sábado 23 de julio de 2016
LA REACCIÓN DE LEGISLADORES OPOSITORES ANTE LA
POSIBILIDAD DE SUBIR LA EDAD JUBILATORIA
“Esa es la teoría eterna del FMI”
Las sorprendentes declaraciones del titular del PAMI acerca de que la gente de más de 65 años puede seguir trabajando generaron ayer la respuesta de los especialistas de la oposición, como el kirchnerista Díaz Roig y la massista Tundis.
El titular del PAMI, Carlos Regazzoni, abrió la polémica con sus declaraciones.
Por Miguel Jorquera
La frase con que el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, alentó la idea del Gobierno de aumentar la edad jubilatoria no sólo repercutió en los oídos de muchos trabajadores sino también en varios especialistas en tema previsionales que le salieron al cruce. "En el mundo entero la gente a los 65 años está muy bien y puede seguir trabajando. Y la medicina dice que es mejor seguir trabajando porque es lo que mejor mantiene la mente en forma", aseguró el funcionario. "Es la idea liberal de buscar el equilibrio monetarista de las jubilaciones por eliminación, por genocidio", dijo a Página/12 el diputado Juan Carlos Díaz Roig, del Frente para la Victoria. "Me parece una locura. No es un tema que se pueda tratar en un momento del país en el que no hay trabajo y disminuyó la expectativa de vida", agregó la diputada Mirta Tundis, del Frente Renovador, en diálogo con este diario.
"Creo que la gente tiene hoy en día muchos años de vida saludable por delante", se justificó Regazzoni para augurar otros tantos de trabajo para quien lo conserve y varios especialistas salieron a cruzarlo. "Subir la edad jubilatoria es la teoría eterna del FMI y que le impusieron a Grecia y España para refinanciarle sus deudas. Es la lógica del sistema de capitalización, donde lo importante es que capital llegaron a acumular los trabajadores y no que edad tienen, y que ya fracaso también en Chile. Con ese mismo criterio monetarista, el Gobierno también crea la pensión universal, que está por debajo de la jubilación mínima y anula la pensión derivativa a sus conyugues", dijo Díaz Roig, uno de los especialistas en temas previsionales del FpV.
Para la también especialista Mirta Tundis "no están dadas las condiciones" para el aumento de la edad jubilatoria. "En el resto del mundo la edad promedio para las jubilaciones están entre los 60 y 65 años. Si bien la expectativa de vida ha aumentado en muchos lugares, en la Argentina bajó con respecto a otros países de la región: aquí es de entre 75 y 76 años y en Chile de 80", señaló la diputada massista.
"Durante el gobierno anterior se volvió al sistema de reparto, donde los trabajadores aportan para pagarle la jubilación a su papá y que ahorra para la propia a la que aportarán sus propios hijos, donde lo importante es crear fuentes de trabajo. El haber jubilatorio debe sustituir al salario en función del consumo. Y no como el criterio liberal del gobierno macrista donde el salario y la jubilación son un gasto: la inflación, la baja del salario, la pérdida de consumo y de recaudación impositiva, hará que el segundo ajuste anual para los jubilados, por primera vez, esté por debajo de la inflación", sumó Díaz Roig.
"El Gobierno, aunque no es el responsable directo, primero debe resolver los 35 mil casos ni/ni: personas que no trabajan ni se pueden jubilar, mayores de 45 años que no consiguen trabajo y no sabe de que vivir. Además en un país donde se pierden fuentes de trabajo y las pymes cierran porque no pueden pagar los aumentos de los servicios, como van a acceder a un trabajo los chicos de 18 años si se extiende la vida laboral de los adultos", afirmó Tundis.
Sus propuestas tampoco coinciden con el oficialismo. "Estoy de acuerdo con que una persona de 60 o 65 años puedan seguir trabajando en forma voluntaria en relación de dependencia con sus aportes y contribuciones al sistema. Pero debe continuar la jubilación mínima y universal en el sistema de reparto y quienes quieran o puedan hacer un aporte adicional voluntario a sindicatos, mutuales o seguro de retiro", insistió Díaz Roig que quiere que el debate de una reforma al sistema previsional se realice en el Congreso.
"Creo que la posibilidad de aumentar la edad para continuar trabajando debe ser optativa, como es ahora en el caso de las mujeres. Hay países que su sistema provisional prevé la jubilación anticipada, como Brasil, donde está estipulado por los años de aportes. En un mundo en el que hay una población envejecida, debe analizarse nuestro sistema provisional pero el ámbito debe ser el Congreso", agregó Tundis.
PANORAMA POLÍTICO
Empelotados
Por Luis Bruschtein
"El que quiera ver fútbol gratis que se vaya a vivir a Cuba, esto es el capitalismo", dijo Fernando Niembro y le dieron salida. Mauricio Macri prometió en campaña que no tocaría "Fútbol para Todos". Eso fue a fin del año pasado, con el gobierno de Cristina Kirchner. Y ahora Macri, ya presidente, dice, como si fuera la Biblia, lo mismo que dijo Niembro. A esta Biblia, evidentemente, la escribe la política. Porque hace pocos meses la Biblia decía que el deporte y su difusión eran un derecho de los pueblos que debía ser satisfecho por los gobiernos. La nueva Biblia estipula, en cambio, que el fútbol es un negocio y que allí no tiene nada que hacer el Estado. No hay derechos, hay negocio. El único derecho que preserva el Estado es el de los privados a hacer negocio. Es la nueva Biblia. Esa es la esencia del cambio de Cambiemos con Pros, radicales y lilitos.
Es la esencia que nunca se reconoce y que se disfraza con una Disneylandia casera: la lucha contra la corrupción. Cada vez que los denunciadores seriales, periodistas o políticos, dicen que encontraron un hecho de corrupción, los argentinos se ponen contra la pared porque ipso facto viene un guadañazo al salario o a derechos ganados. Aníbal Fernández, Juan Manuel Abal Medina y Jorge Capitanich son tres jefes de Gabinete acusados de un delito insólito: no haber controlado lo que no tenían que controlar. Aunque dentro de tres años los tres sean absueltos, la acusación alcanza ahora para inducir la sospecha de que se quedaron con un vuelto. La lucha contra la corrupción se convierte así en la excusa o la distracción para el verdadero robo y sacarle al pueblo un derecho por el que, de aquí en adelante, va a tener que pagar para ejercerlo y engordar así el bolsillo de algún empresario amigo del gobierno.
En estos seis meses de macrismo se ha convertido en un clásico el tipo que sale a cortar la calle porque no tiene electricidad, pero justifica el corte de luz "porque las tarifas están atrasadas". Bueno, ahora tiene más de mil por ciento de aumento en el precio de los servicios y solamente es la primera etapa del tarifazo. Ese tipo que habla en nombre de un sentido común que lo castiga permanentemente y lo relega como un ser sin derechos, sometido a los designios del mercado que manejan las grandes empresas, está siendo reemplazado lentamente en la calle por otro ciudadano que se siente sujeto de derechos y los reclama, como se vio en el cacerolazo contra el tarifazo. Es probable que en muchos casos sean las mismas personas porque las esquinas más pobladas se vieron en los barrios de clase media más o menos acomodada donde el macrismo ha ganado las elecciones con mucha holgura. No deja de ser una paradoja.
El mismo tipo que durante doce años escuchó hablar de ampliación de derechos y se vio favorecido por esas políticas, fue convencido de que los derechos de las grandes empresas están por encima de los suyos. A pesar de que se favoreció, no lo pudo valorar. Pero cuando un gobierno al que votó le conculca sus derechos, recién ahí reacciona como sujeto de derechos. Cuando los gana o se los dan, siente que no tiene derecho. Y solamente reacciona por su dignidad, cuando se los conculcan. Ahora le han dicho que no tiene derecho a la calefacción ni al fútbol. Solamente tendrán acceso los que puedan pagarlo y punto, se acabó el derecho, rige el mercado.
Fútbol para Todos fue una de las medidas con más respaldo de las que tomó Cristina Kirchner, junto con la Asignación Universal por Hijo. Las grandes empresas del espectáculo y los medios corporativos que perdían un negocio suculento, la bombardearon con dos argumentos: la corrupción de la AFA y el ambiente del fútbol, que no era controlado por el Estado que sólo les pagaba por la transmisión de los partidos. Y que los partidos de fútbol se habían convertido en una herramienta de propaganda política. Los dos argumentos son discutibles. Primero porque antes del gobierno, les pagaba Clarín y, en todo caso, la corrupción era la misma, con la diferencia que los explotaba. Y además, el Estado paga, pero no tiene ni los atributos ni las herramientas para controlar lo que hacen los proveedores del Estado con esa plata. Tendría que hacer lo mismo con todos los grandes contratistas. El Estado se limita a comprobar que las obras se realizan y no la forma en que la plata se distribuye entre los socios.
Y con respecto a la propaganda, lo cierto es que la inmensa mayoría de lo que se vio era propaganda institucional, no política. El Estado, sea kirchnerista o macrista, de izquierda o derecha, necesita difundir sus acciones. Y además los excesos podrían ocurrir con o sin Fútbol para Todos. La publicidad oficial seguirá existiendo. El gobierno de Macri hace publicidad con medidas como créditos hipotecarios inalcanzables o celulares más baratos que se consiguen a precio similar en mercado libre, pero es propaganda institucional que se puede discutir o no. Ese tipo de propaganda era la que emitía el gobierno kirchnerista. Con el valor agregado de casos como la AUH, donde el Estado invertía montos más que importantes en ellas. Pero aún así era discutible. Si hubiera alguna publicidad en detrimento de fuerzas políticas de oposición se estaría entonces ante propaganda partidaria y no estatal y valdría la acusación, pero no es eso lo que está en discusión. El argumento no se sostiene porque confunde a conciencia propaganda partidaria con propaganda institucional.
Aún si esas acusaciones hubieran sido ciertas, no ameritaban eliminar Fútbol para Todos. La respuesta tendría que haber sido diseñar políticas anticorrupción con más control y legislar sobre el tipo de propaganda. Pero lo que hicieron no fue eliminar la corrupción sino un derecho ciudadano.
El cuco de la corrupción sirvió para limitar un derecho. Y en otros casos sirvió para la persecución política como con Milagro Salas y con la familia Kirchner. La corrupción existe y seguramente existió también durante el gobierno anterior. Pero este gobierno y los denunciadores seriales que lo alimentan han demostrado que no luchan contra la corrupción sino que usan ese discurso para tapar políticas impopulares como los tarifazos, la eliminación de la televisación gratuita del fútbol, el pago excesivo a los fondos buitre, el reendeudamiento fulminante, las disparada de la inflación y la desocupación o el aumento de la carestía de la vida.
Mientras se sucedían el tarifazo, el cacerolazo y la eliminación de Fútbol para Todos, los títulos principales de los medios hegemónicos se referían al enésimo allanamiento del convento de López, en La Nación se daba por descontado el encarcelamiento de Cristina Kirchner y Clarín mentía con un automóvil BMW hallado en Córdoba, lleno de dinero que supuestamente era propiedad de Milagro Sala y que después se comprobó que no, que todo era una mentira sin pies ni cabeza. Es evidente que hay una decisión editorial de los medios corporativos para sostener esta línea de acoso, o "periodismo de guerra", que trata de ocultar detrás del Disneylandia de la anticorrupción una realidad social y económica cada vez más explosiva generada por las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri.
Los problemas de corrupción no son secundarios. Son hechos graves. Pero cuando se usa y se abusa del tema para perseguir a dirigentes políticos o para desinformar a la sociedad, o como herramienta para conculcar derechos o empobrecer a los sectores ya de por sí más vulnerables, no solamente se tornan poco creíbles, sino que además se convierten también en parte de lo que están hablando, es decir parte de la corrupción, algo que también debe ser denunciado y repudiado. Los servicios de inteligencia ordenan y manipulan esa información para que sirva a sus fines políticos, la entregan a los personajes que eligen para hacer las denuncias y ya tienen a los jueces hablados igual que a los medios que se encargan de amplificarlas y difundirlas.
La eliminación de Fútbol para Todos es un caso emblemático. Es menos grave por supuesto que el tarifazo o el saqueo de los salarios o el irrefrenable aumento de los precios de los alimentos. Pero es un problema que se hace visible por un flanco que no es de vida o muerte, es una ventana de la vida cotidiana al disfrute como derecho. Es algo que se disfruta con amigos o en familia. Un punto de reunión fuera del trabajo y las obligaciones. Cualquiera puede sentir que tiene derecho a ese disfrute. Ahora le dijeron al hombre o mujer común que para cortar con la corrupción y el autoritarismo se lo van a sacar. Pero es obvio que van por el negocio. La corrupción k es pura cobertura. Las denuncias de corrupción fueron la patada inicial que los habilitó para intervenir en el tema. Mandan abajo del tren a tres personas solamente para sacarle a la sociedad el derecho a ese disfrute, para darle el negocio a una gran empresa, para favorecer a los grandes clubes frente a los más chicos y para controlar políticamente a la AFA. Toda esa maraña de poder está detrás de la denuncia contra los tres ex jefes de gabinete del kirchnerismo. Es visible todo el mar de fondo que se produjo en la AFA donde figuras de mucho peso incluso, como Marcelo Tinelli y Hugo Moyano, perdieron frente a los operadores del macrismo. Siempre fue así, pero hoy más que nunca, la política está en el fútbol. Macri usó su paso por Boca como trampolín y seguirá haciendo lo mismo ahora que está a punto de convertirse en el dueño de la pelota.
LA UNIFICACIÓN DE LAS TRES CGT A TRAVÉS DE UN
TRIUNVIRATO NO CONFORMA A TODOS
Un mes para tirar de la cuerda
El 22 de agosto se realizará el congreso que se propone consagrar a Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña en la conducción de una central única. Venegas y Viviani promueven un solo secretario general.
La semana pasada, el camionero Hugo Moyano anunció su retiro y acordó con Antonio Caló y Luis Barrionuevo el triunvirato.
Gerónimo "Momo" Venegas, el sindicalista más cercano al gobierno de Mauricio Macri, salió ayer a criticar la decisión de que un triunvirato asuma al frente de la CGT, tomada a instancias de las centrales que conducen Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo. "Muchos dirigentes sindicales no están de acuerdo con el triunvirato", afirmó el dirigente de los peones rurales, quien fiel al ideario Pro sugirió que la central obrera debe ser "apolítica". El titular del Sindicato de Peones de Taxis, Omar Viviani, coincidió en que la decisión tomada el jueves no tiene "el aval del conjunto del movimiento obrero" y anticipó que "tiene poca vida". En cambio para el secretario general de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, "unirnos genera una fortaleza real y absoluta". Hombre de la CGT de Caló, Romero advirtió que las últimas medidas del gobierno son "un azote al salario de los trabajadores" y que Macri debe "repasar su gabinete porque hay ministros que no están a la altura" de sus cargos.
Las tres vertientes de la CGT consensuaron dos días atrás, luego de tres horas de deliberación en la sede de Camioneros, un nuevo formato de conducción, con tres cabezas: Juan Carlos Schmid, titular del Sindicato de Dragado y Balizamiento y de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, por la pata moyanista; Héctor Daer, titular del gremio de Sanidad y diputado del Frente Renovador, en representación de la ex CGT de Caló; y el estacionero Carlos Acuña, propuesto por Barrionuevo, de la CGT Azul y Blanca. Acordaron que esa fórmula de tres secretarios generales será llevada al Congreso normalizador del próximo 22 de agosto y que antes difundirán un documento titulado "De mal en peor" sobre la gestión económica del gobierno de Cambiemos. De la mesa chica que tomó la decisión participaron entre otros Andrés Rodríguez de UPCN, Gerardo Martínez de la Uocra, Abel Frutos por los panaderos, Mario Calegari de la UTA, Amadeo Genta, de Sutecba, y Omar Maturano, de La Fraternidad.
"Hay muchos dirigentes sindicales que no están de acuerdo con el triunvirato. Vamos a ver cómo seguimos trabajando por la unidad", dijo ayer Venegas, titular de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), quien de la mano de Macri recuperó el control del organismo encargado de registrar a los peones y controlar (o no) sus condiciones de trabajo. "La CGT hay que unificarla pero a través de un secretario general y un consejo directivo, sino no es unidad, porque si ponemos tres secretarios generales cada uno de ellos va a representar a un sector", sostuvo el "Momo" durante la exposición en la Sociedad Rural de Palermo. "La CGT tiene que ser apolítica, puede haber un radical, un peronista o un comunista, pero lo que tienen que ser es representante de un gremio. Cuando trasladamos la política a la CGT fue cuando dividimos al movimiento obrero", consideró. Hay que "seguir hablando con los compañeros y entre todos tenemos que abordar la unidad", agregó.
Viviani, por su parte, rechazó la posibilidad de que la CGT sea conducida por un triunvirato, advirtió que hay tres dirigentes "que son candidatos a ser secretarios generales pero no tienen el aval del conjunto del movimiento obrero" y sugirió que se debe "respetar el estatuto y tener un secretario general". "Algunos compañeros están planteando no participar del congreso normalizador o están pensando en la posibilidad de armar una lista con un secretario general e ir a competir el 22 de agosto", dijo el titular del Sindicato de Peones de Taxis. "Tiene que ser un secretario general y discutir quién, porque si dicen 'vamos a un secretario general' y nos ponen un fulano y todos los demás tenemos que aplaudir, ahí empieza la disconformidad", cuestionó. "La CGT necesita un secretario general porque si no van a haber tres opiniones distintas y va a durar muy poco. Hay muchos compañeros que tienen voluntad de presentarse como candidatos", enfatizó en declaraciones a Radio 10. "Se juntaron tres sectores y dijeron 'yo pongo a tal candidato, yo pongo a este otro y yo pongo a otro'", dijo el gremialista. Aclaró que no impugna "a los compañeros que se sientan y deciden, pero dicen 'esto es así y tenemos que ir todos detrás', y no es así".
"El movimiento obrero, fraccionado como está, tiene una debilidad; unirnos genera una fortaleza real y absoluta", contrastó por su parte Romero. "La CGT tiene que llegar a culminar esta decisión que se ha tomado, tiene que haber unidad para poder dar respuesta a la coyuntura política que tiene el país", dijo. "Los nombres que circulan para dirigir la central obrera son de dirigentes muy importantes que pueden dar respuesta a la coyuntura. Mas allá del lugar que nos toque ocupar a cada uno, creo que estamos haciendo bien las cosas", subrayó el secretario general de la UDA. Las últimas medidas del Gobierno son "un azote al salario de los trabajadores", por lo que "las políticas tienen que ir para los que menos tienen", agregó el dirigente de la CGT Alsina. "No- sotros hemos pedido la reapertura de la negociación paritaria porque un trabajador de la educación inicial no puede vivir con un salario de 8.500 pesos", expresó Romero. El gobierno de Macri debe "repasar su gabinete, porque hay ministros que no están a la altura" de los cargos que ocupan, señaló, y cuestionó puntualmente al ministro de energía Juan José Araguren, por el aumento desmesurado de los servicios básicos.
(Gentileza de Fabián Mié)
EN BUENOS AIRES HAY 88 VARONES POR CADA 100 MUJERES,
Y LA POBLACIÓN ESTA CADA VEZ MAS ENVEJECIDA
La ciudad de las porteñas se vuelve adulta mayor
En la Capital Federal hay cada vez menos nacimientos, mientras el promedio de vida de los habitantes aumenta. La diferencia la hacen villas e inquilinatos, donde hay población "sumamente joven". Hasta los 40, mujeres y varones van parejos.
Sólo en Recoleta, Retiro, San Nicolás, Monserrat, San Telmo y Constitución viven más varones que mujeres.
Por Soledad Vallejos
La población de la Ciudad de Buenos Aires está envejecida, en parte porque cada vez hay menos nacimientos y en parte porque aumentó el promedio de vida de los habitantes, en especial de las mujeres, que a partir de los 70 años casi duplican a los varones. En términos generales, en suelo porteño hay 88 varones por cada 100 mujeres, aunque entre quienes tienen menos de 20 años es mayor el porcentaje de varones. Sin embargo, el panorama no es igual en todo el territorio urbano: entre quienes viven en inquilinatos, hoteles familiares, pensiones y casas tomadas, el promedio de edad es más joven y se concentra en la franja que está económicamente activa; en las villas de emergencia, se registra "una estructura poblacional sumamente joven", en la que predominan niños y adolescentes y "hay menos presencia de población adulta mayor"; en cambio, "en los demás espacios habitacionales, la población es más notablemente envejecida y decrece el porcentaje de niños y adolescentes". Los datos, que dan cuenta de quiénes viven en la Ciudad y cómo se distribuyen en el territorio porteño, forman parte del estudio "Estructura de la población", que la Dirección General de Estadística y Censos (DGEC) del ministerio de Hacienda porteño elaboró a partir de la Encuesta Anual de Hogares (EAH) del año pasado.
Leer los datos relevados en función de la estructura poblacional, señala la DGEC en la presentación del informe, "se asocian a tendencias previas en la fecundidad, la mortalidad y los comportamientos migratorios", que en todos los casos "afectan directamente la estructura por edades de la población". Además, "los cambios en la pirámide también repercuten sobre la estructura del empleo, los niveles y distribución del ingreso y las necesidades de la población en campos como salud, educación, vivienda y provisión de servicios en general".
En términos generales, en la ciudad hay 88 varones por cada 100 mujeres. De todos modos, ese número varía de acuerdo con las franjas etarias, una variación que encuentra como hito los 40 años: hasta esa edad, las diferencias entre varones y mujeres no son son tan notables como lo son después de acuerdo con los registros. Mientras que entre los menores de 19 hay más varones que mujeres, y entre los 20 y 29 años el índice masculinidad es de 94 por ciento (es decir, 94 varones por cada 100 mujeres), en el grupo de entre 40 y 49 años el índice de masculinidad es el mismo que para toda la ciudad (88). A partir de allí, la proporción de varones se reduce progresivamente: entre los 50 y los 69, son 76 los varones cada 100 mujeres; entre los 70 y los 79, 60; a partir de los 80 años, son 45.
En todas las comunas hay mayor porcentaje de mujeres que de varones, pero hay diferencias entre zonas. Mientras que en las comunas 2 (Recoleta y Retiro) y 1 (San Nicolás, Monserrat, San Telmo y Constitución) el índice de masculinidad va de 80,6 a 96,3 respectivamente, en las comunas 5 (Almagro y Boedo), 6 (Caballito y Parque Chacabuco), 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales) y 14 (Palermo) tienen "una marcada mayoría femenina, con participaciones mayores al 54 por ciento".
La porteña "presenta los rasgos de una población envejecida, con una base angosta, producto de la reducción de la fecundidad, y una cúspide relativamente ancha como consecuencia del incremento de la vida media de la población, en particular de las muejres que casi duplican el peso de los varones a partir de los 70 años", señala el estudio. En el centro de la pirámide, se ubican los grupos de entre 20 y 39 años, que "cuentan con un peso relativo mayor que el resto de los grupos de edad", algo que "podría explicarse por el aporte de población inmigrante en edades activas".
Los datos de la EAH permitieron también dimensionar el aporte de los flujos migratorios a la población porteña. "La mayor participación que se observa en los grupos etarios de 20-39 años se vincula al aporte poblacional de grupos de edad activa proveniente de las migraciones internas e internacionales", indica el estudio. La participación de esos grupos en la dinámica de la población local "es fundamental a partir de los 20 años, en primer lugar de los migrantes que han nacido en otra provincia argentina, y en menor medida los que han nacido en otro país".
"En la Ciudad existen aproximadamente 54 personas potencialmente dependientes por cada 100 potencialmente activas", indican las cifras. Entre quienes dependen de otros para sobrevivir, los niños son más que los adultos mayores (19,1 y 16 por ciento, respectivamente). Entre la población infantil, son más los niños que las niñas (de los varones de la ciudad, el 21,1 por ciento tiene menos de 15 años; de las mujeres, el 17,3). En cambio, "del total de mujeres el 18,5 por ciento se concentra en el grupo de 65 y más años", y llega a superar en cinco puntos al grupo de los varones. Que entre los adultos mayores las mujeres sean más que los varones "encuentra su explicación en la sobremortalidad masculina", que se traduce en "una marcada feminización de la vejez".
En la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo), hay "al menos 62,4 personas inactivas cada 100 activas", lo que la convierte en la comuna con "la mayor razón de dependencia de niños (46,2) y la menor de mayores (16,2)". En tanto, cuatro comunas tienen "más del 50 por ciento de adultos mayores en su población potencialmente dependiente": las 2, 6, 13 y 14. En cambio, "en las restantes comunas ocurre lo opuesto, sobresaliendo las comunas 4 y 8, donde los niños superan el 66 por ciento de la población potencialmente dependiente".
El estudio recabó también información sobre los hogares en que transcurren las vidas de los habitantes porteños y cómo se distribuyen en ellos. Entre quienes viven en el "dominio 'Inquilinato, hoteles familiares, pensiones y casas tomadas'", hay "mayores participaciones de los grupos poblacionales en edades potencialmente activas comprendidos entre los 20 y 39 años", al mismo tiempo que la población adulta allí es "inferior al dominio 'Resto de la ciudad'". Los datos correspondientes a las villas de emergencia dan cuenta de "una estructura poblacional sumamente joven" y en la que "el envejecimiento demográfico se halla en una etapa incipiente, indudablemente porque hay menos presencia de población adulta mayor". En lo que respecta a la categoría "Resto de la ciudad", "la pirámide poblacional es más envejecida" y en ella "se observa claramente el mayor peso de los adultos mayores respecto a los inquilinatos y las villas y los menores porcentajes de niños y adolescentes".
Los niños superan el 20 por ciento en las Comunas 1, 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya), 7 (Flores y Parque Chacabuco), 8 y 9 (Mataderos, Parque Avellaneda y Liniers) "se registran porcentajes de niños mayores al 20 por ciento". En cambio, los adultos mayores van del 12,9 al 19,7 por ciento en las comunas 2, 3 (Balvanera y San Cristóbal), 5, 6, 10 (Monte Castro, Villa Real, Versailles, Vélez Sarsfield, Villa Luro y Floresta), 11 (Villa Devoto y Villa del Parque), 12 (Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), 13, 14 y 15 (Villa Ortúzar, Chacarita. Villa Crespo, Paternal, Agronomía y Parque Chas).
Abrir los ojos
Por Sandra Russo
Algunas contratapas atrás, trazando un estado de situación general, hacía dos preguntas que quizá parecían retóricas, que no lo eran y que, me temo, quedarán ahí, sobrevolándonos o carcomiéndonos cuando escuchamos las noticias. Por ejemplo, la que dio cuenta, esta semana, de que el Arsat 2 será usufructuado por Clarín, ahora que el gobierno apenas "insistirá" con la gratuidad del Fútbol para Todos, como "insistió" infructuosamente antes para que no hubiera más despidos. Clarín no dio despliegue en su momento al despegue de los Arsat, pero ahora hará millonarios negocios gracias al apoyo que los gobiernos anteriores le dieron al desarrollo científico. O dicho de otro modo: harán dinero con el valor agregado que fue solventado con nuestros impuestos. Esas dos preguntas que me hacía hace un par de meses eran: ¿Qué hace uno cuando ya se dio cuenta? ¿Qué hace uno cuando ya abrió los ojos? Porque cuando se mira la escena nacional, regional y global con la conciencia de que las corporaciones han ganado esta batalla, más de una vez al día uno tiene la sensación de lo inconcebible, reforzada por la puerilidad que exponen periodistas y dirigentes políticos y sindicales que recién ahora parecen empezar a sospechar que el mundo es de los ricos. Pían tarde.
El Arsat 2 había sido uno de los símbolos de la emergencia argentina reciente. Lo que llaman "las bombas que nos dejaron" o la "pesada herencia", era emergencia, pero no en el sentido que le dan. Era un país emergente que después de su ruina se había reconstruido aceleradamente y aunque no había saldado la vieja deuda interna, había puesto un rumbo que costó mucho enderezar. Ni siquiera se llegó a enderezar del todo. Lo abortaron. Ahora se ve claramente cuál era la presión que los gobiernos anteriores resistieron. Ahora que nos van a llevar la jubilación más allá de los 70 años, que la inflación pinta para pasar el 50 por ciento anual, que aumentan los comedores populares pero seguirán bajando las retenciones a la soja, ahora se ve mejor qué fuerza de buey hubo que oponerle a estos intereses desenfrenados.
Esa emergencia era sacar la cabeza del barro. Era tan así que la Argentina estaba geopolíticamente cerca de los Brics, que literalmente son el grupo de los países emergentes, que le disputan un segmento del comercio mundial a Estados Unidos. Y era tan así lo que encontró el Pro, que lo que hoy nos vuelve a empujar la cabeza hacia abajo es la restauración del viejo orden, sumada al odio que juntaron en tres períodos presidenciales en los que por primera vez en décadas hubo una verdadera puja de poder. La Argentina es un bocado de recursos naturales y financieros, y se intenta hacer de este país la punta de lanza de una ola que coopte a toda esta región hacia el Pacífico.
El Fútbol para Todos, por su parte, fue quizá el símbolo más potente y multitudinario de la democratización del goce popular. Una noción ya aplastada, descartada, exiliada de los análisis de quienes circulan por los medios. Parecería que esa idea sobre la democracia, la idea de que la democracia es simulación si no existe una democratización de todos los planos que la componen, formó parte del "relato kirchnerista". Ahora también se ve mejor a qué, durante años, se le llamó de esa manera despectiva, como si todo lo bueno que caló en el alma del pueblo hubiera sido producto de una propaganda autoritaria. Tal es el supuesto que propala el ministro Lombardi sin descanso, mientras quienes lo entrevistan asienten con la cabeza.
Pero Clarín va a ganar dinero ahora con dos de los pilares de aquel "relato", mientras la nueva cadena nacional pública y privada, en una misma línea editorial, construye un nuevo "relato" basado en lo que repite Macri: "Cada uno debe hacerse responsable de sí mismo". Es el mismo "relato" antiestatal de la meritocracia, y el de la gobernadora Vidal cuando decide que los mejores promedios de algunas escuelas tendrán salida laboral. En el relato reciente, el trabajo era un derecho. En el del PRO, es un premio. Aquello no era un cuento sino un modelo de país. Pero nunca fue discutido como una idea de país. Por eso siguen con la persecución. Si habilitaran el debate, deberían hacerse cargo del modelo que trajeron. No lo hacen. Están tan coucheados que uno apaga el televisor para no seguir escuchando sus hits.
El desmantelamiento material y simbólico que lleva adelante el gobierno macrista pesa el doble, porque sustrae la materialidad del disfrute y al mismo tiempo, su representación simbólica. Apunta directamente a quebrar al sujeto desmantelado: tampoco nunca antes fue tan visible como hoy que el desmantelamiento del Estado acompaña el desmantelamiento de las ideas que sobre sí mismas tienen las personas.
Eso se hace patente en Tecnópolis: lo que fue una herramienta creativa y recreativa para hacer masiva la conciencia de los avances científicos y tecnológicos y, en un mismo paso, entretener a millones de niños quizá despertando en muchos de ellos la posibilidad de sus vocaciones, hoy va en camino de ser una kermesse alquilable, como todo, en la que a las nenas les enseñan cómo ser una It girl.
Precisamente por su potente contenido popular, el Fútbol para Todos genera metáforas a destajo sobre el dispositivo de poder que modifica, altera y lastima las vidas concretas de millones de personas concretas de todo el país y de todas las edades. "Lo más democrático es que el que quiera ver, que pague", la famosa frase de Bombau, el ex CEO de Torneos y Competencias cuando comenzó el proceso de Fútbol para Todos, fue graciosa durante varios años. Sonaba ridículo que alguien dijera que lo más democrático (aquí entendido como lo más "normal") era que sólo accedieran a ver los partidos aquellos que pudieran costeárselo, pero eso es lo que dice Macri cuando repite que "cada uno debe hacerse responsable de sí mismo". Bajo el paradigma de la democratización del goce, esa frase sonaba brutal: parecía increíble haber soportado la humillación de ver, no los goles, sino su representación. Hoy no llama la atención que Macri incumpla una promesa más, porque el aparato de lenguaje Pro nos volvió a sumergir en el paradigma de siempre, de toda la historia salvo de un par de sus quiebres: los derechos se han extinguido. Hay oferta y demanda. Nada más.
Ya sabemos que, por un lado, los medios ofrecen una mirada única, potenciando cada pantalla a Macri o Massa, según sus propios intereses, pero cada día con una dosis mayor de manipulación, ignorancia y uniformidad. Y que, por el otro, los funcionarios del PRO que desfilan por la alfombra sedosa de la pregunta cómoda, ni debaten ni sinceran lo que dicen. No hay nada más previsible, banal y violento que un funcionario de Cambiemos hablando en la televisión: el discurso es calcado en todos ellos, y no es discurso, es latiguillo, chicana, slogan, pretexto a repetición.
Pero pese al regreso del Pensamiento Unico, ya no hay pensamiento único. Porque millones ya se dieron cuenta, millones ya abrieron los ojos. La experiencia política reciente puede ser demolida, en efecto, por unas cuantas decisiones que la hagan implosionar como al viejo albergue Warnes. Pero es radicalmente distinto haber creído siempre que así era la vida, que así era el destino, que presenciar las maniobras políticas que arrancan a las mayorías su chance de felicidad, y que la acumulan tan descaradamente en lo más alto de la pirámide.
¿Qué hace uno cuando ya se dio cuenta? ¿Qué hace uno cuando ya abrió los ojos? Ya no existe aquel hechizo generalizado de los 90, cuando lo inevitable parecía ser el despojo. Hoy se ve, no en la televisión, pero sí en las calles, en las casas, en los muros, que superpuestas a las salvajes campañas de demonización y desprestigio de los defensores del modelo popular de país, la experiencia reciente no se diluye, se vuelve necesidad política y subjetiva. Es precisamente la vivencia concreta y aplastada de ese deseo colectivo puesto en acto lo que se mantiene vivo en la conciencia. Es la base de la no resignación. Es la vitamina de la lucha. Es lo que lleva a mucha gente sin militancia política a sumarse a acciones colectivas, como los amparos que pararon el tarifazo. Esa conciencia es lo que llegado el momento reclamará unidad para enfrentar este modelo saqueador y no tendrá contemplaciones con los que la obstruyan.
Ni con todos los canales ni con todos los recursos ni con todas las corporaciones a favor se puede arrancar como una mala hierba una experiencia histórica que hizo de cada quien un sujeto de derechos. Podrán podar o quebrar a una generación, pero vendrá la siguiente. Entre otras cosas, el primer peronismo abrió los ojos de millones que jamás olvidaron que hubo una identidad política que contuvo a diversas y múltiples identidades personales, pero que sólo unidas podían hacer posible la movilidad social ascendente. Con los ojos abiertos, esos millones de argentinos que ladrillo por ladrillo iban construyendo las paredes sólidas de sus propias vidas demandarán tarde o temprano a los que no estén a la altura de la unidad necesaria para la restitución de los derechos.
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