domingo, 16 de octubre de 2016

Que esta gente no cambia de IDEA...


domingo 16 de octubre de 2016


OPINIÓN




Que esta gente no cambia de IDEA...




Un coloquio con pocas ideas. Rattazzi, confesión y revival. Quién conduce la relación CGT-Macri. Cómo regatea el Gobierno.


Por        Mario Wainfeld



La competencia semanal por el Olimpia de Oro en la disciplina "macrismo explícito" talló muy alto. La visita de Máxima de Holanda inspiró carradas de cursilerías y textos apologéticos de la reina, de su inigualada trayectoria de ascenso social, un canto a la tilinguería sin superyó. Muchas notas del diario La Nación hicieron méritos para subirse al podio, con la camiseta naranja puesta. Tuvieron mala fortuna porque la visita de la monarca que exalta y mociona la usura direccionada para los pobres coincidió con el Coloquio de IDEA.

El gozoso cónclave de la familia empresarial-funcionarial fue una usina de afirmaciones para recuadrar. La medalla dorada se la llevó Cristiano Rattazzi, un proveedor de aforismos. En una frase de medio minuto, "Cristiano" emitió una amenaza mezclada con confesión: la única norma que se debe cumplir es que si hay huelga, los salarios no se pagan. La escala de valores jurídicos de los CEO puesta de manifiesto, con franqueza apabullante: describe el desprecio de las grandes patronales a las leyes, su encono contra derechos laborales, su desdén por la disciplina fiscal. Una sola norma se cumple siempre, propugnó Rattazzi, un buen título para una futura biografía.

Desenfadado, menos ceñudo que muchos de sus pares, Rattazzi es un emergente grupal que dice lo que otros velan con cierto pudor. Pertenece a una estirpe que talla alto en estos tiempos: la de los hijos o descendientes de fundadores de empresas que disfrutan de lo que hicieron sus ancestros. De aquellos nacidos millonarios, destinados a vivir bien sin laburar. Uno de sus arquetipos es presidente de la Argentina

El ministro de Educación, Esteban Bullrich, debió conformarse con la medalla plateada con su descripción del sistema educativo y de la clase trabajadora, más un par de metáforas culinarias. El sistema educativo, expresó, "no sirve más, no sirve más", "es una máquina de fabricar chorizos". Fue diseñado cuando los empleados "usaban el músculo y no el cerebro". Remató con una perla: "en el desayuno (del hotel donde convivían los asistentes) había huevos revueltos y panceta. La gallina hizo su aporte pero el mejor aporte lo hizo el cerdo". Los popes aplaudieron porque no se trataba de razonar, sino de darse mutua manija. No quedó diáfano quién debe sacrificar su vida para que los empresarios y los integrantes del Gabinete nacional se alimenten bien, con cierto riesgo de aumentar los niveles de colesterol.

Frases altisonantes, lugares comunes, una falta casi absoluta de debate y una carestía pasmosa de ideas.

La auto celebración rayó por las nubes. Esforzados cronistas bucearon en aguas turbias para encontrar buenas nuevas. Por ejemplo, albricias, que las vacaciones adelantadas para laburantes en Alpargatas nada tienen que ver con suspensiones… seguramente se trata de un generoso intento de ahorrarle a los empleados ponerse al sol durante los meses más cálidos del año y también aliviarlos de la cargosa compañía de sus hijos, que en octubre asisten a la fábrica de hacer cho… a la escuela o de sus parejas que en una de esas todavía tienen conchabo.

La negación de la realidad es proverbial en comunidades cerradas. La satisfacción es compartida. Los indicadores económicos dan fatal pero no son estos momentos de detenerse en minucias.

Voceros de Cambiemos o periodistas VIP (categorías que no siempre es fácil diferenciar) propagan que el aumento de ventas de autos 0 kilómetro de alta gama es un "brote verde". Ocultan que llega de la mano con la baja de las ventas de usados y la decisión de discontinuar la producción de varios de los modelos más comprados por la clase media. El combo alude a la concentración del ingreso, a reducción de consumo popular que incluye a capas medias.

Si Bullrich cavilara sobre lo que dice podría preguntarse por qué algunos desayunan huevos con panceta mientras el conjunto de la población disminuye sideralmente el consumo de carne vacuna per cápita.


Ved en trono a la innoble desigualdad: Entre tanto, se realizan los aprontes para la Mesa del Diálogo entre la Producción y el Trabajo, que congregará a la CGT y al abanico de corporaciones patronales (ver nota aparte). El temario del primer encuentro es el modesto pliego de peticiones cegetista que el Gobierno ya recortó.

El equipo del presidente Mauricio Macri tiene una característica para negociar: regatea consigo mismo, siempre a la baja si de derechos sociales se trata. Ahora sumó otra innovación respecto del funcionamiento tradicional de los gobiernos: en general el ministerio de Hacienda es más avaro y el de Trabajo más atento a los intereses de los laburantes. Con Alfonso Prat Gay y Jorge Triaca (h) la ecuación se altera, con una salvedad: ninguno es muy manirroto.

Algunas modificaciones desnaturalizan los anuncios. Por ejemplo, el "bono" de mil pesos para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) se paga por grupo familiar y no por beneficiario, que son las chicas y chicos aunque lógicamente los cobren las jefas o jefes de hogar. La mayoría de las familias que la perciben tienen dos pibes, a cada uno de los cuales corresponde 500 pesos según la extravagante praxis oficial. Es una injusticia que discrimina entre titulares de los mismos derechos. Si se admite un sarcasmo: acaso sea un castigo a la fertilidad y un mimo a los hijos únicos. Para las familias numerosas, claro, la sanción es mayor.

Las pensiones no contributivas que conciernen a más de un millón y medio de personas fueron asimismo segregadas. Recibirían el bono, se entusiasmó Clarín en su tapa. No hubo tal, quedaron afuera. El argumento oficial es que se están investigando supuestas irregularidades de algunos de esos beneficios. Transitoriamente se sanciona a la totalidad, un despropósito. Una regla de oro en políticas sociales es que más grave el "error de exclusión" (dejar afuera a quien debería cobrar) que el de inclusión (pagar a alguien sin derecho). El macrismo invierte el principio haciendo pagar (o no cobrar, para ser más estrictos) a justos por pecadores. Pecadores hipotéticos, no probados para colmo. La presunción de inocencia se invierte para los más humildes: doctrina PRO.

Quién le dice, el Gobierno retrotrae sus pasos por segunda vez y paga como corresponde la AUH. Aún si así fuera, da la impresión que los más favorecidos por el paquete de medidas implantadas son los trabajadores que pagan impuesto a las ganancias que recibirán más dinero que compañeros de clase con necesidades mayores. Lo expresamos con precaución porque los cálculos estimativos del macrismo suelen ser falsos. El gobierno macanea tanto que ni siquiera se puede creer lo contrario de lo que dice.



Conducción política: El oficialismo es astuto para el toma y daca. Los compañeros triunviros, hasta ahora, parecen más lentos aunque el veredicto definitivo debe esperar hasta que se cierre trato.

Para empezar, la CGT nada reclamó sobre los despidos y suspensiones. La claudicación deja inermes a centenares de miles de empleados y contradice los pasos anteriores de la cúpula gremial. Esta semana se conocieron nuevas cifras de despidos: son tremebundas. Pulsear en octubre sin tomarlas en cuenta es señal de debilidad o bajo compromiso.

La decisión cegetista, no confrontar, va fortaleciendo al gobierno sin contraprestaciones importantes. Tal vez la unidad sea muy frágil y la hagan prevalecer sobre las necesidades acuciantes de las bases. Las organizaciones primero, los afiliados atrás. No sería la primera vez y en pocas ocasiones fue una práctica acertada.

Los triunviros olvidaron el viejo apotegma del vandorismo: "pegar para negociar". Amagaron con el paro general y se quedaron tiesos. Raro el manejo porque el golpe podía regularse para no ser muy duro: pintaba para ser un paro sin movilización, una medida aislada sin plan de lucha, una mini táctica sin estrategia.

Sin huelga, el gobierno "da", "ayuda" según su jerga. Si la medida de fuerza se hubiera concretado los pagos o exenciones se leerían como una conquista o avance consecuencia de la presión.

A hoy, el gobierno "conduce" a la CGT, en jerga peronista. Genera el escenario, impone las cifras.

Todos los participantes chimentan, off the record, que el Papa Francisco bendice las negociaciones y es refractario al paro. No es muy congruente con los discursos sociales de Bergoglio ni tampoco está comprobado.



Fiesteros y aguafiestas: Rattazzi saltó a la pista a bailar con la actriz Natalia Oreiro. La historia no se repite como calco pero hay parentescos entre etapas. Todo el coloquio, incluyendo la demostración de la alegría de pocos pero ricos, remite a momentos típicos del menemismo. El pueblo goza, viaja en autos de primera, se divierte y come desayuno americano solo a través de sus representantes. Preservar a esa fiestaza de aguafiestas movilizó a tantos uniformados como la visita del ex presidente estadounidense George W. Bush a la Cumbre de Mar del Plata, hace más de una década. Ahora quienes vallan en su derredor y se aíslan son gobernantes y emprendedores argentinos.

Otro intruso en el espectáculo fue el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga. Es un académico prestigioso, especialista en políticas sociales que también "camina" el Conurbano. Posiblemente lo convocaron para darse un barniz de pluralismo. Zarazaga habló como siempre lo hace. A quienes aducen que la AUH es clientelar les explicó, pacientemente, que es un programa de ingresos transparente que reduce a casi nada las mediaciones políticas. Que la plata que va a los hogares se administra bien por lo general y es clave para que, por lo menos, los pobres coman. A quienes despotricaban por el monto, calculó a cuantas mensualidades de AUH hacen falta para pagar una cartera Louis Vuitton o una corbata Hermes, que proliferaban en la fragante reunión.

A los que, nostálgicos de 1845, afirman que la AUH conspira contra la cultura del trabajo les dijo que ningún trabajador rechaza un trabajo con sueldo 15.000 pesos para mantener "un plan de 880".

Zarazaga añadió que, desde hace años, urge mejorar el repertorio de políticas públicas: cloacas, vivienda, pavimento, transporte. Y que los principales responsables para conseguirlo son los que pagan impuestos.

La furia convulsionó la velada. Guillermo Dietrich, el papá del ministro de Transporte, pegó dos gritos, en público. José Aranda, alto integrante del Grupo Clarín y propietario rural (cuentan testigos presenciales) optó por el susurro imperativo en los oídos de los organizadores, propugnando que nunca más se invite al cura ni a nadie que piense como él. Pluralismo en acción.

Los otros aguafiestas son los números y porcentajes que describen el devenir de la economía real. Ya se va el año, es hora de ir pensando si el primer semestre de 2017 traerá inversiones de calidad, rebote del consumo, nuevos puestos de trabajo o más de lo mismo.







Tres patas para una mesa





Por       Mario   Wainfeld



El gobierno convocó por decreto a la Mesa del Diálogo entre la Producción y el Trabajo, entre el Estado, la CGT y las corporaciones patronales. Es un esbozo de negociación tripartita, saludable en principio. El sistema político actual provee algunos ejemplos, como el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil. No son tantos y en general se reúnen en contadas ocasión es, de modo intermitente.

La conformación de alguna variante de un Consejo Económico Social (CES) es un avance tan deseable como difícil en la Argentina. Uno de los motivos es que no tiene anclaje constitucional. La falta de voluntad política es otro. La fragmentación de las corporaciones patronales y sindicales, un tercero. La carencia de piné de casi todos sus referentes agrava los escollos.

La Argentina tiene la legislación laboral y social más avanzada de América Latina. Sus instituciones son más en cantidad y en calidad que las de países vecinos y hermanos. La falta de CES es una excepción: en Brasil y México, sí funcionan, con características propias y color local.



En este siglo hubo dos intentos de diálogo social: uno ineficaz y otro no concretado. Los recordaremos, a vuelo de pájaro.

Se suele recordar, embelleciéndolo hasta desfigurarlo, el ineficaz Diálogo Argentino convocado cuando el gobierno de Fernando de la Rúa transitaba sus últimos pasos. Sobrevivió durante la presidencia provisoria de Eduardo Duhalde. Las alabanzas que cosecha quizá tengan que ver con la obsecuencia que generan todas las movidas de la jerarquía de la Iglesia Católica.

Otro numen del Diálogo fue el español Carmelo Angulo que a principios de siglo revistaba como representante en Argentina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Angulo era un político vivaracho y fabulador, que llamaba "nuestra Moncloa" a las tan simpáticas como ineficaces instancias que se iban conformando. Un escollo insalvable era que, ante una crisis terminal, todos los asistentes estaban de acuerdo en una sola cosa: todos los sectores debían hacer sacrificios, menos el que ellos representaban.

Se hizo difícil progresar, salvo para Angulo que fue designado embajador de España en Argentina por el presidente de su país, José Luis Rodríguez Zapatero. Se destacó por hacer lobby tenaz a favor de Telefónica exigiendo aumento de tarifas y por haber recibido al obispo castrense Antonio Baseotto aquel que proponía arrojar al mar a los partidarios del aborto no punible. El presidente Néstor Kirchner le pidió a su par hispano que lo removiera y así sucedió. Fue el saldo más interesante de la mesa de Diálogo, no gran cosa. Vamos a la intención no concretada



Los gobiernos del Frente para la Victoria armaron proyectos sobre alguna versión de organismos tripartitos. La vez que se estuvo más cerca de llevar uno a la práctica fue al inicio de la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Fue, incluso una promesa de campaña en 2007.

El modelo pensado era un organismo consultivo, que deliberaría sobre todos los proyectos de ley referidos a cuestiones económico-sociales. Debía producir dictámenes obligatorios pero no vinculantes para el Ejecutivo o el Congreso.

La idea era institucionalizar un ámbito de debate que, además, anticipara las posturas sectoriales y las tratativas sobre leyes importantes.

A pocos meses de asumir Cristina estalló el conflicto con las patronales agropecuarias que dinamitó los posibles puentes. Primero porque se hizo imposible articular nada con "el campo". Segundo, porque la (improbable) burguesía industrial nacional es poli rubro. Empresarios industriales puros van quedando pocos, proporción que se reduce si de grandes empresarios se trata. Casi todos también son patrones de estancia, en sentido casi literal.

Como fuera, la iniciativa naufragó. Se intentó reflotarla un año después, a despecho del veto "del campo". Los otros sectores productivos se comprometieron poco, el Gobierno tampoco le puso mucha onda.



El bosquejo del macrismo es menos pretensioso lo que tal vez lo haga más eficaz; se urde para un arreglo con vigencia de dos meses.

Armado mediante decreto, con reglas rudimentarias, el Diálogo macrista pinta estar destinado a la brevedad: está "a tiro" de otro decreto. Su finalidad es coyuntural, redondear un pacto de fin de año con la CGT: ciertas concesiones a cambio de levantar el paro general y mostrar un grado de seguidismo (ver asimismo nota central). La Mesa de Diálogo adolece de problemas que padeció antes el kirchnerismo: qué hacer con las Asociaciones de consumidores, por ejemplo.

La otra falla es que se está negociando aquí y ahora, cuando es entre muy posible y seguro que los indicadores sociales, económicos y laborales se agravarán antes de que cambie el año.

Una última: esas instituciones combinan diálogo y pulseadas. La conducción gremial, de momento, dialoga mucho y pulsea poco. Más adelante, habrá que ver.

























OPINIÓN





Regreso al mundo



Por        Alfredo Zaiat


Intelectuales y analistas del establishment académico y mediático están lanzados a construir el relato del macrismo. Uno de los pilares épicos que ponderan es la decisión política del regreso de Argentina a las reglas del mundo global. En estos diez meses han estado desfilando CEO de multinacionales que festejan y funcionarios de potencias occidentales que elogian ese retorno. No es sólo publicitar el abandono del aislamiento internacional, como exponentes del conservadurismo han vulgarizado la política exterior del kirchnerismo, sino de postular la redefinición en la forma de relacionarse en el concierto político y económico mundial. Como si nada hubiera cambiado en el mundo desde la caída del Muro de Berlín, la dominancia de las finanzas globales, la irrupción de China como potencia económica y la debacle del 2008, el macrismo se ha arrojado a los brazos del capitalismo global siglo XXI. Es recibido con entusiasmo porque en un mundo sediente de mercados para descargar excedentes de producción y para conseguir rentas financieras fabulosas, el gobierno de Mauricio Macri ha ofrecido el espacio económico argentino para que pueda ser capturado. La cuestión central que no evalúan en toda su dimensión los intérpretes de la marcha libertadora del macrismo es que ya no existe ese mundo global de décadas pasadas. Hoy está en una profunda crisis sin señales claras de cuál será el desenlace.

La banca central estadounidense (Reserva Federal) subiría la tasa de interés a fin de año, dejando atrás uno de los ciclos más prolongado de costo del dinero en casi cero. El principal banco alemán y europeo Deutsche Bank está tambaleando y analistas del mercado financiero están especulando con que puede ser otro Lehman Brothers, el banco de inversión estadounidense que precipitó el derrumbe de 2008. La banca italiana está en terapia intensiva. La economía europea no reacciona y Gran Bretaña decidió salir de la Unión Europea, síntoma del deterioro general de la región. El proteccionismo y el nacionalismo están avanzando a paso firme en las potencias económicas como respuesta a una crisis económica provocada por el neoliberalismo, que como única respuesta entrega políticas de austeridad extendiendo el estancamiento e incrementando la exclusión social. Retroceso económico, laboral y social que se expresa en una crisis de la representación política y el consiguiente surgimiento de figuras por fuera de las estructuras tradicionales, como Donald Trump en Estados Unidos. La economía asiática ya no es tan dinámica y la china sigue liderando la tabla de crecimiento global pero lo hace con variaciones lejanas de los dos dígitos. Brasil continúa en un círculo vicioso de deterioro político y económico sin un horizonte cercano de superación. La crisis global está conformando una economía mundial de deflación y sobreproducción.

Hacia esa inestabilidad política, económica y social internacional se ha lanzado el gobierno de Macri. Quienes se han erigido en herreros del relato macrista festejan el abandono de lo que denominan despectivamente populismo, y plantean que se ha abierto una etapa crucial de refundación del país. No es una idea nueva la de forjar un destino venturoso liderado por las elites. Uno de los aspectos más tierno de esa elaboración voluntarista es que quienes la formulan han sido feroces críticos del cortoplacismo del populismo, y ahora dicen que ese futuro maravilloso está supeditado a que el oficialismo triunfe en las elecciones de medio término del próximo año. Por ese motivo aceptan como licencia de corto plazo un déficit gemelo (fiscal y externo) elevadísimo para sus almas puras de la ortodoxia que nunca convalidarían en un gobierno populista, y un vertiginoso endeudamiento externo e interno, en pesos y en dólares, recursos que sólo son utilizados para cubrir esos inmensos baches y para cancelar deudas. Es un combo explosivo que está subordinado a la construcción de la Argentina idealizada de las elites.

El macrismo y sus satélites políticos han repetido hasta el cansancio que el país estaba fuera del mundo, y que ahora son ellos quienes han emprendido la tarea fundamental de hacerlo parte. Se sabe que ese supuesto aislamiento fue una de las tantas confusiones deliberadas que ha moldeado el sentido común en los últimos años. El aspecto interesante es evaluar a qué mundo el macrismo ha decidido incorporar a la economía argentina, y fundamentalmente de qué modo. Como si nada hubieran aprendido de la historia, la definición geopolítica y económica ha sido la de anudar una alianza estratégica con Estados Unidos, potencia que en la actual etapa del capitalismo global ya no está sola en la cúspide del poder económico, sino que ha empezado a compartir ese espacio privilegiado con China. Esa opción geoestratégica y económica se parece bastante a la decisión de las elites de la década del '30 del siglo pasado con la firma del pacto Roca- Runciman, de subordinación económica a la potencia declinante (Gran Bretaña) en desmedro de la emergente (Estados Unidos); hoy se reitera esa defectuosa perspectiva histórica de las elites argentinas.

Desorientación que también la manifiestan al promover una amplia apertura financiera y de libre comercio cuando el mundo ya ha empezado a transitar lento pero a paso firme hacia el proteccionismo y el nacionalismo. Es una de las principales razones para entender el entusiasmo de CEOs y de diferentes funcionarios de potencias occidentales con el gobierno de Macri. No hay muchos países que en el actual contexto económico mundial abran sus mercados sin pedir nada a cambio. La Argentina de Macri lo hace y con fanatismo. Facilita el ingreso de bienes de Estados Unidos, Brasil, Asia y Europa que rápidamente desplazan a la producción nacional. Si algún intelectual orgánico del macrismo busca respuestas de las razones a la cálida bienvenida que recibe Macri en el mundo occidental, en contraposición a la creciente resistencia que despierta a nivel local, debe encontrarlas en esa apertura fuera de época que está desplegando.

Recientes informes de organismos internacionales dan cuenta de la crisis internacional a la que el macrismo le abrió las puertas argentinas de par en par. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que agrupa a 34 países desarrollados observa que la economía mundial ha ingresado en la trampa del bajo crecimiento. "La espiral no es ascendente, sino descendente. Con caída del comercio, baja productividad, y reducción del crecimiento global", apunta. El FMI señala que "desde 2012, el crecimiento del volumen del comercio mundial de bienes y servicios ha sido menos de la mitad que en las tres décadas anteriores. Apenas se ha mantenido a la par con el PIB mundial y la desaceleración ha sido generalizada". La UNCTAD, la organización de la ONU que monitorea a las economías de los llamados países en desarrollo, advierte en World Economic Situation and Prospects 2016 que el mundo está a punto de "entrar en una tercera fase de la crisis financiera y no se pueden descartar espirales deflacionarias dañinas". Destaca que no hay inversión en los sectores productivos y que muchos países han aumentado la distancia con los países ricos en relación con la década de 1980, a pesar de la apertura a los flujos de capital multinacionales. Para indicar que "la mayor parte de esos beneficios obtenidos han salido de los países o se han invertido en sectores no productivos como el inmobiliario o la especulación financiera".

A estas reglas del mundo global, en un escenario económico internacional perturbador, el macrismo ha apostado para emprender la refundación de la Argentina conducida por las elites. No hace falta conocer mucho de historia ni de coyuntura mundial para saber cuáles serán los costos del regreso a ese mundo.

































CHARLA DEL FR SOBRE EL FUTURO DEL PERONISMO



Para volver a ser alternativa




Dirigentes del Frente Renovador llamaron a la unidad de los peronistas. Pusieron de ejemplo la reunificación de la CGT.



Alberto Fernández, Héctor Daer y Felipe Solá ayer en el bar Homero Manzi.     Imagen: Joaquin Salguero.
Con la vista puesta en las elecciones legislativas de 2017, los dirigentes del Frente Renovador Alberto Fernández, Felipe Solá y Héctor Daer reclamaron al peronismo una alianza que le permita ser una "alternativa política". Lo hicieron en un debate abierto que ofrecieron ayer por la mañana en un bar porteño. "Nada le viene mejor al Gobierno que el peronismo esté separado, tenemos que encontrar algo superador", advirtieron durante la charla.
La charla del espacio que conduce Sergio Massa fue en el bar Homero Manzi, en la esquina de San Juan y Boedo. El sábado amaneció con una lluvia incesante y los organizadores celebraron la decisión de "hacerla bajo techo y no al aire libre, como se había barajado". Las mesas del tradicional bar de Boedo tardaran en llenarse de "compañeros" de diferentes puntos de la ciudad y el conurbano bonaerense, vecinos seguidores del massismo y referentes de la Mesa Nacional de la Juventud Renovadora –una docena de jóvenes que asintieron cada discurso y aplaudieron cada cierre–. Dos señoras amenizaron la espera con varios cortados y lágrimas, entre reflexiones sobre la "pobreza que hay en este país" y la "falta de "dirigentes sensibles que piensen en los pobres".
El primer orador en llegar fue Sola, quien aprovechó la momentánea exclusividad para recorrer las mesas, saludar asistentes y sacarse fotos. Fernández llegó minutos después, pero se resguardó a un costado del escenario. En una de las mesas del bar se acomodó el presidente del PJ porteño y titular del sindicato de encargados de edificios, Víctor Santa María. Compartió mesa con Fernanda Gil Lozano, con la que tiene en común ser diputado del Parlasur, y el diputado Carlos Selva.
El debate comenzó cuando arribó Daer. "Ha llegado el momento de que empecemos a hablar", rompió el hielo Fernández, quien comentó que "en diciembre había problemas" en el país, pero las cosas están "mucho peor, 10 meses después". "¿Hasta cuando los peronistas vamos a seguir callados?", preguntó, entonces, el ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner para explicar la dinámica de la charla debate que protagonizaron, que según dijo fue "la primera de muchas en la que se invita a todos a discutir, a propios y a ajenos, a los que votaron al Frente Renovador y a los que no".
"Nada le viene mejor a este Gobierno que los peronistas estemos separados. Hay que construir algo superador, ese es el esfuerzo que tenemos que hacer y por eso valoro tanto que Víctor haya venido", dijo Fernández en alusión al titular del PJ porteño. Más tarde aclaró que "el Frente Renovador no es socio de este Gobierno" y convocó a "trabajar para ser la expresión de esa parte del frente que no está de acuerdo con que el que primero tiene que pagar los platos rotos es el que menos tiene".
Solá continuó en el uso del micrófono y fue el encargado de introducir a la reunificación de la CGT como "ejemplo de construcción a seguir" y dejar así el terreno fertilizado para el cierre de Daer. "Solo en red se pueden cambiar las cosas", remarcó. Señaló como "dos hechos positivos e importantes de los tiempos que corren" la unidad de la CGT, que "en su cúpula haya un trío de compañeros respetados" sobre los que no se escuchan "objeciones", y, por otro lado, "la apertura de los compañeros (de la CGT) a las organizaciones sociales". "Eso es tener lectura política de la coyuntura, la CGT se planteó la representación de todos, apostó a la organización y obligó a Macri a sentarse a negociar. La organización vence al tiempo", afirmó Solá y criticó a Mauricio Macri. "No le importa nada", señaló y también le reprochó a Cristina Fernández de Kirchner haber gobernado con "sectarismo".
El titular del gremio de Sanidad y miembro del triunvirato de secretarios generales de la CGT comenzó defendiendo la conducción de la central sindical de quienes la "critican porque no se llama un paro" y "son los que tienen la responsabilidad de que Macri sea presidente". "Parece que lo olvidaron", continuó Daer, para quien "el peronismo tiene que saber a quién representa y, a partir de ahí, reconstruirse" en "una alianza" que "debe buscar convertirse en una alternativa política" de cara a las elecciones legislativas de 2017. "Si no tenemos capacidad de ser esa alternativa, no hay posibilidades de atenuar los avances que pueden llegar a venir de los sectores más concentrados de la economía", añadió el sindicalista.
Daer también explicó que él y quienes lo acompañaban en la mesa quieren "discutir el futuro del país" y remarcó que el peronismo debe hacer una alianza con quienes tengan "igual visión sobre los sectores más vulnerables de la sociedad", en lugar de "andar haciendo exámenes de purismo". "Cuando se invoca el purismo y no pensamos en políticas, estamos haciendo un gran daño a la sociedad. Cuando se imponga la teoría del derrame, nos va a doler a todos", sostuvo.

















Cristina en el acto, por video


La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner participará mañana de los festejos por el día de la lealtad peronista que organiza el Partido Justicialista de la Capital Federal. Lo hará mediante video conferencia, dado que se encuentra desde el viernes en Santa Cruz, a la espera del nacimiento de su nieta. El acto del PJ Capital se realizará en el teatro SHA y tendrá como oradores a Daniel Filmus y a los diputados del Parlasur Jorge Taiana y Víctor Santa María. CFK hablará en el cierre de la jornada. La municipalidad de Avellaneda, por su parte, festejará oficialmente los 71 años del 17 de octubre con un evento artístico y cultural en el Monumento El Coloso, sobre camino de la ribera, en el límite con capital, entre las subidas del Puente Pueyrredón y el puente viejo. Habrá bandas de rock, tango y folklore; teatro, circo y murga.

















OPINIÓN




Lealtad




Por       Daniel Filmus, Víctor Santa María, Jorge Taiana y Eduardo Valdés

Cada 17 de octubre los peronistas recordamos una de las páginas históricas más trascendentes del pueblo argentino. La lealtad de los trabajadores, de los humildes, con su líder. Pero esa movilización maravillosa de los que hasta ese momento habían sido los invisibilizados por la historia oficial, esa gesta del "subsuelo de patria sublevado" fue posible porque existió una lealtad previa. La lealtad del General Juan Domingo Perón con su compromiso de ampliar los derechos de los trabajadores hasta límites no conocidos en nuestro país y en la región. Fue esa actitud de coherencia entre los ideales y la acción concreta llevada adelante desde la corta gestión del gobierno por parte del General Perón la que llevó al pueblo a mostrar el agradecimiento y compromiso a través de su protagonismo en las calles exigiendo su libertad. Pero también esta lealtad mutua tuvo sus expresiones posteriores, la de un líder que durante 10 años gobernó sólo para defender los intereses de los trabajadores y la de un pueblo que desafió proscripciones, cárceles, exilios y muertes durante 17 años para lograr el objetivo de que Perón volviera a la patria y a la Presidencia de donde había sido expulsado por el sangriento golpe de Estado perpetuado por los poderosos en 1955. De esta manera, al volver la vista atrás sobre el día que los trabajadores pusieron por primera vez los pies en la fuente y su impronta en la historia nacional, los peronistas recordamos mucho más que ese acontecimiento. Honramos el compromiso y la fidelidad mutua y permanente entre el fundador de nuestro movimiento y su pueblo.
Desde 1946, los 17 de octubre se han celebrado en los contextos políticos más diversos. Desde los gloriosos días de gobierno peronista en los que se pasaba recuento de "las conquistas sociales que el pueblo ha obtenido" hasta los dramáticos momentos de las dictaduras que ejecutaron el terrorismo de Estado sobre el pueblo trabajador.
En los últimos 12 años tuvimos la enorme posibilidad de conmemorar el Día de la Lealtad en el marco de un gobierno que recuperó las mejores tradiciones, ideales y políticas del peronismo. Un gobierno, primero con Néstor y luego con Cristina, que siempre privilegió los intereses y las necesidades de las mayorías nacionales. Que volvió a colocar la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social como los pilares básicos de políticas públicas que permanentemente privilegiaron la ampliación de derechos.
La derrota electoral de octubre de 2016 dio inicio a un proceso que nos lleva a recordar el próximo día de la Lealtad en un escenario totalmente distinto al de los años anteriores. El gobierno que asumió el 10 de diciembre representa los intereses los sectores del privilegio y del capital concentrado en la Argentina. Todas las medidas que han tomado tuvieron como objetivo favorecer a estos sectores, sumir en el desempleo y la pobreza a millones de argentinos, dar marcha atrás con los derechos conquistados y renunciar a nuestra soberanía económica, política y territorial.
Esta dura realidad obliga a que una vez más los peronistas asumamos los desafíos que nos plantea la hora. Por un lado, debemos colocarnos a la cabeza de las luchas sociales y políticas que se llevan adelante con el objetivo de impedir que se vuelvan atrás los derechos ganados en la última década. Pero por otro, debemos emprender la trascendente tarea de trabajar para construir un frente político y social que nos permita convocar una nueva mayoría que recupere electoralmente para el campo nacional y popular la conducción del Estado.
Esta tarea exige enfrentar, entre otros, tres grandes desafíos. En primer lugar, un desafío de elaboración que permita generar los debates necesarios para dar cuenta de los enormes avances obtenidos durante la última década, pero también de las tareas inconclusas y las asignaturas pendientes. Esta discusión no se debe transformar en un ejercicio de nostalgia o de autoflagelación, debe aportarnos los elementos necesarios para elaborar las mejores propuestas programáticas para las próximas elecciones. Propuestas que nos permitan presentar a los argentinos cuáles son los caminos para continuar avanzando hacia un país con mayor desarrollo, justicia social y soberanía. En segundo lugar, debemos enfrentar el desafío de convocar un frente de fuerzas políticas y organizaciones sociales con la mayor amplitud posible, logrando aglutinar a todos los sectores, trabajadores, estudiantes, profesionales, científicos, empresarios, comerciantes, sectores de economía popular, desocupados, entre otros, quienes han sido afectados por las políticas del Gobierno de Mauricio Macri. Ello exige un particular esfuerzo de humildad y pluralismo que permita plasmar el encuentro de fuerzas populares como parte de un proceso de construcción colectiva. Por último, estos desafíos de elaboración y convocatoria deben complementarse con un trabajo de organización militante que lleve hasta el último rincón de la Argentina la decisión de impedir que avance el modelo neoliberal y poner en movimiento las fuerzas que construirán la herramienta electoral que le devuelva el triunfo al pueblo.
Los peronistas sabemos que tenemos la responsabilidad de ser la fuerza estructurante y convocante para enfrentar con éxito estos desafíos. Con este objetivo, diversas agrupaciones del peronismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires nos hemos venido reuniendo en torno a la convicción común de que es necesario poner en marcha ya, sin dilaciones, la construcción de este frente, de sus propuestas para la Ciudad y la Nación y del trabajo militante que permita incorporar a todos los porteños y porteñas que anhelan la construcción de un país con justicia social. En este camino de unidad imprescindible, convocamos a todas las organizaciones que integran el movimiento nacional y popular y a todos los compañeros y compañeras militantes al acto que realizaremos el lunes 17 de octubre a las 18hs en Sarmiento 2055 para recordar todos juntos el Día de la Lealtad.
En su discurso del 17 de octubre de 1950 Evita dijo frente a su pueblo: "Nació en los surcos, en las fábricas, en los talleres. Surge de lo más noble de la colectividad nacional. Fue concebido por los trabajadores en el trabajo y su desarrollo contempla sus aspiraciones también en el trabajo. El 17 de octubre, mis queridos descamisados, es una aspiración, es un canto hecho realidad."
En momentos en que el trabajo de los argentinos está en peligro, este Día de la Lealtad debe convertirse en un llamado a la unidad para hacer realidad las aspiraciones de trabajo, dignidad, justicia y libertad de nuestro pueblo.



















COMPLICIDAD JUDICIAL Y RECURSO A LOS 

MILITARES PARA EL CONTROL SOCIAL



Ni Seguridad ni Defensa




Exonerados los torturadores, las policías siguen ocupando los barrios pobres, no para combatir el delito sino para que los jóvenes no se organicen ni reaccionen contra la política económico-social. En eso consiste la preocupación que Macrì expuso en el Vaticano por la pobreza y el narcotráfico. Su gobierno contempla sumar a los militares a esa tarea, lo cual sería una catástrofe política y humanitaria, mientras la complicidad policial y judicial con el delito sigue siendo decisiva.



Por      
Horacio Verbitsky




El gobierno nacional cree que con la exoneración de siete de los prefectos que torturaron a dos adolescentes en el Barrio Zavaleta acalla el escándalo puesto en evidencia por la revista La Garganta Poderosa. Pero esa sanción es un paliativo de apuro para tapar las consecuencias de la autonomía concedida y que se repetirán mientras no se modifique la política de control social dispuesta. Los prefectos fueron exonerados "en forma preventiva", una forma de decir que les sirvieron el postre antes que la cena, ya que recién ahora se realizará el sumario administrativo correspondiente. El maltrato a Iván Navarro, de 15 años, y Ezequiel Villanueva Moya, de 18, no forma parte de ninguna estrategia para combatir delitos, que ninguno de ellos cometió, sino de la política de intimidación de los varones jóvenes pobres que habitan el mayor guetto urbano de la Capital, para que no se les ocurra organizarse y reclamar por la situación económico-social. Lejos de revisar la política que condujo a esta situación, el gobierno la refuerza, con el envío de más fuerzas federales al conurbano bonaerense (en Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes a partir de mañana) y el estudio del empleo de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior para las cuales no tienen capacidad ni formación. Cuenta con la aquiescencia de Sergio Massa, quien durante la campaña electoral pasada propuso enviar a las Fuerzas Armadas a las villas de emergencia y los barrios populares con el pretexto de la inseguridad y la droga y sancionar la pena de muerte sin juicio previo en caso de sospecha de transporte aéreo de esas sustancias. En enero el presidente Maurizio Macrì ya concedió este último punto con el decreto que contempla el derribo de aeronaves, sin acusación, proceso ni sentencia. En el Ejército se siguen con inquietud los movimientos por ahora sigilosos del Ministerio de Defensa tendientes a levantar la restricción legal que impide a los militares hacer de policías. La cúpula ministerial no termina de ponerse de acuerdo sobre el camino a seguir y se contemplan tanto avances parciales por decreto, cuanto reformas legales más adelante cuando las relaciones de fuerza en el Congreso lo permitieran. La democracia argentina ya conoció días aciagos por un desmadre similar, entre 1955 y 1983. Ahora las "Nuevas Amenazas" que sindica el Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses, que ofrece asesores, entrenamiento y material, incluyen fenómenos tan diversos como terrorismo, tráfico de drogas y de personas, catástrofes naturales, indigenismo, pobreza, migraciones y el "populismo radical", que por supuesto no se refiere a la UCR. Ese rumbo produjo una catástrofe política y humanitaria en México, con los cuerpos militares especializados convertidos en carteles de la droga y escuadrones de la muerte, que en lo que va del siglo han quitado la vida a un centenar de miles de personas (con los periodistas entre los blancos preferidos) sin reducir por ello el tráfico hacia los Estados Unidos, pese a que comparten la frontera más protegida de las Américas.

Ajustarse el cinturón

El empleo de la Prefectura y la Gendarmería en los barrios del sur, que tienen los peores indicadores económicos y sociales de la Capital, comenzó durante el gobierno anterior a partir de 2011. El denominado Operativo Cinturón Sur recurrió como policía de seguridad a esas fuerzas intermedias, que tienen entrenamiento militar, en lugar del personal de las comisarías de la Policía Federal. En 2012 el Ministerio de Seguridad creó además un cuerpo de prevención barrial de la PF para actuar como policía de proximidad. Luego se sumaron otras iniciativas nacionales y locales como el despliegue de la Policía Metropolitana y diversos planes y políticas públicas como el Plan de Abordaje Integral (AHI), que articuló el trabajo de ocho ministerios, el programa de acceso a la justicia de la Procuración General de la Nación (ATAJO) y los Centros de Acceso a la Justicia (CAJ). Un estudio de ATAJO y otro del CELS y del Equipo de Antropología Jurídica que dirige Sofía Tiscornia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, consignaron la buena recepción inicial de ese enfoque, debida al hartazgo por la conducta policial previa y su connivencia con la venta de drogas. El CPB se propuso modificar esa viciosa relación histórica entre las fuerzas de seguridad y los habitantes de los barrios pobres. Con formación en técnicas de mediación, articulación con las organizaciones sociales y coordinación con otras agencias no represivas, su llegada a las villas procuraba ser el germen de una nueva policía. El trabajo se organizó en grupos de tres policías que recorrían manzanas asignadas. Tres bastaban para que se sintieran protegidos, produjeran un efecto disuasivo, promovieran el control entre pares, conocieran a los vecinos hasta construir una relación de confianza y colaboraran con otras agencias del Estado que podían resolver los problemas de los vecinos, pero no eran tantos como para generar el efecto intimidatorio de una fuerza de ocupación. Por ejemplo, en vez de golpear y detener a jóvenes que fumaban marihuana, los derivaban a la SEDRONAR. Además participaban en un programa de formación y capacitación continua sobre uso gradual de la fuerza y resolución de conflictos mediante principios y valores de derechos humanos. Estas innovaciones motivaron primero la resistencia corporativa y, en cuanto los cambios políticos lo permitieron, el regreso a las viejas prácticas abusivas sobre la población. Desde el Ministerio de Seguridad, Nilda Garré había sostenido la política de gobierno político y control sobre el desempeño policial y la noción de la seguridad como un derecho. Cuando Sergio Berni la sucedió al mando (durante la gestión de los hologramas ministeriales Arturo Puricelli y Cecilia Rodríguez) designó a cargo del nuevo cuerpo al comisario Arnaldo Neira, ex jefe del Grupo Especial de Operaciones Federales. Ese GEOF entrenado para ejercer violencia extrema frente al crimen organizado es lo más alejado de la mediación y la solución pacífica de conflictos. Neira había sido relevado cuando uno de sus miembros asesinó en su cama al joven Alan Tapia, contra quien no había cargos por ningún delito. Como era de prever no le interesaron los vínculos con las organizaciones sociales de los barrios, y sus modos de relación con los vecinos fueron una vez más el insulto y la prepotencia. Las patrullas de a tres fueron reemplazadas por grupos de nueve o diez policías, que practicaron un obsesivo control poblacional y vehicular, con reiteradas averiguaciones de identidad, en vez de priorizar el conocimiento del territorio por la construcción de vínculos sociales. Las prepotentes brigadas volvieron a controlar el territorio y lo hicieron notar a los tiros. Berni ordenó no molestar a las fuerzas, con el argumento falaz de que los propios barrios exigen dureza con "los pibes que andan en cualquier cosa". En el año electoral, se fueron retirando los funcionarios ministeriales de los barrios y cesó la coordinación con otras agencias estatales. Luego de la victoria de la Alianza Cambiemos terminó de desvanecerse el gobierno político de la seguridad y el personal encargado del registro de demandas y denuncias por el desempeño de las fuerzas fue despedido.

Regreso sin gloria

          Horacio Jaunarena
"Ahora tenemos a la policía dentro de los barrios y sin control", dijo uno de los referentes barriales a los investigadores de la UBA dirigidos por María Pita. En una madrugada de abril de este año los vecinos de la villa 31 experimentaron el nuevo enfoque, con el programa denominado sin ironía "Barrios Seguros". Según la información oficial "patrulleros, móviles de los cuerpos especiales y más de 500 efectivos de la Policía Federal Argentina, con apoyo de la Gendarmería, entraron a la Villa 31 para 'limpiarla' de narcotraficantes y recuperar un espacio robado por las mafias. Con enfrentamientos incesantes de ambos lados, las fuerzas realizaron 42 allanamientos, lograron reducir a 13 individuos, decomisaron más de 32 kilos de marihuana, bombas molotov y granadas, para luego instalarse tanto dentro como fuera del perímetro. Desde el momento en que entra el Ministerio de Seguridad de la Nación, retrocede el narcotráfico en nuestro país. Este mensaje es el que llevaremos a lo largo y ancho de nuestra Argentina". En cambio, los vecinos se quejan por la parafernalia bélica que los despertó, con el sobrevuelo de helicópteros y la presencia de centenares de policías y perros. Desde entonces quedaron dos tanquetas en los principales ingresos a la villa, donde los vecinos son controlados con armas largas las 24 horas del día, sin excluir a los chicos que van a la escuela. Uno de 17 años le contó al investigador Mariano Skliar que todos los días el retén policial instalado en la esquina de su casa lo obliga a colocar el dedo en un scanner para comprobar si tiene antecedentes penales o pedido de captura. "Ya tengo ganas de decirle: amigo soy el mismo que ayer, si ayer no tenía nada hoy tampoco, dejame ir a la escuela". Un cerco similar a los pobladores se verifica en la Villa 21-24, donde conviven cuatro fuerzas de seguridad (Policía Federal, Metropolitana, Prefectura y Gendarmería) haciendo la vida más difícil a quienes viven allí. Esto legitima los discursos sociales estigmatizadores. "Es terrible ¿Qué somos nosotros? Siguen apuntando todo aquí, ¿y hacia afuera qué?", dice un vecino. En el trabajo de campo, el equipo de Antropología Jurídica recogió quejas por el trato autoritario de la policía: modales soberbios y ofensivos hacia los jóvenes hijos de migrantes, acoso a mujeres, en especial menores, y connivencia con "actividades delictivas que suceden en el barrio y que requieren cierto grado de organización para operar". Según el estudio, "las visitas policiales durante ciertas franjas horarias a determinadas viviendas son atribuidas por los entrevistados al pago de coimas para garantizar la protección y continuidad del ingreso y distribución de la mercadería. Del mismo modo, la ausencia de la policía en determinados horarios y sectores del barrio son interpretadas por vecinos y jóvenes como una liberación de zonas que colabora con la comisión de delitos". Con Macrì y Patricia Bullrich la policía recuperó lo que uno de los entrevistados llamó "participación en negocios y mercados ilegales". Un referente de la villa 21-24 dijo que "la corrupción mayor que hay es la policial, siempre fue así. Nunca hubo un narco, nunca hubo un poderoso a decir 'yo manejo', siempre fue la poli la que manejaba y digitó todo". Los registros judiciales confirman esta apreciación. Tanto en la Nación como en las provincias, los negocios más rentables son regulados o explotados por las fuerzas de seguridad y los gobiernos, que no lo ignoran, se limitan a enrostrar el problema al adversario político. Al principio la constante rotación y la falta de experiencia en zonas urbanas de Gendarmería y Prefectura se consideraban positivas, luego se comprobó que eran sus principales carencias. El presidente de la villa dijo que se negó al requerimiento de Gendarmería de firmar como testigo en la detención de "un grupo de jóvenes asociados al delito", por temor a las consecuencias. Entonces los gendarmes interceptaron para ello a un grupo de jóvenes que pasaban. El referente concluye con indignación: "Eso después genera una guerra interna adentro". Sólo una firme conducción política y técnicas de control que además del Poder Ejecutivo deben incluir a la justicia, pueden preservar al personal de la contaminación con los delitos que debe combatir, por lo cual el trabajo al interior de las fuerzas es fundamental para cualquier programa de seguridad que no termine con el postre de la exoneración servido antes de la cena.

Colores

Es difícil imaginar peor desatino que el regreso militar a funciones policiales. Luego del terrorismo de Estado y de la desprofesionalización verificada en la guerra de las Malvinas, el sistema político logró reformatear el rol castrense, con el deslinde nítido entre la Defensa Nacional y la Seguridad Interior. Esa separación quedó institucionalizada en la ley de Defensa, promulgada en 1988 por el presidente Raúl Alfonsín; la de Seguridad Interior que el Congreso votó en 1991 cuando gobernaba Carlos Menem; la de Inteligencia Nacional, que los acuerdos suprapartidarios le impusieron a Fernando De la Rúa en 2001, y en el decreto reglamentario de la ley de Defensa que Néstor Kirchner firmó en 2006. Los 18 años transcurridos entre la ley y su reglamentación se deben a Horacio Jaunarena, un político radical bonaerense que ocupó el Ministerio de Defensa con los presidentes Alfonsín y De la Rúa y con el senador Eduardo Duhalde, que ocupó en forma interina el Poder Ejecutivo por unos meses. Además de incumplir su reglamentación, Jaunarena intentó enmendarla. En 2001 propuso la fusión de la Armada y la Prefectura, para crear la "Marina Argentina" o, en términos del especialista en Ser Nacional Roberto Fontanarrosa, la Armadura. Dos años antes el superministro de Menem, Carlos Corach, había propuesto la militarización de la seguridad interior desde la Asamblea General de la OEA que sesionó en Guatemala, donde adujo que "los verdaderos desafíos" de la década eran "el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado". El Congreso frenó esas tentativas. En ambos casos tuvo un rol destacado el senador Roberto Ulloa, un capitán de navío de la Armada que fue interventor militar en Salta durante la última dictadura pero que aprendió la lección. En 2001, durante una audiencia en el Senado, Ulloa le dijo al ministro Ricardo López Murphy mirándolo fijo: "Tenemos perfecta conciencia de la presión de Estados Unidos para involucrar a nuestros militares en la lucha contra el narcotráfico. Como bien sabrá todos nosotros nos oponemos", le dijo.
Por entonces, Jaunarena presidía la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados, en cuya agenda incluyó los cortes de rutas, lo que llamó "indisciplina social", la interrupción de servicios públicos, catástrofes naturales y atentados terroristas. En 2002, de nuevo ministro, Jaunarena confesó que no había reglamentado la ley de Defensa porque no estaba de acuerdo con su texto y espíritu, que llamó anacrónicos. Lo hizo en un seminario organizado por Eduardo Menem y Roberto Dromi donde, junto con el jefe del Ejército Roberto Brinzoni, propuso la militarización de la seguridad interior y la intervención castrense en el conflicto social, con la creación de un superministerio de Defensa y Seguridad que también se encargaría del control de la criminalidad callejera, la documentación personal, las aduanas y las migraciones. Brinzoni lo describió como una pirámide verdeazul, en cuya base estaría la lucha contra el delito callejero. Expuso estadísticas sobre el incremento de delitos en zonas urbanas, identificó un área crítica, entre el sur de La Plata y el norte de Rosario, en la que viven 10 millones de pobres, y vaticinó que volverían a producirse saqueos y desórdenes en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Tres lustros después, con el ministerio de Defensa en manos de su partido, esos conceptos reaparecen, como la principal amenaza a la democracia argentina.














Distracciones


Por        Horacio Verbitsky





Ante los patrones reunidos en Mar del Plata, el Hada Buena dijo que "no podemos seguir haciéndonos los distraídos con el narcotráfico". Sin embargo, la participación judicial y policial en ese delito sigue gozando de excelente salud. Gabriel Cabral, oficial de la policía antinarcóticos en las delegaciones de San Martín, Morón, San Isidro, Pilar y San Miguel, acaba de describir esa trama ante la jueza federal Alicia Vence. Refirió dos modalidades: agendada, con el pago de un canon regular al traficante o su abogado, y extorsiva, que consiste en liberar a los detenidos en un procedimiento a cambio de dinero o bienes. Además los oficiales retienen una parte de los estupefacientes para pagar los servicios del confidente que les pasó el dato. Entre los partícipes habituales mencionó al juez de garantías de San Martín, Lucas Oyhanarte, a quien el actual gobierno designó como Fiscal general de Moreno. El policía también señaló al fiscal de investigaciones complejas de San Isidro, Claudio Scapolan, colaborador del fiscal general de esa jurisdicción, Julio Novo. Suspendido en sus funciones hace un año, su juicio político se unificará con el de sus adjuntos Eduardo Vaiani y Fernando Caro, aunque aún no tiene fecha, debido a la fuerte presión del socio opoficialista en la cruzada moralizadora, Sergio Massa. Invocando una denuncia telefónica anónima a la policía de Quilmes, que se demostró inexistente, Scapolán ordenó un procedimiento en Moreno, donde se secuestró casi media tonelada de cocaína. El Tribunal Oral Federal 5 de San Martín declaró nulo lo actuado y ordenó investigarlo a él y procesar a los seis policías que intervinieron ya que "en esa puesta en escena dolosamente montada participó personal de una dependencia policial con sede en Quilmes respecto de un hecho ilícito que tuvo lugar en Moreno, es decir en el otro extremo del conurbano, con la intervención de un fiscal de la justicia penal ordinaria de San Isidro", cuando el trasporte de estupefacientes es de exclusiva jurisdicción federal. Hasta ahora, Scapolan ha sido un intocable, porque durmió una denuncia contra el primo inteligente Jorge Macrì, por la compra a sí mismo de vehículos para el municipio de Vicente López. El Hada Buena y su ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, también enviaron al senado el pliego para integrar un Tribunal Oral de San Isidro de otro miembro del grupo de Novo, el secretario de fiscalía de Pilar Alberto Gaig, denunciado por tres colegas ante la Procuradora María Falbo por trato insultante y violento (a uno de ellos, Carlos Washington Palacios llegó a tomarlo del cuello y apretarlo contra la pared), quien dijo podía permitirselo porque contaba con la protección de Vaiani y Mariana Busse (ex secretaria de Novo y esposa del defensor que negoció la entrega de Ibar Pérez Corradi, Carlos Broitman). Gaig también tiene varias denuncias por pedir dinero para resolver causas, haciéndose pasar por el fiscal Marcos Petersen Victorica, otro de los que lo denunció. Falbo lo trasladó a la misma fiscalía que debía investigarlo, en el feudo tigrense de Massa. Todo queda en familia y las mafias contentas.










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