viernes, 16 de septiembre de 2016

Más deuda, más déficit y una promesa del 3,5


viernes 16 de setiembre de 2016







PRAT-GAY PRESENTÓ EL PROYECTO DE 

PRESUPUESTO PARA 2017CON UNA PREVISIÓN DE 

CRECIMIENTO


Más deuda, más déficit y una promesa del 3,5



El ministro reconoció que el Estado aumentará la deuda en 15 mil millones de dólares el año que viene, para cubrir un rojo fiscal y comercial creciente. Se saldría de la recesión con más consumo e inversión.
                             Alfonso Prat-Gay, ministro de Hacienda y Finanzas, fue con su equipo al                                                                                       Congreso a presentar el presupuesto.                                                         Imagen: Bernardino Avila.


Por      Cristian Carrillo


El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, presentó ayer en el Congreso los principales lineamientos del Presupuesto para 2017, que anticipa un endeudamiento de unos 15.000 millones de dólares. El proyecto prevé un crecimiento del 3,5 por ciento, una inflación del 17 por ciento y un saldo comercial negativo de 1866 millones de dólares, casi el triple del rojo estimado para este año (646 millones). De hecho, el programa económico estima que el deterioro del balance comercial se irá agravando con los años y alcanzará los 5000 millones en 2019. Durante su exposición, el ministro destacó que el próximo año la mayoría de los recursos se destinará a servicios sociales y a inversión en obras de infraestructura, con el fin de dinamizar la economía y crear empleo. Tal como se había adelantado, la meta de déficit fiscal fue elevada del 3,3 por ciento previsto originalmente a un 4,2 por ciento, debido a que supuestamente el gobierno quiere seguir con el "gradualismo" y no hacer un mayor ajuste. El funcionario sostuvo que ese déficit responde a un mayor gasto por el programa de pago de sentencias históricas a jubilados y al revés judicial con las tarifas.

Prat-Gay, secundado por el viceministro Pedro Lacoste, y los secretarios de Hacienda, Gustavo Marconatto, y Finanzas, Luis Caputo, expuso en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Sin omitir la referencia cotidiana a la herencia, el ministro destacó la presentación de tres proyectos que afectarán los resultados del Presupuesto: la reforma de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias, el de Administración Financiera para limitar los "superpoderes" respecto a la potestad de reformular las partidas, y el de responsabilidad fiscal que se consensuó con los gobernadores (ver aparte).

Entre los principales lineamientos se destaca un crecimiento estimado en 3,5 por ciento, que implicará un rebote de la actividad respecto a la recesión prevista en 1,5 por ciento para este año. La caída estuvo vinculada, según se apunta en el proyecto, con una "contracción del consumo y de la inversión, en conjunto con el aporte negativo de parte de las exportaciones netas". "Para algunos es (una pauta) conservadora, pero nosotros creemos que, si podemos cumplirla, será el crecimiento más alto de los últimos seis años, y que esto traerá aparejado una mejora en el empleo", argumentó Prat-Gay.

Para cumplir con ese crecimiento, el gobierno prevé además un incremento del consumo interno del 3,5 por ciento y de 14,4 por ciento de la inversión. El plan oficial no tiene previsto revertir el déficit comercial y apunta a un crecimiento - tanto en términos absolutos como relativos - de las importaciones por encima de las exportaciones para todo el período en análisis (2016-2019). Esto implica que el saldo comercial será el año próximo negativo en 1866 millones, en 2018 alcanzará a 3800 millones y en 2019, a 4929 millones.

El tipo de cambio promedio previsto para 2017 será de 17,92 pesos por dólar y luego ascendería a 21,21 en 2018 y a 23,53 en el ejercicio siguiente. La suba del dólar respecto al año próximo se ubicaría en 19,5 por ciento. Para no perder competitividad vía tipo de cambio, el gobierno estima que la inflación se ubicará por debajo de ese nivel. El ministro aseguró que estará en "una franja del 12 al 17 por ciento", aunque reconoció que todos los cálculos del Presupuesto se hicieron "en una base cercana al 17 por ciento (el límite superior)". Más precisamente, el cálculo del PIB y del consumo del año próximo tiene prevista una variación de precios implícitos de 19,4 por ciento.

El ministro dedicó un capítulo especial al tema del esquema de reducción del déficit fiscal, el cual se había estipulado a principios de este año que se limitaría en 2017 al 3,3 por ciento del PIB. "Por la situación macroeconómica y por lo mucho que tenemos que hacer respecto a la situación de pobreza en el país, si seguíamos ciñéndonos a esa meta hubiese sido buscar otras partidas o hacer un ajuste fiscal que no queremos hacer", aseguró Prat-Gay, quien confirmó que se elevará ese tope al 4,2 por ciento. La diferencia fue justificada por el funcionario en la ley de reparación histórica para jubilados, que aumenta el gasto en 0,4 punto porcentual del PIB, y "el cambio en el cronograma para la eliminación gradual del subsidio a los ricos"  –  en referencia al revés judicial al tarifazo  –  que sumaría otro 0,6 punto. "Para continuar con el gradualismo que planteamos desde el comienzo, estipulamos que el déficit será 4,2 por ciento, lo que es todavía alto, pero evitará meterle más presión a la economía". "En caso contrario se matará la incipiente recesión de la economía; perdón, la recuperación", aclaró.

El ministro detalló también los recursos y gastos incluidos en el proyecto de ley. Los recursos corrientes serán 1.879.131,6 millones de pesos, lo que implica un aumento de 22,4 por ciento, mientras que el resto corresponderá a capital (367.4 millones), con una disminución de 5,3 por ciento.


























Debate en el Congreso, con críticas y apoyos



El viceministro de Economía, Pedro Lacoste, y los secretarios de Hacienda, Gustavo Marconatto, y de Finanzas, Luis Caputo, asistirán el próximo martes a la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados el debate del Presupuesto para 2017. La convocatoria será a las 14, según detalló el titular de la Comisión, Luciano Laspina, y la intención del oficialismo es poder debatir el proyecto tres semanas en comisión y a fines de octubre o principios de noviembre que se analice en el recinto. Durante la presentación del Presupuesto, hubo distintas opiniones sobre el proyecto.
El diputado José Luis Gioja (FpV) sostuvo que la iniciativa "debe contener metas realistas, que sean cumplibles, y tiene que ser equilibrado en cuanto a que cada jurisdicción reciba lo que le corresponde". Desde el Bloque Justicialista, Diego Bossio se mostró conforme con las proyecciones macroeconómicas incluidas en el Presupuesto y anticipó que la intención de esa bancada es "colaborar para que Argentina crezca y mejore". Bossio se manifestó confiado en poder realizar modificaciones al proyecto. "El único punto donde vemos diferencia es en el valor del tipo de cambio, que creemos que va a ser menor a 18 pesos por dólar", como establece el proyecto enviado por el gobierno nacional. Su par del massismo, el diputado Marco Lavagna, cuestionó que el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, "no haya hablado del endeudamiento ni de la política tarifaria, que es lo que va a dar la sustentabilidad".
Por su parte, el diputado del Frente de Izquierda Néstor Pitrola consideró que "sigue siendo un dibujo que oculta más de lo que dice". "No está incluido, por ejemplo, el peso de los intereses de la deuda pública", reprochó. Durante el debate expondrán los ministros de Interior, Rogelio Frigerio; de Desarrollo Social, Carolina Stanley; de Transporte, Guillermo Dietrich; y de Educación, Esteban Bullrich.

















EL GOBIERNO NO ELIMINARÁ EL IMPUESTO A LOS TRABAJADORES


Ganancias, promesa incumplida



Macri había dicho en campaña que los trabajadores no pagarían Ganancias en su gobierno. Sin embargo, Prat-Gay justificó su continuidad por restricciones presupuestarias. Cambian escalas y sube un poco el mínimo no imponible.
              "La suba de las escalas será gradual, no podemos resolverlo en uno                      o dos años", avisó Prat-Gay.


El gobierno confirmó a través del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, que no cumplirá con la promesa de campaña de eliminar el impuesto a las Ganancias para los trabajadores. Ayer, en la presentación del Presupuesto para el año próximo, cuando se esperaba alguna definición al respecto, el funcionario confirmó que antes de fin de mes enviará un proyecto para subir el mínimo no imponible de Ganancias y una modificación en las escalas del tributo. Justificó el incumplimiento del compromiso de campaña en que las restricciones presupuestaras acotan el margen de acción. El aumento del mínimo sería del orden del 15 por ciento, lo que llevaría a que quienes consigan un aumento paritario superior a ese guarismo pagarían más del impuesto. También adelantó que enviará otros dos proyectos: uno para modificar la ley de Administración Financiera y eliminar los superpoderes respecto al cambio de partidas presupuestarias y otro de Responsabilidad Fiscal acordado con las provincias.
Durante la campaña, el macrismo había asegurado que eliminaría Ganancias por ser un impuesto injusto para los trabajadores. El debate de la eliminación de ese gravamen fue pospuesto en un primer momento bajo la excusa de que era necesario un tratamiento más profundo y que el proyecto requería un debate extenso. Ayer se confirmó que la intención no será eliminarlo, sino hacer algunos cambios que incluyen agregar categorías y subir el piso del mínimo no imponible. Paradójicamente, el ministro consideró cumplida la promesa de campaña "cuando se actualizó el mínimo no imponible (a principios de año), pese al impacto negativo en las arcas nacionales y provinciales de un monto de 50 mil millones de pesos".
Desde el CGT insisten en el reclamo de que se reabran las paritarias y se elimine Ganancias, dos temas sobre los que el presidente Mauricio Macri no está dispuesto a ceder, mientras que le pide prudencia a los gremios. Incluso Prat-Gay sostuvo que el objetivo es "ir modificando las escalas de manera gradual". "Porque no tenemos recursos para resolverlo en uno o dos años", agregó. "Es un esfuerzo que compartimos con las provincias. Por eso, antes de elevar el mejor proyecto del Poder Ejecutivo, estamos dialogando con los gobernadores y sus ministros de economía, para consensuar una propuesta realista, por las implicancias fiscales que tiene para las distintas jurisdicciones", aseguró.
El proyecto sería enviado al Congreso la semana próxima y elevará el mínimo no imponible entre un 15 y 17 por ciento sobre el límite actual, fijado en 18.880 para los solteros y en 25.000 para los casados con dos hijos. La iniciativa también contempla una reforma en las escalas. Una de ellas es reducir del 9 al 5 por ciento la alícuota de la escala más baja y, en paralelo, se propondrá que los que empiecen a tributar el gravamen paguen sólo la alícuota del 2 por ciento. Complementariamente se pretende cambiar el rango de escalas y subir el tributo para los que más ganan, del 35 al 40 por ciento.
El ministro también señaló que se enviará una reforma de la ley de Administración Financiera para "una modificación gradual de los superpoderes". Es un tema en el que el oficialismo venía conversando con la oposición. "Es una discusión que tuvimos cuando éramos oposición durante la última década porque si no se reforma, el ejercicio presupuestario queda vacío", aseguró Prat-Gay. "Vamos a elevar un proyecto de modificación para ir acotando en el tiempo ese margen de acción", agregó al referirse al artículo 37 de la ley de Administración Financiera. Por último, anunció que "se estableció la prórroga de la Ley de Responsabilidad Fiscal en el proyecto de Presupuesto". "Pero vamos a enviar una iniciativa para modificar algunos artículos que estamos terminando de consensuar con los gobernadores", agregó. El objetivo, según reconoció el presidente de la comisión de Presupuesto de Diputados, Luciano Laspina, es limitar el endeudamiento de las provincias para que no haya descontroles.


















El UVI será UVA, y nace un nuevo UVI


El Banco Central reglamentó ayer nuevos instrumentos para ahorro y financiamiento vinculados a la inflación. Lo que hasta ahora se llama Unidad de Vivienda (UVI) pasará a denominarse Unidad de Valor Adquisitivo (UVA). Los créditos y depósitos que se entregaron bajo esta modalidad de indexación que ajusta en base al coeficiente CER, el cual toma como referencia el indicador de precios minoristas del IPC del Indec, seguirán como hasta ahora y simplemente cambiarán de nombre. Por ejemplo, quién tenga un depósito UVI ahora pasará a tener un depósito UVA, según lo precisaron en la autoridad monetaria.
El Central, mientras tanto, elaboró un nuevo sistema de créditos y depósitos de largo plazo que ajustará por el índice de costos de la construcción ICC del Indec. Esta nueva modalidad de indexación recibirá el nombre UVI. La institución a cargo de Federico Sturzenegger no consiguió imaginar otro nombre. Tampoco logró hasta ahora masificar el crédito hipotecario a través de esta clase de financiamiento ajustado por precios, pero insiste generando una nueva fórmula para ajustar las cuotas de los préstamos.
La autoridad monetaria precisó que los clientes bancarios, además del financiamiento, podrán optar por ahorrar con ambos instrumentos. "Bajo esta nueva modalidad, los ahorristas podrán hacer depósitos en UVI, con un plazo mínimo de 90 días, o en UVA, con un plazo mínimo de 180 días. En ambos casos, a la manera de una alcancía bancaria, una vez transcurridos esos plazos mínimos los fondos se seguirán actualizando por sus respectivos índices hasta que el ahorrista decida extraerlos. Estas cuentas de ahorro serán siempre gratuitas y en ellas, por encima de la actualización, los bancos podrán pagar intereses", indicaron.
















 OPINIÓN



Sociedad en movimiento


Por      Martín Granovsky

Avellaneda no será México pero tiene sus murales. El más famoso es el de Pavón al 2000 sobre los paredones de la vieja fábrica Durax, la actual cooperativa Cristal. Las imágenes cuentan la historia de la industria argentina. Una pintada en otra esquina dice, sin vueltas, "No al desempleo". Por algún misterioso espíritu de respeto al espacio público o al trabajo de los demás, vaya uno a saber, en Avellaneda los murales no se tapan. Quien los dibuje, les garabatee encima o los pegue carteles, será penado con el repudio de los vecinos. Y si es político pagará el costo. Por eso, con la seguridad que da la tradición, el sábado último un grupo de pintores de brocha gorda y diseñadores de pincel fino aprovechó el sol para dejar listo otro mural más, "No al tarifazo", en Belgrano y Ocampo. Ya son tres sobre el tema. Antes hubo uno en Mitre y Castelli y un segundo en Belgrano y Madariaga. La firma dice Frente Militante. El que fue pintado bajo el sol muestra una mejilla inflada de trompetista que remata en una vuvuzela. Las imágenes y el sonido, en este caso imaginario, son parte de la preparación para la audiencia del gas, un tema que en los municipios viene haciendo ruido desde enero. Casi tanto ruido como la luz y como el agua.
"No bien el gobierno nacional anunció el aumento de tarifas noté que incumplió con el requisito de la audiencia pública", dice a Página/12 Pablo Vera, abogado y jefe de Gabinete de la intendencia que encabeza Jorge Ferraresi. "La verdad, no imaginé las consecuencias institucionales de la falta de audiencia, pero en Avellaneda recogimos muy rápido que había malestar porque es un distrito con muchos clubes y sociedades de fomento."
El municipio primero presentó un amparo como cliente del servicio eléctrico y a la vez encaró reuniones con clubes, sociedades de fomento, pymes, fábricas recuperadas y sindicatos. Poco a poco, de manera individual o colectiva, cada sector fue elevando su demanda. "Cada cual planteaba su situación particular y todas eran preocupantes", dice Vera. "Los clubes con la elevación de tarifas pensada originalmente serían inviables. En las pymes y los comercios habría un serio deterioro por aumento de costos. Se dificultaría la problemática del empleo en una secuencia que uno ya conoce: recorte de horas extras, suspensiones y finalmente despidos." Vera sostiene que el fondo es éste: "No es cuestión de tarifas, la cuestión es evitar que la energía sea concebida como materia prima, que se vea reducido el consumo y que la Argentina vuelva a exportar energía sin usarla para el mercado interno y la industria manufacturera".
El tarifazo es parte de la tormenta perfecta que enfrió la economía. En Avellaneda el municipio calcula que la recaudación por la tasa de higiene y seguridad cayó durante este año un 24 por ciento, lo cual es un problema para el Tesoro y muestra una baja de actividad.
Página/12 pudo constatar como mínimo ese nivel de caída en la actividad tras consultas en los municipios de San Martín, La Matanza, Ituzaingó y Ensenada. La crisis es transversal a los nombres que usan los intendentes para juntarse y discutir de política. Vayan al Instituto Patria como Ferraresi, integren el Grupo Esmeralda como Gabriel Katopodis o sean parte del Fénix como Verónica Magario, los problemas reales son comunes. En esa dimensión física de las relaciones entre gobernantes y gobernados quizás esté la clave del papel dinamizador que jugaron los municipios del Gran Buenos Aires y de otros centros urbanos de la Argentina para que el problema terminara velozmente en la Corte Suprema y el Gobierno diera marcha atrás. Aún puede haber desconfianza entre el dueño de una pyme y el dirigente de un movimiento social o de un sindicato. Cada quien procesa como quiere y puede el voto por Mauricio Macri o Daniel Scioli. Los sectores no se juntan, al menos por el momento, y tampoco coordinan, pero en estos meses de 2016 todos dejaron que los municipios asumieran un papel de articulación. Así fuese tratando a las distintas franjas en paralelo.
También buscó una forma concreta de respuesta Mariano Lovelli, uno de los abogados que encabezan el Cepis, Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad. Su perfil de Twitter informa, entre otras cosas, que es "platense, abogado, profesor, marido, padre, pincharrata, amigo, asador, militante del proyecto nacional y popular". Por la presentación del Cepis fue que el tarifazo del gas llegó a la Corte Suprema y el de la luz a la Cámara Federal de La Plata en tiempo record. En los últimos días Lovelli impugnó la audiencia de hoy con el argumento de que la convocatoria no acataba el fallo de la Corte porque el Gobierno no informó hasta ahora cuál es el precio del gas cuando sale del pozo, o sea el costo básico que influye en el transporte y la distribución. Pero igual irá a la audiencia manteniendo el perfil del Cepis. "Vamos a seguir estudiando, proponiendo y si es necesario demandando, porque ése es el papel que nos fijamos a nosotros mismos".
La sociedad argentina parece encontrar formas de mantenerse en movimiento.

















PROYECTO LEGISLATIVO IMPULSADO POR MOVIMIENTOS SOCIALES


Hacia la emergencia social



Senadores del FpV y del GEN presentaron un proyecto que promueve la creación de un millón de nuevos empleos, un aumento de las asignaciones por hijo y por embarazo y la creación de un salario social para los trabajadores informales.
      La propuesta surgió de la CTEP, la CCC y Barrios de Pie, que ayer acompañaron             la presentación.

Los movimientos sociales hicieron una nueva movida para que se declare la ley de emergencia social. Ayer, en el Congreso, los senadores Juan Manuel Abal Medina, Teresita Luna (FpV) y Jaime Linares (GEN) presentaron un proyecto que unificó varios de los que venían dando vueltas sobre el tema en el ámbito parlamentario. El texto promueve la creación de un millón de nuevos empleos por parte del Ministerio de Desarrollo Social. Para lo inmediato, dispone además que la Asignación Universal por Hijo y la Asignación por Embarazo tengan un aumento del 15 por ciento para compensar la inflación. Y propone que se fije un salario social complementario para los trabajadores informales, los más vulnerables frente a la recesión.
La iniciativa salió de las tres organizaciones que el 8 de agosto convocaron a la marcha de San Cayetano: la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie. A través de varios diputados, desde principios de año ya habían ingresado proyectos similares que quedaron a medio camino. Tras la movilización a la Plaza de Mayo, las organizaciones se dieron el trabajo de intensificar su campaña; con el respaldo de la CGT, de las dos CTA y de la Pastoral Social de la iglesia, tuvieron reuniones con legisladores del FpV, el Peronismo para la Victoria, el Frente Renovador, el Frente Progresista y el socialismo. También hablaron informalmente con el Bloque Justicialista.
Así llegaron a la redacción de este nuevo proyecto, que declara la emergencia social por un año. Los dirigentes muestran expectativas de que el texto logre tratamiento relativamente pronto.
El proyecto instruye al Ministerio de Desarrollo Social "a crear un millón de nuevos empleos bajo el Programa Solidario de Ingreso Social con Trabajo en todo el territorio nacional". Por otra parte, convoca a un Consejo de la Economía Popular con el objetivo de fijar un salario social complementario, destinado a que todos los trabajadores informales tengan un ingreso con el que cubrir la canasta básica. El Consejo estaría integrado por representantes del Gobierno y las organizaciones sociales.
"La propuesta de este salario social complementario busca unificar los programas de empleo, con un carácter federal, para tener una herramienta que ampare a los trabajadores más vulnerables", explicó Gildo Onorato, de la CTEP. El dirigente fue uno de los que participaron de la ronda de conversaciones con los bloques legislativos y asegura que el proyecto "tiene los números para ser tratado en las dos cámaras".
Los senadores detallaron que el costo del aumento del 15 por ciento para las asignaciones para los dos últimos meses de este año será de 1500 millones de pesos, aproximadamente, y de 7700 millones para 2017. En cuanto a la creación de los nuevos puestos de trabajo, Abal Medina señaló que "si bien el proyecto supone una erogación importante para el Estado Nacional, lo hace de manera responsable y cuidando el equilibrio fiscal, por lo que la creación de estos nuevos empleos será paulatina y gradual, y de acuerdo a las disponibilidades presupuestarias del Gobierno".
"Hemos trabajado responsablemente para proponer distintas alternativas para el financiamiento, como el aumento de los gravámenes a bienes suntuosos y bebidas alcohólicas, o la creación de impuestos específicos para máquinas de casinos y salas de juegos, o el aumento de impuestos a la explotación minera", agregó el senador.
Su par Jaime Linares (GEN) señaló que el proyecto "puede ser un avance hacia un nuevo escenario de país. Los trabajadores de la economía social pueden resolver este tema".
Acompañaron el proyecto de ley con sus firmas los senadores Miguel Ángel Pichetto, María Graciela De la Rosa, Pedro Guastavino, María Labado, Silvia García Larraburu, Marina Riofrío, Beatriz Mirkin, Carlos Espínola, Liliana Fellner, Juan Manuel Irrazabal, Juan Mario Pais, Sigrid Kunath, Eduardo Aguilar, Daniel Lovera, José Miguel Mayans, José Alperovich y Ruperto Godoy.















Los docentes insisten


Tras los dos paros de 24 horas en agosto y septiembre, los gremios docentes volvieron a reclamar al Gobierno que reabra las negociaciones paritarias y eleve el presupuesto educativo "para poder cumplir con los objetivos de la Ley de Educación Nacional". En una declaración conjunta, la Ctera, el Sadop y el CEA exigieron "la urgente convocatoria por parte del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires a la negociación colectiva con los sindicatos docentes con representación nacional". Las últimas reuniones entre los dirigentes y el Ministerio de Educación se realizaron en agosto, cuando el titular de la cartera, Esteban Bullrich, les comunicó que el Gobierno no dará una recomposición salarial porque considera que el aumento que tuvieron los docentes fue suficiente. "Hay una imperiosa necesidad de acordar reajustes en el salario de nuestras compañeras y compañeros, que impidan el deterioro del poder adquisitivo de nuestras remuneraciones por efecto de la inflación y el aumento insdicriminado de las tarifas", señalaron en la declaración.

















LA OPOSICIÓN, EX COMBATIENTES Y HASTA EN EL OFICIALISMO 

CUESTIONARON EL ACUERDO POR MALVINAS


Sólo quedaron contentos los kelpers



El bloque de diputados del FpV expresó su rechazo al acuerdo y pedirán que Malcorra vaya al Congreso. Desde centros de ex combatientes anunciaron que analizan presentar una denuncia.
Susana Malcorra participó ayer de una reunión en las Naciones Unidas.
Imagen: Télam.


El acuerdo que la canciller Susana Malcorra suscribió con el vicecanciller británico Alan Duncan generó ayer la reacción de la oposición y de agrupaciones de ex combatientes que consideraron que el país cedió demasiado a cambio de muy poco. El bloque de diputados del Frente para la Victoria expresó su "categórico rechazo" a la declaración y adelantaron que pedirán la urgente presentación de Malcorra en la comisión de Relaciones Exteriores para que dé explicaciones. El secretario del centro de ex combatientes Islas Malvinas (Cecim) de La Plata, Ernesto Alonso, consideró que el Gobierno está incurriendo en el delito de incumplimiento de deberes de funcionario público, al "alejarse del mandato constitucional" de ratificar la soberanía sobre las Malvinas. Incluso, desde el propio oficialismo, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, evaluó que el Gobierno debía ser "cuidadoso" en la aplicación de la cláusula del acuerdo que promete liberar de obstáculos el desarrollo económico de las islas.
"Vamos a solicitar que se convoque con carácter de urgente a una sesión de la comisión para realizar un análisis profundo de la declaración conjunta y pediremos que se invite a la canciller Malcorra y el vicecanciller Carlos Foradori para que brinden información complementaria a la que ha sido difundida por la Cancillería", adelantó el diputado Guillermo Carmona, del FpV, vicepresidente de la comisión de Relaciones Exteriores, que preside Elisa Carrió.
Carmona detalló los puntos del acuerdo que motivaron el rechazo del bloque. "Vemos con preocupación el retorno a la política del paraguas de soberanía. El Congreso no puede estar ajeno a estas declaraciones que deberían ser parte de formales acuerdos y tratados", advirtió Carmona. Agregó que con el acuerdo alcanzado el país acepta "la imposición británica de que se remuevan los obstáculos para las actividades hidrocarburíferas, lo cual choca con la legislación vigente en la materia". Los diputados quieren que se convoque también a las asociaciones de ex combatientes y veteranos de guerra, observatorios universitarios sobre Malvinas, académicos y especialistas para obtener una "amplia perspectiva sobre las consecuencias" del entendimiento.
Al respecto, Ernesto Alonso, que representa a uno de los centros de ex combatientes más activos y numerosos, subrayó que "la política que decide el presidente Mauricio Macri llevar adelante sobre la cuestión Malvinas y ejecutada por su canciller Malcorra se aleja del mandato constitucional que debemos cumplir los argentinos". Desde ese centro de ex combatientes analizaban presentar una denuncia en la justicia para que se investigue el eventual delito. Desde Tierra del Fuego, el ex presidente del centro de ex combatientes de Malvinas en Ushuaia, Carlos Latorre, consideró que "cualquier negociación con Gran Bretaña, aunque implique posibles beneficios comerciales para Argentina, debe estar sujeta a la discusión de la soberanía".
Pero lo más llamativo fue que desde el mismo PRO salieran a advertir sobre el compromiso argentino sobre "remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable" de las islas Malvinas, que está incluído en el acuerdo. "Hay que ser muy cuidadosos en la forma en cómo se va implementar esa frase genérica. Hay que ser prudentes, inteligentes y cuidadosos, y hay que tener consenso cuando se implementen distintos caminos", sostuvo Pinedo. "Definitivamente, la Argentina debe tomar como interés nacional el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas que dicen que existe un conflicto de soberanía y que las dos partes tienen que negociar", subrayó el presidente provisional del Senado.






A CUARENTA AÑOS DE LA NOCHE DE LOS LÁPICES


Reflexiones del pasado y el presente



Dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios en La Plata durante la dictadura hablaron con Página/12. Compararon su militancia en aquellos días con la de los jóvenes en la actualidad y advirtieron sobre la regresión en materia de derechos humanos a partir de la llegada de Macri al gobierno.

Entrevistas:     Ailín Bullentini.

EMILCE MOLER

"El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy"

A los 20 años, a Emilce Moler le abrieron la puerta de la cárcel de Devoto y le dijeron que se fuera. Había estado poco más de un año a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Antes, secuestrada en Arana, el Pozo de Quilmes y la comisaría tercera de Valentín Alsina, en el conurbano. Bajo "libertad vigilada", ya no volvió a La Plata, donde había nacido, crecido y conocido la militancia en la escuela secundaria de Bellas Artes. Corría 1979 y era una de las cuatro sobrevivientes de la cacería que la Bonaerense desplegó en La Plata contra militantes adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios y que con los años acabó conociéndose como La noche de los lápices. Con su testimonio en el juicio a la cúpula de la Bonaerense en 1986 y en el trabajo con el Equipo Argentino de Antropología Forense aprendió "el valor irremplazable de los sobrevivientes. Somos los que podemos dar luz al 'adentro'". La impunidad de las leyes derrumbó esperanzas. Estudió Matemáticas y, desde su perfil docente, volvió a la militancia política con el kirchnerismo. "Fue el único proyecto político que se cargó sobre sus hombros la memoria, la verdad y la justicia y yo abrace su causa contenta", evalúa.

–Se cumplen 40 años de su secuestro. ¿Qué tiene de especial este aniversario?
–Las efemérides siempre ayudan para hacer una reflexión del pasado y los números redondos, como en este caso, pareciera que exigiesen una reflexión mayor. Las reflexiones yo siempre las hago en dos planos, uno individual y uno colectivo. El balance colectivo nos lleva a pensar qué pasó en los últimos 40 años. Muchas cosas, pero en el plano específico de los derechos humanos creo que avanzamos mucho como sociedad. Todo lo que nos hubiera gustado indudablemente no, pero avanzamos sobre todo en el repudio a la dictadura, a las torturas, a la apropiación de hijos y nietos, a las desapariciones. hemos aprendido muchos conceptos, se han establecido leyes. El año 2003 fue definitivamente un quiebre positivo en este sentido. Como sociedad llegar a ese piso no es malo. Falta, falta mucho y ahora lo estamos viendo con un gobierno que lejos de bregar por estas políticas, saca financiamiento y deja caer programas y así refleja que no es su interés mantenerlas. Las frases que emiten sus integrantes tampoco son inocentes. Es un retroceso que no encuentra una reacción tan masiva como pensábamos que iba a tener. Ese es el termómetro que nos permite medir hasta dónde habíamos calado fuerte en estos temas y qué capas nos faltan perforar.

–¿Cómo explica que ese retroceso no encuentre una reacción masiva?
–Uno se tiene que replantear cómo explicamos el tema de los derechos humanos durante estos años, durante los que no pudimos hacer ese nexo entre las violaciones de derechos humanos y las cuestiones económicas. Eso nos faltó. La cuestión cultural nos quedó más atrás, incluso. Durante el kirchnerismo trabajé en la aplicación de la Asignación Universal por Hijo, y veía que maestras que se emocionaban con las Madres y las Abuelas en un acto después cuestionaban la asignación, trataban mal a los chiquitos o protestaban por los limpiavidrios. Ahí tenemos que hacer un análisis de cuál fue nuestro legado en memoria, porque creo que quedó disociado del presente. Nos quedamos en las violaciones a nuestros derechos humanos, nos faltó darle la envergadura necesaria para que se pueda extender a los derechos de todos, para que se pueda reactivar. El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy. Antes, torturas y desapariciones. Hoy, pobreza y desocupación. Hoy son negros de mierda, los pibitos con capuchas, los inservibles, los bolivianos, los paraguayos. Ayer, éramos subversivos. Recuerdo que un militar una vez le dijo a mi padre "su hija es irrecuperable para esta sociedad". Cuando escucho que eso se dice de los pibes pobres, bueno... Como sociedad, creo que ahora no se aceptaría un golpe militar como tal, pero las formas de sometimiento, de control político hegemónico económico se manifiestan de otra manera.

–¿Y la reflexión individual?
–No la puedo disociar de lo colectivo. Me hubiera gustado llegar a los 40 años de La noche de los lápices con otro escenario político. Tuve una tristeza, y por momentos la tengo, de no poder seguir avanzando como hubiéramos avanzado si seguía el kirchnerismo. No estarían los juicios (de lesa humanidad) en peligro. Yo que siempre luché por la verdad, la memoria y la justicia como tantos otros sobrevivientes, el de Néstor y Cristina fue el único proyecto que se cargó al hombro estas cuestiones no desde lo declamativo, sino en su concreción en políticas de Estado, y por lo tanto había que ayudarlos, apoyarlos con toda la fuerza. Yo abracé la causa contenta. Avanzamos muchísimo, pero creo que hay una necesidad de repensar algunas prácticas.

–¿Se puede hacer un paralelismo entre la militancia de ustedes entonces y lo que sucedió con la juventud en los últimos 12 años?
–En los últimos años me fue muy fácil explicarles a los chicos qué era militar. En los 90 había un cortocircuito desde la palabra misma. Me decían "¿qué es militar? ¿un militar?" No tenía cómo explicarles el fervor de una bandera, de una marcha. Y estaba bien, porque la política se abraza cuando se ve que a través de ella se puede hacer algo, se puede cambiar algo. Quién se iba a dedicar a la política en los 90 cuando los políticos eran los que hacían que cerraran las fábricas y recortaran los sueldos. No te quedaba otra que ser enemigo de eso. Cuando empezó todo este reverdecer de la política, las preguntas que me hacían apuntaban casi todas a los centros de estudiantes de entonces, cómo era hacer política, y no tanto qué pasaba en un centro clandestino. Y yo siempre les fui sincera: siempre organizar es difícil, las militancias son incómodas, cuestan trabajo y nunca fuimos la mayoría para que no se haga una idealización. Porque si no les dejás a los jóvenes de hoy un legado demasiado duro. La diferencia grande entre ellos y nosotros era el contexto: nosotros militamos en un contexto violento, no conocíamos el valor de la democracia. Tampoco teníamos la posibilidad de pensar en una carrera política. Para no- sotros siempre fue jugarnos a todo o nada, algo que no es lógico: no te tenés que jugar la vida para intentar cambios. El problema fue de nuestra sociedad que hizo que nos la tuviéramos que jugar. Ojalá que nadie más tenga que jugarse la vida por querer cambiar las cosas.

–¿A la distancia analiza ese "jugarse la vida" como un error?
–No, para nada. Y algo que nos permitieron los años kirchneristas es que nos permitió contar los 70 desde otro lugar que no fueran solo muerte y desapariciones, nos permitió contarlos desde la política y muchas de las cosas por las que nosotros bregábamos, pudimos verlo. sobre todo en cuanto al rol del Estado. Ahí tuvimos un logro, 30 años después.

–¿Cómo piensa que se puede resignificar hoy la memoria de lo ocurrido durante la dictadura?
–Nos faltó poder relacionarlo más con la vida cotidiana de todos. Llegamos a lo sensible, logramos sensibilizar a la sociedad, pero nos cuesta que lo replanteen en sus propios días. No pueden entender que la razón por la que entonces militábamos y por la que nos hicieron lo que nos hicieron es la misma por la que hoy defendemos a los pibes pobres de los abusos de la policía, por ejemplo. Los abusos institucionales que sufrimos no logramos que la sociedad las conecte con la maldita policía, por ejemplo. Hoy no es tan difícil como lo fue en los 90. Cuesta porque hoy a los chicos no les podés hablar desde el miedo de que pueda volver una dictadura como la de entonces, pero tenemos que lograr que entiendan que si vuelve, lo hará de manera diferente, más sutil, sofisticada y es más difícil que les hagan frente.


Imagen: Leandro Teysseire.

PABLO DÍAZ
"Los tiempos actuales son de retrocesos"


Pablo Díaz habla de "escenas" para referirse a los flashes más fuertes sobre La noche de los lápices que ocupan su memoria. La "escena del grito de Claudia (Falcone, una de las estudiantes secundarias desaparecidas)"; la de "el juramento"; las de "las vidas de cada uno" de los chicos y chicas que fueron secuestrados la madrugada del 16 de septiembre de 1976 en La Plata durante una cacería de la Bonaerense, compañeros suyos de militancia secundaria, y con los que compartió cautiverio en diversos centros clandestinos de detención. Pasaron 40 años de aquellos días que se convirtieron en la ausencia definitiva de sus compañeros y aún recurre a la película que inmortalizó el hecho en base a su testimonio y al libro escrito por María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, en 1986. "Mi obsesión única, egoísta y personal fue cumplir con el juramento que les hice a los chicos en la última escena de la película", mezcla el film con la promesa que le hizo al puñado de estudiantes secundarios platenses cuando lo "blanquearon" y salió del Pozo de Banfield: "Siempre estoy parado sobre el juramento de que ellos también iban a salir de ahí. Por eso testimonié, por eso el libro, por eso la película, por eso cada charla."

–¿Qué tiene de especial el aniversario número cuarenta de La noche de los lápices?

–No hubo un año único y creo que siempre va a ser así. La vida cotidiana me va incorporando a la sociedad en la que vivimos, entonces a veces pensás y a veces no; a veces te emocionás y otras no. Pero pasan los años y el hecho sigue ahí, La noche de los lápices es todas las noches para mí, porque todo el tiempo voy descubriendo cosas. Siempre pasa algo que lo resignifica y lo reactualiza desde algún lado. La comunicación con los familiares de los chicos que ya no están está siempre, pero además pasan cosas que me invitan a resignificar. En noviembre del año pasado, por ejemplo, 39 años después, fue la primera vez que me llamaron fiscales para consultarme por abusos sucedidos y sufridos en los centros clandestinos. Si yo había sufrido abusos, que les cuente de lo que me había dicho Claudia la última vez que la vi, que ella nunca más podría ser una mujer porque la habían violado. Para mí, hasta entonces, siempre había sido anecdótico ese comentario. Para mí, para la Justicia, para la sociedad, para el periodismo. Y quizá lo anecdótico había sido todo lo demás y eso era el origen de todas las tristezas de Claudia. Y, sin embargo, los avances en la comprensión judicial de estos hechos, el #NiUnaMenos, lo resignifican. Y las charlas con los chicos en las escuelas, que siempre me ayudan a mantener la memoria.

–¿En qué sentido ayudan a ese ejercicio?

–Con las charlas puedo volver sobre mis recuerdos, recordar a los ausentes, pero también hablar del hoy, de cosas que a los adolescentes de hoy les pasan. Entre lo de ayer y ciertos valores que nosotros teníamos y lo que hoy ellos viven como sus propios conflictos hacemos un puente.

–¿Cómo les habla de su generación?

–Les cuento que éramos chicos con sensibilidad social y amor. Nosotros éramos sensibles a lo que ocurría en nuestro entorno y más allá de él. Salvo Panchito López Muntaner (otra de las víctimas de La noche de los lápices), éramos chicos de clase media, sostenida, consolidada, que nos acercábamos a un barrio y alfabetizábamos, trabajábamos en comedores escolares. Ir a los barrios fue un descubrimiento y después, un marco solidario para tratar de buscar derechos, concretar nuestro deseo de una sociedad más justa. Esa sensibilidad social la encuentro ahora en los chicos. Y si no, los estimulo a buscarla.

–¿Qué otros puntos en común encuentra con la generación adolescente actual?

–Ellos no tienen una militancia clandestina, porque ya no hay dictadura, pero también porque somos nosotros sus padres, o gente más joven que nosotros. Ellos pueden en la sobremesa familiar plasmar su propia identidad religiosa, sexual, política. En nuestras casas el autoritarismo estaba a flor de piel. Mis viejos no se tuteaban. Imaginate la historia con la militancia. No me dejaban militar. Mi papá me echó un día de casa porque me encontró con mi mamá hablando del Che Guevara. ¿Cómo no iba a ser clandestina la militancia? No estábamos clandestinos solo de la dictadura. De nuestras familias también debido a la ingenuidad o a la falta de entendimiento político de nuestros padres. Nuestras madres se iban enterando en qué andábamos, entre comillas, a medida que nos iban secuestrando.

–¿Ve similitudes en las condiciones socioeconómicas de entonces y las de hoy?

–Sí. En normalidad de condiciones, son iguales a lo que éramos nosotros. La diferencia está en la logística que implementamos en aquellos años. Porque yo no me voy a meter en cómo los familiares recuerden a sus hermanos o sus hijos para poder sobrellevar esta historia. Si quieren pensarlos como revolucionarios, lo serán. Si quieren que sean inocentes, lo serán. Lo que sea. Nunca los voy a juzgar. Pero lo que viví, lo que escuché, lo que éramos no me lo voy a olvidar nunca. En ese sentido, somos muy parecidos los adolescentes de ayer y hoy. Porque ellos tienen interés, tienen sensibilidad y amor. El estímulo, por eso, es para que ellos se involucren, sean actores de su propio tiempo, pongan en algún lugar la sensibilidad social, la solidaridad y la lucha por un derecho. Yo no creo en la política partidaria, pero los estimulo a que estén ahí o en un gremio, barrio, centro de estudiantes.

–No eran revolucionarios, dice. ¿Qué eran?

–Adolescentes.

–Habla de inocencia. ¿Se cree culpable?

–Cuando hablo con los chicos me gusta que ellos entiendan nuestra culpabilidad. Nos agarraron por algo, entre comillas, yo les digo por qué, necesito que entiendan quién era el bueno y quién el malo, quién estaba haciendo el bien y quién el mal. ¿De qué se nos culpaba? Del apoyo escolar, de querer con eso que el barrio pobre que tenía nueve cuadras de largo tuviera cada vez menos. Hoy hay 70 cuadras de ese barrio pobre. Nuestra intencionalidad, la de nuestra militancia política, social, gremial, en un centro de estudiantes era por que queríamos vivir en un lugar más justo. Éramos animales que necesitábamos alimentarnos de hacer cosas en función del cambio que buscábamos. ¿Dónde se hace uno apasionado de la política? En la vergüenza de la pobreza, cuando siente la pobreza. A Víctor Treviño, un compañero que está desaparecido hoy, yo lo vi lagrimear un sábado mientras entraba en un barrio periférico de La Plata y cuando le pregunté qué le pasaba me respondió "¿Cuándo vamos a poder cambiar todo esto?". Ésa es la pasión de hacer todo y más de lo que esté al alcance de uno para mejorar la cosa. Por supuesto que no fuimos culpables de nada, fuimos dignos en todo.–Planteó que se va "adaptando" a la sociedad en la vida cotidiana. ¿En qué momento, en estos últimos 40 años, se sintió más cómodo durante esa adaptación?–Pude descansar en el kirchnerismo. Porque hubo justicia, porque había otros que tomaban la posta, por que los organismos se fortalecieron. Además, fue un tiempo en el que me fui argumentando cosas. Los tiempos actuales son de retrocesos. Pero yo nunca tuve vergüenza de decir que vivo para que Claudia y los chicos vivan. Siempre estoy atento a que ellos estén vivos.



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