martes, 18 de octubre de 2016

“SE ME AGRANDÓ EL CORAZON”


martes 18 de octubre de 2016




MAXIMILIANO, EL HIJO DE DOMINGO MENNA Y ANA MARÍA 

LANZILOTTO, HABLA SOBRE LA RECUPERACIÓN DE SU IDENTIDAD



"Hablamos y fue como si nos conociéramos desde siempre"



Dice que en un primer momento la noticia le causó "impacto" y "desconcierto", pero que ahora siente que accedió a "una verdad" que "lo completa". El encuentro con su familia. La charla con sus hijos.

Por       Ailín Bullentini

Una parte de Maximiliano "sigue siendo igual", dice. Pero hay mucho de su vida que, desde el 3 de octubre, "es diferente" o, mejor dicho, interpreta "de manera distinta". "Recuerdos, imágenes, elecciones y deseos que hoy tienen un nuevo significado", dice a Páginað12 a escasos 15 días de haberse enterado de que es hijo de Ana María Lanzillotto y Domingo Menna, militantes del PRT-ERP, secuestrados, torturados y desaparecidos. De todas maneras, para Maximiliano Menna Lanzillotto, la suya es "una historia feliz" porque "gracias a Abuelas de Plaza de Mayo y a la Conadi pude conocer esta verdad que, de otra forma, hubiera perdido para siempre". De a poco, va incorporando esa verdad a su vida, con la ayuda de su hermano Ramiro, de su tía Alba "Nena" Lanzillotto y del resto de ese clan que lo buscó durante 40 años. "Se me agrandó un poco el corazón", define.

–Abuelas de Plaza de Mayo y el país lo conoce como el "nieto 121". ¿Cómo define el hecho?
–Como el descubrimiento de una realidad nueva, la posibilidad de ponerme en contacto con una parte de mi historia que desconocía totalmente. No siento que soy otro de golpe, nunca sentí que no sabía quién era, sino que tenía de repente la posibilidad de encontrarle explicación y significado a muchas cosas que quizás antes no me había puesto a reflexionar, tenía la posibilidad de acceder a una verdad que me completa. Quiero saber más de mis padres, le encuentro otro significado a recuerdos, a inquietudes que tuve y que nunca les había atribuido razón clara. En estos meses sentí que se me agrandó el corazón un poco. De ninguna manera esto significa un reemplazo de una historia por otra, sino el descubrimiento de una parte de mí que hasta ahora desconocí. Prefiero que haya pasado y seguir para adelante a haberme perdido para siempre esto. Aquel momento en el que me dieron la noticia fue un impacto. Me ganó el desconcierto, no lograba dejar de preguntarme si lo que me estaba pasando era efectivamente así. Pero cuando vi la fotos en la carpeta, ya no me quedaron dudas.

La noticia
Las puertas de entrada a esa verdad que lo "completa" se abrieron por primera vez a fines de mayo pasado, cuando una trabajadora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) lo llamó por teléfono. Cuenta que se acuerda "como si hubiera sido hace un rato nomás" el momento en que le sonó el celular. Estaba en una estación de servicio. Atendió. "Hola, dije, y me empezaron a contar que eran de la Conadi, qué hacían; me cuentan que habían estado investigando las partidas de nacimiento firmadas entre 1976 y 1978 por esta partera Franicevich, ¿no? (NdR: Juana Franicevich, médica obstétrica que certificó falsamente a nombre de otras personas nacimientos de bebés de mujeres secuestradas durante la última dictadura militar), que se había comprobado que algunas de esas partidas que esta mujer había hecho se habían comprobado que eran falsas, y que dentro de esas estaba la mía. Y yo ahí me dije bueno..."
Maximiliano se encoje de hombros y frunce el ceño para representar su reacción ante la historia que recibía por teléfono aquel día. El relato telefónico siguió con otro "dato llamativo" de su certificado de nacimiento: fijaba el parto en Wilde, partido de Avellaneda, pero él vivía en Olivos, en la otra punta del Conurbano bonaerense. "Me transmitieron que tenían sospechas y que no podían avanzar en la búsqueda sin un análisis de ADN", continúa.
Maximiliano sabía qué era la Conadi. También el "trabajo eterno de Abuelas, a qué se dedicaban, qué había pasado con los chicos que buscaban", que había un Banco de Datos Genéticos "que era su principal herramienta de de búsqueda". Quizá no en profundidad, sino "por los medios, por cada vez que aparecía un nieto nuevo". Entonces, comprendió lo que le pedían. No pudo arrancar el auto durante media hora. Se debatió entre que "no, no puede ser y al mismo tiempo sí, sí puede ser". No sabía siquiera que era adoptado.

–¿Qué hizo después?
–Hablé con mi mamá, la que me crió. La llamé y le conté y la noté tan segura cuando me dijo que no podía ser que se me fueron las dudas. Yo me acuerdo que me contaron que de recién nacido era 'chiquitito, una ratita, muy flaquito', pero no mucho más.

Maximiliano no deja de nombrar al matrimonio que lo inscribió en el Registro Civil como su hijo biológico y mantuvo esa versión de los hechos hasta hace 15 días como "mamá" y "papá". "Viejo". "Vieja". "Viejos". Los acompaña con la aclaración "de crianza" y hace hincapié en ese dato como si un poco se esforzara por demostrar que sabe que sus padres, los de sangre, fueron otros.
Maximiliano asistió a la Conadi, se sacó sangre y se olvidó del tema. Hasta el 3 de octubre pasado. De nuevo en el auto. "Maxi, podés venir hoy a Conadi a reunirte con Claudia Carlotto", le dijeron esta vez por teléfono. La propuesta tenía todo el tono de invitación impostergable. Le plantearon "urgencia". "Para saludarme no va a ser", supuso Maximiliano, que sin darse cuenta ya estaba en camino para enfrentarse a su verdad.

–De repente, lo olvidado fue certeza...
–Claro, pero al mismo tiempo no terminaba de sacarme una sensación de extrañeza. Llegué a la Conadi y me dieron la noticia y me entregaron una carpeta con la información de mis padres: cuatro párrafos sobre quiénes eran. También me contaron que tenía un hermano. Me mostraron una foto de él, de Ramiro, en la que estaba más joven y que me hizo recordar a una foto mía de cuando yo era más joven. Éramos iguales. No había duda.

–¿Y eso lo tranquilizó?
–Lo primero que sentí fue preocupación por mis viejos (de crianza). Cómo lo iban a tomar, qué iban a pasar con ellos. Empecé a hacer bastantes preguntas sobre todo enfocadas las primeras a esto. Me tranquilizó el cuidado y el respeto que tienen en la Conadi, que es impresionante. Me trataron bárbaro, me informaron sobre todo, respetaron mis tiempos para difundir la cuestión. Me fui con la carpeta camino a casa. A mitad de viaje tuve que parar y recorrer las imágenes con calma, leer detenidamente. Me empezó a agarrar curiosidad de saber todo sobre ellos, sobre Ana María y Domingo. De hecho, pasé las siguientes noches googleando todo lo que podía: videos, entrevistas, fotos. E inmediatamente me conmoví mucho sobre todo con lo relacionado a mi mamá biológica. Hay algo que se manifestó adentro mío sin que pudiera aún explicarlo. Lo mismo me pasó con Ramiro: nos unió de inmediato una corriente de afecto. Hablamos y fue como si nos conociéramos desde siempre.
La primera en enterarse de todo fue su esposa, María, quien "vio la foto de Ramiro y también lloró por lo fuerte del parecido". El paso siguiente fue hablar con quienes lo habían criado. "Quería saber qué había pasado. Mientras volvía de la Conadi escuché en la radio que ya la noticia estaba circulando".
Cuando llegó a su casa, la "aparición del nieto 121" estaba en todos los portales de noticias. Él estaba en todos los portales de noticias.
"A mi mamá de crianza le pregunté si se imaginaba por qué quería hablar con ella y se le llenaron los ojos de lágrimas. Le conté sobre la prueba de ADN por la que la había consultado cinco meses atrás y me preguntó si había dado positivo. Le dije que sí y le transmití lo que siento hoy, incluso: que no tengo ningún reclamo hacia ellos, solo gratitud de que me hayan criado desde ese momento hasta ahora, pero quería saber qué había pasado".
La mujer le contó que no podía quedar embarazada y que dentro del grupo de amigos del matrimonio, alguien le pasó el dato de un lugar en donde alguien había adoptado a alguien. Que ella y su marido llamaron y dejaron sus datos y que en agosto del 76 le avisaron que había nacido un bebé de una chica de 15 años, que no la podían conocer, que si lo querían. Que fueron a buscar al bebé. y que lo llevaron a su casa. La mujer, dos años después, quedó embarazada.

–¿No sabe si en su entorno no hay contactos con fuerzas de seguridad militares o policiales?
–No, nadie. Ni ellos, ni mis abuelos, ni los amigos de ellos.
–¿Nunca supo que no era hijo biológico?
–No. Cuando nació mi hermana Marina pensaron que no era un buen momento, que mejor más adelante. Y así lo fueron pateando. Luego empezaron a preguntarse para qué y así pasaron 40 años.
La misma versión le dio su padre de crianza. Maximiliano se enteró un lunes de que no era hijo de ellos. El martes y el miércoles se los comunicó. El jueves se encontró con hermanos y sobrinos de sus verdaderos padres. También con su hermano de sangre. "Por la intensidad de los días, siento que esos cuatro días fueron 20. Pero no, fueron cuatro", resume.

La familia
–¿Se imaginaba encontrarse con una familia tan numerosa?
–No, pero fue hermoso. Nos recibieron con un amor impresionante. Un afecto inmediato. Ibamos en camino con mi mujer y me pareció correcto enviarles un mensaje diciéndoles que estábamos yendo. Después me dijeron que el mensaje les sirvió mucho para descomprimir porque estaban nerviosos. Con Ramiro nos dimos un abrazo ni bien nos vimos. Me fue presentando uno por uno, aunque ahora son tantos que necesitaría un cuadro sinóptico para recordar cada uno de los nombres. Nos fueron contando a grandes rasgos la cantidad de historias de militancia que se cruzan en nuestra sangre. Alba llegó un poquito más tarde y el encuentro con ella también fue muy especial. Yo ya había leído cosas de ella y tenía este sentimiento adentro de enorme gratitud por haberme buscado 40 años y nunca haberse rendido. Al principio fuimos contando como estaba viviendo la situación yo. Después ellos me iban contando cosas de la familia. Siempre con alegría y amor, aunque nos dábamos cuenta de que un poco se contenían para no ahogarnos. Me pareció muy lindo descubrir eso. Nos fuimos como a las doce de la noche muy felices. Con Alba y Ramiro seguimos muy en contacto. Buscamos excusas para hablarnos casi todos los días. Con ellos descubrí la verdad y seguir construyendo hacia adelante.

–¿Cómo fue el momento en que le contó a sus hijos?
–Se lo contamos el domingo siguiente y lo encaramos como una historia feliz: les adaptamos un poco los datos por ahora, les dijimos que yo no había nacido de la panza de la abuela Mónica, que en realidad mis padres habían tenido un problema cuando yo nací y habían fallecido, y que los abuelos me habían cuidado hasta ahora, que nunca me contaron para que yo no me pusiera triste. Que a partir de este momento nos enteramos de que tengo otra familia numerosa que estoy conociendo, que tengo un hermano más grande. Mauricio, de seis años, escuchaba con los ojos así (y dibuja dos grandes círculos en sus ojos con sus dedos), cuando terminamos de contarles nos dijo que estaba sorprendido y empezó a tejer relaciones, preguntó por qué a mi hermano no lo había cuidado la abuela Mónica, si sus primos ya no eran sus primos. Quiere conocer a Ramiro pronto. Carmela, la más chiquita (de cuatro), lo procesó al rato y le preguntó a su mamá si la había tenido en su panza. Después dibujaron para regalarle al tío Ramiro, lo sumaron a la familia. Me interesa que a partir de ahora, de que soy y ellos también, protagonistas de la historia, que estos temas estén presentes. No me gusta ocultar nada, quiero que el tema esté ahí a disposición para charlar cuando quieran. A medida que vayan creciendo van a surgirles más dudas y vamos a seguir hablando de Ana María y Domingo.

–Cuenta que su historia es una historia feliz. ¿Pudo ya comenzar a contactarse con la parte menos alegre de esta verdad, la que cuenta qué pasó con sus padres?
–Conozco los aspectos de la historia general, pero quiero saber un poco más de la de ellos. No quiero hacer un juicio ligero de la historia que les tocó vivir. Quiero tener un poco más de información para entender el contexto de por qué hicieron lo que hicieron, por qué de ese modo. Me pregunto si la determinación de tomar la vía armada era la única que tenían, si no previeron el riesgo, si no pensaron en las consecuencias. Pero sí inmediatamente les reconozco el tener una idea y comprometerse con ella, jugarse la vida por ella. Eso me conmueve enormemente.

–¿Qué vías decidió tomar para empezar a saber?
–Por el momento, solo sé lo que me va contando Ramiro. Nos está pasando que hay gente que nos busca para aportar datos. A él le escribió un compañero de la secundaria de Domingo Menna con fotos. A mí me escribió un médico que hizo con él medicina en Córdoba, emocionado, que él también me estuvo esperando, que me veía muy parecido. De a poco estoy reconstruyendo la historia. Sabía un poco la historia del ERP. En algún momento, mientras estudiaba Medicina durante los primeros años (Medicina, sí, como su padre), tuve una fuerte inclinación para las carreras de Sociología e Historia. Incluso me llegue a cuestionar si estaba eligiendo el camino correcto. Fui durante un tiempo a la sede de Sociales de la UBA a un curso de revisionismo del Che (Guevara). Iba solo: ni mis amigos, ni mi familia estaban ahí. Y ahora resignifico eso, puedo sospechar de dónde venía. Por el momento, también me valgo de internet. Entre los huecos libres que me quedan del trabajo y la familia, googleo, exprimo artículos periodísticos, videos, textos. Pienso volver a leer Los últimos guevaristas, de Julio Santucho, que cuenta la historia del PRT-ERP. Me lo regalaron cuando era joven y lo leí. Ahora es tiempo de repasarlo.

–¿Cómo evalúa el trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo?
–Estuve el martes pasado en Abuelas. Tenía una necesidad de ir y de agradecerles personalmente: siento que recuperé una parte de mi historia que si ellas no se movían la perdía para siempre. Eso es enorme. Yo valoraba el trabajo de Abuelas, pero ahora cobró otro significado. Me pareció destacable, además, ver de cerca cómo trabajan: la responsabilidad, el cuidado, la dedicación. Un poco de eso también hay de mi decisión de dar entrevistas. Tiene que ver con de alguna manera contar esta historia, remarcar el cuidadoso y respetuoso trato de la Conadi y de Abuelas, la responsabilidad que le ponen a su trabajo.

















Los dos años de Barrionuevo


Parafraseándose a sí mismo, Luis Barrionuevo opinó que "a este gobierno hay que darle por lo menos dos años". El gastronómico pidió "sostener" y "acompañar" la gestión macrista. En este marco, aseguró que si se consigue que los empresarios otorguen un bono a los trabajadores "va a ser muy importante para el futuro" porque "el Gobierno necesita tiempo, y hay que dárselo para solucionar el déficit que recibió". En pleno menemismo, Barrionuevo dejó para la historia su consideración de que había que "parar de robar por dos años" para sacar el país adelante. Ayer, difícilmente sin inocencia, apeló al mismo plazo para expresar su respaldo al gobierno de Cambiemos.
















CRISTINA KIRCHNER CERRÓ POR TELECONFERENCIA UN ACTO DEL

PERONISMO PORTEÑO E INSTÓ A LA UNIDAD



"Se van a dejar de lado las diferencias"




La ex presidenta se mostró confiada en que, cuando llegue el momento de tomar decisiones, el peronismo unirá fuerzas y volvió a llamar a "reconstruir un gran frente nacional". El acto fue organizado por el PJ porteño.

Cristina Kirchner cerró por teleconferencia desde Santa Cruz el acto realizado 
en el teatro Sha, en el centro porteño. 



Por        Julián Bruschtein

"Estoy segura de que cuando llegue el momento de la verdad, en el peronismo se dejarán de lado todas sus diferencias y la unidad primará para defender a los más débiles", aseguró ayer la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en medio de los gritos entusiasmados de la dirigencia y la militancia peronista. El recuerdo del Día de la Lealtad reunió al justicialismo porteño en el teatro Sha, donde la dirigente participó desde Santa Cruz. El llamado a la unidad y al trabaja para "reconstruir un gran frente nacional" que represente a la mayoría fue el eje del acto.
"Tenemos que construir una mayoría lúcida, esclarecida y que sepa defender sus intereses. Ese es nuestro desafío y la tarea en la que debemos comprometernos como militantes, en las calles, en el barrio, en las universidades y en los lugares de trabajo", destacó Fernández de Kirchner desde la pantalla del teatro de la Sociedad Hebraica Argentina bajo la atenta mirada de la militancia que llenó y colmó la sala, el hall y la calle. "Tenemos que generar una nueva mayoría que quiebre esta racha histórica en la que después de gobiernos populares le siguen largos períodos de oscurantismo", agregó la dirigente peronista siguiendo la línea de organizarse para volver a ser gobierno.
A 71 años de la histórica movilización popular, el justicialismo de la ciudad de Buenos Aires reunió a la mayoría de sus agrupaciones y sectores internos. Antes de llegar al discurso de cierre, se emitió un video que recorrió parte de los sucesos del día en que la movilización popular logró la liberación de Juan Domingo Perón. En el escenario observaban sentados uno junto a otro los dirigentes Víctor Santa María, Jorge Taiana, Daniel Filmus y Eduardo Valdés. El primero en tomar la palabra fue el ex canciller y presidente del Parlasur, Jorge Taiana, quien había convocado a los peronistas a "confiar en la conciencia del pueblo y de los tres pilares del peronismo: justicia social, independencia económica y justicia social. Así vamos a poder derrotar el proceso de restauración conservadora que estamos viviendo". Filmus también invocó a la identidad peronista para salir a la calle a militar porque "el peronismo no es una fuerza testimonial, es una fuerza con vocación de poder". En las primeras filas de asientos se encontraban los dirigentes como el diputado Andrés "Cuervo" Larroque, el ex candidato a jefe de gobierno Mariano Recalde, el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi y el ex ministro de Economía y diputado Axel Kicillof.
Santa María, titular del PJ porteño y anfitrión, presentó a CFK, "nuestra compañera, la compañera de todos los peronistas y los argentinos". Recordó cuando en los 90 la ex presidenta estaba sola en el Senado y algunos "que se decían peronistas le daban vuelta la cara"." Pero el 25 de mayo de 2003, con Néstor Kirchner y Cristina Kirchner pudimos decir que teníamos otra vez un gobierno a favor del pueblo argentino, y a eso no vamos a renunciar", afirmó.
"Hoy vemos cómo los argentinos están peor que el año pasado", señaló la ex presidenta y agregó que su gestión había dejado "el gobierno con un nivel de endeudamiento del 13 por ciento en relación al PBI, uno de los más bajos de la historia. Hoy, se tomaron créditos por 30 mil millones de dólares, es algo que ni siquiera se hizo durante la dictadura genocida", repasando el estado de situación en el que el macrismo va dejando al Estado como consecuencia de sus políticas. Fernández de Kirchner continuó con el análisis y apuntó que se había vuelto "a reprimarizar nuestras exportaciones y el poder adquisitivo del salario se deterioró. Resignamos el reclamo de soberanía de Malvinas para entrar a un mundo lleno de proteccionismo. Por todas esas cosas es que debemos redoblar el esfuerzo y trabajar por una nueva mayoría".
CFK calificó al endeudamiento como "una bomba de tiempo" que estaba preparando el gobierno de Mauricio Macri a la vez que llamó a "interpelarnos nosotros mismos y a la sociedad por lo que se hizo en los últimos doce años". Allí reconoció que "hubo errores" y "cosas que se hicieron mal", pero "estábamos mucho mejor de los que estamos ahora. Militar mientras éramos gobierno era más fácil que hacerlo como oposición, pero es mucho más importante", y remarcó que estaba segura de que "cuando llegue el momento de la verdad, en el peronismo se dejarán de lado todas sus diferencias y la unidad primará para defender a los más débiles", y lograr "un gran frente nacional de todos los sectores que están siendo agredidos por estas políticas".
El final quedó para la marcha peronista que empezó en la calle y se contagió al interior, hasta que, todos con los dedos en V, comenzaron otra vez con Hugo del Carril marcando el compás.
















Porteñitas



Género.   La jornada de protesta masiva de las mujeres de mañana fue apoyada por la ex presidenta Cristina Kirchner. "Quiero dirigirme a todos mis compatriotas para apoyar la movilización de mujeres contra la violencia de género. Yo he sido muchas veces objeto de violencia de género y he pensado muchas veces si no hay un paralelismo con lo que ocurre con la violencia racial en Estados Unidos. Después de dos mandatos de un presidente negro ha renacido y también me pregunto si la violencia de género en nuestro país no tiene que ver con que una mujer haya presidido por dos períodos", imaginó.

Tele.   En la calle y en el pasillo de ingreso a la sala de teatro había gran cantidad de mujeres con sus cochecitos de bebé y sus hijos, que venían de barrios humildes de la ciudad. Mientras la ex presidenta daba su discurso y se la veía en una pantalla gigante en el escenario se escuchaban los llantos de los niños. "¿Qué te pasó que estás llorando tanto?", le preguntó una madre a un nene que lagrimeaba desconsolado. "No quería ver a Cristina en la tele, quería verla acá", le respondió mientras se limpiaba los ojos mojados con la manga.

Bono.   CFK hablaba de la "bomba de tiempo" que estaba armando el presidente Mauricio Macri con el endeudamiento en el que metió al país que después se pesificaba y terminaba en la emisión de bonos. "Ya sabemos qué bonos son: 'bo no' cobrás, 'bo no' trabajás, 'bo no' estudiás, 'bo no' comés", desatando las risas de todo el teatro.



























ACTO DEL PJ BONAERENSE CON DISCURSOS DE SCIOLI Y DE 

ESPINOZA



Para unirse "contra la derecha"




El PJ bonaerense montó el escenario en el "kilómetro cero", en Berisso, de donde partió una de las principales columnas el 17 de octubre. Scioli insistió en la idea de "no dejarse dividir". Espinoza se esperanzó con la idea de un presidente y un gobernador peronistas en 2019.
El escenario sobre la calle Nueva York, en Berisso, convocó a la 
militancia peronista bonaerense.



"La unidad contra la derecha", fue el eje de la convocatoria del PJ Bonaerense por el Día de la Lealtad. "Tenemos que tener en claro de qué se trata, nos quieren dividir, hasta quieren dividir La Matanza, por eso tenemos que organizarnos, hablar con nuestros compañeros y compañeras de todos los sectores para convocarlos y así crear un gran frente electoral", dijo el ex candidato presidencial y ex gobernador bonaerense Daniel Scioli ayer en el acto en el denominado "kilómetro cero" del peronismo, en la calle Nueva York, en Berisso, de donde partió una de las principales columnas que generó el 17 de octubre del '45.
El titular del PJ provincial, Fernando Espinoza, lanzó el evento con duras críticas al gobierno de Mauricio Macri. "Gobierna para pequeñas minorías, para los grupos concentrados", sostuvo. El ex intendente de La Matanza llamó a "volver a poner un presidente y un gobernador peronista en el año 2019" y advirtió que "se equivocan ahora los que creen que nos van a dividir. No podrán evitar que nos unamos para volver ganar. Que lo sepan los gerentes políticos al servicio del poder económico concentrado: vamos a seguir enfrentando sus políticas antipopulares y a transformar esta ola de tristeza popular en millones y millones de votos de esperanza, para frenarlos en las urnas el año que viene".
La unidad y la "no-división" fue también el eje del mensaje de Scioli. "Muchos me critican por mi lealtad pero saben que, fui, soy y seré leal al general Perón, a la justicia social, a todas las políticas sociales que se pusieron en marcha y fundamentalmente a la esencia de nuestro movimiento que es la militancia", sostuvo el ex candidato presidencial.
Otro de los oradores fue el diputado provincial y referente del Movimiento Evita, Fernando "Chino" Navarro, quien volvió sobre la necesidad de una autocrítica. "Tenemos que hacernos cargo de la elección de noviembre del año pasado", dijo. En un adelanto, consideró que "lo subestimamos a Macri, no todos pusimos lo que había que poner en esa elección".
En el concurrido palco también estuvieron legisladores nacionales como Juan Manuel Abal Medina, Juliana Di Tullio y Eduardo "Wado" De Pedro, intendentes del grupo Fénix como Verónica Magario (La Matanza) y Walter Festa (Moreno), y dirigentes históricos como Lorenzo Pepe.





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