lunes, 8 de agosto de 2016

El plan de mauricio macri para calmar a los sindicalistas

lunes 08 de agosto de 2016




El plan de mauricio macri para calmar a los sindicalistas

Por      Pablo Galand

En movimiento. Con la dirigencia sindical en proceso de reunificación y los movimientos sociales en la calle, el segundo semestre del año preocupa al Gobierno. 
A poco menos de tres semanas de sellar la reunificación de la CGT, el Gobierno confiaba en que con la devolución inmediata de casi 2.700 millones de pesos retenidos a las obras sociales podía atenuar las amenazas de medidas de fuerza y reapertura de paritarias que reclaman los dirigentes gremiales. Pero la estrategia funcionó a medias. Si bien los popes sindicales celebraron la restitución de una demanda histórica, la conflictividad sigue latente. Ni Hugo Moyano (tampoco estuvo su candidato para la nueva CGT, Juan Carlos Schmid) ni Luis Barrionuevo estuvieron presentes en el acto del martes en la Rosada. A su vez, el sector de la CGT que comanda el camionero adelantó que mandará emisarios a la movilización del próximo 7 de agosto, convocada por los movimientos sociales que marcharán desde la Iglesia de San Cayetano y prometen llenar Plaza de Mayo para resistir las políticas de ajuste.

                     Reunión. Cavalieri, el sonriente Martínez, Lingeri, Caló y Rodríguez                             en la Casa de Gobierno con Macri.  


En un marco de caída del poder adquisitivo y de aumento de la desocupación, el Gobierno advierte con preocupación que la dirigencia sindical sale definitivamente del letargo y que la conflictividad empieza a ganar la calle.

El plenario de secretarios generales del viernes será el último encuentro antes del congreso de reunificación de la CGT pautado para el 22 de agosto. En este encuentro es casi seguro que no se resolverá ninguna medida de fuerza. "La prioridad de acá al 22 es llegar con el mayor grado de unidad y por lo tanto lo mejor es evitar cualquier situación que pueda generar diferencias entre los compañeros", asegura a Veintitrés un dirigente moyanista. "Todos sabemos que el modelo económico del Gobierno solo cierra con salarios bajos y con 25% de desocupación. Por lo tanto, la mejor manera de enfrentarlo es estando todos juntos bajo un mismo paraguas. Y lanzar un paro, tres semanas antes o tres semanas después, no cambia mucho la ecuación", completa la fuente.


Para lograr esa ansiada unidad, los popes sindicales tienen algunas cuestiones que resolver. Si bien el triunvirato con representantes de las tres vertientes en las que hoy está dividida la CGT –Schmid por el moyanismo, Héctor Daer por el sector de Caló y Carlos Acuña por el barrionuevismo es la idea dominante, no todos se sienten contenidos en ese esquema. Distintos dirigentes promueven que haya un solo secretario general, a la vez que pugnan por obtener lugares de decisión en el resto de la estructura de poder. Son los casos de Gerónimo "Momo" Venegas, el bancario Sergio Palazzo y el taxista Omar Viviani. La ventaja con la que cuenta el bloque mayoritario que promueve el triunvirato es que entre los disidentes no hay articulación y que por lo tanto si no aceptan el esquema propuesto corren el peligro de quedar aislados. "De acá al congreso van a chillar bastante para que finalmente se los termine aceptando en la mesa chica que tome decisiones", indica un dirigente que prevé que la conformación del triunvirato es inamovible. 

Lo cierto es que en el horizonte laboral se avizora un aumento de la conflictividad social, azuzado por las dos peores combinaciones para los trabajadores: la caída del empleo y del salario real. De acuerdo con datos oficiales difundidos por el Ministerio de Trabajo, a partir del Sistema Integrado Previsional Argentino, desde el mes de noviembre de 2015 hasta mayo de este año se produjo una pérdida de 128.294 puestos de trabajo registrados en el sector privado. A su vez, un informe del Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA), un organismo creado por la Universidad Metropolitana del Trabajo, registró una caída del salario real del 9,9 por ciento desde noviembre del año pasado. En tanto que el Observatorio de Derecho Social de la CTA estimó que solamente en el período macrista el salario mínimo cayó 4,4% (ver aparte).




A esta situación se suma el hecho de que muchos gremios decidieron en los primeros meses del año arreglar una pauta salarial parcial por seis meses, para volver a sentarse a discutir en la segunda parte del año. En ese momento, la expectativa tanto del Gobierno como de los sindicatos era que en el segundo semestre la inflación se desaceleraría y que por lo tanto iba a ser más sencillo el camino para llegar a un acuerdo. Pero lo cierto es que el alza de precios no cesó y por lo tanto los dirigentes sindicales vendrán con demandas mucho más exigentes. 

Dos sindicatos de peso como Comercio y la UOCRA (albañiles) volverán a sentarse con las patronales a partir de septiembre. El gremio que lidera Armando Cavalieri cerró un acuerdo de marzo a septiembre de 20% más dos cuotas fijas de $ 1.000. En tanto que la UOCRA acordó por el mismo período un incremento del 22%. En ambos casos, las alzas salariales fueron inferiores a la inflación acumulada en dichos meses y por lo tanto los sindicatos tratarán de recuperar el terreno perdido. 




A su vez, hay gremios que si bien cerraron sus paritarias, en los acuerdos establecieron la denominada "cláusula gatillo" que determina que en caso de que la inflación supere un determinado porcentaje, se vuelve a abrir la negociación. En el caso de los Bancarios, por ejemplo, si la inflación anual supera el 33% se reabre la paritaria. Metalúrgicos, textiles y gastronómicos firmaron sus acuerdos con cláusulas similares. De hecho, Palazzo ya advirtió esta semana que a partir de septiembre reclamará la apertura de paritarias. 

Si la situación se torna complicada para los trabajadores bajo convenio, el panorama resulta mucho más preocupante para los que se encuentran dentro de la economía informal, donde la desocupación y los aumentos de precios pegan mucho más fuerte. Pero, en este caso, la acción ya se puso en marcha. El próximo domingo, un vasto grupo de organizaciones y movimientos sociales llevarán adelante una manifestación desde la iglesia de San Cayetano hasta Plaza de Mayo, bajo la consigna "Techo, Tierra y Trabajo". Se trata del mismo reclamo por el que viene bregando el papa Francisco desde aquella multitudinaria manifestación que protagonizó el año pasado en Bolivia, rodeado de distintos movimientos sociales de Latinoamérica. La marcha marca el retorno masivo a las calles de las organizaciones sociales surgidas en los '90 como consecuencia de las políticas neoliberales. Los principales convocantes son la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (liderados por el Movimiento Evita), la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie. Pero al día siguiente del anuncio presidencial en la Casa Rosada, el titular de los Canillitas, Omar Plaini, aseguró que representantes de la CGT moyanista participarán de la movilización. "Tiene que ser una fuerte expresión popular para mostrarle al Gobierno el disconformismo de los sectores populares", aseguró. También confirmaron su participación los titulares de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli.

                   Listos para el domingo. La marcha de San Cayetano a Plaza de Mayo                                 promete ser multitudinaria.


"Vamos a plantear un Salario Universal Complementario, que sea la mitad del Salario Mínimo, Vital y Móvil, para todos los trabajadores de la economía popular y que tenga la misma actualización", señala ante Veintitrés Gildo Onorato, secretario de Políticas Sociales del Evita y dirigente de la CTEP. La iniciativa propone que este salario reemplace a todos los programas sociales actuales y que sea complementado por la Asignación Universal por Hijo.

La presencia de dirigentes de la CGT marca un cambio con respecto a la visión que la ortodoxia sindical tuvo hacia los trabajadores informales, cuya situación nunca estuvo en lo más alto de su agenda de reclamos. "Es fundamental que haya una articulación de todo el movimiento obrero; si tuvimos que crear nuestras propias organizaciones fue porque hasta ahora no nos sentíamos representados", señala Onorato.

La expectativa de los organizadores es superar los 50.000 manifestantes, con lo cual esperan desbordar la Plaza de Mayo y así hacer oír su reclamo. "Con el gobierno nacional hay diálogo, incluso tenemos algunas respuestas. El problema es que se dan en un marco de devaluación, de transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados y de aumento de los precios de los alimentos que es el derecho humano esencial", afirma Onorato. 

Con la dirigencia sindical en pie de guerra y los movimientos sociales en la calle, el segundo semestre del año se avizora muy distinto de lo que alguna vez prometió el Gobierno. 


Adela Alcoba Vasco, Morir protestando. 
Por T. E.

El martes 2 de agosto pasado se realizó una masiva jornada de marchas en todo el país, protagonizadas por organizaciones sociales como el Frente Popular Darío Santillán y el Polo Obrero, entre otras, en reclamo de trabajo digno, en contra del ajuste y del tarifazo. Cuando la multitud avanzaba por el Puente Pueyrredón, una de las manifestantes, Adela Alcoba Vasco, se desvaneció. Como la ambulancia no llegaba, fue trasladada en una camioneta al Hospital Argerich, donde intentaron reanimarla. A media hora de haber ingresado, los médicos informaron que había fallecido. Alcoba Vasco tenía 45 años. Había nacido en Bolivia. Tenía una hija y, junto a su marido, cosechaba flores y además changueaba cuidando enfermos. Desde hace 15 años era integrante del Movimiento Sin Trabajo "Teresa Vive", la organización de desocupados que impulsa el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). Era delegada y referente de esta organización en el Barrio Los Porteños de La Plata. Sus compañeros la recuerdan como una militante muy solidaria, con mucho coraje y humildad, siempre sonriente y dispuesta a dar una mano a quien la necesitara. "La vamos a recordar reivindicando su militancia y redoblando la lucha por una sociedad más justa", indicaron sus compañeros del MST, quienes responsabilizaron al gobierno de Mauricio Macri por la situación: "Me indigna que frente a gobernantes insensibles, una mujer humilde tenga que morir luchando por un derecho tan básico como tener un trabajo digno para llevar el pan a su familia", dijo Alejandro Bodart, dirigente del MST.




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