lunes 22 de agosto de 2016
La revista de los genocidas que festejó
Los represores firman con seudónimo y se declaran víctimas de la persecución del kirchnerismo. Usan la publicación para presionar prerrogativas como las domiciliarias. Un relato de los festejos por la derrota de "la viuda".
Por Alejandra Dandan
El domingo 27 de abril de 2014, los represores del Pabellón 5 del módulo "lesa humanidad" de Marcos Paz, conocidos como los duros, comenzaron a publicar Te cuento... La Semana. Es una furiosa revista digital que en dos años pasó de dos a catorce páginas y se presenta como la voz de los "presos políticos" de varias cárceles del país. Tiene cartas de lectores, la sección "Resistencia", un chiste como editorial y fotos que aparecen en peligrosa clave de escarnio público. Lejos de parecer pobres ancianos al borde de la muerte, propulsan campañas contra los juicios y coordinan estrategias para obtener prerrogativas como las domiciliarias.
Las tapas son explícitas, temas como festejar la domiciliaria de Eduardo Rodolfo Cabanillas, un "instructivo para documentar y certificar martirios y muertes ilegales en prisión", y una suerte de llamado a la huelga de hambre de los mayores de 70 años, para poder irse a casa. Pese a que se horrorizaron cuando Barack Obama visitó el Parque de la Memoria del brazo de Mauricio Macri, la revista festejó el cambio de gobierno con un título de tapa breve: "Esperanza".
La redacción
Las firmas de la revista son conocidas, y cada nombre es seguido de la sigla PP, Preso Político. El director-editor firma "Profesor Carlos A. Sfulcini PP" y fue condenado en 2013 a veinte años de prisión en la causa Guerrieri II, que investigó 27 víctimas del terrorismo de Estado, entre ellos 14 asesinados. El secretario de redacción y todo el "consejo de redacción" usa nombres falsos: JL Afgano PP, Alberto Eduardo PP, Charlie PP, Raúl Pucho PP. Y hay notas firmadas como Cronista PP o Brotweiller PP, ésta acompañada por la foto de un perrazo. Los artículos son firmados por "el doctor Gustavo Demarchi PP", juzgado en Mar del Plata por crímenes de 1975; por "Alfredo Ignacio Astiz PP"; por Miguel Clements, juzgado en ESMA III; y, por el prolífico ex carapintada Víctor Gallo PP, condenado por la apropiación de Francisco Madariaga.
El 13 de diciembre, la revista festejó el recambio de gobierno. Eliminó de la portada un contador de números invertidos que estaba desde el primer número y puso "un sol por ahora de esperanza". Cronista PP dio cuenta de los sucesos dentro del penal en la noche del 9 al 10 de diciembre: "Ya todo estaba en silencio siendo las 23:50. Los viejitos ya casi todos se habían guardado, los teléfonos raramente estaban casi desocupados y la televisión aún estaba encendida con pocos televidentes alrededor. Alguien duchándose tardíamente y de repente se escuchan algunos ruidos, golpes, pero no se había caído nada. Parecían hechos voluntariamente. Faltaban pocos minutos para las 00:00, hora en que la reina se convertiría en calabaza (…). Comenzó a sonar la señal de las 00:00 y el caos se desató. Como en aquellas épicas jornadas de 2001 en que las cacerolas se enseñorearon de las ciudades argentinas, todo elemento contundente sirvió para hacer sonar estentóreamente la descarga de tanto tiempo de bronca, como si la injusticia se cobrara con fuertes ruidos, palos de escoba contra los sonoros metales de las escaleras, las manos desnudas golpeando las puertas, tapas de cacerolas a modo de platillos musicales, sartenes contra sartenes, todo fue útil para la batucada de despedida, cualquier cosa que hiciera ruido servía, todo el pabellón en prendas menores haciendo su parte durante diez minutos mágicos. Hasta algún celador asustado escuchó el escándalo y se asomó imaginando algún motín septuagenario, que pronto entendió y se alejó entendiendo lo que pasaba". Lo que pasaba era que a esa hora Cristina Fernández de Kirchner era despedida por una plaza repleta frente a la Casa de Gobierno. La ex presidenta es para la revista "la viuda" o la "viuda millonaria".
De acuerdo a la información del propio portal, esta es una "revista de los `presos políticos` de Argentina al mundo. Este modesto semanario sale a la luz, con la sola pretensión de acercar a nuestros camaradas P.P., información que pueda sernos de interés y/o utilidad, para no sentirnos aislados del mundo exterior, y a la vez, llevar un mensaje de esperanza y algunas notas de humor, que hagan un poco más llevadera la vida."
La revista tiene secciones, como el "directorial", un editorial de su director, una sección de cartas de lectores con reproducciones de cartas publicadas en La Nación y de otras "todavía no publicadas", varias secciones de opinión, una llamada Resistencia y las efemérides con muertos militares. Se publican horarios de misa y de confesionario, cine en el Penal y avisos de la proveeduría San Cayetano, ubicada frente al Complejo Penal II Marcos Paz con una publicitada caja de ahorro. En el final, con entretenimientos y consejos de salud aparece el "chiste". En uno, hay dos presos y una rata como personajes.
– ¿Qué estas cocinando Horacio?
– La última cena, Fede. Mañana los de más de 70 empezamos la huelga de hambre.
El chiste siempre termina con un comentario de la rata. En este caso: "A estos jueces prevaricadores, si no los amenazas con morirte, no te dan la domiciliaria".
En estos meses de macrismo, se percibe un lobby de las excarcelaciones y domiciliarias, con entrevistas y consejos de abogados. Y una segunda línea más tenebrosa que camina a la reinvención del enemigo interno con juego de asociaciones entre kirchnerismo, militancia y atentados, en un contexto editorial que todo el tiempo mira a Siria y el eje Estados Unidos y Rusia disputando lo que llaman "tercera guerra mundial".
Chiste: "¿Viste, Horacio, que en Mar del Plata le tiraron piedras a Macri?" "Sí, Fede. Porque no se animó a mentir con los 30.000 y osó decir ¡guerra sucia!"
Rata: La Hebe le mandó la orga, quiere que Mauricio le tenga miedo.
En campaña
La revista cambió después de las elecciones. Luego del ballottage, publicaron una tapa con la palabra "Amanece". "Catorce días sin contacto con nuestros lectores, catorce días que el país vivió con mucha intensidad y nosotros con demasiada ansiedad", señaló. "La niebla al fin se disipó y el horizonte se ve más claro. Sólo 11 días nos separan de otra Argentina, una Argentina que por ahora sólo conocemos por su envase pero que para nosotros los presos políticos aparece cargada de esperanza".
Esta tapa, bien diferente a otras, según dijeron, la usaron "como un mensaje esperanzador". Y escribieron un suerte de proclama política que con el paso del tiempo parece ir cumpliéndose: "Disfrutemos este primer momento, dejemos que el contador con el número 11, se muestre en 0, dejemos luego que el gobierno pueda atender la emergencia económica, que incluye también nuestros retiros y los haberes que reciben nuestras familias para sobrevivir, démosle los meses de gracia que todo nuevo gobierno espera sabiendo que ya no están manejando el tema quienes querían que estuviéramos en esta situación".
Para enero, ya tenían la situación más en claro. La edición del 17 mostraba en la tapa la foto del secretario de derechos humanos Claudio Avruj abrazado a los integrantes del Centro de estudios legales sobre el terrorismo y sus víctimas. "¡Los apropiadores de DDHH se retuercen!" titularon. "Las víctimas del terrorismo de Estado entraron a la ESMA". El vínculo con el gobierno mostró cierta tensión cuando en el 27 de marzo publicaron espantados la imagen de Obama y Macri de recorrida por el Parque de la Memoria: "La moneda de cambio de la democracia. Políticamente incorrecto".
La desbocada nota de "tapa" de Brottweiller PP dice que "la casa blanca confirmó un homenaje a las víctimas de la `guerra sucia`". Y en línea con la editorial de La Nación, comparó a las víctimas de la dictadura con los autores de los atentados en Europa. Luego de preguntar si hay "un mundo que se puso al revés", la misma edición criticó con fiereza al jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta por la organización en la ciudad de Buenos Aires de "una noche por la memoria" en el marco de los 40 años del aniversario del golpe.
No es el caso del ministro de Justicia Germán Garavano, que aparece de modo amigable con reproducciones de notas que dicen que los detenidos de más de setenta años deben irse a su casa "según la ley". En esa línea aparecen una serie de estrategias donde coordinan todo tipo acciones. Hay una entrevista al médico Mariano Castex sobre los derechos entre salud y domiciliarias, consejos de la Asociación Justicia y Concordia y un llamado a tomar "aquellos casos emblemáticos en cuanto a irregularidades y sacarlos a la luz". También citan opciones como pedir "directamente la inconstitucionalidad de todo lo actuado y entrevistas personales con jueces de la cámara federal, casación, juzgados federales intentando contactos personales". En un artículo del comisario retirado de la provincia de Buenos Aires "Claudio Kussman PP" hay un instructivo que convoca: "Guardemos fotos, documentación, videos, grabaciones sonoras, correspondencia postal y digital, recibos, certificaciones, etcétera" para documentar lo que llaman "exterminio". Esa lógica a través de la cual buscan prerrogativas por "razones humanitarias" es una de estrategia para presentar reclamos internacionales.
En huelga
El 24 de julio los PP festejaron la salida de la cárcel de Cabanillas con una tapa. El jefe del centro clandestino Automotores Orletti era uno de los detenidos de mayor jerarquía. "¿Los jueces comienzan a cumplir con la ley?" se preguntaron. Cabanillas había iniciado una huelga de hambre días antes y escribió una carta que publicó la sección de carta de lectores de La Nación. Recibió muestras de adhesión de otros camaradas de armas que publicaron otras dos cartas en el mismo diario. En las vacaciones de invierno, la sala de feria de la Cámara de Casación Penal le otorgó finalmente la domiciliaria por edad, condiciones de salud y razones humanitarias, en un nuevo encuadre jurídico que entendió que podía irse a su casa aunque no estuviera en fase terminal como marcaba la jurisprudencia.
Bajo el título "Cabanillas rumbo a su casa", un cronista escribió: "Bajo una lluvia de aplausos, sinceros palmeos en la espalda y el grito de Viva la patria". Así "el general" Cabanillas "recorrió los últimos metros que separan las celdas de la puerta de salida de la UP 31. El hombre que hace unas semanas se preparó para irse a su casa o encaminarse a la tumba, recibió el mendrugo de lo que significa la prisión domiciliaria para un soldado a quien le han rapiñado sus derechos. El general fue retirado del Pabellón por personal de la División Traslados. Lo antecedía como siempre en estos casos la camilla que oficia de carretón en el que lleva sus efectos personales, algunos de los cuales dejó como recuerdo a sus camaradas de Pabellón".
También se destacó una carta de lectores que decía "estimados señores sé del esfuerzo que pusieron para lograr la domiciliaria del señor general Cabanillas. Por lo tanto y con todo respeto les solicito desarrollar mi idea en la cual propongo que el mismo día a la misma hora, todos nuestros prisioneros y en forma coordinada y preestablecida inicien una huelga de hambre. Dos mil a la vez y con mucha fuerza, ya la edad es determinante cuando uno cree que está todo perdido. Les ruego lo analicen y que esto ocasionara un grave problema político si se muere alguien. Firma: My R Av. Mil FAA A J Sesin Toro 1".
En esa misma edición, escribió el ex subcomisario de la policía bonaerense condenado por apropiación, José Félix Madrid, para "hacer saber a las autoridades que corresponden mi negación a ingerir alimentos y medicación hasta la hora de mi muerte o liberación inmediata".
Y el chiste: "¿Viste Fede cómo vuelan los caranchos?" "Sí Horacio, debe haber un animal muerto en el campo".
Rata: "¡Que va! Los caranchos se enteraron que los jueces están por firmar una domiciliaria".
OPINIÓN
¿Un golazo o al corner?
Por Eduardo Aliverti
El fallo de la Corte es celebrado como un paso adelante contra las arbitrariedades del Gobierno en la aplicación del tarifazo. Más aún, se lo califica de golpazo y freno contra las pretensiones oficialistas. Quizás cabría tomar varias precauciones antes de ser tan concluyente.
Con el paso de las horas, el dictamen cortesano ya fue examinado desde toda vertiente ideológica y técnica. Puede hablarse de un tronco de coincidencias en las observaciones descriptivas, pero el problema aparece cuando se trata de qué privilegiar de esos apuntes: una cosa es verlos desde el impacto coyuntural del fallo y otra, que podría ser bien diferente, hacerlo en su proyección política. Visto desde el presente estricto, la Corte ordena retroceder las tarifas de gas a marzo de este año y convocar a la audiencia pública que el Gobierno ignoró olímpicamente. En esa instancia, a mediados del mes próximo, habrán de expresarse todos los sectores que así lo deseen – con mecanismos necesitados de mucha precisión – para después llegar a conclusiones que no serán necesariamente vinculantes en el ¿nuevo? esquema tarifario a proponer por el macrismo. Pero fuera de eso, resalta que el tarifazo se mantiene en el tramo que representa más de los dos tercios del consumo total. Significa que para las pymes, la industria, las cooperativas, las universidades, el boliche de la esquina, el club del barrio, todo sigue como está aunque puede preverse otra ronda de recursos de amparo porque la Corte se lavó las manos en lo que no alcanza al consumo de los hogares, que es alrededor del 24 por ciento del total. El jueves al mediodía, cuando reinaba en Casa Rosada una mezcla de nerviosismo e irritación, uno de los funcionarios resumió esa cuenta, calmó las aguas y dijo "después de todo, ganamos 76 a 24". Lo que centralmente preocupa al Gobierno es que las audiencias públicas quedan habilitadas para ventilar cómo se fija el precio del gas en boca de pozo, que en definitiva es lo que explica el nodo del tarifazo. La energía tiene tres segmentos: generación, distribución y transporte. Quién extrae la materia prima, quién la vehiculiza y quién la hace llegar a las casas. Lo que el Gobierno esperaba, en la peor de las conjeturas, era que le ordenaran poner en discusión a los dos últimos, pero no al primero. Eso es lo más osado del fallo, si quiere vérselo desde el impacto en las grandes compañías por las dudas que, se presume, les despertará invertir en un país que judicializa sus decisiones tarifarias. Por eso están hablando de una afectación a las inversiones. ¿Alguien puede creer seriamente que ese perjuicio sería tan grave como para desalentar a la parte del león de este negocio? En todo caso, parece más sensato opinar que la fracasada lluvia de inversiones esperada por el macrismo se explica por una tensión social interna capaz de alertar a una derecha olvidada que esto es la Argentina, territorio de conflicto permanente, de minorías (muy) intensas con el agregado de la ampliación de derechos producida por el gobierno anterior, y no una sociedad mansa que se dejará avasallar así como así.
Otro aspecto que despertó preocupación en el Gobierno es el rojo fiscal que implicaría retrotraer el tarifazo, estimado variablemente entre 15 a 20 mil millones de pesos. Detalle: ese número es proporcional a lo que se rebajará en las arcas estatales por la prometida y nueva rebaja en retenciones sojeras. La cifra podría ampliarse si en un futuro próximo se le diera la razón a la industria, el comercio y otros que se ampararán en el "yo también"; y, otra vez, deberían hacerse las cuentas equivalentes de cómo el fisco fue desfinanciado a fin de, entre causas, "sacarle la pata de encima al campo". Por lo pronto, cabría esperar que esos sectores no beneficiados por el fallo aumenten sus precios para compensarse; pero, en rígida simultaneidad, el mercado interno está seriamente afectado por la pérdida del poder adquisitivo de las franjas populares y medias, y una reacción de esa naturaleza motorizaría la recesión. ¿Con qué piensa el Gobierno cubrir el rojo, ya que no tocará los ingresos de sus socios ideológicos? ¿Emitirá más deuda para financiarse? ¿Hasta cuál límite que no vuelva a producir el círculo vicioso de que en algún momento deberá devolver esa plata, mientras resulta que la economía no produce ni redistribuye para generar actividad y consumo? ¿El Gobierno piensa cubrirse frenando inversión en obra pública? ¿Y entonces con qué reactiva? ¿Le apuesta todas las fichas a lo que pueda entrar por el blanqueo? Y en esa hipótesis, ¿hasta dónde el blanqueo serviría como elemento dinamizante, al agregársele cubrir el rojo? Si el déficit fiscal que tanto obsesiona al macrismo sigue en crecida, por obra y gracia de cómo adelgazaron al Estado con megadevaluación, quite de retenciones y transferencia de miles de millones de dólares a los sectores de mayores ingresos, ¿por qué "los mercados" resolverían seguir financiándolo? De modo que, en ligera pero tal vez precisa síntesis: ¿es el fallo de la Corte lo que pone en aprietos económicos al oficialismo, o es un modelo donde sólo está de fiesta el complejo agroexportador?
Se diría que lo primero que hizo la Corte es cubrirse a sí misma, ganar tiempo y darle aire al Gobierno. Los supremos demostraron no querer cargarse el modo, no el fondo, con que la tropa macrista lleva adelante su programa de ajuste. Ese modo no se constituye de errores, sino de mediciones de repercusión social. Para reiterar: lo que pasa, pasa; y lo que no, se verá cómo sigue pero en tanto reculada táctica, nunca estratégica. No fueron errores ni los despidos a mansalva en el Estado, ni pretender colar por la ventana a dos jueces en la propia Corte, ni pedirles disculpas a los españoles por haberles sacado YPF, ni decir que estaban locos quienes creyeron que cambiar el celular, el auto, la moto, o viajar al exterior, formaba parte de un ascenso consumista al que tuvieran derecho. Y no son errores haber producido los tarifazos sin llamar a audiencia pública, ni afirmar que el Estado no puede meterse si el libre mercado decide fabricar queso en vez de manteca, ni sostener que un acuerdo con Mercado Libre es avanzar hacia la pobreza cero. Todo integra una concepción político-económica donde las necesidades populares nunca deben estar delante del cierre de los números. Juan José Aranguren, presidente de Shell puesto de ministro de Energía, respondió "hay una planilla Excel que debo cumplir" cuando el intendente Gabriel Katopodis, de la localidad bonaerense de San Martín, reclamó por la situación crítica de clubes y entidades sociales tras el tarifazo eléctrico. Cualquier engendro imaginable hubiera contado hasta cien antes de declarar semejante animalada, es cierto, pero frente a una gaffe de ese tipo debe decidirse con cuál vara se la mide: si como una brutalidad comunicacional o como la expresión auténtica de lo que piensan y ejecutan. Bajo el primer criterio, es un error. Si se usa el segundo, no hay yerro alguno sino la demostración de que calculan impacto y consecuencias. Dicho de otra manera y sólo de ejemplo, no se designa a un tipo como Aranguren para que guarde formas elegantes sino para que muestre lo que es. De hecho, ni lo previnieron ni lo prepararon para enfrentar a las comisiones parlamentarias el martes pasado. Esto viene a cuento de que, frente al fallo de la Corte, se acumulan reproches de los voceros periodísticos gubernamentales, arguyendo que no se habría arribado a un dictamen "contrario" si el Gobierno hubiera sido más prolijo en sus procedimientos. A ver: ¿cómo sería esa prolijidad si hay de por medio un ajuste feroz, que precisamente era lo requerido por los tanques mediáticos?
Lo que pasó fue la reacción social, no los errores de comunicación ni las formas de actuar. Es esa la tortuga que se les escapó, no la inconstitucionalidad de ignorar audiencias públicas. Y es frente a esa reacción que la Corte no dice "esto no". Dice "así no", que es distinto. Así no porque yo, Corte, no voy a inmolarme en un baño de impopularidad. Y más todavía, hablaré de que las tarifas deben ser "razonables" y de que los aumentos no pueden ser "confiscatorios". Lo cual se presta a elucubraciones subjetivas que llegado el momento habrá de verse cómo se saldan según el clima económico-social que rija, y que el Gobierno aspira a seguir controlando, a rasgos gruesos, con la cantinela de la corrupción kirchnerista y de la herencia recibida. Ahora bien, ¿qué otra cosa podía esperarse de la Corte? De pretender mucho más se estaría ante la creencia de que es un tribunal revolucionario, vamos. Sí tomaron nota – con instinto de preservación corporativo, al fin y al cabo – de que el horno no está para bollos. Pero dejaron intacto el tarifazo en los dos tercios del consumo total y, ya que estamos, es relativo que el fallo sea considerable como una derrota política del Gobierno. La impresión inicial es ésa, está claro. Sin embargo, ¿hasta qué punto no deja libre el camino para interpretar que se muestra el respeto por la separación de poderes y la independencia de la Justicia? En otras palabras, cuidado – al menos eso: cuidado – con ignorar que el fallo, finalmente, puede ser altamente funcional a los intereses del Gobierno.
La buena noticia es que la presión social obligó a que la Corte no pudiera desentenderse, de modo abierto, en una de las cuestiones más irritantes del rumbo macrista. Pero hay mucha distancia entre eso y creer que podría ser en los tribunales donde se detenga la ferocidad conservadora.
HOY SE REALIZA EL CONGRESO QUE REUNIRÁ A LOS PRINCIPALES
SECTORES DE LA CENTRAL OBRERA
Un triunvirato para unificar a la CGT
La nueva conducción será encabezada por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña. Mientras el MASA confirmó que no participará, la Corriente Federal de Trabajadores impulsa una conducción más amplia. Venegas presentó una impugnación judicial.
Daer, Acuña y Schmid serán designados en el congreso que se hará en Obras Sanitarias.
Por Julián Bruschtein
La Confederación General del Trabajo concretará hoy su unificación. El congreso normalizador aprobará la fusión de la mayor parte de los sindicatos justicialistas, mediante la designación de un triunvirato que integrarán Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid. El macrista Gerónimo "Momo" Venegas ya anunció que impugnará el acto y el Movimiento Acción Sindical Argentino (MASA), que encabeza el taxista Omar Viviani, tampoco participará, aunque hasta último momento estará abierto el cierre de la lista. La Corriente Federal de Trabajadores que propone al bancario Sergio Palazzo insiste con la apertura de la cúpula para una mayor representación de los espacios sindicales.
"No se puede decir que la lista está completa, porque aun faltan llenar algunos casilleros y las conversaciones continuarán, incluso llegarán hasta el lunes (por hoy) a primera hora", señalaban anoche las fuentes sindicales consultadas sobre el cierre de las negociaciones. Después de muchos años de divisiones, el sindicalismo justicialista tomó el camino de la unidad ante un nuevo escenario político en el que el salario de los trabajadores fue raleado por la inflación, el tarifazo y las paritarias por debajo de las estimaciones económicas. "Tenemos a casi todos adentro. Creemos que va a ser una conducción representativa de la mayoría de los trabajadores argentinos", aseguró un dirigente sindical de la CGT Alsina que hasta hoy conduce el metalúrgico Antonio Caló.
El proceso para llegar a la fusión de las distintas CGT fue largo y lleno de dificultades. Durante los 90, el camionero Hugo Moyano se enfrentó a las políticas impulsadas por Carlos Menem desde la Presidencia y creo el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA). La irrupción del kirchnerismo provocó la unidad de las distintas facciones, que acordaron en un primer momento una conducción colegiada representada en un triunvirato, tal y como se plantea para la elección de hoy, que tendrá lugar en Obras Sanitarias. Pero el espacio liderado por el gastronómico Luis Barrionuevo fue una de las primeras escisiones de la central obrera, después de haber sido uno de los pilares sindicales del menemismo, gobierno que siguió los influjos del neoliberalismo en nombre del justicialismo. La impronta política e ideológica del kirchnerismo determinó un enfrentamiento natural y desembocó en la salida del gastronómico y la creación de su propio sello, la CGT Azul y Blanca.
Después fue Moyano quien se enemistó con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y forzó su candidatura a pesar de la negativa de gran parte de los dirigentes gremiales. Así se conformó el escenario sindical con tres agrupamientos: la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo, la CGT Azopardo de Moyano y la CGT oficial, reconocida por el Ministerio de Trabajo, bajo el liderazgo de Antonio Caló.
En un primer momento, la victoria del macrismo en las elecciones de diciembre pasado llevó hacia un mismo cauce a los principales espacios políticos gremiales. Por un lado, a quienes entendieron que las políticas del gobierno de Cambiemos debilitan a los trabajadores y al movimiento sindical; por otro a los que quieren negociar con el Gobierno y mantener su cuota de poder; e inicialmente, también a los que se quieren quedar con la representación sindical para el Gobierno, posición hoy minoritaria, encabezada por el ruralista Gerónimo Venegas, quien hoy objeta el triunvirato acordado por los demás sectores.
El acuerdo al que llegaron las principales facciones cegetistas implica el reparto de los tres cargos máximos de conducción. La CGT de Moyano impulsa a Juan Carlos Schmid, dirigente de la Federación Marítima Portuaria. Junto a él estarán el estacionero Carlos Acuña, delfín de Barrionuevo, y de parte de la CGT oficial, aunque no de todos los espacios que la integran, el dirigente de Sanidad y diputado del Frente Renovador Héctor Daer.
El acuerdo se terminó de sellar en la noche del viernes, en un encuentro en UPCN donde se definió "más del 80 por ciento de los cargos en la lista", confió a Página/12 uno de los dirigentes involucrados en la negociación. La cúpula estará compuesta por 34 cargos en los que ya están definidos casi todos los nombres. "El resto está por resolverse en las próximas horas. Estamos a la espera de ver qué nos responden los compañeros", agregó el sindicalista.
Venegas ya anunció que se presentará ante la Justicia para impugnar el congreso que se realizará hoy por no cumplir con los tiempos previstos y, además, por "no cumplir con el estatuto", que indica que se debe elegir a un solo secretario general. Los dirigentes que consensuaron el triunvirato estiman que sus pocas chances de llegar a conducir en nombre del macrismo la CGT lo obligan a ponerse fuera de la central obrera.
El MASA anticipó que no participará del congreso, mientras la Corriente Federal de Trabajadores – que integran los bancarios, la Federación Gráfica y una parte de la Unión Obrera Metalúrgica, entre más de cuarenta gremios y seccionales de todo el país – defiende las políticas desplegadas en los últimos doce años que favorecieron a los trabajadores y promueve un programa que contenga un plan de lucha para enfrentar al macrismo. "Planteamos que la CGT debe hacer un paro, pero que además debe estar inmersa en un plan de defensa de los derechos de los trabajadores que enfrente las políticas del gobierno nacional, que dañan sensiblemente el bolsillo y la vida de los laburantes", dijo a este diario un dirigente que integra el espacio gremial combativo. Reclamaron integrar la cúpula de la CGT "ampliando la cantidad de gente, porque sabemos que no es representativo de todo el movimiento obrero el triunvirato que está pensado hasta el momento". No obstante, los sindicalistas de este sector adelantaron que no dejarán la CGT en caso de no lograr un acuerdo con los demás espacios.
OPINIÓN
El valor de la unidad, el futuro del peronismo
Por Omar Plaini *
Es significativo y auspicioso el interés que se generó en torno a la unidad de la CGT. No es tampoco un dato menor el esfuerzo que de un tiempo a esta parte estamos haciendo las organizaciones sindicales para confluir en una única central obrera. Unidad que deberá contener a todo el movimiento obrero organizado y servir como punto de partida desde donde abordar también el inmenso océano de trabajadores informales, desocupados, precarizados o fuera de convenio.
La crisis finalmente llegó más temprano que tarde, producto de la inoperancia de los administradores part-time de Balcarce 50, ensañados en convencernos de las bondades del ajuste y la felicidad de la escasez.
Embates sistemáticos y anacrónicos de un modelo económico, social y político que se viste de innovación 2.0 pero que replica el peor conservadurismo del viejo y excluyente modelo agroexportador. Un modelo de "panzas llenas y corazón contento" para sólo 3 millones de argentinos.
El cuadro de situación resulta aun peor; a esa inoperancia se les suma, como dice nuestro papa Francisco, un mundo en guerra y un Hombre hambreado. Mecanismo de acumulación perfecto para un capitalismo salvaje que deja a dos terceras partes de la población mundial fuera del sistema.
La transferencia de recursos de los sectores populares al capital concentrado en poco más de siete meses no tiene equivalencia conocida en nuestros jóvenes 200 años de historia. La magnitud final del daño todavía es hoy desconocida e inconmensurable.
La inflación descontrolada de precios, la pérdida del poder adquisitivo y los miles de nuevos pobres son el resultado de una política planificada con puntillosa dedicación pero ejecutada con una descomunal brutalidad.
Esperemos que la unidad de la CGT sea también el faro que alumbre la reorganización de todo el peronismo, única estrategia de poder de la clase trabajadora para conquistar la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
* Diputado de la Nación, secretario general del Sindicato de Canillitas.
OPINIÓN
Política y dinero
Por Horacio González *
El dinero es un protagonista esencial de la actualidad; aparece más como categoría judicial y también como una proterva musa lasciva. Ya no como obvia intermediación económica. Los medios de comunicación lo presentan como un rezo obsceno de sentina, un elemento escatológico, en cualquiera de las acepciones de esta palabra. Asociado a fajos, bolsos, criptas y otros recipientes, es además un motivo privilegiado de encuadres fílmicos, tales como personas contando billetes de banco, bultos mostrando su vicioso contenido, sospechosas faltriqueras derramando dólares. El género con el que se lo presenta domina hoy la televisión: el policial gótico, el estilo narrativo negro que fusiona política y delito (solo que mientras el detective privado Philip Marlowe descubría con sorpresa ese andamiaje del que él sería la víctima, los medios de comunicación globales "investigan" aquello mismo de lo que en última instancia son usufructuarios). La vida cotidiana retoma este tema de muchas maneras, por la fuerza inculpatoria que tienen ciertas imágenes notoriamente triviales, aunque dejan entrever su ligera desolación. He asistido a almuerzos de amigos donde se paga "a la romana" (no sé si aún se dice así), donde una vez juntado el aporte de cada comensal, alguien no se priva de hacer un chiste sobre el modesto pero no insignificante montoncito dinerario, que se genera entre miguitas esparcidas y zonas del mantel con huellas del vino ya derramado. Quizás hay razones muy profundas para eso. El dinero tiene siempre una aureola suspicaz, que acaso consigue mitigarse cuando compramos en la verdulería un kilo de zanahorias y extendemos el equivalente monetario a nuestro amigo verdulero. Un canje simple que se halla en los fundamentos milenarios de las civilizaciones comerciales.
Pero aun así, ¿estamos seguros de que nuestros cien pesos son inocentes? Su carácter de sustituto del trueque nos pone frente a un objeto abstracto, forjado por una convención que representa lejanos objetos que dependen de él antes que el dinero de esos objetos. En un punto crucial de la historia, se rompieron las equivalencias simples y la relación no fue de los objetos llevando a otros objetos, sino del dinero conduciendo al dinero. Sin dejar de ser un fetiche, el dinero se convirtió en una fuerza productiva, con la función de producir más dinero, tener ella misma un precio y producir la magia de multiplicarse con diversos artilugios, entre los que se destaca el dinero a futuro. Por lo tanto es una forma viva, habita en el tiempo y es un modelo de relación entre relaciones. Además, tiene forma física y entidad imaginaria al mismo tiempo, puede ser electrónico o estar manchado de sangre, servir para numismáticos o amparar fenómenos como la inflación, apreciarse o desvalorizase, y cual persona, ser "dinero vivo" o fantasma reinante de las cuevas especulativas. Cervantes y Shakespeare lo mencionan. Este último hace que uno de sus personajes – citado luego por Marx en El Capital – exclame: "¡Oh, maldito metal, vil ramera de los hombres, que enloquece a los pueblos!".
Esto nos lleva a la declaración de José López en un juzgado en relación con lo que contenían los bolsos más famosos de la historia nacional: "Ese dinero no me pertenecía, pertenecía a la política".
Indudablemente, el ex funcionario dirige su portentosa frase (si la historia nacional fuera apenas un puñado de frases prodigiosas, esta debe ser favorecida con una distinción especial) hacia la mayor zona de riesgo. Y no porque implica acusaciones que podrían descifrarse apenas se pase de la ambigüedad del dicho hacia uno o varios nombres propios, sino porque convierte a la política en otra clase de ente orgánico, un Gran Molotch que devora personas, situaciones, argumentos, creencias, oratorias, leyes, escrúpulos. Los devora como esa gran Deidad – que menciona Roberto Arlt en Saverio el Cruel – dedicada a sacrificar pequeñas almas. Hasta el momento, la idea de un estado de excepción correspondía a la definición del Soberano y la Decisión. Definía al decisor porque creaba la Decisión, pero definía la decisión porque creaba al Decisor. El Dinero se convertiría ahora en la escala superior del estado de excepción. Sería un dinero que a un modo más elevado que el propio "fetichismo de la mercancía" se presentaba como una lógica para regir el modo de equivalencias sociales. No solo cuánto vale una prestación médica o cuál es el monto de una propina adecuada al mozo, sino algo más que estas convenciones conocidas por todos. El dinero, una de las formas de la ley, se convertiría en un misterio que trascendería toda ley, en un acto nihilista o mesiánico.
Así ocurre en las sociedades "primitivas", según los ejemplos que trae el excepcional y casi definitivo libro de Georg Simmel Filosofía del dinero, donde se examinan los "precios a pagar" por secuestros, mutilaciones, asesinatos, casamientos, lo que fijaría "el valor de la personalidad", a diferencia de las grandes doctrinas éticas, en las que el "hombre" y no el "dinero" es la medida de todas las cosas. Bien lo lanzó Nietzsche al jugar con la palabra hombre (mensch, en alemán) que también significa mensura, medida. El hombre surge de una encrucijada entre los sistemas de pesos y medidas, por un lado, y por otro, de la conciencia donde alberga sus juicios. Diciendo, por ejemplo, que por tal cosa (no un objeto sino una decisión moral) pago tal "precio", etc. Habitual en el lenguaje del político, esta expresión se aplicaría a cada decisión, cada acto, cada pacto. "¿Qué precio político pagaremos por esto?". La política habla el idioma del precio, la caja, el costo, a veces con cierto pudor, a veces con el concepto ya "instalado", como la misma política dice tomando metáforas de albañiles, decoradores, especialistas en sanitarios, y plomeros.
López (sea más o menos descabellado su pensamiento) quiere reabsorber "en la política" el dinero que estaba en su poder, disolverlo en un universal abstracto que suena como la confirmación de la peor sospecha: la política es como una persona, una superestructura fantasmagórica que vive en un limbo excepcional, en un estado hipnótico prodigioso, y que dirige a sus pequeñas criaturas haciéndolas depositarias transitorias de la sorprendente equivalencia que rige todo: política tiene dinero, dinero tiene política. Equivalencia circular que se explicaría por ella misma, como ente autogenerado. Entrecruces totémicos. Política y dinero son el mismo tipo de circulación, de fabricación de hechos y creación de individuos. El "precio" que imagina López por semejante revelación (que remite a una Entelequia Platónica, pero que tiene "nombres y apellidos", que según dijo, ya los declarará) es equivalente a una "confesión" que también tiene precios, como los que se fijarían en las leyes del "arrepentido", que de "cobrar" vigencia, arrasarían todo el sistema penal. Cada "confesión", cada "información" de personas culpadas a las que se les pone casco y pechera policiales, se justipreciaría en términos de "menos pagos en términos de años de cárcel". Imposible escapar de esto – no lo consigue muchas veces la Iglesia, que también tiene una tabla de irregularidades espirituales a expurgar con cierta cantidad de textos estipulados por el confesor de turno – ni tampoco la televisión, que vive feliz en su idea del tiempo estipulado.
En una época, Mariano Grondona decía "para su intervención le presupuesto tres minutos". La idea presupuestaria (como cálculo monetario, no como sospecha) unifica tiempo televisivo, exposición de imágenes de larga duración (López con casco y ojos desorbitados), dineros "bancarizados" y dineros "de la política". Esto origina una categoría especial de dinero, la del dinero lavado, que es una metáfora higienista para describir el tipo de capitalismo que lamentablemente nos rige. Una transacción esferoidal y permanente entre lo lavado y lo por lavarse, entre lo legal y lo ilegal, entre lo físico y lo virtual. Es el capitalismo de la razón post-legal contra la rústica ilegalidad de los billetes debajo del tanque de agua.
López ni es "sistémico" ni es un "caso aislado". Su frase es heredera de las tesis del estado de excepción, pero de un modo turbio y ligado a indigentes pensamientos surgidos de una deshonra personal. Por eso, es una gran frase pronunciada por un pelafustán. Pero hay que verla, ahora no solo como una amenaza mafiosa al mundo al que pertenecía, sino como un involuntario acto de descripción antropológica que obliga a pensar de otra manera el excedente de la política. Pensarlo como un horizonte de canjes ajenos al toma y daca, al que hay que devolverle lo perdido. Hay que volver a recubrirlo de formas honoríficas, aspectos del don, de la cesión gratuita, de la dote sin contraprestaciones, del aleccionamiento a los ingratos y de los que hablan haciendo sonar internamente un sistema monetario en su verbo, etc. Traducción de "robo para la corona", la expresión "el dinero pertenece a la política" tiene más exigencias, aunque completa un episodio bufo que arrastra a monjas, obispos, zonas enteras de la política, y permite revivir a los grandes medios comunicacionales que ven en este caso tremendo (con la segura colaboración de los servicios de informaciones, duchos en escenografías equívocas) una materia que les compete, pues es con esa materia que están hechos ellos mismos. En cambio, la ilegalidad es una episódica pero perseverante tentación para los movimientos populares, nacional-democráticos y de izquierda social, que les "cuesta caro" (para emplear las metáforas que criticamos).
Caro le costó a Lula Petrobrás, caros cuestan López y Báez a Cristina. En cambio, para las corporaciones de todo tipo, ya en su propia idea corporativa yacen fusionadas legalidad e ilegalidad, una es la otra y viceversa. La ilegalidad es tan necesaria que le han puesto el nombre de legalidad, materia que se deriva a enigmáticos estudios jurídicos, que con su magia transformista reconvierten lo ilegal en una norma oculta, invisible, higienista, de apariencia monástica. Eso es posible cuando se ponen en juego nombres de países que se enclavan en esa fusión tornasolada entre lo falso y lo pseudo-reglamentario, y a su vez el periodismo emplea el púdico nombre de "papers" a las máximas operaciones de creación de poderes de acero (para escribir este artículo no precisamos la imbatible palabra corrupción), poderes que proceden de excepcionalidades abstractas que acatan la ley que ellos mismos erigen como hija dialéctica de la ilegalidad profunda en la que viven. Mientras, los movimientos populares (y ahora es en esto que tienen que pensar especialmente) entregan sus "hombres muertos" a montones. Son los que creían tener el poder, y solo les quedaba una frase funambulesca sobre el dinero, para desincumbirse de responsabilidades, porque, aunque no tienen disculpa, sospechan ahora que desde el primer momento se les dio cierto mando, del que gozaban sin percibir el abismo que le adjuntaban. Sus bolsos eximidos aparentemente de aduanas y rastreos, estaban siendo esperados por filmadoras, por pululantes sérpicos, por fundaciones apócrifas, por hombres de las corporaciones, y en otros canales, por los misteriosos despachos jurídicos de países lejanos, una vez más convencidos de que también tienen que cuidarse, pero que en su risa inverosímil y evasora, piensan que esas mismas cosas bien hechas, son así, como las hacen ellos. Los movimientos populares aprenden. Pero la gran coalición empresarial que gobierna no podrá escapar de la frase de López, vaticinio que paradojalmente les fue servido a ellos por encima de los muros.
OPINIÓN
El Foro en el Chaco y una breve reflexión sobre el odio
Por Mempo Giardinelli
El viernes terminó, en Resistencia, el 21º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura. Un encuentro ya clásico al que asisten escritores y poetas, educadores, promotores, especialistas en mediación lectora y pedagogos de todo el mundo. Este año de una docena de países y de todas las provincias argentinas.
Es sencillo encontrar información y comentarios en las redes sociales y en el Facebook de nuestra Fundación, organizadora de este acontecimiento cultural y educativo del que este año participaron más de 2500 personas durante los debates, y algunos miles más entre abuelas cuentacuentos de varias provincias, alrededor de 40 diálogos de autores en escuelas, y tertulias literarias multitudinarias. Todo eso constituyó, como cada año, a esta ciudad en Capital Nacional de la Lectura.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Tununa Mercado y la de clausura la dictó Tito Cossa. Los debates, extensos, riquísimos y apasionantes, estuvieron a cargo de las narradoras Daniela Palumbo (Italia) y Ye Duoduo (China), el portugués Afonso Cruz, el colombiano Jairo Buitrago y el novelista chino Cun Wenxue, junto con ponentes argentinos como Luisa Valenzuela, Horacio González e Inés Garland, y destacados educadores como Eliseo Valle Aparicio (España), Laura Guerrero Guadarrama (México), María Elvira Charría (Colombia), Miguel Valladares-Llata (director de la biblioteca jeffersoniana de la Universidad de Virginia, Estados Unidos), el ex ministro Daniel Filmus y los rectores Delfina Veiravé (Universidad del Nordeste) y Nicolás Trotta (UMET).
Todo terminó, festivamente, el sábado al mediodía con una mesa de periodistas (Miguel Russo, Carlos Bosch, Natalia Páez y Carlos Aletto) en un contexto entusiasmante y de gran nivel intelectual, que, sin embargo, estuvo a un tris de ensombrecerse cuando algunos pocos asistentes cuestionaron que este congreso, ya entrado en su tercera década, ahora les parecía "un Foro K" por, entre otras cosas, la sobreabundancia de referencias a "todos y todas".
La sorpresa no fue demasiado grande, y el incidente se superó en un par de minutos con una intervención serena y el aplauso cerrado del auditorio repleto. No obstante lo cual esta columna entiende que quizás el lema de este año ("La lectura como práctica social en emergencia"), más la generalizada referencia al mismo por parte de los ponentes, acaso pudo ser factor de disgusto para esos concurrentes, a los que se respondió con absoluto respeto.
Como sea, ese episodio, observado con posterioridad, permite reflexionar sobre sentimientos que se han instalado en nuestra sociedad y que parecen llevar a una parte de la ciudadanía a cuestionar ideas, interpretaciones y posturas con inusitada dureza. De hecho esta columna suele ser cuestionada, en forma anónima y casi siempre soez, por la supuesta dureza con que trata o se refiere al presidente Macri. Lo que hace pertinente esta reflexión puesto que si bien este columnista no tiene Twitter, sí está al tanto de acusaciones acerca de supuestos odios que impregnarían lo que aquí se escribe.
Es oportuno declarar entonces que si bien es muy grande el desagrado frente a las políticas antinacionales y antipopulares del macrismo - que son casi todas - no hay en estas columnas una sola idea, consideración o palabra gobernada por sentimientos personales.
El odio, como ya se ha expresado aquí, es un sentimiento menor, innoble y propio de personas mediocres e impotentes. Odiar, por eso mismo, en realidad degrada al que odia, no al odiado. A éste sin dudas lo puede incomodar, e incluso atemorizar, pero es el odiador el que está enfermo, por lo menos de resentimiento.
En estas columnas - y está claro que en el espíritu mismo de este diario - no interesa en lo más mínimo odiar a nadie. El odio no tiene función periodística.
De donde la obsesión esmerilante de los grandes grupos multimediáticos y de algunos colegas que inculcan desde hace años sentimientos mediocres con el puro objeto de manipular a la sociedad - objetivo que, hay que reconocerlo, desdichadamente vienen consiguiendo - sí evidencia cargas larvadas de odio.
La verdad es que la persona del Presidente no tiene la menor importancia y sería inferiorizante odiar a su persona o su investidura. Pero sí corresponde la lectura e interpretación de lo que hace o puede mandar a hacer una persona insensible que es cabeza de una ideología profundamente contraria a los intereses nacionales y populares. Lo ha expresado mejor una distinguida académica universitaria platense en un mail personal: "Los pueblos son los que votan, sí, pero entonces la pregunta que me hago es por qué la señora que limpia en mi casa y ahora tiene una moto, su marido que trabaja en astilleros y le iba mucho mejor de acuerdo a lo que ella contó al volver de sus vacaciones el año pasado, y su suegra que obtuvo la jubilación que ni soñaba tener, votaron a Macri. ¿Qué imaginaron que iba a cambiar cuando un publicista les dijo 'cambiemos'? ¿Por qué creyeron y algunos todavía siguen creyendo en periodistas que les mienten descaradamente por televisión? ¿Qué es lo que ven, y sobre todo lo que no ven en Mauricio Macri?"
No hay odio, ni debe haberlo, en lo que podría llamarse "nuestro lado". Eso permite, además, entender y sosegar las expresiones inflamadas e insultos seriales vacíos de ideas y sobrados de resentimiento. Que devienen de las creencias chiquititas que propagandiza la tele y que infortunadamente siguen muchos y muchas personas de buena fe. Ésa es la pobre inocencia de la gente de la que abusan, miserablemente, figuras icónicas de la telebasura argentina. Los Legrand, Tinelli, Giménez y ex periodistas al servicio del odio. Que ellos sí odian. Militantemente, lo sepan o no.
AUTORIZAN SATÉLITES EXTRANJEROS A COMPETIR CON LA FIRMA
ARGENTINA MIENTRAS PRESIONAN PARA PRIVATIZARLA
Efecto pinzas sobre la estatal Arsat
Como anticipó Página/12, el viernes se habilitó a operar en el país al Eutelsat 113 WA, de la francesa Eutelsat, pese a que Arsat-2 no tiene vendida su capacidad. A su vez, se firmó el contrato con McKinsey que podría servir para justificar la privatización o el loteo de la compañía.
Eutelsat está presionando para que le aprueben otros dos satélites
en Argentina.
Por Fernando Krakowiak
El titular de Arsat, Rodrigo de Loredo, le confirmó el jueves pasado a un grupo de diputados de la Comisión de Comunicaciones e Informática que visitó la empresa que ya se firmó el contrato con la consultora McKinsey. En lo formal, es un convenio para asesorar a la compañía en la elaboración de su plan de negocios, aunque un sector del gobierno encabezado por el secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete, Mario Quintana busca que sirva para justificar la incorporación de capital privado o favorecer la colonización empresaria de su infraestructura a través de la firma de contratos. Al mismo tiempo que se avanza con esa tarea, el Ministerio de Comunicaciones comenzó a autorizar la operación de satélites extranjeros que compiten con la propia Arsat, lo que pone en riesgo su futuro como firma argentina no perteneciente a un grupo multinacional. Como anticipó Página/12, el viernes se habilitó al Eutelsat 113 WA (ex Satmex 6) haciendo valer un convenio de reciprocidad con México, pese a que desde 2014 la mexicana Satmex pasó a ser controlada por la francesa Eutelsat, a punto tal que cambió su nombre por Eutelsat Americas. Esa medida se sumó a la reciente decisión de autorizar a la empresa New Skies Satellites, propiedad de la europea SES, a brindar servicios en el país con el satélite NSS-806 en la posición orbital 47.5 Oeste. Además, hay otros satélites extranjeros que podrían ver luz verde en las próximas semanas como Eutelsat 115 WA (ex Satmex 5), Eutelsat 117 WA (ex Satmex 8) y Amazonas 3 de Hispasat, un moderno satélite lanzado en febrero de 2013 que permite, entre otras funciones, brindar banda ancha directo al hogar en banda Ka.
En febrero de 1985 la Unión Internacional de Telecomunicaciones le reservó a Argentina dos posiciones orbitales para el establecimiento de un sistema de satélites nacionales. El gobierno de Carlos Menem resolvió al asumir que no estaba en condiciones de encarar por su propia cuenta la instalación de esos satélites y en 1991 convocó a una licitación para la provisión, puesta en servicio y operaciones de un sistema satelital. En febrero de 1993 se le adjudicó el contrato una Unión Transitoria de Empresas integrada por Aerospatiale, Alcatel Espace, Alenia Spazio, Deutsche Aerospace y la brasileña Embratel, consorcio luego conocido como Nahuelsat. Desde entonces, esa firma empezó a brindar servicios con un sistema provisorio hasta que en enero de 1997 se lanzó el Nahuel 1, que comenzó a operar en la posición 71,8º Oeste.
En noviembre de 1998, el entonces secretario de Comunicaciones, Germán Kammerath, le asignó a Nahuelsat la posición orbital 81º Oeste para la instalación del segundo satélite, pero Nahuelsat incumplió el contrato y el Nahuel II nunca se construyó. A raíz de esa situación, en agosto de 2004 el gobierno de Néstor Kirchner le revocó la autorización a Nahuelsat y ocupó la posición orbital con un satélite alquilado al grupo holandés SES para no perder ese espacio, que estaba siendo reclamado por Gran Bretaña. Finalmente, en abril de 2006 se decidió crear la estatal Arsat para hacerse cargo de la construcción y puesta en servicio de satélites argentinos.
Más allá de la propia responsabilidad de Nahuelsat, hubo un hecho que ayudó a poner en jaque su modelo de negocios. Cuando se firmó el contrato, se aclaró expresamente que el gobierno argentino no autorizaría a terceros prestadores de satélites extranjeros, salvo que existiese un convenio de reciprocidad de tratamiento por parte del Estado al que pertenecía dicho prestador. Esa última aclaración terminó siendo el Caballo de Troya para los intereses de Nahuelsat porque el gobierno de Carlos Menem incorporó las condiciones para la firma de acuerdos de reciprocidad en el Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales y luego se firmaron convenios con Estados Unidos, Canadá, México, España, Brasil y Holanda. En los hechos, esos tratados tuvieron poco de reciprocidad y sirvieron fundamentalmente para que consorcios extranjeros pudieran comenzar a brindar servicios satelitales en el país.
La ola más fuerte de autorizaciones se registró durante la breve presidencia de Fernando de la Rúa. Entre 2000 y 2001, el entonces secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, autorizó cerca de veinte satélites. Diez de Intelsat, tres de New Skies Satellites, (hoy SES), tres de Southern Satelite Corporation (subsidiaria de Intelsat), uno de Telesat Canadá, uno de Hispasat y otro de Loral Cyberstar International. En los considerandos de la resolución 82 que autorizó los diez satélites de Intelsat, la secretaría de Comunicaciones remarcó en 2001 que "es deber del gobierno nacional velar por el incremento de la oferta de servicios competitivos y la multiplicidad de actores en el mercado, de modo tal de beneficiar a los consumidores y clientes de todo el país". Ese mismo argumento sostienen ahora los que presionan para autorizar nuevos satélites con la diferencia de que en este caso el perjudicado no será un consorcio privado que tiene la concesión del servicio satelital sino la empresa estatal Arsat que en los últimos años no sólo puso dos satélites en el espacio sino que consolidó una cadena de valor industrial con Invap y el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa) como principales exponentes.
De hecho, el Eutelsat 113 WA (ex Satmex 6) autorizado el viernes es un satélite mayorista que opera en las bandas C y Ku, las mismas en las que brinda servicio el Arsat 2, el cual todavía no tiene vendida toda su capacidad, según lo reconoció el propio gobierno. Además, aunque esa capacidad estuviese vendida, la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital aprobada en noviembre del año pasado contempla la construcción de nuevos satélites argentinos, situación que evidentemente se complica si la competencia extranjera se incrementa. Otro problema es que cuando Satmex solicitó la autorización en 2007 era una empresa mexicana, pero en enero de 2014 pasó a ser controlada íntegramente por la francesa Eutelsat, país con el que no hay convenio de reciprocidad satelital vigente, lo que generó más suspicacias en el sector.
"Me resulta injusto que nuestra gente tenga que pagar más por sus telecomunicaciones bajo la excusa de proteger nuestra industria satelital. La Argentina necesita integrarse al mundo, nuestro pueblo tiene que estar conectado a internet de la forma más económica posible", aseguró el martes en su muro de Facebook José Antonio Sánchez Elías, referente de comunicaciones de la Fundación Pensar, think tank macrista, y presidente y CEO de Tesacom, empresa de soluciones satelitales asociada a grandes jugadores extranjeros como la española Hispasat, la cual a su vez tiene como accionista a Eutelsat. Sanchez Elías estuvo a punto de ser designado por Mauricio Macri como ministro de Comunicaciones hasta que un acuerdo con los radicales llevó a poner en su lugar a Oscar Aguad. Pese a ello, promovió a dos hombres de su confianza en puestos clave del ministerio ya que Héctor Huici fue designado secretario de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y Hugo Miguel, hasta entonces director de tecnología de Tesacom, asumió como subsecretario de Planeamiento dentro de esa misma secretaria, área que se ocupa justamente del diseño de la política satelital. El ingreso de satélites extranjeros es muy probable que favorezca una baja de precios aunque a costa de poner en riesgo la industria satelital nacional.
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