuelva todo lo demás delictivo: es el efecto de la mancha venenosa. Es radioactivo porque todo lo que toca lo contamina y expande su contaminación radialmente. Excede la incapacidad que hemos tenido para pensar respuestas audaces y poderosas frente a la corrupción, pero a su vez nos deja sin capacidad de respuesta porque al criminalizarlo todo, nos vuelve cautivos de un mecanismo extorsionador que trasviste la banalidad del mal en una virtud, el temor en seguridad, la opresión en libertad y la dignidad de haber construido derechos en avergonzamiento público. Esta lógica es mafiosa en sí y para sí. Se impone en los recintos parlamentarios, en la justicia y en los medios televisivos. Es la única opción posible de enceguecernos para que la matriz criminal del poder económico aumente el endeudamiento externo como mecanismo de financiamiento de la fuga de capitales a la par de asegurar que la pila de la rentabilidad financiera crezca obscenamente mientras las pilas de la producción y el consumo se destruyan progresivamente".

La transversalidad del sigilo
Al cabo de doce años de gobierno en los cuales José López fue el regente de la obra pública bajo las tres presidencias Kirchner, el comentario de CFK luce tanto necesario cuanto insuficiente. Hubo tiempo de sobra para poner en funcionamiento mecanismos institucionales que redujeran las oportunidades para el enriquecimiento ilícito de funcionarios, con un nuevo régimen de compras y contrataciones del Estado, que superara al obsoleto sancionado por Fernando de la Rúa en 2001 y actualizado en cuanto a su informatización por CFK en 2012, con menos controles que excepciones a la licitación pública. La renovación de la emergencia año tras año, mucho después de dejar atrás la crisis de fin de siglo, contribuyó a la discrecionalidad. Los proyectos de reforma de los códigos penal y procesal penal no contemplaron enmiendas para impedir que un alto número de causas por los delitos denominados de corrupción terminen en absoluciones por prescripción, que es el resultado perseguido por los grandes estudios jurídicos y contables que atienden a las principales empresas. La ley electoral promulgada en 2009 asignó espacios publicitarios gratuitos en televisión a todos los partidos políticos, lo cual niveló las fuerzas y permitió que los partidos menores hicieran conocer sus propuestas y sus candidatos. Pero, a diferencia de lo que sucede en Chile, no prohibió que además de esos espacios gratuitos, los partidos pudieran comprar otros, con la única limitación de su chequera. El enorme gasto en publicidad, sobre todo televisada, es uno de los pretextos más frecuentes para explicar la obtención ilícita de recursos, con el argumento que de otro modo sólo los ricos podrían hacer política (sic). El paquete de leyes de democratización de la Justicia que CFK envió al Congreso en 2013 incluyó restricciones para la presentación de medidas cautelares, contra la posibilidad de impugnar ante la Justicia las decisiones de los funcionarios públicos. Un mínimo catálogo de medidas precautorias debería incluir
- elaboración participativa de pliegos, cuyos errores desincentivan la participación de proveedores;
- creación de oficinas dirigidas al desarrollo de proveedores;
- registro unificado de proveedores y representantes. Es tan defectuoso, a veces apenas con una casilla de correo, que hasta ha habido casos de funcionarios que actúan como representantes;
- coordinación de registros a nivel nacional y provincial;
- mayor control en el proceso de ejecución;
- sanciones de exclusión por colusión o incumplimientos graves en ejecución de contratos;
- conversión de la Oficina Nacional de Contrataciones en una base federal de datos donde todas las jurisdicciones tengan que informar sobre sanciones y denuncias.
Las limitaciones señaladas no pueden adjudicársele a una sola fuerza política: el sigilo y la excepción constituyen una de las formas más ostensibles de la transversalidad. El dictamen que en la madrugada del viernes fue aprobado por la Cámara de Diputados excluyó de la posibilidad de blanqueo a los cónyuges, padres e hijos de la larga lista de funcionarios públicos expuestos políticamente a la que el oficialismo debió resignarse para conseguir mayoría, pero esa prohibición no alcanzó a los convivientes de esos funcionarios ni a los contratistas de obra pública. Esto deja afuera a Franco Macrì, pero no a la amiga que maneja los negocios en China en los que se refugió cuando hijos y sobrinos lo corrieron del control del holding familiar con la amenaza de un juicio por insania. Tampoco alcanza a Angelo Calcaterra ni a Nicky Caputo, los alter ego del presidente. Pese a ello, los diputados de la Coalición Cívica Libertadora Fernando Sánchez, Alicia Terada y Leonor Martínez Villada oprimieron el botón de votar afirmativo sin rebelarse, consecuentes con la extraordinaria definición con que Elisa Carrió justificó hace un año la alianza con Macrì: "Es corrupto pero republicano". En vez de acompañar a sus diputados ella prefirió faltar a la votación para no mojarse los pies en el agua sucia. El artículo 87 protege además "el más absoluto secreto" de los delitos tributarios amnistiados y de sus montos, aunque el gobierno debió retroceder con la multa equivalente a la suma blanqueada y con la inclusión de periodistas y medios de comunicación en el castigo penal. Aún con esas concesiones menores, el texto votado confirma que la ley afecta la libertad de expresión "que no es sólo para los periodistas sino para el pueblo que vive en democracia, y como medio para lograr tal fin", como dice Enrique Alberto Hidalgo, secretario parlamentario de la Cámara de Diputados durante la presidencia de Alberto Balestrini. Algo que es de tanto interés público como para motivar una amnistía del Congreso "¿puede quedar oculto? Sólo el recaudador tendrá la información. Los periodistas podrán difundir la que consigan pero no podrá ser debatida por los que no sean periodistas. El pueblo sólo lo mira por TV. La obsesión del Estado Secretista es tal que prescribe que los funcionarios no pueden divulgar la información 'ni aun a solicitud del interesado'. O sea que el ocultamiento de los evasores pasa a ser razón de Estado superior a la propia voluntad del delincuente amnistiado", agrega Hidalgo. Otro cambio de última hora que no se discutió en comisiones y se agregó en el recinto fue el traspaso de la UIF al ministerio de Hacienda y Finanzas, cuando hasta ahora dependía del de Justicia y Derechos Humanos. Es una amable concesión al ministro Alfonso De Prat-Gay, quien fue objeto de un reporte de Operación Sospechosa por parte del organismo que ahora quedará a su merced. De este modo la Mesa de Coordinación del Régimen de Sinceramiento Fiscal se reducirá al ministerio de Prat-Gay, el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores. El discurso de la transparencia que viste al gobierno queda así en palabras que se lleva el viento y deja ver que el rey está desnudo.











Cuando Macri pagaba


Por      Horacio Verbitsky
La corrupción no nació aquí con la democracia. El 16 de marzo de 1981 la revista Time abrió su sección de Economía y Negocios con una mención especial para la Argentina. Al describir el estilo de coimas en cada país decía que aquí eran preferidos cuadros post-impresionistas de apreciadas galerías como Wildenstein o joyas que los funcionarios elegían en Ricciardi. Lo más impresionante era el cuadro de los Grandes Receptores de coimas que acompañaba la nota. La Argentina figuraba en primer lugar, con un 20 por ciento sobre los contratos, y la displicente observación: "Los diamantes son eternos". México ocupaba el segundo lugar: del 15 al 20 por ciento y "Seducción latina". Seguían Arabia Saudita (del 3 al 15 por ciento, "Alquile un jeque"), Malasia (del 5 al 10 por ciento, "Perder al golf") e Indonesia (del 5 al 10 por ciento, "Todo en familia"). En aquel momento gobernaban la Junta Militar de Jorge Videla y su ministro José Martínez de Hoz. Seis años después, de los diamantes se había pasado al dinero en efectivo. Hace 25 años escribí en mi libro Robo para la Corona: "Uno de los pocos casos en los que es posible conocer con detalle los pagos que se realizaron es el del gasoducto Loma de la Lata, entre Neuquén y Buenos Aires, construido por los tres grandes grupos económicos del país: Techint, SADE (de Pérez Companc) y Macrì, reunidos en el Consorcio Neuba. La financiera cautiva de Techint, Santa María, se encargaba cada mes de recaudar los aportes, proporcionales a la participación de cada grupo en el consorcio, en el que Techint tenía mayoría. Luego la misma financiera pagaba los sobornos, que en las notas internas se identificaban con el eufemismo Prestaciones de sede. La nómina de pagos incluía funcionarios y políticos, tanto radicales como peronistas, y empresas competidoras excluidas del negocio, para que no protestaran. En total se pagaron por esa obra en el año 1987 más de once millones y medio de dólares. Con exactitud: 11.527.000 dólares, o expresado con la técnica financiera de las planillas de Santa María: 11.527 US$ x 10 a la tercera. Una observación notable que surge de estas planillas es que un alto porcentaje de los sobornos, casi 3 millones de dólares, se pagaron en agosto de 1987, es decir en el mes previo a las elecciones del 6 de septiembre". El facsímil de ese documento histórico fue publicado en esta columna el 21 de marzo de 1993. Es decir que esa matriz estructural ya estaba presente en el país antes de que Kirchner fuera electo por primera vez intendente de Río Gallegos. Los corrompidos eran dirigentes políticos del bipartidismo y los corruptores los mayores contratistas de obra pública. Cuando se pagaron esas prestaciones, Maurizio Macrì ya integraba el Comité Operativo de las Sociedades Macrì (SOCMA), y cuando se publicaron los hechos ocupaba su vicepresidencia ejecutiva. El facsímil me fue entregado por un ex directivo de SOCMA, que trabajó por entonces con el actual presidente. Antes, recortó los nombres de los beneficiarios, porque él también era dirigente político del justicialismo. Si la clave está en la relación promiscua entre funcionarios y empresas, el curioso nexo entre el ex secretario de Obras Publicas José López y el obispado de Mercedes-Luján, en cuya jurisdicción está el monasterio del que López tenía llave, también roza a la familia presidencial. La primera licitación realizada por el gobierno de Néstor Kirchner en 2003 fue para la reparación de la Basílica de Luján. Según el portal La Voz Pública/Chequeado (que se sostiene entre otras fuentes con donaciones de grandes empresas locales y transnacionales como Techint, el Grupo Clarín, la Sociedad Rural, Google, Barrick, Benito Roggio, Telefónica, Chandon, Coca Cola, Danone, DirecTV, Farmacity; los bancos HSBC, de la Ciudad de Buenos Aires, Galicia, Hipotecario y Supervielle; Gas Natural, Metrogas, Ledesma, Nidera, Shell, Pampa Energía, Pan American Energy, Petrobras, Quilmes y Syngenta), "López dividió la obra en tres etapas: la primera fue adjudicada a la empresa Teximco S.A por casi 5 millones de pesos. La segunda y la tercera las ganó la empresa Creaurban S.A., una de las principales constructoras del Grupo ODS, cuyo propietario es Ángelo Calcaterra, el primo del presidente de la Nación, Mauricio Macri. Según se extrae de los balances de la empresa Iecsa, del grupo ODS, la última etapa se adjudicó por 47 millones, y a septiembre de 2015 el monto de la obra ya ascendía a 127 millones de pesos". Sólo un genio de la publicidad pudo construir una imagen de transparencia en torno de un empresario cuyas compañías aparecen cada vez que se descubre algún negocio dudoso con el Estado. En su respuesta a las acusaciones del presidente de la Cámara de empresas constructoras, Juan Chediak, el ex ministro Julio De Vido dijo que el constructor "participó de la licitación para las Represas Kirchner-Cepernic en una UTE que integraba junto a Báez, Calcaterra, Synohidro y Esuco por casi 5.000 millones de dólares". Como dice el mismo genio publicitario, en todo estás vos.
Los pagos de Techint, Macri y Pérez Companc a políticos del bipartidismo en 1987.












DOS PREOCUPANTES INFORMES DE LA ONU SOBRE 

CONTAMINACIÓN Y SALUD PÚBLICA


Las aguas que matan


Cada año mueren casi dos millones de chicos y bebés por consumir agua contaminada, y cada año se arrojan al mar dos millones de toneladas de efluentes cloacales e industriales sin tratamiento. Una bomba de tiempo sanitaria.
Según la Organización de la Naciones Unidas, al menos un millón ochocientos mil menores de cinco años mueren cada año por males vinculados al agua sucia, en tanto el mundo actual emite dos millones de toneladas de efluentes cloacales y desechos industriales y agrícolas. Así lo afirma una declaración conjunta emitida por dos programas de la organización -sobre Medio Ambiente y sobre Hábitat- que delinean un preocupante panorama de contaminación ambiental y mortalidad infantil.
Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), destaca que "más de la mitad de las camas de establecimientos médicos del mundo están ocupadas por pacientes que sufren enfermedades ligadas a la ingesta de agua contaminada. Para que se aprecie la magnitud del desastre basta saber que hoy muere más gente como consecuencia del agua que por efecto de toda formas de violencia, incluidas las guerras".
La documentación proporcionada por la dupla Pnuma-Hábitat, señala que el impacto de la situación sobre el medio ambiente en general no es menos impactante. Ello se debe a que alrededor del 90 por ciento del agua desechada en los países en vías de desarrollo es vertida sin tratamiento alguno directamente en ríos, lagos y océanos.
"Tales descargas son parte de la razón por la cual crecen sin cesar y velozmente las zonas carentes de oxígeno en los mares y océanos del planeta", dijo Anna Tibaijuka, directora ejecutiva de Hábitat. Tibaijuka señaló también que "actualmente 245 mil kilómetros cuadrados de ecosistemas marinos son afectados por impactos tóxicos en la fauna ictícola, los ambientes submarinos y las cadenas alimentarias".
Los especialistas verificaron además que el clima es impactado, ya que las emisiones acuáticas de gas metano y de óxido nitroso podrían aumentar intensamente (entre el 25 y el 50 por ciento) de aquí al año 2020: son parte del calentamiento global. Según Naciones Unidas, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades marcadas por inadecuadas infraestructuras y recursos para encarar la gestión hídrica de manera eficiente y sustentable. Al respecto se resalta que 21 de las 33 megaciudades del planeta se encuentran sobre zonas costeras donde frágiles ecosistemas se hallan en franco deterioro, y que sin mediar una gestión hídrica eficaz, empeorarán de forma irreversible.
Hacia 2015 las poblaciones costeras sumaban 1.600 millones de personas (un quinto del total global) que sumarán 5.000 millones en 2030, en un mundo cuya población global superará los 9.000 millones en 2050. "Algunas de esas tendencias son inevitables, pero sin embargo el mundo posee opciones en términos de cantidad y calidad de los desagotes en ríos y mares si se toman medidas de sustentabilidad en establecimientos agrícolas, áreas rurales y ecosistemas circundantes", afirmó Steiner.
Ambos funcionarios citados consideran que si se realizaran inversiones apropiadas en los sistemas sanitarios y las tecnologías de tratamiento de efluentes, la situación general podría mejorar. En otros casos, afirman, también podrían tomarse en cuenta inversiones para la rehabilitación y restauración de los sistemas purificadores que posee la naturaleza, como los humedales y los manglares, "desafíos para los que nuestras instituciones están preparadas".
El príncipe Willem-Alexander, subsecretario general de la ONU para el agua y sistemas sanitarios, opinó al respecto que "los efluentes tóxicos no son apenas una amenaza sino un desafío donde podemos hallar oportunidades para crear empleos verdes, bienestar social y salud ecológica".
Anualmente, según la ONU, más de dos millones de personas fallecen por enfermedades diarreicas que en un 88 por ciento se deben a la falta de higiene cloacal y al abastecimiento de agua contaminada. Dado que el agua del plantea viaja por el sistema hidrológico desde las cumbres de las montañas hasta los mares, las actividades de la sociedad humana capturan y extraen millones de litros de agua para sostener a sus comunidades y economías. En cuanto al impacto del cambio climático en las aguas terrestres, ya hay regiones que padecen escasez de líquido confiable, mientras los grandes glaciares están retrocediendo a enorme velocidad.


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