lunes 31 de octubre de 2016
"El actor tiene que tener un pensamiento progresista"
Raúl Rizzo y el compromiso político. Está ensayando tres obras de teatro. Lejos de la televisión, reflexiona sobre los personajes jugados y el rol de los artistas.
Por Amadeo Lukas
Aunque pocos lo sepan, arrancó como futbolista. Fue amateur en Atlanta, en Ferro y en Deportivo Español, hasta que una hepatitis le cortó la carrera deportiva pero mantuvo intacta su pasión por River Plate. Raúl Rizzo es un actor incansable. Lejos de la televisión y del cine, está abordando tres obras de teatro. Ensaya El cruce sobre el Niágara del peruano Alonso Alegría, una obra que ya habían realizado Víctor Laplace y Norberto Díaz, con la historia de un equilibrista francés que se crió en el circo y que solía cruzar ese río a través de un cable, en el siglo XIX; protagonizará Correas, la voluntad de vivir, sobre la vida de un actor "maldito" militante y homosexual que sufrió el rechazo social, y La tentación.
"El equilibrista de El cruce… no se conformaba con cruzarlo simplemente, a veces lo hacía con una carretilla o preparando un omelette allá arriba. Pero aparece un personaje que lo interpela y cuestiona, que lo acusa directamente de ser un tramposo, porque lo observa cuidadosamente con un catalejo y dice que no rompe todos los huevos que proclama para hacer su omelette, que le tiemblan las manos, que tiene mucho miedo allá arriba por más que sostenga lo contrario y se convierte en el disparador de la obra", cuenta entusiasmado Rizzo sobre la obra que se estrenará el año próximo en Capital pero que tendrá pretemporada veraniega en Las Grutas, en Río Negro.
– Parece que estás en una etapa de abordar roles de personajes reales, como lo son el protagónico de Correas, la voluntad de vivir; el embajador de La tentación y el equilibrista de El Cruce…
– Sí, no había hecho hincapié en ello, se trata de personajes que en todos los casos han existido. De los tres, el más contemporáneo es Carlos Correas, un escritor maldito que en los '60 fue acusado y condenado por obscenidad por una narración en la revista interna de la Facultad de Filosofía y Letras y le dieron seis meses de prisión. Era bisexual y tenía una mirada del mundo controvertida para la época, enfrentaba al sistema y desafiaba los valores instaurados socialmente. Era también crítico de cine, reivindicaba la homosexualidad, era muy peronista y tenía una búsqueda intelectual y vivencial constante y desesperada. Tanto es así que se suicidó en el 2000. Si bien era muy respetado y reconocido en el mundo intelectual y académico, no alcanzó la repercusión en otros ámbitos que hubiera merecido, no trascendieron demasiado sus trabajos filosóficos y narrativos.
– Sí, no había hecho hincapié en ello, se trata de personajes que en todos los casos han existido. De los tres, el más contemporáneo es Carlos Correas, un escritor maldito que en los '60 fue acusado y condenado por obscenidad por una narración en la revista interna de la Facultad de Filosofía y Letras y le dieron seis meses de prisión. Era bisexual y tenía una mirada del mundo controvertida para la época, enfrentaba al sistema y desafiaba los valores instaurados socialmente. Era también crítico de cine, reivindicaba la homosexualidad, era muy peronista y tenía una búsqueda intelectual y vivencial constante y desesperada. Tanto es así que se suicidó en el 2000. Si bien era muy respetado y reconocido en el mundo intelectual y académico, no alcanzó la repercusión en otros ámbitos que hubiera merecido, no trascendieron demasiado sus trabajos filosóficos y narrativos.
– El inglés de La tentación vendría a ser un rol casi totalmente opuesto al de Carlos Correas.
– Sí. Es una obra que hice también bajo la dirección de Santiago Doria durante tres años con Juan Palomino, quien tenía el rol de Manuel Dorrego, que ahora está a cargo de Pablo Shinji, que tiene ese gran contrapunto con el poderoso embajador inglés Lord Ponsomby. Esta obra seguirá unas semanas más en El Tinglado. A mí me hacen reír cuando me hablan de la grieta; siempre existió. Esta obra que enfrenta a estos dos personajes, tan arraigados en sus posturas, uno por la soberanía nacional y el otro por los intereses extranjeros, es un fiel reflejo de eso.
– De joven militaste políticamente en la izquierda y en los últimos tiempos te sentiste identificado con la gestión del kirchnerismo.
– Sí, un poco más que eso, para mí fue el mejor gobierno democrático que me tocó vivir, lejos. Fue el que más se enfrentó a los poderes reales, por eso le pasó lo que le pasó; esa no se la perdonan. Yo no recuerdo en la historia un maltrato tan grande contra una presidenta de la Nación sin que exista sanción alguna.
– ¿Cómo definirías la situación política actual?
– Es muy simple: volvimos al neoliberalismo y atravesamos por un capitalismo salvaje. Aumento de tarifas demencial, despidos de enorme cantidad de trabajadores tanto de empleos estatales como privados, apertura indiscriminada de importaciones, depresión de la industria nacional, retroceso en la educación, en la ciencia y la tecnología. Estamos volviendo a la triste experiencia de la fuga de cerebros. Y la represión, que está dando vueltas y se va a terminar instalando, inevitablemente.
– ¿Por qué pensás que entre los actores hubo tanto apoyo a esa gestión?
– Tiene que ver con que esta profesión te exige un compromiso con el arte y la vida, y si tenés ese norte, no podés pararte a la derecha, es imposible. Tenés que tener de verdad un pensamiento progresista, nacional y popular, no hay otra.
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