lunes, 26 de septiembre de 2016

Lo leí en un diario

lunes 26 de setiembre de 2016



OPINIÓN



Lo leí en un diario




Por        Eduardo Aliverti


La aparición de la novena firma del grupo Macri montada en un paraíso fiscal, a través de la red global financiera, no es el hecho simbólico más impactante de estos días. Lo es el muro de silencio mediático que se tejió a su alrededor. Y algo equivalente cabe para el fallo judicial que avaló la venta de acciones estatales en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, como avanzada por ahora imperceptible – o no tanto, para quien tenga ganas de ver – hacia la reprivatización del sistema jubilatorio.

Acerca del primer asunto, los elementos surgidos del nuevo listado provisto por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación no dejan lugar a mayores dudas sobre el comportamiento del holding Socma, de la familia presidencial, aunque desde ya se trata de una dinámica compartida por los otros varios miembros de la cúpula empresarial argentina que figuran en el catálogo (Ledesma, Techint, Boldt, etcétera). Los Bahamas Papers analizados en exclusividad para este diario por los colegas Santiago O'Donnell y Tomás Lukin involucran a Socma entre más de 175 mil sociedades, fideicomisos y fundaciones operantes en la guarida fiscal caribeña. La única reacción que trascendió del grupo Macri y de fuentes gubernamentales, con muchísima menor intensidad respecto de cuando se ventilaron los papeles de Panamá, fue insistir con la existencia de documentación en regla por parte de la empresa bahameña. Pero, como en la ocasión anterior, nada excusa que el uso de aguantaderos fiscales es el mecanismo universal para reducir el pago de impuestos, esconder activos y fugar capitales. En lo relativo a Techint, y tal lo consignado asimismo por la indagación periodística, voceros de la empresa aseguran que en los últimos años este tipo de maniobras se redujo considerablemente; pero admiten que "la modalidad offshore, además de las ventajas fiscales, permitía flexibilidad y un mejor acceso al crédito internacional". Se destacó una curiosidad: Techint Internacional Construction Corp (Tenco), que es la firma vinculada a Argentina con más menciones en esta nueva filtración, tiene una nómina de directores que, desde agosto de 2011, ya no exhibe domicilios en el país. Todos sus responsables comparten una misma dirección en Uruguay.





¿De cuántos bolsos de López estamos hablando mediante operatorias como éstas?
La medida de lo inabordable de ese cálculo está dada por cómo los medios de comunicación dominantes ignoraron el informe de manera olímpica. Por eso lo destellante no es la noticia en sí, que está en sintonía previsible con las prácticas habituales de un establishment pirata, sino ese talante de quienes insisten en designarse como periodismo independiente, prensa libre u otras tonterías por el estilo. Y hay algo más. En los Bahamas Papers se combinan la integración de lo más granado de la cúpula corporativa local y la ausencia de funcionarios kirchneristas comprometidos. Significa, como en torno de las compañías y personajes implicados por las revelaciones de aventuras panameñas, que ni siquiera pueden disimular(se) con la táctica de esconder a los elefantes en medio de otros. Lo hacen con ese silencio de sepulcro mediático. Para esto no rigen conventillos televisivos, ni entrevistas disfrazadas de picantes, ni nada que se le parezca. Sólo ese silencio. Se acompaña con la mirada al costado frente a una Anses que estudia liquidar acciones, para que grandes empresas recompren aquellas que el organismo estatal posee desde la nacionalización de las AFJP. Según lo difundido por Ámbito Financiero en su edición del viernes, hay contactos firmes del Gobierno con un banco, dos constructoras, una multinacional de capitales argentinos, una empresa de alimentos y un grupo de medios. Nadie lo desmintió. En "el mercado" se alega que, de todos modos, la decisión final habrá de relacionarse con cómo funcione el blanqueo impositivo y de capitales, que formalmente culminará el último día hábil de marzo próximo y que, por el momento, no arranca. Los pocos o muchos ingresos que entren por esa vía determinarán cuánta necesidad de fondos urgentes requieren las arcas estatales. Y echar mano de "la plata de los jubilados" (¿revivirán quienes se preguntaban para qué se la usa?) es una opción atractiva para el ansia macrista, porque no se ve que tengan muchas más con excepción del festival de endeudamiento en dólares. Que a propósito: el vicejefe del gabinete económico, Gustavo Lopetegui, dijo el jueves que ya no hay margen para bajar impuestos, al consultársele si se cumpliría con la promesa de disminuir las retenciones sojeras, en otros cinco puntos porcentuales, en 2017. Por cierto, el complejo agroexportador se ubica a la cabeza de los sectores que están de fiesta en el modelo macrista. Pero objetivamente es otro compromiso de campaña que el Gobierno abandona, y que desnuda sus serias dificultades para llevar adelante el programa de exclusión social.


Lejos de estas confesiones gubernamentales, y antes de que la CGT siguiera su cuento de nunca acabar para, ahora, llamar al paro sin fijar fecha, la atención se centró en el increíble papelón de Macri tras intercambiar unas frases de circunstancia con la primer ministro británica. Hasta el opo-oficialismo hizo fila para criticarlo, porque no sólo se trató del ¿equívoco? sobre el punto de discutir la soberanía en Malvinas. Es una cuestión que se arrastraba desde el acuerdo con Londres para reanudar vuelos entre el continente y las islas, junto a la explotación compartida de pesca e hidrocarburos en la zona marítima del conflicto. La componenda, encima, no fue informada al Congreso, como escenario institucional preciso en los convenios de política exterior. Sin mencionar ni por asomo el ítem de la soberanía y argumentando razones "de buena vecindad" con los ingleses (???), se interpretó que el arreglo encontraba explicación en un canje de favores para conseguir el voto del Reino Unido a Susana Malcorra como candidata a secretaria general de las Naciones Unidas. Sea lo que fuere, la canciller pasó de ese protagonismo al de desmentir a su presidente, al rato de que Macri afirmara que Theresa May había aceptado dialogar sobre el aspecto soberano, nada menos. Fuentes diplomáticas británicas dejaron pasar menos tiempo aún para desmentir, rotundamente, que su jefa hubiera aprobado semejante cosa. ¿Debe suponerse que Macri estaba simplemente distraído al cometer una gaffe de ese tamaño? Es probable, porque lo que caracteriza al mandatario no son precisamente sus frases célebres, ni sus salidas con pretensión de chistosas ante dignatarios extranjeros, ni, para el caso, las decodificaciones de gestos o palabras de sus interlocutores. Macri no es un pez en el agua, además, en cuanto tenga que ver con el mundo sensible de las relaciones internacionales. Pero sin que esa falta de atributos pueda ser desestimada, su actitud infantil, irresponsable, en un marco como el de la ONU y ante a una diplomacia como la británica, más parece responder al ansia permanente de sobreactuar reverencia, o amigabilidad, ante los poderes con quienes busca congraciarse. Es extraño que no cuente con algún asesoramiento que resulte efectivo, para saber manejarse en foros y visitas de esa naturaleza. Si lo tiene, es obvio que no es el más adecuado. O no le presta atención, que viene a ser lo mismo.

Mientras tanto, y acerca de la prometida lluvia de inversiones, el propio Indec debió reconocer que la actividad económica muestra una tendencia de contracción acelerada. La promesa era que se reactivaría justamente a través de un proceso inversor, precipitado gracias al arreglo con los buitres y al cambio de clima local e internacional por el arribo de un gobierno amigo de los mercados, dispuesto al achique estatal para agrandar la Nación, resuelto a flexibilizar las normas laborales, decidido a recomponer el tipo de cambio y a convertirse en el supermercado del mundo. Pero los números revelan que en función de la caída del consumo, los empleos perdidos y los establecimientos productivos cerrados, lo que más se constipó fue la inversión en el mercado interno: un retroceso de casi el 5 por ciento en el segundo trimestre de este año, que contrasta con el crecimiento de casi la misma cifra durante el mismo período de 2015. Una relación inversamente proporcional de avance y descenso de un año para otro. Sin embargo, más allá de la predecible noticia, el dato emblemático en derredor del tema tampoco es ése sino la reacción de Macri cuando se le preguntó si había algún anuncio sobre inversiones al cabo de su gira por Nueva York. Respondió que sí, porque "General Electric invertirá 10 mil millones de dólares hasta 2026" (lo cual ya estaba en marcha desde el gobierno anterior, como la mayoría de las inversiones anunciadas). En rueda de prensa, le re-interrogaron cómo había recibido la información y si acaso se había encontrado con el CEO de la multinacional de origen estadounidense.

"No", contestó Macri. "Lo leí en un diario."




























TEMAS DE DEBATE: QUE IMPACTO PUEDE TENER LA VUELTA DEL FMI 

AL PAÍS


El Fondo Monetario acecha de nuevo




Argentina nunca se retiró del organismo, pero Néstor Kirchner canceló las deudas y nunca más le pidió dinero para evitar las condicionalidades económicas que habían llevado a la crisis. Ahora vuelve a sobrevolar la economía local de la mano del macrismo.


Producción:        Javier Lewkowicz


Es el mismo de siempre


Por       Noemí Brenta    *


Volver al FMI, del que Argentina nunca se fue pero al que tampoco le pidió más préstamos ni le rindió sus políticas, parece una pesadilla. Es que desde Aramburu hasta De la Rúa el FMI nos marcó el paso, de la mano del establishment local con el que comparte ideología y ciertos intereses. Solo los gobiernos de Cámpora-Perón y los Kirchner no tuvieron acuerdos con el FMI, también Illia por casi dos años. Y no por casualidad hicieron crecer la economía, bajaron el desempleo, fortalecieron la soberanía, que sí sabían lo que era, en temas como el petróleo, los servicios públicos, los medicamentos, por nombrar solo unos pocos, y bajaron la carga de la deuda externa.

Todos los demás gobiernos, sin excepción, solicitaron recursos al FMI, e implementaron programas de ajuste y medidas pro mercado, sesgados en favor del capital transnacional. Esta bolsa incluye a los "libertadores", Frondizi, Guido, la "Revolución Argentina" excepto los seis meses de Aldo Ferrer como ministro de economía, Isabel, la última dictadura, Alfonsín, Menem y De la Rúa. Unos pocos lograron algún crecimiento durante un par de años tras la recesión inicial, pero terminaron en medio de crisis y más endeudados que antes. Otros ni llegaron a arrancar, y se quedaron en el ajuste perpetuo.
La cantidad de acuerdos de Argentina con el FMI es impresionante. Entre 1956 y 2006, el país firmó dieciocho stand by, dos acuerdos de facilidades extendidas, uno de complementación de reservas; siete compensatorios por fluctuaciones de exportaciones, y uno del servicio financiero del petróleo. A pesar de esta profusión, el FMI contribuyó poco a financiar el país, en promedio representó solo el 4 por ciento de la deuda externa pública. Y aunque las malas lenguas digan lo contrario, el comportamiento de Argentina como deudor del FMI fue ejemplar: cumplió el 71 por ciento de los acuerdos, mucho más que el 35 por ciento de los demás países.
El FMI se lavó la cara después de caer en desgracia por su desempeño desastroso en las crisis de los 90, y tras una liviana autocrítica y algunas reformas, dice que ya no impone programas de talle único, que tiene en cuenta la protección de los más vulnerables, la creación de empleo, el crecimiento; hasta se atrevió a criticar al neoliberalismo, y recomienda invertir en infraestructura y energías renovables, como si fuera casi keynesiano, eso sí, después de subir las tarifas. ¿Verdad o montaje? Es fácil saberlo a través de los países que están bajo programas del FMI desde hace algunos años, es decir que ya tuvieron tiempo de superar el golpe del ajuste inicial, y de probar frutos menos amargos.
Veamos a Grecia, aunque tal vez no sirve como ejemplo de cliente del FMI porque tiene al euro que no puede devaluar y a los otros gendarmes de la troika, pero con su nuevo rostro humano el FMI le recomienda, entre otras medidas, a este país, que prevé mantener un desempleo de dos dígitos hasta mediados del siglo, bajar el gasto público en jubilaciones y reducir las exenciones del impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores. Y atribuye la caída de las inversiones en más del 60 por ciento, a que todavía quedan regulaciones, profesiones cerradas, pese a la flexibilización laboral adoptada en 2011, por eso el gobierno debe facilitar la concesión de licencias y privatizaciones, en fin, la lista sigue en este mismo tenor. Nada nuevo bajo el sol.
Un caso más cercano, México, desde 2009 mantiene y renueva, aumentada en 2016, un acuerdo de crédito flexible, que el FMI otorga a los países con políticas adecuadas a su paladar. Aunque no lo use, México paga unos 200 millones de dólares anuales por la renovación, un monto importante para los ingresos del FMI. México sigue un programa de reformas similares a las del menemismo, espera el milagro de la inversión externa y del sector privado para el despegue, que pasados ya siete años ni asoma. Su crecimiento, pegado al de Estados Unidos, apenas se mueve; pero el FMI recomienda continuar la consolidación (ajuste) fiscal, para mantener la confianza de los mercados, mientras el 46 por ciento de población sigue por debajo de la línea de pobreza. Colombia tiene un acuerdo similar al de México, desde 2009 y tampoco aquí aparece el tan mentado cambio del FMI. Cualquier otro caso que se revise de cualquier región, Ucrania, Jamaica, países de Medio Oriente, africanos, muestra situaciones parecidas. Todo esto quiere decir que el FMI que está hoy en Argentina para el informe del artículo IV es el de siempre. Quienes cambiaron son sus interlocutores, mucho más afines con la idiosincrasia fondomonetarista.

*    Doctora en Economía de la UBA. Autora de Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI, Eudeba, 2013.



Un poco de historia


Por          Oscar Ugarteche    **


El FMI como organismo internacional tiene una historia con algunos aciertos y otros desaciertos. Quizá los desaciertos más recientes los hayamos vistos en América latina en su papel en Argentina en el periíodo de los años 90 que culminó en diciembre del 2001, cuando ellos se retiraron voluntariamente del país. Un informe de Isabel Mateo y Lagos de la Oficina de Evaluación Independiente del FMI publicado en 2004 dejó claramente definido como para una institución que apoyaba el tipo de cambio libre en teoría, en Argentina había decidido apoyar el tipo de cambio fijo como instrumento de control de inflación. Lo mantuvo fijo entre 1991 y 2001 llevando a un embalse de la inflación que mantuvo bajo control frenando la liquidez lo que llevó a la crisis espectacular de diciembre del 2001. Es decir, el responsable de la crisis argentina del 2001 fue el FMI que estaba apoyando y financiando de manera conspicua al gobierno desde 1991 no en misiones itinerantes sino residiendo allí. Se fue el 14 de diciembre del 2001.

Esta autocrítica fue seguida de un libro publicado por el recordado Michael Mussa que pasó a escribir Argentina: del triunfo a la tragedia, el ex director de investigaciones del FMI se lavó las manos como si no hubieran financiado al gobierno argentino durante 11 años sin ponerle condiciones ni sobre déficit fiscal ni sobre tipo de cambio. En lo que es un completo atentado contra el sentido común dijo Mussa que la responsabilidad integra de la tragedia argentina estaba en manos de Menem y su gobierno.
Ya había tenido la institución el episodio de la crisis de Tailandia en 1997 donde erró de diagnóstico al sacar una plantilla de crisis externa generada por problemas fiscales y retraso cambiario, cuando el gobierno japonés por primera vez habló de la importancia de un fondo asiático de estabilización, dado el desatino del diagnóstico y la lentitud de los procedimientos. El problema era un ataque cambiario fabricado por un retraso cambiario junto con un superávit fiscal. Fue una crisis del siglo XXI efecto de la libertad de los movimientos de capitales de corto plazo y la desregulación financiera.
La consecuencia fue un derrumbe de la demanda de su asistencia y la búsqueda y diseño de mecanismos regionales alrededor del mundo. La potencia que tuvo el FMI en los año 70 y 80 no la tiene ahora por el descrédito que fue su papel en la Argentina de los años 90 y la "lavada de manos" ante la crisis que ellos fabricaron.
Lo que aprendimos de la actuación del FMI en el país fue que la institución diseña las políticas, las financia, pero que en última instancia no se hace responsable de ellas porque el sistema democrático exige que los responsables de las política económica sean los políticos que rinden cuentas ante el congreso de la republica, De esta manera, lo que se construyó desde los años 70 es un sistema multilateral donde la irresponsabilidad es el signo. Si las políticas funcionan positivamente, la institución se lleva el mérito, y cuando falla, la culpa la tienen los políticos internos.
Desde entonces, han habido reconsideraciones teóricas y técnicas dentro de la institución. Mientras tanto pasaron algunos directores ejecutivos reflejo del deterioro institucional. Uno está en la cárcel por el escándalo de la banca española, otro por ser un incontinente sexual y uno tercero desaparecido sin pena ni gloria entre el año 2003 y el 2011. En lo que parece cada vez más una institución francesa (Jacques de la Rosiere, 1976-1987, Michel Camdessus, 1987-2003 y Strauss Khan, 2007-2011 y Christine Lagarde, 2011-2021. Con Lagarde se abrió la posibilidad a las autocríticas de Blanchard donde se reconoció que se habían equivocado en su estimado del impacto del ajuste fiscal en el crecimiento del PIB.

**    Instituto de Investigaciones Económicas UNAM, SNI/Conacyt, coordinador del www.OBELA.org. Autor de Historia crítica del FMI, el Gendarme de las Finanzas, 3ra ed., Capital intelectual, Buenos Aires, 2016.


















OPINIÓN



Paro sí pero no; crimen de lesa comunicación y parir offshore



 Por        Mempo Giardinelli


Era previsible, aunque muchos no lo quieran reconocer: la Confederación General del Trabajo finalmente, y presionada, anunció un paro de 24 horas que más bien parece que no lo hará porque "por ahora" tal medida de fuerza no tiene fecha.
O sea que se decidió una huelga general pero de mentirita, como dicen los niños. O sea sin fecha, o sea un perfecto sí pero no.
Así el Gobierno ganará más tiempo mientras el pueblo lo sigue perdiendo. Y ya se verá qué par de bizcochos les ofrece esta semana el macrismo a los sindicalistas para que la huelga se dilate y nada por aquí, nada por allá.
Claro que esas viejas mañas de dirigencias sindicales claudicantes por fortuna no son macizas. Y es que además de las dos CTA, cuyas convocatorias son cada vez mayores, hoy también marcan diferencias sindicalistas como el bancario Sergio Palazzo, quien no sólo dijo que "tiene que haber un paro nacional en octubre" sino que subrayó que la conducción cegetista lo sabe.
Ojalá el escepticismo de esta columna sea desmentido en los hechos, pero el juego es harto conocido y no le hace ni cosquillas a la realidad cada vez más desesperante que padecen cientos de miles de familias argentinas, invisibilizadas por un gobierno frívolo y mentiroso, la prensa canalla y la telebasura sistemática.
A medida que se conocen las nuevas fortunas offshore que tienen el Sr. Presidente y sus familiares y amigotes en los llamados "paraísos fiscales", impresiona constatar que aquí de eso casi no se habla. Salvo unos pocos medios alternativos, porque la censura de hecho establecida hoy en este país es fenomenal, la prensa del régimen funge como celosa protectora del nuevo y miserable procerato macrista.
Por eso tampoco dice una palabra de los presumibles chanchullos de la Sra. Vicepresidenta, que no hizo público un robo en su casa dizque porque era el novio que le prestó. Pero luego las cifras no coincidían, la empleada doméstica declaró que en ese hogar mover fortunas era cosa diaria, nada estaba declarado, y la fundación que la dama preside había sido que manejó cientos de miles de dólares, y los libros contables bien gracias y ahora hacen como que ni sí ni que no, pero mejor quién sabe y hablemos de otras cosas.
Es obsceno el silencio en estas materias del ultraoficialista diario La Nación, principal encargado de ocultar todas las maniobras ilegales del régimen macrista. Secundado por el también ultraM diario Clarín, ambos medios se encargan no sólo de consolidar y propagandizar el fraude moral que padece este país sino también de cooptar a muchos y sobre todo muchas dirigentes políticas que hasta ayer nomás se las daban de impolutos fiscales republicanos.
La protección mafiosa al Sr. Macri y a su familia es hoy – y es hora de decirlo – un verdadero crimen de lesa comunicación.
Así es como se deforman las instituciones de esta república, que hoy tienen consistencias gelatinosas, y ahí está para probarlo la reverendísima Corte Suprema cada vez más funcional al Gobierno (lo que era previsible desde que entraron dos cortesanos por la ventana) y ahora encima ayudando a sostener todas las dudas de los que dudan acerca del más que obvio suicidio del Sr. Nisman. A quien, pobre desdichado en su tumba, familiares y colegas parece que seguirán utilizando a ver si logran arrimarle un bochín a la ex presidenta.
Y mientras tanto los colonizados y muy pequeños burgueses argentinos – que no son pocos – superan todos los límites. Gran ejemplo del estupidario y el cretinismo vernáculo fue, la semana que pasó, el anuncio disfrazado de nota periodística en el diario La Nación del pasado día 20 sobre la empresa "Ser mamá en Miami", que ofrece servicios de parto para tener hijos en los Estados Unidos. Así, los bebés nacerán estadounidenses como vía para que los papás obtengan después el anhelado, sublime pasaporte de ese país.
Sí, tal como se lee. No es broma. Esta empresa iniciará actividades legales en estas pampas desde el próximo 14 de octubre, en Puerto Madero, of course, y ofrecerá paquetes de obstetricia y pediatría con parto en tres hospitales de Miami: el Miami Medical Center, el Palmetto General Hospital, y el Mercy Hospital. ¿Los precios? Desde 9740 dólares para arriba, lo que posiblemente dará lugar al patético espectáculo de nutridas colas de porteños planificando partos offshore. Claro que también cabrá desear que a esos papás les vaya bien, muy bien, y que no regr
esen jamás.
O que vuelvan en un colectivo trucho como ése en el que subieron a Macri para darle un ridículo, vergonzoso baño populista luego ocultado por los medios ultraM.
Hay mucho que cambiar en esta república. Por eso el reclamo de miles de adherentes de El Manifiesto Argentino que promueven una profunda Reforma Constitucional.









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