viernes, 14 de octubre de 2016

SOPLANDO EN EL VIENTO

viernes 14 de octubre de 2016







BOB DYLAN, EL INESPERADO PREMIO NOBEL DE 

LITERATURA



Cuando las canciones son un vehículo para la literatura




La decisión de la Academia sueca despertó reacciones de toda clase, pero sus fundamentos parecen claros: "Dylan se inscribe en una larga tradición que remonta a William Blake. Un gran poeta en la tradición de la lengua inglesa, muy original".
Bob Dylan recibirá por el Premio Nobel la suma de 832 mil dólares, además 
del diploma y la medalla de oro.



Es de manual: exceptuando recortes interesados, lo objetivo dura siempre lo que el hecho. Nada más. El resto, como decía Nietzsche, es pura interpretación, subjetividad, opinión o capricho. El hecho, en este caso, es que a Robert Allen Zimmerman (más conocido por Bob Dylan) le otorgaron ayer el Premio Nobel de Literatura. Fue a través de la Academia Sueca y lo anunció su secretaria de tal ente, Sara Danius, a través de la televisión pública del país nórdico. "Bob Dylan se inscribe en una larga tradición que remonta a William Blake", dijo Danius, en referencia al legendario poeta inglés muerto en 1827. La secretaria general de la Academia Sueca agregó que el premiado es "un gran poeta en la tradición de la lengua inglesa, muy original" y que "ha logrado reinventarse muchas veces a sí mismo, creando una nueva identidad". Como cabía esperar ante tal nombramiento, provocó que el mundo de la cultura estallara en posiciones encontradas. ¿Un músico recibiendo un Nobel de literatura? ¿Qué es esto? ¿A quién se le ocurrió? ¿Cómo se atrevieron?, se dijo, tomando como punto de partida la "caprichosa" postura de los guardianes de la tradición a quienes tal vez se les escape que el hombre de las pocas y sarcásticas sonrisas –además de estar nominado para recibir el mismo premio desde hace veinte años– ya ha recogido galardones notables como un Pulitzer otorgado por sus composiciones líricas "de extraordinario poder poético"; un Oscar y un Príncipe de Asturias de las Artes (2007).
Mucho antes, allá por junio de 1970, Dylan había sido nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Princetown. Su nombre también figura en el Salón de la fama de compositores de Nashville, además de contar con otro antecedente: el título de caballero de la Orden de las Artes y las Letras con el que fue investido por el ex Ministro de cultura de Francia Jack Lang. Más cerca de este derrotero, el jurado tomó la decisión precisamente por las experiencias poéticas del hombre nacido en Minnesota en 1941. Puntualmente –o una de las causas contundentes– fue aquella recopilación de escritos, dibujos y acuarelas (como Drawn Blank, que a principios de este siglo se expondrían en varias galerías europeas) que el propio Dylan comenzó a delinear en épocas del controversial Pat Garrett & Billy the Kid (el de la genial "Knockin` on heaven´s door", grabado en 1972, que da nombre a una de las películas en las que actuó). Pero también por un libro poco conocido como Tarántula, quizás eclipsado tras las estelas de grandes discos del segundo lustro de la década del sesenta como fueron Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde.
Tarántula es un libro en el que el músico cuenta acerca de sus hábitos y costumbres, durante el período que lo escribió, y sería como una especie de antecedente lejano de otro de los factores que justificaron la elección de la Academia para legitimar el premio: el perfil original de las letras de varias de sus canciones publicadas en el libro Lyrics y, sobre todo, en otro libro: el Volumen uno de Crónicas en el que, de manera mucho más ordenada y sistemática que el viejo y espontáneo Tarántula, Dylan cuenta su propia vida, tal vez cansado de que lo hicieran otros. De que "lo construyeran" bajo subjetividades ajenas. "Si miramos miles de años hacia atrás, descubrimos a Homero y a Safo escribiendo textos poéticos hechos para ser escuchados e interpretados con instrumentos. Sucede lo mismo con Bob Dylan. Puede y debe ser leído", fue otra de las declaraciones de la Academia a través de su portavoz Danius, tomando en cuenta el libro publicado en el que Dylan dedica varios capítulos a sus primeros años de estadía en Nueva York, y también escribe profundo sobre los disco New Morning y Oh mercy. Aquellas crónicas, además, alcanzaron el segundo puesto en la lista de libros de no ficción más vendidos y fueron nominadas al Premio Nacional del libro. Pero cabe agregar que el modelo de estas Crónicas ya lo había anticipado unos treinta años, a través del disco Desire, cuyo estilo narrativo en sus letras lo acercaba al tipo de crónica de viajes.
También se ha tomado en cuenta el vínculo inquieto de Dylan con el cine, además de la versatilidad del artista en su impronta musical. "Como artista ha sido altamente versátil, y ha trabajado como pintor, actor y autor de guiones (...) se ha convertido en un icono. Merece el premio por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", se anunció también a través de la red social de la institución, y acá entra el vínculo mencionado. Las performances cinéfilas de Mr. Zimmerman, por caso, en Corazones de fuego, de Richard Marquand (1987) donde hizo de Billy Parker, y en el largometraje Anónimos en el que, además de participar del guión, cumplió con creces el papel de Jack Fate.
Dylan recibirá por el premio la nada despreciable suma de 832 mil euros, además del diploma y la medalla de oro, algo que muchos –incluyendo a las casas de apuestas que suelen hacer su agosto ante estos acontecimientos– pensaban que recibirían el escritor japonés Haruki Murakami, el albanés Ismail Kadare o el estadounidense Philip Roth, que también repartían simpatías entre algunos de los dieciocho miembros del jurado.
Por supuesto que, teniendo en cuenta el talante de los competidores, las reacciones, los pro y los contra, no se hicieron esperar. Al contrario de la "pax romana" que se mantuvo con la ganadora anterior (la bielorrusa Svetlana Alexijevich), este premio suscitó sorpresas y posiciones disímiles entre hombres y mujeres de letras, de diversas latitudes. Entre los polos de sentido, cuando ocurre una novedad como esta, aparecen los negros, los blancos y los grises. Unos, revisionistas culturales de los buenos, celebraron la apertura de un criterio de elección que muchos pensaban hermético, mientras otros vieron al premio como una afrenta al libro como objeto, y al "escritor o narrador" como sujeto. Entre los primeros, uno de los que se hizo oír fuerte fue el novelista mexicano Alvaro Enrique, que escribió en su cuenta de Twitter sobre la antigua relación entre la poesía y la canción. Y fue a más, incluso. "La canción es un género literario mucho más antiguo que la novela, un bebé de cuatrocientos años". En parecida línea se pronunció el escritor de Los versos satánicos, Salman Rushdie, quien se expresó en términos de gran elección y pensó a Bob como el heredero de la tradición bárdica. En el otro rincón se sentó el célebre novelista Irvine Welsh, autor de Trainspotting: "Me encanta Dylan, pero este premio es para mí una nostalgia mal concebida, arrancada de la próstatas rancias de hippies seniles", pegó duro el hombre.
La verdad relativa –como "casi" toda verdad–, es que los literatos y críticos parecen apoyarse, en general, en compartimentos estancos para dar su interpretación del hecho. Por supuesto que si a Dylan se lo encorseta en la amalgama de sonidos folk, blues, rhythm & blues y rockeros que, por presentar un caso sintomático, convierten a Blonde on Blonde en uno de sus discos emblemáticos, este tipo de reconocimiento queda corto. Ahora, si por ejemplo se va a la letra de uno de las catorce canciones que pueblan aquella placa ("Just like a woman", por caso), el sentido cambia: "Y tus insultos que perduran me lastiman, pero lo que es peor es el dolor que tengo acá adentro. ¿No se nota que no encajo?", desgranaba un Dylan con un timbre de voz menos nasal que el de hoy pero igual de áspero, en el tema dedicado a su principal difusora por entonces, Joan Baez. Mucho mayor es la justificación si se toma como ejemplo literario la intrépida y larga "Sad eyed lady of the Lowlands" ("La dama triste de las tierras bajas") cuyo texto casi barroco está construido desde imágenes tan intrincadas como conmovedoras.
Hay otros ejemplos de la época que los jurados pro Dylan tal vez no hayan pasado por alto, como la vieja "Dear Landlord", parte de aquel nodal disco, muy en la línea folk rock, llamado John Wesley Harding. "Todos hemos trabajado demasiado duro / para conseguir lo que queremos / pero nadie puede llenar su vida / con las cosas que ve y no puede tocar", canta Dylan. O la tremenda y surrealista "All along the watchtower" ("A lo lejos en la distancia / un gato montés gruñó / dos jinetes se acercaban / el viento empezó a ulular") que cantó en el festival de la Isla de Wight, ante tres de los cuatro Beatles: John, George y Ringo, en quienes –viene al caso recordarlo– insufló inclinaciones poéticas, al menos en los primeros dos. "Acabábamos de escucharlo, y nos trasladó. El contenido de las letras de las canciones y simplemente la actitud, era increíblemente original y maravilloso", comentó Harrison, luego de aquel concierto.
Otra pata que engancha a Dylan con la belleza poética se lee a través de quienes lo nutrieron e influyeron más allá de lo estrictamente musical. De quienes fueron sus antorchas. Por este camino andan Woody Guthrie, , el patriarca folk de quien prometió ser su heredero y a quien le dedico "Song to Woody", una de las dos composiciones que incluyó en su disco debut, editado en 1962. Otras musas fueron Ramblin' Jack Elliott, Pete Seeger o el mismo Dylan Thomas, de quien el músico tomó su apellido artístico, según consta en sus crónicas. También Allen Ginsberg, el poeta beat que una vez definió el tema "Chimes of Freedom" como una sucesión de cadenas de imágenes intermitentes; T.S Eliot, Ezra Pound, Sam Shepard, William Blake y Andrew Motion, por mencionar solo algunos. En suma, la sociedad, la política, la contracultura, el amor, el poder de la imaginación, la filosofía, el humor, la religión (como en la dupla Slow train coming / Saved), lo secular, el sexo, la carne, lo etéreo, y lo estrictamente estético–literario jamás estuvieron ausentes en la producción artística del nuevo Nobel de literatura y, aunque a veces pasa, es difícil que se equivoquen los que saben. O los que solo saben que no saben. Por caso, los que organizaron, como una prueba más por la positiva, simposios sobre su obra en las universidades de Maguncia, Bristol y Viena, cuando el futuro Nobel cumplía setenta años. Ahora tiene 75. Y estatura de gigante.


















OPINIÓN




Un Nobel en el desierto


Por        Eduardo Fabregat

El viernes pasado fue el responsable de abrir el festival más impactante de la historia, y le bastaron ochenta minutos para demostrar largamente por qué su nombre era esencial en el cartel. Hoy subirá al mismo escenario como flamante Premio Nobel de Literatura: no cuesta nada imaginar un recibimiento atronador en el Empire Polo Club donde comienza el segundo fin de semana del Desert Trip. No cuesta nada, también, imaginar que Bob Dylan dirá poco y nada sobre el asunto. Es más probable que Mick Jagger, que subirá después, diga algunas cosas al respecto. O quizá Bob haga un pequeño discurso. O quizá, como en el primer show, parezca un tipo incapaz de comunicarse con otra cosa que no sean sus canciones. Apenas un "thank you" murmurado, o quizás haya sido una ilusión sonora.
No hay nada de ilusión en esas canciones, que una mañana de octubre significaron un premio literario a un tipo acostumbrado a narrar con la guitarra o el piano. Resulta interesante la polémica desatada ni bien se conoció la noticia: es comprensible que haya escritores a favor y en contra de la decisión de la Academia sueca, que algunos busquen matices y otros busquen culpables, pero al cabo los premios son siempre materia opinable. Hay un Premio Nobel de la Paz que no tiene problemas en bombardear países, por dar solo un ejemplo. Con lo que las condenas por darle el máximo premio literario a un cantautor serán una anécdota, más temprano que tarde. Y el año próximo concederá revancha. ¿Por qué no dedicar una edición a premiar a un hombre que, desde la sencillez del folk y las seis cuerdas acústicas, supo construir mundos de letras de un modo que prácticamente nadie había hecho antes? Dylan ya ganó el Asturias de las Artes en 2007 y el Pulitzer en 2008: al menos en el mundo de los galardones, ya quedó demostrado que lo suyo excede por mucho el formato de canción.
Y entonces, ¿cómo será la celebración de esta noche en Indio, California? En el primer fin de semana, Bob hizo el truco conocido de tomar títulos que a primera vista suenan a "una que sabemos todos" ("Tangled up in blue", "Highway 61 revisited", "Rainy women #12 & 35", "Masters of war"), pero llevándolos a escena de un modo desafiante, desestructurando su propia obra, obligándose a sí, a sus músicos y a su público a prestar atención, a no quedarse con la letra impresa, el estribillo canonizado: Dylan es capaz de reescribir en vivo sus propias letras. Y su público, lejos de sentirse traicionado o perdido, abraza el desafío con alegría, juega el juego del Freewheelin' Bob. Un juego tan apasionante que, al cabo, significó un premio literario para universos que no están escritos en libros sino en pentagramas. O, como suele decirse, soplando en el viento.


















BOB DYLAN HABLA SOBRE LAS MÚSICAS DE 

INFANCIA QUE LE CAMBIARON LA VIDA



"La pasión es un juego para los jóvenes"




En febrero de 2015, Bob Dylan dio una de sus raras entrevistas. Sobre todo porque, además de hablar del flamante Shadows in the night –donde homenajeaba a Sinatra – se internó en aspectos no tan usuales que revelan claves fundamentales sobre sus años formativos.
"Creo que fui la última generación, o muy cerca de ser la última, que creció 
sin TV. Con lo que escuchábamos mucho la radio", recordó el músico.

Por        Robert Love    *

–¿Qué clase de música escuchaba mientras crecía?
–Al principio, antes del rock'n'roll, yo escuchaba la música de las big bands, lo que saliera de la radio, música que tocaban bandas en hoteles y con las que tus padres bailaban. Teníamos una gran radio que se veía como una fonola, con un tocadiscos encima. Todos los muebles de casa habían sido dejados allí por los inquilinos anteriores, incluyendo un piano. El tocadiscos era para discos de 78 rpm; cuando nos mudamos a esa casa había un disco allí, con una etiqueta roja, quizá de Columbia. Era de Bill Monroe o de los Stanley Brothers, cantando "Drifting Too Far From Shore". Nunca había escuchado algo así. Nunca. Y me sacó de toda la música convencional que solía escuchar. Para entenderlo tiene que entender de dónde vengo yo. Vengo bien del norte, donde escuchábamos shows de radio todo el tiempo. Creo que fui la última generación, o muy cerca de ser la última, que creció sin televisión. Con lo que escuchábamos mucho la radio: la mayoría de los shows eran dramas, era como nuestra TV. Todo lo que escuchabas lo podías imaginar. Incluso a los cantantes que escuchaba: como no podía verlos, me imaginaba cómo eran. Cómo se vestían. Cómo eran sus movimientos. ¿Gene Vincent? La primera vez que me lo imaginé era una tipo alto, rubio.



–¿Qué escuchaba además de los dramas de radio?
–En el norte podías encontrar en el dial estas emisoras sin nombre que pasaban cosas del pre-rock'n'roll, como el country blues. Podíamos escuchar a Slim Harpo o a Lightnin' Slim y los grupos gospel, los Dixie Hummingbirds, los Five Blind Boys of Alabama. Ni siquiera sabía dónde quedaba Alabama... y después, de pronto, a diferentes horas, el blues: podías escuchar a Jimmy Reed, Wynonie Harris y Little Walter. Estaba estar emisora de Chicago que pasaba cosas hillbilly, Riley Puckett, Uncle Dave Macon, lso Delmore Borthers. Cada sábado a la noche escuchábamos artistas del Grand Ole Opry de Nashville. Escuché muy temprano a Hank Williams, cuando aún vivía: muchas de esas estrellas del Opry, excepto Hank, pasaron a tocar por el pueblo en el que vivía. Webb Pierce, Hank Snow, Carl Smith, Porter Wagoner: vi a todas esas estrellas del country. Una noche estaba en la cama escuchando la radio, creo que una estación de Shreveport, Louisiana (tampoco estaba muy seguro de dónde quedaba Louisiana): escuché "Uncloudy day" de The Staple Singers y fue la cosa más misteriosa que hubiera escuchado jamás. Era como una niebla desplegándose. La escuché a la noche siguiente y la impresión fue aún más profunda. ¿Qué era eso? ¿Cómo se hacía? Me atravesaba como si mi cuerpo fuera invisible. ¿Qué es eso, una guitarra trémolo? ¿Y qué es una guitarra trémolo? No tenía ni idea, nunca había visto una. Y esa voz sacaba cosas de mi alma que ni siquiera sabía que estaban allí. Creo que ni pude dormir: supe que esas Staple Singers eran diferentes a cualquier otro grupo gospel pero, ¿quiénes eran? Incluso pensaba sobre ello en mi pupitre escolar... esto fue antes de que la música folk entrara en mi vida: era todavía un aspirante al rock'n'roll de Buddy Holly, Little Richard, Chuck Berry, Carl Perkins, Gene Vincent, Jerry Lee Lewis. Tocaban una música que era negra y era blanca, extremadamente incendiaria. Tus ropas podían encenderse: una mixtura de la cultura hillbilly y la cultura negra. Cuando escuché por primera vez a Chuck Berry ni consideré que fuera negro, y después descubrí que era un gran poeta. Terminé dándome cuenta de lo difícil que es escribir esa clase de letras. Chuck Berry podría haber sido cualquier cosa en el negocio musical. Se detuvo donde estaba, pero podría haber sido un cantante de jazz, de baladas, un virtuoso de la guitarra. Pero también hay un aspecto espiritual en él: en 50 o 100 años incluso puede ser visto como un icono religioso. Solo hay uno como él.



–Cuando usted era joven era toda una aventura salir a conseguir los discos de Woody Guthrie, un poco como Keith Richards y Mick Jagger buscando discos de blues en Londres. Ahora internet lo tiene todo: ¿mejoró eso a la música, o la empeoró? ¿Le dio más o menos valor?
–Bueno, si uno es miembro del público general y tiene toda esa música a su disposición, ¿qué escuchás? ¿Cuántas de esas cosas vas a llegar a escuchar, incluso al mismo tiempo? Tu cabeza se va a enredar, todo se convierte en una gran niebla. En los viejos tiempos, si querías escuchar a Memphis Minnie tenías que buscar un disco de recopilación que tuviera una canción de ella, y en ese disco podías descubrir accidentalmente a Son Jouse, Skip James y la Memphis Jug Band. Y después te ponías a buscar a Memphis Minnie en otros lados, tratar de descubrir quién era. ¿Aún vive, aún actúa? ¿Puede enseñarme algo? ¿Puedo conocerla? ¿Puedo hacer algo por ella, necesita ella algo? Hoy, si querés escuchar a Memphis Minnie podés encontrar cien canciones. Y sí, decís "¡hombre, esto es maravilloso!". Pero es tan fácil que vas a apreciarlo mucho menos.



–Varias de sus canciones recientes tienen que ver con envejecer. Usted dijo una vez que la gente no se retira, se va desvaneciendo, se queda sin presión. Ahora ya pasó los 70 y es bisabuelo.
–Bueno, uno envejece. La pasión es un juego de los jóvenes, ¿OK? La gente joven puede ser apasionada. La gente más vieja tiene que ser más sabia. Quiero decir, estás un tiempo por acá, tenés que dejarle ciertas cosas a los jóvenes y no tratás de actuar como si fueras joven. Realmente podés lastimarte.



–Parece obvio que disfruta de conectar con la gente que va a verlo.
–No es muy diferente al deportista que está en la ruta mucho tiempo. Roger Federer trabaja la mayor parte del año. Como 250 días al año, cada año, todos los años. Con lo que es relativo. Quiero decir, sí, tenés que ir donde está la gente. No podés traerlos a donde estás vos, a menos que tengas un contrato para tocar en Las Vegas. Un montón de gente dice que no hay felicidad en esta vida, y ciertamente no hay felicidad permanente. Pero la autosuficiencia crea felicidad. La felicidad es un estado de bendición. Pero no es algo que me cruce por la mente: solo porque estás satisfecho un momento –sí, esta es una buena comida, estoy feliz–, no quiere decir que eso vaya a seguir siendo cierto en la próxima hora. La vida tiene sus alzas y bajas, y el tiempo tiene que ser tu compañero. De verdad, el tiempo es tu compañero del alma. Los chicos son felices: no han experimentado alzas y bajas en la vida. Incluso no estoy del todo seguro de qué significa la felicidad. No sé si personalmente puedo definirla.



–¿Alguna vez la retuvo?
–Todos lo hacemos en ciertos momentos. Pero es como el agua: se escurre entre tus manos.


*    De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.





























TREINTA Y CINCO RAZONES QUE EXPLICAN MULTIPLES FACETAS 

DEL  ARTISTA



Por qué es un artista esencial




Apenas un rápido repaso, con tono lúdico, sirve para dibujar un identikit del hombre que acaba de sumar otro hito a una carrera llena de facetas, en la que se combina la calidad musical con decisiones personales que van más allá de las canciones.


Por         Andy Hill y Jack Shepherd  *


1. Porque escribió "Blowin' in the wind".

2. Porque hizo que los adolescentes se interesaran en la poesía y descubrieran a Rimbaud, Verlaine, Baudelaire, y a Ginsberg, Corso y Ferlinghetti.

3. Porque cuando Martin Luther King hizo su legendario discurso "Tengo un sueño", Dylan estaba parado cerca de él en el escenario, donde había cantado "Blowin' in the wind" y "Only a pawn in their game".

4. Porque inventó el folk rock.

5. Porque en el Anuario Escolar de 1959 anotó que su sueño era "seguir a Little Richard".

6. Por su mixtura única de gravedad y comedia: aun en discos con canciones tan serias como "Masters of war" o "A hard rain's a-gonna fall" hay lugar para un par de blues jocosos.

7. Porque escribió "It ain't me, baby", la primera canción de anti-amor.

8. Porque mientras otros masajeaban sus egos con Live Aid y su "salvemos a los hambrientos de Africa", él sugirió que podrían usar algo de dinero para salvar a los granjeros que estaban siendo devastados por las hipotecas, inspirando a Willie Nelson a hacer el festival Farm Aid.

9. Porque escribió "Mr. Tambourine man".

10. Porque hizo aceptables las letras desagradables, rompiendo la tradición de frases "lindas" con canciones como "Like a Rolling Stone" y "Positively 4th. Street".

11. Porque inventó el country-rock. Antes de Dylan, los círculos rockeros consideraban al country conservador y cuadrado.

12. Porque se necesitaron seis actores para representarlo en I'm not there de Todd Haynes. Uno era un niño negro, otra era Cate Blanchett.

13. Porque cedió las regalías de su disco navideño Christmas in the heart a organizaciones de ayuda a los sin techo. A perpetuidad.

14. Porque tuvo el valor de subir al festival folk de Newport y tocar con una banda eléctrica, protagonizando un momento cumbre en la historia rock.

15. Porque se animó a romper la regla de los singles de tres minutos con cosas como "Like a Rolling Stone".

16. Porque The Freewheelin' Bob Dylan fue una enorme influencia para The Beatles, que estuvieron tres semanas escuchándolo sin parar.

17. Porque le convidó marihuana a The Beatles, una influencia apreciable en Rubber Soul y Revolver.

18. Porque en 1963, cuando todavía era desconocido, se negó a aceptar la censura del Ed Sullivan sobre su canción "Talkin' John Birch society blues" y se retiró sin tocar.

19. Porque es el hombre más trabajador de la escena, con un Never Ending Tour que sigue y sigue: Dylan actúa entre 100 y 200 veces por año.

20. Porque grabó un disco como Blonde on Blonde.

21. Porque le pidieron música instrumental para un western en el que tenía un pequeño rol y compuso un himno "Knockin' on heaven's door".

22. Porque puso de moda la armónica, y demostró que podía ser un intrumento muy expresivo.

23. Porque es al artista más citado en procedimientos legales de los Estados Unidos.

24. Porque cristalizó la noción de protesta social como una búsqueda cultural para toda una generación.

25. Porque sigue siendo un fan irreductible: su show radial Dylan's Theme Time Radio Hour es una auténtica lección de historia musical.

26. Porque su tour de 1966 junto a The Hawks patentó una forma inédita de rock: antes de eso, nada había sonado tan alto y tan fuerte.

27. Porque en los '70, cuando muchos lo consideraban terminado o sin ideas, sacó un disco clásico como Blood on the tracks.

28. Porque en los '80, cuando muchos lo consideraban terminado o sin ideas, sacó un disco clásico como Oh mercy.

29. Porque, cuando la revista Time lo incluyó en su lista de "las 100 personas más importantes del siglo", lo definió como "poeta maestro, cáustico crítico social e intrépido espíritu que guía a la generación de la contracultura".

30. Porque escribió "Subterranean homesick blues", uno de los raps más movilizantes que no haya surgido del rap.

31. Porque mientras todo el mundo se volcaba a la música disco, a mediados de los '70 salió con la Rolling Thunder Revue, una compañía de dramaturgos, poetas y trovadores reflejada en el film Renaldo and Clara.

32. Porque compuso "All along the watchtower", dándole a Jimi Hendrix uno de sus números más potentes.

33. Porque sin Dylan no hubieran existido The Byrds.

34. Porque ganó Oscars, Grammys, Golden Globes. Y un Pulitzer. Y un Príncipe de Asturias. Y el Nobel de Literatura.

35. Porque Tom Waits dijo de él que "es un planeta para explorar: para un compositor de canciones, Bob Dylan es tan esencial como los clavos, la madera y la sierra para el carpintero".


*    De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.






























EL KIRCHNERISMO EMPEZÓ A ARTICULAR UN ESPACIO FEDERAL 

CON VISTAS A UNA NUEVA MAYORÍA



Una construcción con vistas al 2019



A partir de la reivindicación de las políticas aplicadas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, dirigentes políticos y gremiales empezaron a organizarse . El rechazo al ajuste y el desafío de dar nuevos debates.

"No somos autosuficientes, impulsamos la unidad para construir una nueva mayoría".



El kirchnerismo decidió empezar a construir un espacio de coordinación con el límite programático de la defensa de los derechos conquistados durante los tres mandatos de Néstor y Cristinta Kirchner y el rechazo al ajuste y las políticas de la derecha. "No somos autosuficientes, impulsamos la unidad para construir una nueva mayoría y recuperar el gobierno en 2019", explicaron a Página/12 desde el núcleo pionero que empezó a reunirse y promueve encuentros cada quince días con la idea de ampliar fronteras hacia todo el país y sumar a "los kirchneristas que se reconocen en organizaciones o no pero que sí se referencian en el liderazgo de Cristina".
Hace veinte días se encontraron en una quinta del oeste del Gran Buenos Aires el diputado Máximo Kirchner, Martín Sabbatella, el titular del Suterh y del PJ porteño Víctor Santa María, el ex ministro de Defensa Agustín Rossi, el intendente de Resistencia, Chaco, Jorge Capitanich; el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, el líder del Movimiento Nacional Alfonsinista Leopoldo Moreau, el diputado del Partido Solidario Carlos Heller, el ex vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el intendente de Ensenada Mario Secco, el diputado Edgardo Depetri, el ex viceministro de Desarrollo Social Carlos Castañeto, el titular del partido Miles Luis D'Elía, el referente del Socialismo para la Victoria Jorge Rivas y Héctor "el Gallego" Fernández, dirigente del Peronismo Militante. Ayer se volvieron a reunir y terminaron de delinear la estrategia que apunta a sumar trascendiendo los límites partidarios para poner en evidencia que el "kirchnerismo no es una secta como quiere hacer creer la derecha".
"La idea es que este espacio crezca con dirigentes, espacios sociales, gremiales, culturales que se identifican con la conducción de la ex presidenta desde una perspectiva federal. Hay que pensar en referentes como Guillermo Carmona de Mendoza o Blanca Osuna de Entre Ríos o Ruperto Godoy de San Juan. En el sindicalismo circulan los nombres e Hugo Yasky y Sergio Palazzo. Tenemos que ir organizándonos, generando espacios de coordinación pero no cristalizándonos en quienes somos ahora. Hay un montón de dirigentes que se identifican con el proyecto nacional y tenemos que ir construyendo una estrategia común", señalaron quienes empezaron a fatigar teléfonos conscientes de que el trabajo está en ciernes.
Los convocantes parten de la definición de que el kirchnerismo va a ser parte de un frente, consideran que tiene en Cristina Fernández el liderazgo más potente y destacan que el desafío es sumar para recuperar la mayoría. No quieren confrontar con la estructura del Partido Justicialista. Entre los impulsores de esta articulación están Capitanich, Ferraresi y Santa María, por ejemplo, que son los titulares del PJ en sus distritos y destacaron que "en la militancia del PJ hay más kirchnerismo que otra cosa. La idea no es dentro o fuera del PJ, estamos organizando lo que nosotros identificamos con el kirchnerismo estén dentro o fuera del PJ, de la Cámpora, de Nuevo Encuentro, del socialismo. Cada uno desde su lugar".
El diálogo con intendentes bonaerenses que se núclean en el Grupo Esmeralda (Martín Insaurralde, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta) y en el Fénix (Verónica Magario, Gustavo Menéndez, Walter Festa) está abierto. "Estamos organizando una mayor presencia política en lo cotidiano y también en la lucha contra el ajuste, defendiendo políticas de cara a ese kirchnerismo social con el objetivo de tener el mayor protagonismo que se pueda en el marco de ese gran frente nacional y popular a construir", argumentaron.
Los impulsores de esta rearticulación del kirchnerismo explican que no se habla de candidaturas con vistas al 2017 porque todavía falta mucho. Admiten que siempre sobrevuela la posibilidad de una postulación de Cristinta Kirchner en la provincia de Buenos Aires. "No se definió ella y el camino es empezar a construir a partir de lo conquistado. Ahora la prioridad está vinculada a la discusión programática de los nuevos desafíos que tiene que ver con volver mejores, en dar el debate sobre la necesidad de una reforma constitucional como planteo Cristina", explicaron.


















OPINIÓN




Contratendencia


Por         Emir Sader

Como los medios dan gran difusión a las olas de derecha y, especialmente, de extrema derecha, proyectan un imagen de que el mundo va hacia la derecha. Lo cual tiene elementos de verdad, pero está lejos de dar cuenta de todas las tendencias, complejas, del mundo contemporáneo.
El gran viraje a la derecha se ha producido hace algunas décadas, con el fin del campo socialista y la hegemonía neoliberal en el mundo. La fuerza de este modelo lo ha hecho cooptar a partidos socialdemócratas por todo el mundo y fuerzas nacionalistas, como fue el caso en México y Argentina. La proyección de Estados Unidos como única superpotencia mundial expresó esos cambios de forma global.
Sin embargo, otros fenómenos recientes parecen apuntar a un nuevo ciclo de fortalecimiento de la derecha. La crisis migratoria que llegó a Europa ha expandido la extrema derecha, llegando hasta Escandinavia, mientra se consolidaba en Francia y se desarrollaba en Alemania y en otros países. La votación del Brexit y la candidatura de Donald Trump en EE.UU., así como el cambio de gobierno en países como Argentina y Brasil, son tomadas como ejemplos de una nueva ola derechista en el mundo.
Lo cual no es errado, pero no puede ser tomado como única expresión de las tendencias actuales, ni tampoco ser agregado a expresiones de derecha sin más. El fenómeno de Trump no es más importante, en perspectiva, que el de Sanders, primer candidato con un discurso anticapitalista que logra un apoyo sorprendente en las primarias demócratas, movilizando a nuevas generaciones como ningún otro lo había logrado. Al Brexit se puede contraponer el surgimiento de Jeremy Corbin, el nuevo líder de izquierda del Partido Laborista inglés. En la misma crisis europea, han surgido, por primera vez, fuerzas con capacidad de disputar la hegemonía a los partidos tradicionales, como Syriza en Grecia y Podemos en España, aun con las dificultades típicas de la austeridad todavía predominante en el continente.
Aun fenómenos como el Brexit o el apoyo de Trump son expresiones catalizadas por la derecha, del descontento de amplios sectores de la clase obrera de esos países con la globalización, cuya reacción puede volver a los cauces progresistas. Al igual que la extrema derecha ha logrado, en varios países europeos, capitalizar el descontento de sectores populares en contra del euro, puede volverse hacia la izquierda, si sale de la trampa de la política de unidad europea con el eje en la moneda única y la correspondiente política de austeridad.
Los grandes temas de la derecha están desgastados en la opinión pública mundial, sea el modelo neoliberal, siempre derrotado en las elecciones europeas, si como la hegemonía global de EUA, que ha diseminado las guerras en el mundo. Los discursos con acogida popular son los del Papa Francisco, de Pepe Mujica, de Lula, de Evo Morales, de Trudeau, de Sanders, y no los Angela Merkel, del FMI o el Banco Mundial.
Aun en América latina, donde la derecha ha recuperado capacidad de iniciativa, ha tumbado gobiernos, en el caso de Brasil lo ha hecho en contra de inmensas movilizaciones y ha instalado a un gobierno sin ningun respaldo popular, mientras que el único líder politico nacional con prestigio es Lula. En tanto que en los países donde sigue gobernando la derecha desde hace años, como México y Perú, por ejemplo, no hay gobernante que se mantenga con prestigio más que uno o dos años al comienzo de su mandato, para luego ver cómo sus candidatos son derrotados en las elecciones siguientes. Los líderes populares con perdurabilidad en el continente son de izquierda: Pepe Mujica, Rafael Correa, Evo Morales, Lula, Cristina Kirchner.
Lo que hay es una debilitamiento de las alternativas conservadoras, de la derecha tradicional, así como las representadas por los partidos socialdemócratas en Europa, o el mismo Partido Demócrata en EE.UU., surgiendo alternativas a la izquierda, pero también a la derecha. En Escandinavia se ha terminado la hegemonía tradicional de la socialdemocracia, que pierde bases obreras incluso a manos de las emergentes fuerzas de la extrema derecha. En el conjunto de Europa hay una pelea entre las alternativas de extrema derecha y las de las nuevas izquierdas, frente al agotamiento de los bipartidismos tradicionales. En la misma América latina, la disputa es entre los viejos y fracasados esquemas neoliberales de la derecha y la capacidad de renovacion y recuperación de fuerza de la nueva izquierda, que representa a las fuerzas posneoliberales. Nadie prognostica un buen futuro para los nuevos intentos neoliberales, permitiendo que la izquierda recupere capacidad de acción, por el enorme respaldo popular, mayoritario, que la lucha en contra del neoliberalismo posee.






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