lunes, 24 de octubre de 2016

El grito sagrado


lunes 24 de octubre de 2016



El grito sagrado


Por      Florencia Guerrero


Histórico paro de mujeres. Miles de mujeres marcharon en todo el país para frenar la impunidad machista. Reclamos a la Justicia y las fuerzas de seguridad. Dos casos conmovedores.
Hartas, furiosas, algunas más cansadas que otras. Miles de mujeres volvieron a tomar la calle esta semana para repudiar la violencia machista a la que el Estado y la sociedad parecen no encontrarle freno. En lo que va del mes de octubre se registraron 19 femicidios: una mujer murió cada 21 horas. Es mucho.

Después de la feroz represión encarada por el Estado y sufrida por las manifestantes que participaron hace 15 días del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, y después de que el sábado 8 de octubre el cuerpo de la adolescente Lucía Pérez ingresara sin vida – tras ser drogada, violada y empalada – a la guardia de la sala sanitaria de Playa Serena, en Mar del Plata, un colectivo que ya sobrepasa al originalmente integrado por #NiUnaMenos convocó de urgencia a una reunión de organización heterogénea pero con una consigna clara: #NosotrasParamos.

Y así nació el histórico paro nacional de mujeres, que duró una hora y al que se plegaron el miércoles 19 organizaciones en Chile, Perú, Uruguay, la Triple Frontera, México, Guatemala, París y Barcelona. Cubiertas con banderas de partidos políticos, pero además, con los gritos de voces anónimas que salieron a la calle, vestidas de negro y con paraguas, las mujeres salieron con bebés, hijos, parejas y amigos para reclamar un tope urgente a la impunidad machista. "Las mujeres estamos de pie, en estado de alerta y movilización. Somos cientos de miles que estamos dispuestas a gritar una y otra vez #NiUnaMenos todos los días", dijo Raquel Vivanco, coordinadora nacional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá).



"Acá estamos, alguien nos tiene que escuchar. Ya no somos ingenuas, no pueden seguir tapando el sol con el dedo. Alguien tiene que explicarnos por qué ellos son los que deciden y nosotras las que sufrimos la indiferencia de la Justicia, de las fuerzas de seguridad y del Estado", dijo desde el Obelisco Gabriela Savoia, con una pechera de Suteba. "Venimos a acompañar a las que no tienen voz", insistió Romina Aguirre, que fue con sus cuatro hijos.

El mismo día en que se conocía el brutal femicidio de Lucía, fue encontrada muerta en un descampado de Entre Ríos Viviana Rodríguez, que estaba desaparecida desde el 26 de septiembre. Un día después, en La Matanza, se encontró el cuerpo sin vida de Beatriz Valencia Parra dentro de una caja, en la vía pública: por el caso se investiga a su ex pareja.

El 11 de octubre, Beatriz Cañumán fue apuñalada 13 veces en su vivienda de El Bolsón, Río Negro. Todavía buscan a su pareja por la muerte. Al día siguiente, en la ciudad de Córdoba, Natalia Padilla también era apuñalada en su auto.

"Ni una menos, vivas nos queremos", se escuchaba a las 17.30 por todos los frentes: Diagonal Norte, el Obelisco, Plaza de Mayo, Congreso y Mar del Plata. De acuerdo con el relevamiento realizado por MuMaLá, desde el 1 de enero al 17 de octubre de este año se registraron en el país 226 femicidios, femicidios vinculados y travesticidios.

Y así sigue la lista de espanto. El jueves 13 de octubre, Vilma Haydée Blanchart fue estrangulada por su marido en su casa de Mar del Plata. Al otro día, en Córdoba, Samantha Yoerg era asesinada por su pareja en la vía pública y María Elisa Acuña perdía la vida por los golpes que le dio su pareja, que luego se suicidó.

El sábado 15, a Marilyn Méndez, embarazada de tres meses, la mataron con un arma blanca en su vivienda en La Banda, Santiago del Estero. Y el domingo 16 murió Alejandra Duarte en la provincia de Corrientes: agonizó durante siete días luego de que su esposo la quemara. El mismo día, Vanesa Débora Moreno fue asesinada por su pareja tras una discusión en su vivienda en Lanús.

Un dato no menor: en los tres últimos casos, los hijos de las mujeres pasaron a engrosar la lista de los hijos de los femicidios. El fenómeno de la orfandad que produce la violencia de género ha dejado de ser un daño colateral, para tomar el centro de la escena: según la Casa del Encuentro, en los últimos ocho años, 2.518 hijas e hijos quedaron sin madre en todo el país. De ellos, 1.617 son menores de edad.

Conmovedora la marcha. Por la potencia de la voluntad colectiva, por la urgencia de la expresión, porque ¡es cierto! muchos miles ya dijeron #NiUnaMenos, pero el reclamo parece no llegar. Por eso, miles colmaron el cemento porteño, para gritar en la cara del machismo #VivasNosQueremos



El acoso después de denunciar. 

Por      Lucía Lafon

A mediados del 2013 accedí al pedido de Lucas Carrasco y concretamos un encuentro en su departamento en Palermo. Yo tenía 18 años recién cumplidos, inexperiencia sexual y él tenía 36 años. Los golpes, la manipulación psicológica e incluso el abuso sexual fueron episodios frecuentes que marcaron toda la relación. La violencia física consistía en empujones, cachetadas, tirones de pelo, ahorcarme y empujarme violentamente contra una pared, entre otras cosas. Cuando decidí dejar de verlo, me acosó por las redes y con llamadas telefónicas, y cuando vio que eso ya no funcionaba, contactó a mis amigas e intentó tener sexo con ellas, todo para molestarme. En mayo de este año decidí relatar públicamente todo: entonces, varias mujeres se contactaron conmigo. Habían sufrido distintas situaciones de acoso y violencia física, sexual y psicológica de parte de Carrasco con el mismo modus operandi.

Las cuatro mujeres valientes decidimos ir juntas a radicar nuestras respectivas denuncias penales en la Unidad Fiscal Especializada en Violencia Contra La Mujer. La causa se encuentra en el Juzgado de Instrucción Nº 5 y en la Fiscalía Nº 26, pero a meses de haberla realizado, todavía no vemos avances.


Violencia y protección 

En octubre del 2012, "Cecilia" conoce a Gastón Picazo, tecladista de La Mississippi, mediante las redes sociales. Poco tiempo después, comienza una relación atravesada por violencia sexual, económica, física y psicológica, que se extiende hasta enero de 2015. "Cecilia" es un nombre de fantasía que elige la denunciante, porque Picazo ha utilizado distintas herramientas de la Justicia patriarcal para amedrentarla: radicó cuatro denuncias en su contra por supuestas calumnias, injurias y falso testimonio. La ONG Basta de Abusadores denunció a la comisaría 3ª de Florencio Varela por ejercer violencia institucional contra Cecilia: allí, los policías le tomaron la denuncia al violento luego de que intentara impactar su auto contra la denunciante. Uno de los policías terminó acosando sexualmente a Cecilia con frases como "sos muy linda para estar tan sufrida"  y "vos lo que necesitás es un hombre".

La Mississippi y su entorno social y profesional encubren a Picazo y utilizan sus vínculos mafiosos tanto con el municipio de Florencio Varela como con empresarios musicales para garantizar la impunidad de Picazo, que violó la orden de restricción repetidas veces.





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