viernes, 8 de abril de 2016

El infierno de Dante: denunciado por violencia de género, restringido y sumariado en la UBA

RESISTIENDO CON AGUANTE INFO
RESISTIENDO CONTRA EL DISCURSO ÚNICO


El infierno de Dante: denunciado por 


violencia de género, restringido

sumariado en la UBA 



El periodista y docente Dante Palma fue denunciado por violencia de género, sumariado en la UBA y actualmente posee una orden de restricción activa. Dada la gravedad de las denuncias presentadas por 2 ex parejas del docente, el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras resolvió aplicar el protocolo contra la violencia de género y abrir un sumario.-. pero el cuatrimestre que viene volverá a dar clases a jóvenes del CBC.



Los predadores son tipos perversos que manipulan a las víctimas y las someten utilizando estudiados mecanismos de control. Las mujeres jóvenes, las indefensas, las que tienen baja autoestima son la presa ideal. Un rol de poder como “participante de un programa exitoso de tv” y como “profesor” permite el abordaje selectivo de estudiantes para vincularse de manera íntima y sexual.


Julieta es una cumpa, una militante de La Cámpora que se animó a denunciar a un predador e hizo pública su historia con un pequeño detalle, el predador es Dante Palma, docente y ex panelista del programa 6-7-8.

La denuncia original de Julieta es larga y detallada:


Me llevó días escribir todo esto y ni siquiera está completo.

Espero que pueda serle útil a otras personas.

" Qué difícil resulta comenzar a escribir acerca de una relación tan complicada, con tantos giros, con situaciones inexplicables y un final tan inesperado. No puedo pensar con claridad porque todavía estoy tratando de superar el desconsuelo de que, de un día para otro, hallé totalmente desconocida a una persona con quien compartí mucho. Resalto lo complicado que es hacer estas acusaciones sobre Dante Palma, siendo él una figura pública.
Cuando lo conocí, tenía 20 años. Él se acercó a mí a través de Facebook con la excusa de “tener muchos amigos en común”. Hablamos varios días seguidos y, siendo sincera, me resultó encantador. Él insistía en que saliéramos a tomar algo y me ofreció hablar por Skype para que comprobara que él era quien decía ser. Al principio se refería a la invitación como algo lejano, “algún día”, pero, apenas intercambiamos nuestros números, me pidió que nos reuniéramos en el Celta Bar.
Llegué media hora tarde, por un corte en la Av. Rivadavia, y estaba tan avergonzada que no podía parar de pedirle disculpas. Él me decía que no me preocupara, pero, desde ese momento y a lo largo de la relación, hizo énfasis en que, si se hubiese tratado de otra mujer, se hubiese ido a los 15 minutos de demora “porque su tiempo vale”, frase que nunca supe si encontrar halagadora o chocante. Siempre utilizó esa anécdota como una de las tantas pruebas del amor que supuestamente sentía por mí.
La siguiente noche me invitó a salir nuevamente, a un show de stand-up del Rubio Peronista, para el cual, me aclaró, él ya tenía entradas. No me olvido más de que una amiga intentó hacerme notar que le resultaba bastante extraño el hecho de que ya tuviera las entradas antes de preguntarme si quería y/o podía ir. A mí también me pareció extraño, pero acepté la invitación. Esa noche fue especialmente romántica, demasiado, con constantes demostraciones de afecto y cumplidos; incluso llegó a llevarme de la mano. Esa noche me la echó en cara en cada discusión que tuvimos los 11 meses que pasamos juntos, diciéndome que nunca supe apreciar el gesto de que él ya me tratara como una novia casi sin conocerme, y que se haya exhibido conmigo públicamente, siendo él una persona “reconocida”. Siempre me decía que tenía que estar agradecida sólo porque él me trataba como cualquier otra persona trataría a su pareja. Que, por tratarse de él, era doble mérito.
A la semana de conocernos, me sugirió que deje mi cepillo de dientes en su casa, me llevó al programa en el cual me presentó a todos sus compañeros, y llamó por teléfono a sus padres delante de mí para contarles que estábamos juntos. A mí me parecía un poco exagerado, pero lo dejé pasar, porque sinceramente me sentía feliz.
Cuando se cumplió exactamente 1 mes de nuestro primer encuentro, salimos y me dijo que estaba enamorado de mí. Hubo una pequeña discusión acerca de que no obtuvo la respuesta que esperaba de mi parte e insistió hasta que le dije que el sentimiento era correspondido. Para ese entonces ya existían actitudes de su parte que me desconcertaban, como llamarme a mi casa más de 4 o 5 veces por día, mandarme mensajes para saber qué estaba haciendo, pedirme que lo llame desde mi trabajo, enojarse porque yo no tomaba la iniciativa de acercarme a él, sugerencias de que desactivara mis redes sociales, etc.
Rápidamente y sin que pudiera notarlo, las cosas se habían vuelto bastante serias. A fines de abril, tuvieron que operarme de apendicitis y él estaba en Córdoba dando una charla. Desde allá arregló con su tía, quien de casualidad me conocía desde que nací y que trabajaba en el hospital donde mi internaron, para que me dieran una habitación enseguida. Dante se volvió de Córdoba y, al día siguiente, apenas bajó del avión y pese a que yo le pedía que no lo hiciera, vino a visitarme al hospital y conoció a mi familia. También vino a visitarme al día siguiente, aunque volví a pedirle, una y otra vez, que no viniera, porque me sentía muy incómoda. Recuerdo que no estaba preparada para que conociera a mi familia, pero que no tuve alternativa, ya que él se impuso sobre mí y me ignoró completamente.
Continuamos saliendo. En una de las cenas en lo de su papá, pasó a buscarme para que fuéramos juntos. Ese día habían venido dos amigas a visitarme. Él entró a mi pieza y, cuando las vio, se le transformó la cara. Me despedí de mis amigas rápidamente y salimos. Me hizo un escándalo en el medio de la calle porque decía que le resultaba muy infantil verme con mis amigas en mi habitación. No entendí ese reclamo esa noche y no lo entiendo ahora. Quise volverme a mi casa, pero no me dejó. Después de gritar durante media hora, criticar a mis amigas y ofenderme repetidas veces, se calmó y me pidió que olvidáramos la situación. Totalmente disconforme, pasé el resto de la noche callada, pero con el paso de los días me fui olvidando de esa pelea.
El día de mi cumpleaños es otro recuerdo bastante triste. Le había advertido que la reunión podría durar bastante, porque así suele ser con mi familia, pero Dante insistió en venir de todos modos. Fue un calvario. No me dejaba sola ni un solo momento y me preguntaba continuamente cuándo nos podíamos ir. Empecé a ponerme nerviosa porque uno de mis primos cumplía años ese mismo día y lo estábamos esperando para festejar juntos, pero nunca sucedió. Dante se puso insistente y, para colmo, había empezado a hacer chistes totalmente fuera de lugar. Nos terminamos yendo antes de que terminara la reunión, como él quería…
Para ese entonces, las críticas a mi entorno se habían vuelto algo común en la pareja. Llegó al punto de que me obligaba a mí misma a no hablar sobre mi familia ni sobre mis amigos, porque quería evitar sus comentarios. Solía decirme que era demasiado madura para las amistades que tenía, que estaba “más allá” y que ellos habían quedado estancados en otra etapa, que a él le había pasado lo mismo a mi edad, que ya iba a encontrar otros amigos. Poco a poco, logró que me alejara de ellos y que cortara totalmente el contacto con una de mis amigas. También, empezó a querer decidir sobre mi vida, dándome consejos sobre mi trabajo, el cual, según él, debía dejar cuanto antes. En ese entonces yo era niñera de 3 hermanas y él no soportaba que tuviera contacto con la familia de ellas, especialmente con el hermano mayor de las nenas, que tenía mi edad.
Para Julio, me regaló pasajes para que lo acompañara a Ecuador, con la intención de participar del Congreso de Comunicación que se iba a realizar allá. Pocas veces la pasé tan mal con una persona. Dante estaba obsesionado en gastar lo menos posible, y, a pesar de que me había comprometido a pagarle la mitad de los gastos de comida y de hotel (exactamente $4000, recuerdo), él manejaba el efectivo, así que tomaba todas las decisiones. No quería parar ni para almorzar o tomar un café, vivíamos a base de los desayunos que servían en los hoteles, de comer galletitas que comprábamos en supermercados y de compartir cenas que eran una miseria. Hizo caso omiso a mis quejas, incluso sabiendo que, por mi baja presión, era muy importante que me alimentara bien. No me dejaba utilizar mi propia tarjeta de crédito y llevaba, anotada en un papel, la cuenta de todos los gastos que realizábamos. También tuvimos una pelea muy grave con respecto a mi vestimenta, porque un día quise usar una remera que tenía una abertura en la espalda. Me decía que era una inconciente y que lo que estaba buscando era que me miraran o que me toquetearan. Me puse a llorar porque no podía frenar su enojo. Me dejó sola un rato y, cuando volvió, me escuchó hablando con mi mamá sobre que no aguantaba más la situación y que la estaba pasando muy mal. Se puso aún más furioso, me tiró en la cara unos 30 dólares y me dijo que, “si era tan viva”, me las arreglara sola, me comprara unos pasajes como pudiera y me volviera a mi casa. Después de un rato largo discutiendo, ambos cedimos con la condición de que yo aceptara cambiar de atuendo…
Lo que vino después de ese viaje fue lo peor de la relación. Era casi insostenible. Nos peleábamos continuamente. Él dejó de criticar a mi entorno para dedicarse a criticarme a mí. Empezó a decirme que lo aburría, que nunca proponía nada, que salir conmigo era casi un acto de inercia y que eso lo deprimía. Por mi parte, yo había empezado a estudiar en la facultad, lo cual, sumado a mi trabajo, me tenía exhausta, cosa que le molestaba muchísimo y que me recriminaba constantemente. Sexualmente se volvió muy demandante y agresivo, llegando a atarme, pegarme y asfixiarme de distintas maneras. Me hago cargo de haber permitido todo eso, porque así fue, pero existía en mí una profunda angustia a la hora de los encuentros sexuales. Muchísimas veces me revelé en contra de las cosas que me hacía, pero cuando eso sucedía, Dante adoptaba una personalidad más bien dulce: me pedía perdón y me decía que creía que el hecho de que me resistiera, era parte del juego, y que “le costaba darse cuenta de si me gustaba o no”. Mil veces nos peleamos, mil veces volvió a suceder y mil veces lo perdoné. Ya no era tener relaciones, sino un sometimiento total, pura violencia. No estoy juzgando a nadie, porque sé que hay parejas que disfrutan de este tipo de juegos. Me refiero a que lo grave de todo esto, es que lo hacía sin querer hacerlo, lo hacía por miedo a que se enoje, a que me dejara, lo hacía con la fantasía de que era sólo un mal momento y que él iba a cambiar para volver a ser como antes…
De alguna manera estuvimos juntos medio año más. Dante se volvió una persona fría y distante, totalmente diferente a la persona que era cuando recién empezábamos a salir. Sin embargo, notaba que, cuando me alejaba de él, rápidamente volvía a comportarse como antes. Llegó a tomar la decisión de comprar un departamento más grande, pidiéndome que lo acompañe a ver distintas propiedades, y fantaseaba con la idea de que viviéramos juntos. Finalmente compró uno en un edificio que, más tarde, me enteraría de que era el mismo en el que vivía su ex novia Silvina, a la cual me crucé muchas veces sin que Dante tuviera el gesto de presentarnos. Se refería a ella como a una simple vecina. Jamás hubiese sospechado que esa mujer había vivido años antes lo mismo que estaba viviendo yo y que, meses más tarde, me ayudaría tanto como lo está haciendo. Ella se convirtió en un pilar para mí, me ayuda a comprender mejor lo que pasó y a sentirme un poco menos culpable de haber permitido todo lo que permití.
Volviendo al tema, la forma de actuar de Dante cambiaba una y otra vez y de un momento a otro, y yo sufría mucho por eso, no encontraba una explicación a lo que estaba sucediendo. Para colmo, luego de que me despidieran de mi trabajo, él se reunió, sin que lo supiera, con algunos conocidos pidiéndoles como favor que me contrataran. Como me había negado a darle mi CV para tal fin, lo sacó a escondidas de mi propia computadora o lo encontró en la suya, sinceramente no lo recuerdo, pero de alguna manera lo había conseguido sin mi permiso. Esa fue otra de las excusas que usó en mi contra cada vez que discutíamos y que yo quería expresar las cosas que me molestaban. No me dejaba hacerlo porque, según él, tenía que tener en cuenta el gran favor que me había hecho. Me anuló por completo y me hizo sentir aún más dependencia hacia él. Cuando intentaba hacerle ver lo manipulador que era, me decía que no era manipularme lo que hacía, sino que él “ganaba las discusiones” debido a sus largos años de estudio sobre estrategias argumentativas…
En enero, luego de idas y vueltas, ya que él constantemente terminaba la relación o me pedía tiempo para estar solo, le revisé el celular mientras se bañaba. Descubrí un sin fin de conversaciones eróticas con distintas mujeres que mantuvo durante todo nuestro noviazgo. Me sentí profundamente herida debido a que, en distintas ocasiones, había sospechado que él me engañaba y se lo había preguntado, pero él lo negaba, se enojaba conmigo y dejaba de hablarme.
Tuvimos una discusión que duró toda la noche, en la cual él, en principio, intentó dar vueltas las cosas y hacer foco en lo mal que había estado que invadiera su privacidad. Al ver que no obtenía resultado y que insistía en irme a mi casa, se puso a llorar desconsoladamente, pidiéndome que me quedara, diciéndome que era el amor de su vida, que quería casarse conmigo, tener hijos (¡hasta me habló sobre los nombres que había elegido para ellos!) y que no podía imaginarse una vida sin mí.
Continuamos un mes más juntos. Él pasó dos días seguidos encima mío, llamándome a cada rato para pedirme otra oportunidad… No obstante, apenas empecé a perdonarlo, volvió a cambiar su forma de actuar. Empezaron otra vez los maltratos, las amenazas, los tiempos y, créanlo o no, comenzó a pedirme permiso para hablar con otras mujeres. Un permiso que lo mismo daba que le concediera o no, ya que, hacia el fin de la relación, volví a ver cómo lo hacía delante de mí.
Las situaciones eran siempre las mismas. Él se mantenía distante, me agredía y me criticaba, pero cuando comenzaba a alejarme, volvía desesperadamente. Estas idas y venidas me empezaron a deprimir poco a poco y me volvieron muy dependiente de él, porque me introdujo en el dilema de luchar por el que parecía ser el amor de mi vida (él había logrado convencerme de ello) o dejarlo ir para que reapareciera a los pocos días, confundiéndome más. Ya no sabía cuándo hablaba en serio sobre separarnos, porque siempre pero siempre reaparecía.
Finalmente, luego de otra pelea más en la que pasé 3 días enteros llamándolo y humillándome para que vuelva conmigo, me rendí y acepté la ruptura. Me volvió a hablar tan sólo 16 horas después de que él mismo me pidiera que no habláramos nunca más.

[2/18 14:26] Dante: Tajai ?
[2/18 14:27] Julieta: Hola. que paso?
[2/18 14:27] Dante: Quería saber cómo estabas y si habías ido al psicólogo
[2/18 14:28] Julieta: Estoy acá. Si, fui, me hizo bien
[2/18 14:28] Dante: En serio??? Qué bueno!! Te sentiste cómoda?
[2/18 14:31] Dante: Te llamo a tu casa y me contas
[2/18 14:32] Dante: Atendeme
[2/18 14:32] Julieta: Estoy en la calle. Después te aviso o te llamo.
[2/18 16:02] Dante: Hacemos pompeyo más cena en las cañas?
[2/18 16:03] Dante: Di que si ...di que si...di que si...
[2/18 16:07] Dante: Por fi por fi por fi por fi
[2/18 16:07] Dante: Lo de pompeyo es en frente del Colón y es gratis por orden de llegada
[2/18 16:07] Dante: El espectáculo es a las 20
[2/18 16:09] Dante: Si no hay más lugar hacemos otra cosa
[2/18 16:09] Dante: Sabias que te amo mucho ?
Nos vimos como si nada hubiera pasado, para que al otro día lo descubriera hablando por la mañana con una compañera a quien yo conocía. Me echó de su casa y no hablamos más. Me aclaró que él quería terminar la relación pero que podía ser que me llamara nuevamente si se arrepentía.
Dije basta.
Me di cuenta de que no me merecía todo eso. Decidí volcarme en mis amigos y mi familia, que me recibieron con los brazos abiertos y me ayudaron a reconocer todas estas situaciones que dejé pasar por alto y que guardé en algún lugar de mi mente. Probablemente todavía haya más, pero este es un gran paso para mí. Poder escribir esta historia de punta a punta y sentirme indignada por haber permitido todo esto, avergonzada, enojada. Antes no sentía nada, sólo tristeza, e insistía en echarme la culpa a mí misma.
La decisión de hacer pública mi historia la terminé de tomar cuando me enteré que Dante solía engañarme con chicas menores de edad que iban a la tribuna de 678. Ahí recordé cómo solía buscar él a sus alumnas y acercarse a charlar con cualquier chica que lo mencionara en twitter (solía buscar su propio nombre en twitter para chequear quiénes hablaban de él sin arrobarlo y, si eran mujeres, las empezaba a seguir para enviarles mensajes). Ese hecho me repugnó y no pude resistirlo más. Ni hablar de cuando me enteré de que hacía abuso de poder con sus alumnas al extorsionarlas para que salieran con él a cambio de aprobar y/o promocionar la materia.
Mi mayor deseo es que todo esto ayude a otras personas a no caer en lo mismo, ya sea con él o con otros. Luego de mi anterior publicación, que fue mucho más breve, recibí muchos mensajes donde me contaron historias similares, tanto de mujeres como de hombres. Me sentí muy impactada y comprendí que lo que me pasó es más común de lo que parece. Y quiero comprometerme a que esto deje de ser naturalizado. Pensé que escribiendo esto en detalle se podría apreciar más la evolución de la relación, cómo fue cambiando y de qué maneras actuaba él para manipularme. A lo mejor, lo lee alguna persona que esté atravesando lo mismo y que sea vea reflejada en esta historia.
Cada día que pasa aprecio y admiro más la lucha de todas aquellas personas que atravesaron algo similar o, incluso, peor, y espero poder aportar de la manera que sea, mi ayuda y colaboración."

A simple vista y sin entrar en detalles la denuncia delinea a una persona manipuladora que ejerce violencia a través de una posición dominante. Un encuadre típico en el que la víctima es puesta en el banquillo en lugar del victimario.

Julieta explica que durante la relación ella tenía miedo y trató de dejarlo pero Palma la amenazó con publicar fotos y videos íntimos de la pareja.

Luego de publicar mi testimonio en mi Facebook alumnas suyas me contaron muchas experiencias de esta naturaleza, un método que se repetía. Me contaron que si luego de salir a tomar algo se negaban a tener sexo con él, luego las extorsionaba con las notas.”

Con la difusión de la historia de Julieta, Silvina Camino, quien fuera pareja de Palma entre 2008 y 2011, también sumó su propia denuncia:

Palma era un tipo violento y era un violador. No solamente suceden violaciones con personas desconocidas, también puede haber violaciones dentro de una relación de pareja. La relación estaba atravesada por todo tipo de maltrato, físico, verbal, psicológico.” 


Desde la Facultad de Filosofía y Letras publicaron:

"La comunidad educativa de Filosofía y Letras se vio conmocionada en los últimos días por las denuncias realizadas por dos ex parejas contra el docente de Filosofía y ex panelista de 6-7-8, Dante Palma, por violencia de género. La denuncia en las redes sociales y foros de la Facultad de estas dos compañeras “destapó la olla”. Detrás de los testimonios de estas mujeres en las redes se sucedieron una catarata de denuncias y se acercaron algunas estudiantes a transmitir junto con su solidaridad, algo que ya era vox populi: que Dante Palma es un docente acosador y que ejerció violencia física y verbal contra ex parejas y otras relaciones, fundamentalmente jóvenes ingresantes al CBC, donde él es docente de IPC."


La valentía de ambas logró que en la Facultad de Filosofía y Letras se le abriera un sumario a Palma y se pusiera en marcha el “Protocolo contra violencia de género” que aún dormía el sueño de los justos, al punto que la decana tuvo que abrir la cuenta email para recibir denuncias de estudiantes durante el mismo acto (lo que indica que hasta el momento ninguna denuncia habría podido ser receptada..)

Email para denuncias:  noalaviolenciadegenero@filo.uba.ar

Al momento de la votación que solicitaba la investigación y la separación preventiva del docente Dante Palma por la gravedad de las denuncias, la decana Morgade, autodeclarada como una feminista que lucha contra la violencia de género, decidió salvarle el pellejo utilizando la excusa de que “faltan denuncias formales” (pero la realidad que ni la cuenta de email para recepcionarlas había sido creada todavía) y si bien iniciaron un sumario de investigación se negaron a garantizar con la suspensión preventiva la seguridad de las compañeras de la Facultad y de CBC, permitiendo que Palma esté frente a un curso el próximo cuatrimestre” según informan desde la Organización de Mujeres y Plenario de Trabajadoras – PO de la Facultad.

En las redes grupos de fans de Dante Palma salieron a insultar y acusar a Julieta de “Troll PRO”. Lamentablemente en estas situaciones la reacción principal suele ser la negación, mientras que la víctima es ampliamente cuestionada hasta llegar al famoso “algo habrá hecho”.

Ninguno de sus ex compañeros de 6-7-8 se ha expedido al respecto, ni repudió aún los hechos denunciados. Lo mismo ocurre con el medio DiarioRegistrado.com que lo tiene a Dante Palma de columnista y que no ha cubierto esta noticia.

En cambio, desde La Cámpora, Juan Cabandié, Mayra Mendoza y otros referentes han expresado a Julieta su solidaridad y apoyo.

Aclaración de Julieta: “Me olvidé de decir que de parte del entorno de Jorge Dorio recibí mucho apoyo.”

Julieta, ante estos ataques, decidió compartir algunas fotos de su militancia y si bien no hay necesidad de “demostrar” nada, son un lindo ejemplo de compromiso que vale la pena compartir.


La valentía y la fuerza de Julieta y Silvina lograron que esta situación tomara estado público y que otras víctimas se animaran a contar sus propias experiencias, también se inició el sumario en la facultad y el Protocolo de Violencia de Genero finalmente se puso en marcha...  pero no nos olvidemos que el cuatrimestre que viene Dante Palma volverá a dar clases a jóvenes del CBC.
A veces las peores noticias no vienen del entorno de Macri. 
Para los que fuimos a la plaza a pedir por 678, para los que vamos a las plazas
del pueblo, para los que militamos todos los días y creemos firmemente que
a Patria es el Otro” en esta situación, todos y todas somos víctimas.


http://www.resistiendoconaguante.info/sociedad/el-infierno-de-dante-denunciado-por-violencia-de-genero-restringido-y-sumariado-en-la-uba/#sthash.e8cgIqJn.dpbs

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