viernes 17 de junio de 2016
Hasta que al furioso pro yanqui Cammarota se le ocurrió el mote, inspirándose en la película Mogambo, los gorilas no tenían nombre propio y eran conocidos sólo por la negativa : "los contreras".
INEQUIDADES: LOS PERONISTAS SOMOS FINITOS, LOS GORILAS SON ETERNOS
El godo Solano, como todos los peninsulares que hacen globitos de saliva al pronunciar despectivamente la palabra "populista", también es gorila aunque no lo sepa. Francisco Solano escribe en El País sobre el ensayo "Echeverría", de Martín Caparrós, publicado por Anagrama: "Caparrós concede a Echeverría, el mérito más poético que político de haber sido antiperonista antes de la existencia de Perón".
Francisco Solano escribe en El País sobre el ensayo "Echeverría", de Martín Caparrós, publicado por Anagrama: "Caparrós concede a Echeverría, el mérito más poético que político de haber sido antiperonista antes de la existencia de Perón".
Y opina este Paco gaita (sin parentesco que conozcamos con los Solano López de Paraguay y Argentina): "No es un mérito menor".
Si Caparrós lo considera un elogio se dará la paradoja de que después de tantísimo tiempo, y como cuando éramos pibes militantes, volvemos a coincidir:
El Peronismo nació en 1945 y sobrevive hasta hoy a través de varias mutaciones (gracias a Néstor Kirchner, que lo reconcilió con los derechos humanos, tras la catástrofe de mediados de los '70).
Es finito: nació y acaso muera (ojalá que no antes de volver a gobernar sin ser castrado) pues es una encarnación del movimiento nacional que pretende una Patria Grande, unida, solidaria y organizada, socialmente justa, económicamente independiente y políticamente soberana.
En cambio, los gorilas existieron siempre, y muy claramente desde el levantamiento de Espartaco.
Sólo que no tenían nombre.
Los bautizó así un gorila tremebundo, Aldo Cammarota, muy poco antes de que se atrevieran a bombardear la Plaza de Mayo y matar a más de trescientas personas sólo porque no consiguieron quien se sacrificara acercándose al General y disparándole, lo que era muy fácil.
Hasta que al furioso pro yanqui Cammarota se le ocurrió el mote, inspirándose en la película Mogambo, los gorilas no tenían nombre propio y eran conocidos sólo por la negativa: "los contreras".
El godo Solano, como todos los peninsulares que hacen globitos de saliva al pronunciar despectivamente la palabra "populista", también es gorila aunque no lo sepa.
Como lo era Echeverría, como lo son tantos escritores de aquí y de allá que se horrorizan de la posibilidad de que se los emparente con el subsuelo de la patria, el magma de autóctonos, conquistadores, criollos y emigrantes del que proviene la inmensa mayoría de los argentinos.
Allá ellos.
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