lunes 04 de julio de 2016
Sin teta, ¿hay paraíso?
Por Deborah Maniowicz LECTORES@VEINTITRES.COM
Polémica por las madres que no amamantan. Florencia Kirchner reveló que nunca le dio el pecho a su hija y desató el debate. La contradicción social de promover la lactancia y censurar a las madres por hacerlo en público. Testimonios.
En mayo de 2012, la revista Time publicó en tapa la foto de una mujer amamantando a su hijo de tres o cuatro años parado sobre un banquito. El título era: "¿Eres lo suficientemente madre?". Y aunque la nota se enfocaba en desarrollar los postulados de la Crianza con Apego, dejaba en evidencia una asociación que todos solemos hacer: "mamá-teta". La lactancia se ubica así en el tronco fundacional de la maternidad. "¿Lo pusiste al pecho durante la primera hora de vida?"; "¿se prendió?"; "¿aumentó bien de peso o tuviste que darle leche de fórmula?", son algunas de las frases que toda madre escucha durante los días posteriores al nacimiento de su hijo. ¿Pero qué pasa si una mujer elige no dar la teta? ¿Vivimos en una sociedad que se banca este tipo de decisiones o las condena?
El 24 de agosto de 2015, Florencia Kirchner ingresó al sanatorio Otamendi para parir a Helena Victoria. La hija de la ex presidenta no sólo previó la clínica donde nacería su primogénita y el tipo de parto (cesárea programada) sino algo mucho más polémico: no iba a amamantar ni una sola vez a su bebé. El equipo médico ya estaba al tanto. El plan era esperar a que su hija naciera para vendarle los pechos (que al estar comprimidos no se llenan de leche). "Yo siempre supe que no quería dar la teta, me generaba mucha impresión y me juzgaron muchísimo (…) Me parece bien que se promueva la lactancia. Pero afirmar que dar la teta es lo mejor de vos es sentenciar a las mujeres", dijo a la revista Paco, y enseguida recibió una catarata de críticas.
"Viví la lactancia como una tortura. No me resultaba placentero ni nada de lo que la mayoría de las madres lactantes dicen", cuenta Yanina Quinteros, de 25 años.
En un grupo de Facebook sobre crianza, una mujer publicó un textual de la entrevista a Florencia Kirchner y disparó: "No estás sola". La Organización Mundial de la Salud y la Liga Mundial de la Leche recomiendan dar la teta de forma exclusiva hasta los seis meses y de forma complementaria hasta los dos años. Sin embargo, son varios los motivos por los que algunas mujeres deciden no amamantar y, en muchos casos lo hacen incluso a sabiendas de los beneficios que tiene la lactancia (ver abajo).
"Tengo un hijo de 3 años y otro de 1. A ninguno le di el pecho porque no quería hacerlo obligada, no me nació. Con el primero arranqué la lactancia pero lo viví como una tortura, y eso que jamás tuve grietas ni dolor. No me resultaba placentero ni nada de lo que la mayoría de las madres lactantes dicen", cuenta Yanina Quinteros, de 25 años. "Yo era feliz dándole mamadera" – continúa – "era nuestro momento de conexión. Cuando volví a quedar embarazada, y a pesar de saber que la lactancia materna es el mejor alimento, ni lo dudé: no le di teta".
Las razones por las que una mujer puede elegir no amamantar son varias: temer cómo van a quedar las tetas después de la lactancia, querer que el padre forme un vínculo a imagen y semejanza (de la madre), volver a trabajar en seguida y no querer usar el poco tiempo libre para sacarse leche, entre otros motivos.
La puericultora Valeria Fernández resalta que "damos la teta con nuestra historia a cuestas, con nuestras luces y lados oscuros, con lo mejor y lo peor de cada una. Lo importante es que si una mujer decide no amamantar, esa decisión sea tomada con información y conciencia. Sin mitos, sin prejuicios, sin que un entorno la condicione en su decisión. Nadie debería hacer con su cuerpo algo que no quiere. El goce y disfrute que implican amamantar no pueden ser forzados".
Rocío Mendoza, de 22 años, tomó la decisión de no amamantar a Rebeca, hoy de 3 años, en la clínica, a las horas de haber parido: "Fue mientras veía cómo las enfermeras me manoseaban los pechos mientras mi hija, por no haber desarrollado el reflejo de succión, no se prendía bien y yo chorreaba de leche". De todas formas, como "siempre usé mis pechos como un arma de seducción, desde que quedé embarazada sentí que me iba a sentir mal e incómoda dándole la teta al bebé, haciendo algo que no quería".
"Que la decisión sea tomada con información y sin prejuicios. Nadie debería hacer algo que no quiere con su cuerpo" (V. Fernández, puericultora).
Cuando le dieron el alta, Rocío se compró un sacaleche para darle a su hija en mamadera. "Mientras ella estaba con su padre o dormía, yo tranquila me sacaba leche y llenaba los biberones para el día y frizaba para más adelante. Darle mi leche en mamadera fue muy especial, porque estábamos los tres en ronda, sentados en la cama y yo veía como él le daba la mamadera y ella se alimentaba de mi leche".
La sociedad tiene sus contradicciones respecto de la lactancia. Desde el Estado se detallan en infinidad de campañas las bondades de la lactancia materna, pero muchas personas no toleran ver a una mujer amamantando en público – una plaza, un restaurante o un colectivo – y hasta le hacen notar su malestar. Por otro lado, muchos festejan que se exhiban los cuerpos de mujeres con poca ropa y grandes escotes pero se horrorizan cuando el pezón que se ve es el de una mamá alimentando a su hijo. Y si la decisión es no amamantar, también se condena.
Yanina dice que "la mirada del afuera es terrible. Algunas cuestionan por qué no le doy la teta y otros directamente sacan conclusiones: 'Claro, es más cómodo darle una mamadera que poner tu cuerpo'. También tuve que soportar el sermón del pediatra de que le estaba haciendo un mal a mi hijo. Pero nunca me sentí menos madre por no darle el pecho".
Lejos de cualquier creencia, dar la teta no garantiza por sí solo el éxito del vínculo madre-hijo. La puericultora Paola de los Santos dice: "Hay un mínimo porcentaje de mujeres que no pueden amamantar. Pero es un porcentaje ínfimo. Hay mucha presión y exigencia sobre las mujeres y hay algunas que no quieren hacerlo y está genial. No hay una obligación. Si no querés está todo bien, no hay que caretearla. Sos la mejor mamá que ese bebé puede tener. Es mejor dar una mamadera con amor que la teta de mala gana".
Fernández agrega que si la decisión es no amamantar, "lo ideal sería que lo único que estuviera perdiendo el bebé sea la leche, no así el contacto, la piel, la mirada de su madre, el vínculo, tan importante para la construcción de su ser persona. Dar la teta no es sólo dar alimento, como tampoco es solo vínculo. Es la conjunción de ambos aspectos. Por otro lado, amamantar tampoco garantiza un sano vínculo mamá-bebé. Sí se sabe que hay hormonas implicadas en el proceso de lactancia que lo favorecen, pero también sabemos que somos seres atravesados por la cultura y esto tiene un peso muy importante en nuestro rol materno".
Hay tantas maneras de crianza como madres, padres y bebés. Cualquier elección – no amamantar, combinar teta con mamadera, dar la teta por un período de tiempo limitado o extendido más allá de los dos años – es válida y detrás de cada decisión hay una historia. Eso sí: aunque evidentemente la leche materna no es lo mejor para todas las madres, sí es lo mejor para todos los bebés.
Beneficios de la lactancia materna
Para el bebé: promueve el desarrollo sensorial y cognitivo; lo protege de enfermedades infecciosas y crónicas; reduce la mortalidad infantil por enfermedades de la infancia; le aporta todos los nutrientes que necesita para un desarrollo sano; contiene anticuerpos. A largo plazo, los adultos que de chicos tomaron la teta suelen tener una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2.
Para la madre: reduce el riesgo de cáncer de mama, de ovarios y osteoporosis; ayuda a bajar más rápidamente el exceso de peso del embarazo.
Fuente: Organización Mundial de la Salud
Algunas tetas molestan más que otras
En agosto de 2015, la Liga de La Leche Argentina (LLLA) publicó los resultados de una encuesta: "Tres de cada diez argentinos piensan que las madres que amamantan deberían hacerlo en privado y no se sienten cómodos cuando una mujer lo hace cerca de ellos". Porque así como hay mujeres que odian dar la teta, también hay quienes no toleran ver mujeres amamantando. En muchos casos, además, son los mismos que aplauden los programas o los discursos que cosifican a las mujeres. Y aunque los pechos están para alimentar y no para seducir, muchas redes sociales censuran fotos de mamás lactantes (y no de grandes escotes).
"Patético: Publiqué una foto amamantando a Antonio y Twitter me la censuró", publicó la periodista María Julia Oliván a los pocos días de parir. Cuando posteó la foto, le llegó una notificación que decía que "el siguiente contenido multimedia puede incluir material que puede herir la sensibilidad de algunas personas". Para no chocar directamente, Oliván retuiteó el mensaje de una seguidora: "Las redes atrasan mal!!! Por más mujeres en tetas amamantando a sus bebés y que se acostumbren".
No hay comentarios:
Publicar un comentario