domingo, 30 de octubre de 2016

Pueblo y corazón: dos palabras, un destino


domingo 30 de octubre de 2016



SOCIEDAD


OPINIÓN


Pueblo y corazón: dos palabras, un destino




Por      PEDRO PATZER
Pedro Patzer estudió letras en la UBA. 
Guionista recibido en el Iser, dicta allí 
clases de guión de radio. En la folklórica, 
de Radio Nacional se desempeña como 
guionista (contenidos) desde 2003. 
distinguido con el 3º premio nacional 
2014 (rubro guión radio y tv) con el 
galardón Santa Clara de Asís y con 
siete premios Argentores por escritura 
en radio: por "pequeños pueblos...
grandes universos" (2006); "biblioteca 
popular" (2006) y "cancionero del pan" 
(2009) , "la canción desesperada" 
(2010) , "bicentenario" (2010); 
"facundo, un libro que sarmiento 
escribió con amor a sus odios"(2011) 
y "en el gran cielo de la poesía" (2011) 
"sagrado corazón del chagas" (2012)
Tiene publicados tres libros:
 "aguafuertes provincianas" (editorial 
corregidor, 2o13) "artefactos de mar" 
(2000) y "efectos secundarios" (anaya, 
España)
Su primera obra de teatro, "epígrafes" 
fue ganadora del concurso de 
dramaturgia del ciclo teatro x la 
identidad, de las abuelas de plaza de 
mayo, y fue representada en todo el 
país.
Desde octubre de 2013 forma parte 
del consejo de radio de Argentores.



Hubo un tiempo en que la política desterró de su discurso a la palabra pueblo y en que la poesía exilió de su arte al término corazón: ¿Se puede hacer política sin el pueblo? ¿Se puede hacer poesía sin el corazón? La poesía es el corazón del pueblo, el pueblo es el corazón de la política.

Ningún diccionario indica que la palabra pueblo es sinónimo del vocablo corazón, como ninguna escuela jamás enseña a atravesar con dignidad la tristeza del anochecer de domingo, o devela el nombre exacto del hombre barbudo que siempre aparece retratado en alguna nube.

Que la poesía haya dejado a un lado al corazón, es tan insólito como si el sistema solar negara el protagonismo natural del sol. También es cierto, que muchos fariseos de las letras quisieron hacer de la poesía un objeto exclusivo, sólo para entendidos, y la traficaron en el mercado negro de las palabras. La poesía como objeto de lujo no necesita corazón; la poesía como arma de los desesperados, requiere fundamentalmente del corazón. El corazón es el pan del poema de los afiebrados, el corazón es el agua de las palabras de los sedientos, y el poeta es el biógrafo del corazón humano.

Lo mismo con el término pueblo. Hay políticos (o facinerosos que se hacen llamar políticos) que jamás conseguirán alcanzar la palabra pueblo. Ellos lo saben, por eso la reemplazan por los términos: gente, ciudadanos o vecinos. ¿Se imaginan a un líder revolucionario arengando a los "vecinos"? El vocablo pueblo huele a las ollas herrumbrosas, a hachas desdentadas, a mesas desnudas, a guitarras impacientes y cajas desesperadas.

Las palabras pueblo y corazón han caminado juntas desde que el espíritu humano alcanzara el lenguaje:

El vocablo "corazón" aparece 873 veces en la Biblia, muchas de ellas aliada al término pueblo:
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí" (Mateo 15:8)

Homero describe en La Iliada: "Aquiles convocó al pueblo al ágora: se lo puso en el corazón."

Shakespeare en Julio César, le hace decir a Bruto: "¿Sabéis hasta qué punto puede conmoverse el pueblo con sus palabras? ¡Mí corazón está ahí, en ese féretro, con César..."

La cultura popular se ha encargado de difundir esta alianza entre las palabras pueblo y corazón: "Oigo las voces del pueblo que cantó mejor que yo" escribió Yupanqui, el mismo que urdiera: "Lo que dentra a la cabeza/ de la cabeza se va .Lo que dentra al corazón se queda y no se va mas..."

Rafael Amor, le habla al pueblo cuando afirma: "Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia/ los únicos vencidos corazón, son los que no luchan."

Juan Gelman, en su célebre libro Gotán, advierte : "abrió el pecho y sacándose/ los alrededores de su corazón,/ agitaba violentamente a una mujer,/ volaba locamente por el techo del mundo/ y los pueblos ardían, las banderas."

El imprescindible Neruda, en su Canto General, sentencia: "Está mi corazón en esta lucha. Mi pueblo vencerá."

Cuando una sociedad le teme a las palabras pueblo y corazón se vuelve parecida a sus miedos: comienza a justificar la muerte de su ángel; contribuye, con un párrafo más, a la carta suicida del mundo; coloca las fajas de clausuras del horizonte; multiplica a los predicadores de la vida chiquita, suma otro alarido al oscuro rugido de la Historia.

 
*     Por Pedro Patzer (texto de su libro "Aguafuertes Provincianas" , Ediciones Corregidor 2013)





No hay comentarios: