viernes, 3 de junio de 2016

El decreto militar de Macri, en sintonía carnal con EE.UU.

Nuestras Voces
viernes 03 de junio de 2016


El decreto militar de Macri, en sintonía carnal con EE.UU.


Por      
ALEJANDRO GIUFFRIDA


La mayor parte de las acuerdos secretos posteriores a la vista de Obama revelados por Nuestras Voces el domingo pasado incluyen injerencia y presencia militar norteamericana. Ahora los destinos y cursos de los militares argentinos se decidirán sin pasar por el control civil, dejando sin control político lo que ocurre puertas adentro en los cuarteles.


El giro que Mauricio Macri imprimió sobre la conducción de las Fuerzas Armadas, restringiendo el control civil y devolviéndoles una peligrosa autonomía, tiene que enmarcarse dentro de las renovadas relaciones que la Argentina decidió entablar con Estados Unidos, más precisamente con el Pentágono y el Comando Sur. El decreto 721 publicado este miércoles pasado en el Boletín Oficial es un hachazo a los cimientos del control civil democrático a la estructura militar impuesto por Alfonsín, con coletazos aún incalculables en su dimensión y velocidad.


El domingo 29 de mayo dimos a conocer en Nuestras Voces una información exclusiva: el listado completo de las reuniones bilaterales que altos funcionarios argentinos mantuvieron con sus pares estadounidenses después de la visita de Obama del 24 de marzo. Fueron ocho encuentros, de los que participaron a ministros, altos funcionarios judiciaes, altos mandos militares y policiales de ambos países. 


Entrenamiento militar por parte del ejército norteamericano, militarización de las fronteras y de la lucha contra el narcotráfico, intervención en la triple frontera, acceso a información financiera y satelital argentina, posibles bases en el territorio nacional, injerencia en leyes vinculadas a seguridad interior y el tratamiento de adicciones, son algunos de los puntos de concesión que el gobierno de Cambiemos está pactando en reuniones que casi no se difunden.


La nueva estructura de mando y conducción de las Fuerzas Armadas no debería quedar aislada de esta noticia sobre los vínculos ya tendidos con el Pentágono y la polémica 'hoja de ruta' que Macri firmó a pedido de Estados Unidos.


De acuerdo a las modificaciones anunciadas en el decreto 721, las Fuerzas ganan profundamente en niveles de autonomía, a través de la derogación absoluta de Decreto 436 de 1984 y un conjunto de cambios en el 101 de 1985. Con el nuevo decreto, si las Fuerzas Armadas decidieran enviar a oficiales y suboficiales a cursos de, por ejemplo, inteligencia o contraespionaje o “métodos de interrogación” (eufemismo para nuevo tipos de tortura), podrán hacerlo sin que el poder político se entere. Y si uno de los enviados cometiera un delito o falta en el extranjero, llevando el uniforme argentino, también podrán resolverlo “puertas adentro”.


El decreto de Macri dio por tierra dos normas emblemáticas firmadas por Alfonsín en momentos en que ganar terreno al cuerpo militar y subsumirlos a una conducción civil representaba una victoria de la democracia y un cambio severo en la correlación de fuerzas en el país. Cabe preguntarse si el ala del radicalismo que aún permanece en (o presta su estructura a) Cambiemos no debiera preocuparse porque sus aliados carcoman el capital simbólico que le da entidad política.


Como sea, lo concreto es que a partir de ahora, el Ministro de Defensa pierde la facultad para disponer los destinos del personal, dado que esa facultad ahora pasa a los Jefes  de las Fuerzas. La conducción militar, además, también tendrá mayor injerencia en materia de educación interna, promociones, sanciones, altas y bajas.


Como si esto no fuera ya lo suficientemente denso como para considerar, al menos, la necesidad de que la modificatoria se debata en una ley del Congreso, el nuevo decreto también limita la facultad civil en el proceso de ascensos del personal no perteneciente a la cúpula y se lleva puesto, en ese recorte, la evaluación de antecedentes que antes estaba a cargo del Ministerio. 


Por último, abriendo una puerta de la cual se desconoce el horizonte posible, se delega en los Jefes de las Fuerzas la autorización de representación en juicios del Estado, es decir que podrán iniciar juicios y contestar demandas sin siquiera pasar por el Ministerio de Defensa. ¿No interfiere esto en los procesos judiciales por delitos de lesa humanidad o violaciones a los Derechos Humanos?

@alegiuffrida



Nuestras Voces

El decreto en el cual Mauricio Macri inviste de autonomía política a las Fuerzas Armadas resalta en dos oportunidades que “no representará, por sí, impacto presupuestario adicional alguno” pero no menciona una sola vez los motivos políticos de la decisión de ceder control civil sobre las cuestiones políticas de las Fuerzas Armadas en nuestro país. 


Es cierto que las Fuerzas Armadas de hoy no son las del ’76 o el ’83, pero también es cierto que un sector sigue funcionando con espíritu de cuerpo en los juicios por la participación de sus efectivos en el Terrorismo de Estado; y que ya en democracia ocurrieron los levantamientos Carapintadas, el crimen del soldado Omar Carrasco en un cuartel de Zapala (¡con un encubrimiento que llegó hasta la cúpula del Ejército!), la venta ilegal de Armas a Ecuador durante la guerra en la que Argentina era garante del proceso de paz y la voladura del arsenal de Río Tercero. 


Incluso durante el kirchnerismo parte del actual gobierno y ONGs independientes denunciaron los antecedentes de altos jefes y el rol de la inteligencia militar. 


Las razones de Macri esbozadas en los cuatro primeros párrafos del decreto con una simetría marcial y una prescindencia política muy PRO son: “Que resulta necesario establecer procedimientos ágiles…”, “Que resulta oportuno ordenar y actualizar…” “Que resulta conveniente adecuar…”, “Que es primordial simplificar los circuitos administrativos…”. 


A fuerza de lógica economicista, eficientista, Macri perdió la oportunidad de dar un debate sobre la madurez de las Fuerzas Armadas. Y con la torpeza y prepotencia de tomar la decisión por decreto y sin siquiera una interconsulta convirtió la iniciativa política que tenía en un boomerang donde queda claro que dar conferencias de prensa no significa hacer honor a su reclamo de escuchar a los demás, sino que es una estrategia para ser escuchado.




http://www.nuestrasvoces.com.ar/anotaciones/el-decreto-militar-en-macri-en-sintonia-carnal-con-ee-uu/

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