sábado, 3 de septiembre de 2016

EN DEFENSA PROPIA


sábado 03 de setiembre de 2016

EN DEFENSA PROPIA


CON UNA MULTITUDINARIA MOVILIZACIÓN TERMINÓ AYER LA 

MARCHA FEDERAL EN LA PLAZA DE MAYO


"Es un nuevo momento en el movimiento sindical"



Convocada por las dos CTA, la protesta tuvo la adhesión de varios gremios de la CGT. Los discursos priorizaron el llamado a la unidad para enfrentar las políticas económicas del macrismo. Fue la culminación de tres días de marchas por todo el país.
Los organizadores llamaron a confluir en un paro general sin fecha definida 
y a movilizarse el día de las audiencias por las tarifas.


Por       Victoria Ginzberg


"Unidad, de los trabajadores", coreaban desde la Plaza de Mayo. Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, recogió el guante desde el escenario. "Este acto solo fue posible con esa unidad. No hubiera sido igual sin los compañeros de la CGT. Este acto marca un nuevo momento de la confluencia del movimiento sindical con los movimientos sociales, con el movimiento estudiantil, con los organismos de derechos humanos, los pequeños productores, los trabajadores informales. Unidad con organizaciones de izquierda, con los cooperativistas. Este es el mapa del campo popular que el neoliberalismo quiere roto, dividido. Pero si construimos unidad para la lucha, por la justicia social y la emancipación, somos invencibles. Y hoy es ese día. Somos protagonistas de un cambio profundo porque este pueblo no se arrodilla ante el poder económico y la represión". Le hablaba a una plaza llena, que rebalsaba, con gente que había marchado tres días desde distintos lugares del país y que, efectivamente, pertenecía a agrupaciones con distinta identidad pero que, tras ocho meses de gobierno de Mauricio Macri, había coincidido en rechazar las políticas económicas aplicadas por el PRO. Las 120 organizaciones convocantes propusieron que todas las centrales sindicales confluyan en un paro nacional contra el ajuste, el tarifazo y el desempleo y llamaron a movilizarse el 16 de septiembre, cuando se realice la audiencia pública por la suba de tarifas.

Desde la mañana, la ciudad de Buenos Aires se había ido poblando con las columnas que llegaban de todo el país. Habían salido el miércoles desde Jujuy, Posadas y Formosa, Mendoza, Esquel y Comodoro Rivadavia. Y se habían agrupado ayer en La Matanza y Avellandea. A esta Marcha Federal se le fueron sumando durante la jornada organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles, políticas y de derechos humanos. También Pymes, cooperativas, fábricas recuperadas, trabajadores de la economía popular. Todos se agruparon bajo la consigna de "un pueblo movilizado para terminar con el tarifazo, los ajustes y los despidos". Caminaban mujeres y hombres, jóvenes y viejos y niños pequeños iban en cochecito. Con pecheras y sin ellas. Con mochilas, termos, bombos y hasta trompetas. Los organizadores calcularon que participaron 200 mil personas.

Convocada por las dos CTA (la de los Trabajadores, que encabeza Yasky y la Autónoma, de Pablo Micheli) la movilización logró la adhesión de varios gremios de la CGT. En la esquina de 9 de julio y Bernardo de Irigoyen se congregaron los trabajadores de Comercio de capital, los de Dragado y Balizamiento, de Juan Carlos Schmid, la Unión del Personal Superior de Empresas Aerocomerciales, los Trabajadores de la Manufactura del Cuero y afines y –entre otros– los Trabajadores del Peaje, con sus camperas con la leyenda "Facundo Moyano conducción". Las banderas verdes se mezclaban con las celestes de Suteba, La Cámpora y el Movimiento Evita, que llegaban por la avenida desde Constitución. También había una roja de MILES, una amarilla del Movimiento de Unidad Popular y muchas, muchísimas más. Nuevo Encuentro, Kolina, Martín Fierro, La Corriente de la Militancia, La Bancaria, UOCRA, CTERA, Suterh, ATE, MST, la Asociación de Mujeres Meretrices, centros de estudiantes de todo tipo y de todos lados. La lista de las agrupaciones era enorme. Además de banderas, había una infinidad de pequeños carteles caseros, hechos con cartulina y marcador, en los que se leían frases variadas. "Macri pará la mano". "Mercado libre = gente encerrada". "Libertad a Milagro Sala".

El escenario fue otra muestra de esa unidad en la diversidad. También estaba lleno. Además de Yasky y Micheli, estuvieron, entre otros, Facundo y Pablo Moyano, Omar Plaini, de los Canillitas, Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes, Roberto Baradel, de Suteba, Víctor Santa María, del Suterh, Eduardo López, de UTE, Sergio Palazzo, de La Bancaria, el diputado Edgardo Depetri y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Un lugar destacado fue para las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como Estela Carlotto, Taty Amleida, Lita Boitano, Laura Conte y Alba Lanzilotto, que fueron saludadas con el tradicional "el pueblo las abraza".

Un grupo de alumnos de una escuela de Santiago del Estero abrió el acto. Dos chicas cantaron Himno de mi Corazón, de los Abuelos de la Nada y luego el Himno Nacional, acompañadas por una orquesta juvenil cuya continuidad está amenazada debido a las políticas del macrismo. "Le queremos decir al ministro que un santiagueño sí puede ser Presidente. Lo dice el artículo 89 de la Constitución. Sería bueno que la lea de vez en cuando", le dedicaron a Adolfo Prat-Gay, quien había dicho que "no vaya a ser que en 2020 estemos hablando de Fulano de Tal, que vino de Santiago del Estero y se quedó con todo el poder".

Daniel Catalano, de ATE Capital, fue el primer orador. Con una campera con la bandera venezolana y una pechera de su gremio, leyó una carta enviada por la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala, que está presa desde enero en Jujuy. Catalano le contestó a quienes criticaron la movilización por "destituyente": "Los que estamos desestabilizados somos los laburantes, nos desestabilizaron la vida. No hay nada más democrático que los trabajadores peleando por sus derechos".

Entre los dirigentes gremiales del palco las mujeres eran franca minoría, pero cinco militantes, una por cada columna del interior, fueron las encargadas de leer el documento elaborado en conjunto por las organizaciones convocantes. Allí se hizo un diagnostico de la situación del país (aumento del desempleo, baja del poder adquisitivo de los trabajadores, aumento de la represión) y se habló de la "unidad de articulación popular" y "confluencia" contra la restauración neoliberal que representa el macrismo. "Por cada minuto de tregua habrá un desocupado más", afirmaron antes de pedir que todas las centrales sindicales convoquen a un paro.

"Más temprano que tarde vamos a construir el paro nacional", dijo a su tuno Micheli. El dirigente de la CTA Autónoma también hizo un llamado a la unidad: "Hay que dejarnos de joder con el sectarismo. Sin perder la identidad, porque cada uno tiene su historia. Las discusiones hay que darlas en la calle codo a codo. O hay unidad y vencemos o nos desunimos y nos derrotan". Durante su discurso, Michelli le respondió al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien había dicho que la movilización tenía "tintes políticos e ideológicos". "Sí, los trabajadores tenemos ideología, pensamos, sentimos y luchamos por una patria liberada, no queremos ajustes, esa es nuestra ideología. El equipo económico debate si ajuste violento o gradual: ajuste las pelotas".

El llamado a un paro estuvo presente en todos los discursos y también en la plaza, donde se coreaba "paro general". Los dirigentes dejaron claro que está en el horizonte, pero también dieron a entender que no lo acelerarán, porque en este momento privilegian la construcción colectiva y la posibilidad de sumar a todas las centrales. Pablo Moyano, que no estuvo entre los oradores pero habló con la prensa, afirmó que en el próximo confederal de la CGT, que se realizará el 23 de septiembre, varios gremios, incluido el suyo, van a reclamar el inicio de un plan de lucha.

Yasky dijo que "por abajo está creciendo cada vez más la unidad entre la CGT y la CTA", lo que hace que estén en camino de construir un sujeto colectivo para enfrentar al gobierno. Y que las dos CTA deben reunificarse como hizo la CGT. "Hay que seguir el ejemplo, hay que buscar ese momento", señaló. También le retrucó al Presidente, que aludió a que los trabajadores ponen "palos en la rueda". "Nosotros queremos sacar los palos de la rueda que pusieron en nuestros salarios", afirmó y llamó a reabrir las partitarias.

"El mercado interno se está retrayendo. Hay recesión, no tenemos plata para ir a comprar, compramos lo mínimo, las empresas cierran, los empresarios echan a trabajadores, no tenemos plata para comprar y al final cierran la persiana. Ellos creen que a largo plazo los precios van a bajar si bajan los salarios, pero eso es querer curar la presión metiendo a una persona en el freezer: la presión baja, pero la persona se muere. No queremos eso para el mercado interno", afirmó. Cerró entre aplausos y papelitos celestes y blancos. Enseguida se escuchó por los parlantes una canción de Attaque 77: "Podrán pasar mil años, verás muchos caer, pero si nos juntamos no nos van a detener".

























 PANORAMA POLÍTICO



Un paro en el aire



Por      Luis Bruschtein


Macri apostó todo a la inversión externa y al retorno de capitales. Pero los inversores externos no quieren venir porque no ven estabilidad política y por lo tanto económica. Desde Cambiemos cierran el círculo vicioso y ahora dicen que no hay estabilidad porque no vienen las inversiones. Si alguna esperanza tenían, la Marcha Federal se convirtió en prueba lapidaria de que es esta política económica la que produce inestabilidad política y espanta a los inversores. La marcha fue masiva, multitudinaria, algo menor quizás que el acto del 29 de abril. Pero la confrontación con el macrismo, que apenas fue una advertencia en aquella oportunidad, en la marcha que culminó ayer fue algo muy concreto. Los oradores y el documento consensuado entre las más de 90 organizaciones que participaron en la Marcha, tuvieron el mismo tono: la política económica del gobierno declaró la guerra a los trabajadores y los trabajadores se ponen en pie de lucha.

Hubo síntomas de los nuevos tiempos: La columna del noroeste, la más nutrida, partió del Alto Comedero, donde está Milagro Sala, prisionera del régimen radical de Gerardo Zamora en Jujuy. Esa misma columna pasó por Tucumán y realizó un acto masivo en Córdoba. Donde se hacían actos, participaban las regionales de la CGT. En Córdoba hay dos y ambas estuvieron representadas. En la marcha anterior, en 1994, esa convergencia era impensable porque dirigentes de los gremios más importantes estaban comprometidos con el menemismo. Ahora es al revés: el sector de Barrionuevo que coqueteó con el macrismo, reculó y se alineó con Sergio Massa. Y hasta Hugo Moyano que en algunos de sus peores días participó en actos de campaña del macrismo, se mostró ahora confrontativo con el gobierno. El único sector que quedó abrazado al oficialismo, el del Momo Venegas, quedó fuera de la CGT unificada. Son escenarios complejos en el movimiento obrero, pero ayer en la Plaza convocada por las CTA se notaba la presencia de gremios combativos de la CGT como Farmacia, Curtidores, Bancarios y Gráficos, entre otros. Las concentraciones en Córdoba y Rosario, dos ciudades donde hace ocho meses ganó Macri, fueron multitudinarias. Y en las rutas, la gente se acercaba a las banquinas para saludar a la Marcha. Es un síntoma que las dos CGT de Córdoba, que está gobernada por el massismo, hayan participado en el acto y lo mismo las CGT de San Lorenzo y de Rosario.

Otro dato: El PJ nacional y el de la ciudad de Buenos Aires respaldaron la marcha. Por supuesto no lo hicieron los partidos que integran el oficialista Cambiemos: el radicalismo, el PRO y la gente de Carrió. Pero tampoco lo hicieron Sergio Massa, los socialistas santafesinos, ni el grupo de Margarita Stolbizer que mantienen una actitud ambigua y cercana al gobierno. Con el respaldo al acto obrero, el PJ marcó la cancha de la política y tomó distancia del espacio más conservador que quiere configurar el massismo. Los gremios que acompañaron a Sergio Massa en las elecciones se sienten incómodos con la irrupción del grupo de Barrionuevo y toman distancia en el Congreso, representados por Facundo Moyano, que ayer estuvo en la Plaza, y el mismo Héctor Daer.

Más para tener en cuenta: Poco antes del acto en la Plaza de Mayo, el triunvirato de la CGT se reunió con funcionarios del gobierno. No fue el mejor momento para hacerlo. Carlos Schmid dijo que la reunión fue "neutra" y que está en el aire la convocatoria a un paro general. "Lo vamos a analizar en el confederal del 23 de septiembre", afirmó. Al terminar la reunión, el ministro de Trabajo Jorge Triaca confirmó que no se reabrirán las paritarias.

Durante los tres días que duró, el clima de la Marcha Federal se mantuvo en un rango épico popular que de alguna forma contextualiza este intercambio entre la CGT y el gobierno. Fueron muchos los gremios que cerraron acuerdos por seis meses que en breve deberán renovar. Si el gobierno no abre las paritarias, la presión se hará insostenible porque la carestía superó los pronósticos. La inflación trepó a 45 por ciento en el año y el promedio de los acuerdos salariales no pasó del 30 por ciento. Con el tarifazo y la inflación, los salarios más bajos (de los ya negociados) perdieron cerca del 12 por ciento de capacidad adquisitiva.

El paro general y un plan de lucha fueron planteados en términos muy enérgicos por los gremios combativos de la Corriente Sindical Federal en la reunión de reunificación de la CGT, el 22 de agosto. La propuesta no fue aceptada, lo que motivó el paso al costado de ese agrupamiento. Pero tampoco fue rechazada. Ayer en la Plaza, donde también estaban estos gremios, la propuesta de paro general fue aclamada. Los sectores más retardatarios de la CGT, proclives al acercamiento con el gobierno, difícilmente puedan frenar la convocatoria al paro. En la Plaza, Pablo Moyano, que encabezó una columna de Camioneros, dio por sentado "que se va a consensuar un paro".

La idea del paro sobrevoló la Marcha. Los titulares de las CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli la tienen en agenda. Yasky entiende que es importante la participación de la CGT en la medida de fuerza y se da el tiempo que necesita la otra central para procesar una convocatoria en la complejidad de un proceso de unidad muy volátil. Todos son conscientes de que la figura del triunvirato es para una transición más o menos corta. El paro será más que eso porque a partir de allí se configurará el relacionamiento del movimiento obrero con este gobierno, lo que tratará de evitar el sector más dialoguista. De todos modos, el contexto económico y social y las señales que da el gobierno apuntan a una confluencia de los gremios en un paro general a fines de septiembre o principios de octubre. El fanatismo neoliberal del gobierno no deja resquicio ni para el sector más dialoguista del sindicalismo. Moyano se peleó con el kirchnerismo por Ganancias, apoyó a Macri, y ahora Macri hizo que más trabajadores paguen el famoso impuesto. Se puede estar de acuerdo o no, pero las retenciones las sacó enseguida.

Otra para tener en cuenta: El proceso de integración regional que protagonizaron los gobiernos populares en la década pasada no tuvo un correlato equivalente entre los movimientos populares y las centrales obreras. La sincronía de los procesos en la región existe prácticamente desde las luchas por la independencia, pero en la década de principios de milenio fue muy clara y estimulada desde los gobiernos. Quedaron expuestas las similitudes, las interdependencias, los beneficios y la coincidencia de sujetos en el campo popular y en el de las clases ricas y dominantes. Pero se tendieron pocos puentes, muchos menos de los que se podrían haber logrado con tanto viento a favor. Pasar a la oposición de gobiernos ultraneoliberales ha generado una búsqueda más intensa de esos lazos. Ayer en la Plaza hablaron los representantes de centrales obreras de Uruguay y Brasil, con discursos y lenguajes perfectamente imbricados con el de los dirigentes argentinos. Se habla de los mismos problemas, de las mismas patronales, de la misma voracidad del neoliberalismo. Los campos de alianzas también se igualan. La salida del kirchnerismo en Argentina y la expulsión de Dilma en Brasil ha demostrado la vulnerabilidad de los procesos populares en un solo país y por lo tanto, la necesidad de coordinarlos y de sostenerlos mutuamente. Ayer, el representante de la central brasileña anunció que se estaba preparando un paro general en todo el Cono Sur en rechazo a las políticas neoliberales y al golpe institucional en Brasil. No es un delirio ultraizquierdista. Sería un paso gigante del movimiento obrero.


























LA MARCHA FEDERAL RECIBIÓ UN AMPLIO APOYO OPOSITOR Y  

EL CUESTIONAMIENTO DEL MINISTRO TRIACA

Con mucho respaldo y una sola crítica



La oposición al macrismo participó y reivindicó la multitudinaria movilización a Plaza de Mayo. Massa y el PJ más cercano al oficialismo prefirieron no pronunciarse, en línea con la mayoría de Cambiemos. Para Triaca, hubo "tintes políticos".
         El vicepresidente del Partido Justicialista, Daniel Scioli, estuvo entre la gente                                                       al igual que Jorge Taiana del Evita.                                                    magen: Guadalupe Lombardo.

La Marcha Federal contra el ajuste, el tarifazo y los despidos del gobierno de Mauricio Macri recibió un importante respaldo de organizaciones gremiales, sociales y políticas que van desde el PJ, el Movimiento Evita, La Cámpora, Nuevo Encuentro, la Tupac Amaru, la Corriente Nacional de la Militancia, entre otras. Desde el oficialismo, en cambio, el único actor relevante que se refirió a la multitudinaria movilización fue el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien intentó deslegitimar el reclamo de cientos de miles de trabajadores y desocupados al señalar que la protesta "tiene tintes políticos e ideológicos".

El gobierno encontró en el viaje del presidente Mauricio Macri a China un buen elemento para evitar hacerse cargo de la masiva manifestación frente a la Casa de Gobierno. En sintonía con el viaje presidencial, la vicepresidenta Gabriela Michetti se fue a Jujuy con el ministro de Educación, Esteban Bullrich, mientras el jefe de Gabinete, Marcos Peña y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se retiraron de la Casa Rosada por la tarde. El único que habló del tema fue Triaca, que ese mismo día recibió al flamante triunvirato de la CGT unificada. Por la mañana, varias horas antes del acto central, Triaca reconoció "dificultades" que padecen algunos sectores sociales, pero sostuvo que la Marcha Federal tiene "tintes políticos e ideológicos". "En la Argentina se permite el disenso", intentó destacar el ministro y subrayó que manifestaciones populares como la de ayer reflejan que en la Argentina "hay libertad". "Creemos que es un momento de dificultad, pero estamos yendo de una transición a un escenario mejor", prometió.

Mientras el sector de la oposición más cercano al Gobierno macrista optó por sumarse a la estrategia de bajarle el volumen del conflicto, el arco político más crítico destacó la importancia de la movilización compuesta por columnas de todo el país que confluyeron en Plaza de Mayo. En los palcos podía verse no sólo a sindicalistas y agrupaciones políticas sino a referentes de organismos de derechos humanos como Estela de Carlotto (Abuelas) y Tati Almeyda (Madres-Línea fundadora). "Estamos participando de esta marcha que tiene un enorme valor porque expresa el espíritu y pensamiento federal, partiendo desde distintos puntos del país que se unen en Plaza de Mayo para reflejar que el pueblo no se resigna a perder derechos", aseguró el titular del Parlasur, Jorge Taiana, uno de los referentes del Movimiento Evita. Para el diputado Leonardo Grosso, del mismo espacio, "la marcha muestra también el tendal que va dejando la política económica del macrismo: aumenta la desocupación, aumenta la pobreza, hay más despidos cada día, el pueblo pierde derechos y los únicos que ganan son un puñado de empresarios".

El PJ nacional estuvo representado Por la convocatoria de José Luis Gioja y por el ex gobernador bonaerense y ex candidato presidencial, Daniel Scioli. "Siempre voy a estar junto a los trabajadores y los humildes", dijo Scioli, vicepresidente del partido justicialista. El jueves Gioja ya había expresado su apoyo a la marcha en un acto organizado por el peronismo porteño. Desde la Corriente Nacional de la Militancia, el ex ministro de Defensa Agustín Rossi aseguró que "un pueblo organizado y movilizado es el mejor antídoto contra un modelo económico que cercena derechos y excluye argentinos".

El diputado nacional de La Cámpora, Andrés Larroque, cuestionó las políticas de "concentración y ajuste" llevadas adelante por el gobierno nacional. "Lamentablemente"  – señaló –  "hay que volver a movilizarse y recuperar movilizaciones como la Marcha Federal o como la semana pasada la Marcha de la Resistencia. Movilizaciones que tenían que ver con los años 90 y con épocas que pensamos haber dejado atrás". Para el referente de La Cámpora estas movilizaciones "son muy importantes en la memoria popular para frenar este tipo de políticas que agreden al pueblo". En la misma línea se expresó Leandro Santoro, referente de agrupación Los Irrompibles e integrante del MNA-Forja. "Resulta increible que tengamos que utilizar las mismas prácticas y las mismas consignas que en los '90, pero es inevitable ya que estamos frente a un proyecto politico neoliberal. Es necesario alertar que si vamos por el mismo camino es obvio que vamos a llegar al mismo destino que entonces", advirtió.

Al frente de la columna de Nuevo Encuentro, Sabbatella reivindicó "las conquistas conseguidas a partir de los gobiernos transformadores de Néstor y Cristina" y cargó contra la derecha: "Si creía que podía atacar los derechos recuperados y conquistados en estos 12 años y medio sin que los argentinos y argentinas salgan a la calle y se movilicen para defenderlos, estaba profundamente equivocada", aseguró el ex titular de la Afsca, quien adelantó que con la movilización popular se va a "volver a una Argentina en la que los trabajadores y trabajadoras sean protagonistas de la historia y no víctimas".

Los sectores de la oposición cercanos al Gobierno optaron por no pronunciarse o bien por difundir cuestiones de su propia agenda. Así, en las últimas horas el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, eligió publicitar su casamiento con la actriz Isabel Macedo mientras el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, difundió una recorrida junto a "trabajadores y vecinos" de San Justo. Sin referirse a la marcha de ayer, el diputado se mostró en línea con sus reclamos: "Es tiempo de ponerle plata en el bolsillo a la gente. Los jubilados perdieron 14 por ciento por la inflación, también quienes cobran planes sociales. Es muy importante que la gente recupere su poder de compra para que las pymes recuperen su capacidad de producción y generen trabajo", afirmó. En declaraciones televisivas, el massista Alberto Fernández calificó como "impactante" la movilización de ayer y señaló que el gobierno "debería tomar nota". "Si el gobierno no cambia el descontento va a seguir creciendo", sostuvo el ex jefe de Gabinete.

Para Itai Hagman, dirigente de Patria Grande, la "enorme" manifestación de ayer, "la séptima que convocó a cientos de miles en los primeros 9 meses de Gobierno", es una demostración de que "el pueblo argentino hay mucha voluntad de luchar para impedir que se le aplique un ajuste brutal."


























La carta de Milagro Sala



"Quiero agradecerles por el gran esfuerzo que hicieron para poder llegar a Plaza de Mayo. Es claro que los que están en la Plaza son los que luchan por más Trabajo, Salud, Educación y por la recuperación de miles de argentinos que quedaron sin trabajo; de los que van a pelear en contra del ajuste, de los cierres de fábrica, de comercios, de empresas, de más despidos en el sector estatal que significan más desocupación en nuestro país", afirmó Milagro Sala en una carta escrita desde la cárcel en Jujuy, leída ayer a los manifestantes. La líder de la Tupac Amaru pidió "dejar las diferencias de lado y lograr la unidad del campo popular" para "combatir este gobierno de las multinacionales".


























OPINIÓN



El ataque discursivo



Por      Sandra Russo


La imponente Marcha Federal tomaba cuerpo en las cinco columnas que se iban acercando lentamente, primero desde pueblos a ciudades, y luego desde las ciudades a la Capital. El hormigueo popular se iba tejiendo en esa red de pasos, de pasos en muchos sentidos, literales y simbólicos. Gente de a pie, caminando, confluyendo de a muchos miles o centenares que se llevaban a sí mismos en sus pasos, en los pueblos y las ciudades por las que iban pasando las columnas. Todo ese entretejido que hará historia la televisión no lo mostró. Y en otro sentido, la Marcha Federal iba diciendo con su propia existencia y desarrollo que hay un pueblo que está diciéndole al gobierno que así no.

Mientras tanto, mientras ese proceso de unificación desde las bases sólo se veía en las redes, en los medios de comunicación iba germinando el discurso oficial defensivo: un ataque de discurso sobre quienes marchaban. Los ataques discursivos se basan en la desnaturalización del objeto de desprecio. El desprecio siempre tiene objeto, nunca sujeto. El ataque mediático, que a esta altura nadie puede ignorar que enmascara un ataque político – abriéndole el aire a opinadores, funcionarios y presentadores de noticieros que manejan el mismo argumento –  primero cosifica y luego clava el aguijón. Ese ataque necesita primero despojar al objeto de desprecio de su especificidad. Necesita implicarlo en algo más general y ya definido como negativo en la tabla de valores standard que propaga el mismo bloque de emisión de sentido. Por eso, mientras las columnas de la Marcha Federal se iban aproximando a sí mismas en un recorrido monumental, y ese mismo recorrido era la principal expresión de su naturaleza (es federal porque el que habla es el país), en los medios comenzó a circular el argumento de que quienes protestan, en la Argentina, son desestabilizadores o destituyentes.

Que el oficialismo y el panperiodismo oficialista haya incorporado la palabra "destituyente" es revelador. A todas luces es una palabra que instaló en 2008 Carta Abierta. Y a todas luces esa incorporación revela el mecanismo a través del cual la derecha corporativa funciona como un packman del lenguaje del que quiere atacar, y se lo apropia. Durante años se dijo que quienes hablaban de clima destituyente para referirse a las presiones y mentiras mediáticas que enfrentó el gobierno anterior, eran paranoicos, mercenarios, militontos o cosas por el estilo. Esas cosas por el estilo son precisamente las cosificaciones necesarias para instalar un ataque mediático, y quitarle al otro su dignidad.

Ahora un gran bloque generador de discurso, integrado también por algunos dirigentes de la oposición autodenominada "responsable", confluyen en el argumento de que la protesta incluye a "grupos de fanáticos", a "desestabilizadores", a "gente que quiere que caiga el gobierno". Tal performance bizarra sólo es posible porque su mascarón multiplicador de proa es un diario que cada día se especializa más en noticias distorsionadas, como la que presentó esta semana la quiebra de una librería y el remate de sus libros de viejo como "un boom por el libro impreso". Es la misma línea de sentido: la autoconfianza ilimitada del emisor en su propia capacidad para fijar sentido lo hacen volcar en la banquina. Estos desmanes discursivos hablan de impunidad y de uno de los frutos de la falta de pluralismo. Dicen cualquier cosa porque saben que nadie les contesta.

La Marcha Federal no fue televisada. Eso no habla de la Marcha sino de la televisión. Habla de lo que se denomina periodismo hoy en la televisión. Esa agenda funciona con criterios de pauta, no con criterios periodísticos. Por eso pasan cosas gravísimas que sólo dejan huella en las redes. Por eso también se multiplican las marchas y no van a cesar. Porque la realidad y la televisión tienen cada día menos cosas en común, y porque es en la realidad que transcurre el dolor y la impotencia. No cabe duda que el ataque discursivo destinado a cosificar a los que marchen está destinado a que luego parezca necesaria y justificada la represión. Ese ataque seguirá tomando cuerpo y forma, pero cuanto más se unifiquen las banderas, que arrancan otra vez del bajo cero, más difícil le será al establishment sostener sus falacias. Sin ir más lejos, a ese armado de discurso preparador de la violencia, a ese arrime descalificador, nada puede hacerlo tambalear más rápido y dejarlo tan en completa evidencia como el grito de unidad.



























EL PRESIDENTE MAURICIO MACRI  ARRIBÓ A HANGZHOU, DONDE 

PARTICIPARÁ DE LA CUMBRE DEL G-20


Detrás de la lluvia de inversiones que no llega



Anoche se reunía con el líder chino, Xi Jimping, y hoy lo hará con Vladimir Putin y otros mandatarios. Busca atraer inversiones en la previa del G-20, que comienza mañana. "Tengo la clara intención de trabajar contra el terrorismo, el narcotráfico y la pobreza", aseguró.                
              Mauricio Macri arribó a China en un vuelo privado junto a su esposa,                                                                         Juliana Awada.


El presidente Mauricio Macri arribó a la ciudad de Hangzhou donde al cierre de esta edición tenía previsto reunirse con el presidente de la República Popular China, Xi Jimping. "Tengo la clara intención de trabajar con el G-20 contra el terrorismo, el narcotráfico y la pobreza", declaró al llegar luego de un prolongado viaje en vuelo privado que comprendió una escala en Qatar. Los encuentros con Jimping y Putin serán los primeros de una serie de reuniones bilaterales que Macri tendrá con sus pares de India, España, Corea del Sur, Australia y Alemania, para evaluar posibles inversiones como antesala de su participación en la Cumbre del G-20 que tendrá lugar mañana y pasado.
El encuentro con el presidente chino es un hito clave de la visita de Macri a China pues el país asiático se ha convertido en uno de los principales inversores extranjeros de Argentina. El embajador en China, Diego Guelar, destacó ayer que los proyectos de inversión de ese país en Argentina suman 25.000 millones de dólares. "La década pasada fue la gran década de inserción china, se convirtió en el primer socio de EEUU, Europa, Rusia y Alemania, Brasil y la Argentina; hoy es nuestro principal banquero e inversor, y el más importante mercado de productos agroindustriales", explicó el embajador. En ese sentido, manifestó que "hay proyectos energéticos eólicos solares en Jujuy, La Rioja, San Juan; un acueducto en Entre Ríos; las dos represas hidroeléctricas que cerraron acuerdo, y dos platas nucleares". Además, Guelar agregó: "Todo esto no ocurre en un día, no es una lluvia; madura a lo largo de varios años".
La relación con China genera tensiones porque los industriales argentinos lo ven como un competidor desleal y vienen pidiendo que no se le reconozca el estatus de "economía de mercado". Pese a ello, Guelar aseguró el miércoles que China "cumplió con las condiciones de la Organización Mundial de Comercio, y tiene que ser considerada una economía de libre mercado" al recordar que "el 60 por ciento de su economía es totalmente privada", luego de las transformaciones realizadas. El diplomático replicó las reservas manifestadas por la UIA y la CGT a los acuerdos comerciales con el gigante asiático al manifestar que se debe ser "autocrítico" y aceptar que Argentina tiene "problemas de competitividad". "Que nosotros tengamos en Argentina problemas de competitividad, porque no hemos hecho el proceso de transformación que teníamos que hacer. Estuvimos doce años con el discurso nacional y popular y no hicimos nada en el campo de la industrialización, ¿y les vamos a echar la culpa a los chinos de esto? Tenemos que ser autocríticos", pidió el diplomático.
Desde Cancillería se informó además que Macri buscará subrayar en la Cumbre del G-20 el papel de la agricultura como sector crítico para alcanzar las metas de desarrollo (vinculadas, entre otros, a la seguridad alimentaria y el empleo); fortalecer el sistema de comercio multilateral, con la Organización Mundial del Comercio en su centro; promover avances en las negociaciones de los temas pendientes de la Ronda de Doha; y afirmar la importancia del desarrollo como vehículo para lograr el crecimiento inclusivo, sostenido y equitativo, lo cual incluye la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones.
Cancillería destacó también que la cumbre cobra especial importancia para Argentina ya que se realizará el anuncio oficial de que el país ejercerá la presidencia del G-20 en 2018, luego de Alemania. "Este es un motivo de orgullo y representa una gran responsabilidad, al igual que uno de los desafíos políticos y diplomáticos más destacados de la historia reciente del país", aseguraron en un comunicado. Cuando se formalice el traspaso de la presidencia luego de la Cumbre, Argentina pasará a integrar la "troika" junto con China y Alemania.




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