domingo, 23 de octubre de 2016

LA CANCION DE NOSOTRAS

domingo 23 de octubre de 2016

LA CANCION DE NOSOTRAS




DEL '45 AL  #NIUNAMENOS, LA EXCEPCIONALIDAD 

ARGENTINA EN LA PLAZA



Otra vez




El movimiento de mujeres, travestis y trans, heterogéneo y sin jefas, produjo un hecho después del cual el sistema político ya no será el mismo. Con el paro y la movilización a la plaza histórica de las patas en la fuente y la ronda de las Madres denunció los femicidios, pero también el tejido cultural que los permite y las estructuras institucionales de discriminación. Pintadas en la Catedral por el aborto. La CGT atendió las plegarias y levantó el paro. Bergoglio cobró al contado.
Las patas en las fuentes del '45 y la ronda de las Madres desde el '77.



Por      Horacio Verbitsky


El miércoles pasado las mujeres argentinas ocuparon el centro de la escena con el primer paro nacional y una concentración masiva pese al clima horrendo, dando inicio a un nuevo fenómeno, de proyección internacional. Para encontrar antecedentes hay que remontarse a episodios decisivos de la historia: hasta la década de 1940, con las patas de los obreros industriales en las fuentes del poder o a la de 1970, a partir de la cual los organismos defensores de los derechos humanos fueron un condicionante insoslayable. Esto afectó los modos de funcionamiento del sistema de representación, porque en primer lugar puso en evidencia la crisis profunda que lo desvencijaba: en la década de 1930, el fraude como forma de administración de la depresión económica mundial que afectó la dominación de la oligarquía tradicional; a partir de 1955 los golpes de estado a repetición y desde 1976 la feroz dictadura inspirada por empresarios civiles, ejecutada por militares y encubierta por eclesiásticos que santificaron el baño de sangre con la doctrina teológica de la guerra justa y la redención. La revolución de las mujeres puede tener consecuencias tan hondas y durables como las que se iniciaron hace 71 años, el 17 de octubre de 1945, y fertilizarán todo el suelo político, como ocurrió con la resistencia pacífica de los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado. Otra vez se manifiesta así el desconcertante excepcionalismo argentino.


El prodigio en contexto

La eclosión del miércoles no es de generación espontánea. Los asesinatos de mujeres han sido el detonante, pero no es posible comprender la magnitud del prodigio sin repasar las etapas de su lenta incubación, el contexto general que lo contiene y los aspectos cuantificables de la discriminación que subordina a las mujeres y tiene su expresión extrema en el femicidio. La columna vertebral es el Encuentro Nacional de Mujeres, que se irguió por primera vez en 1986 y que rota cada año por distintas provincias. Tres veces sesionó en Rosario y Mar del Plata; dos en Bariloche, Capital Federal, Córdoba, Jujuy, Mendoza, Neuquén, Salta, San Juan y Tucumán; una en Corrientes, La Plata, Paraná, Posadas, Resistencia, y Termas de Río Hondo (Santiago del Estero). El año próximo volverá a Resistencia. Según las organizadoras, la asistencia creció en forma progresiva hasta 2007 (de 1.000 a 15.000) y a saltos desde entonces: 20.000 en 2009, 35.000 en 2014, 65.000 en 2015 y 70.000 este año. Los tres encuentros rosarinos fueron de especial importancia: en el de 1989 agregaron a la agenda tradicional de género el repudio por el indulto a los condenados y procesados por crímenes de lesa humanidad que había dispuesto el entonces presidente Carlos Menem; en el de 2003 surgió la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que desde entonces es uno de los ejes principales; este año la masividad superó todo lo conocido, al punto que duplicó el máximo número de manifestantes que algún 24 de marzo marcharon hacia el Monumento a la Bandera.

La primera protesta masiva contra el femicidio ocurrió el 3 de junio del año pasado frente al Congreso Nacional, que visibilizó la existencia del problema, la propuesta de solución y el surgimiento de un colectivo potente que tomó la palabra sin timidez. Fue convocado por Facebook con la consigna Ni una menos, que había nacido durante una maratón de lectura realizada en el Museo de la Lengua, que dirigía María Pía López, el 26 de marzo de 2015. Ese grupo, se unió con otro más pequeño pero de periodistas, nucleadas por Twitter, para convocar el 3 de junio a la Plaza Congreso. Este año, sólo el primero planteó repetir la movilización el 3 de junio, se identificó como colectivo Ni Una Menos (NUM) y durante el Encuentro Nacional de Rosario propuso en asamblea abierta crear una Red Federal. "Desde el primer 3 de junio las mujeres somos consideradas el actor político inesperado. Ni Una Menos es producto de los años de Encuentros Nacionales. Propusimos y reclamamos medidas concretas, buscamos extender los círculos de incidencia, recuperamos el goce de la lengua política – habla popular, cotidiana, de vecinas en la vereda, cotilleo – para volver a decir y que esa escucha no fuera sólo de las ya convencidas, sino que conmoviera a otras nuevas. Por eso hubo 400 mil personas en la calle ese día", dice una de las participantes en la organización. El jueves 13 a las 14, ante la represión con armas de fuego a la marcha de cierre del Encuentro (las heridas en el rostro y la cabeza de dos fotógrafos muestra a qué altura disparaba la policía provincial) y el inmediato femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata, NUM convocó a una asamblea abierta que se realizó apenas cinco horas después en el patio de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, con más de 300 mujeres de 50 organizaciones y autoconvocadas. Allí se declaró el primer Paro Nacional de Mujeres. Una de las oradoras sostuvo que esto le quitaba la idea del paro "a los cinco tipos que están negociando todo el tiempo con el gobierno", en cumplimiento del pedido de la Iglesia Católica de agotar todas las instancias antes de llegar a un paro. Parte del debate puede verse aquí:

https://www.facebook.com/comunicacion.emergente/videos/660333670796842/. "El primer paro general a Macri se lo hicimos las mujeres", dice la integrante. La CGT y la CTA percibieron la novedad e invitaron a las organizadoras a reunirse. El muro virtual de las mujeres ilustró una nota sobre el tema con la foto del denominado "Diálogo para la Producción y el Trabajo", y la leyenda: "La única mujer es la ministra de Desarrollo Social". Allí los cegetistas firmaron con patrones y funcionarios una edulcorada declaración según la cual "el proceso de ordenamiento de la economía nacional ha generado un contexto favorable para profundizar el fomento de creación de empleo". Nada menos. En una notable argucia retórica se fijó un piso de 2000 pesos para un bono de fin de año que las empresas podrán dar si lo desean, ya que como aclaró el jefe de gabinete Marcos Peña Braun no se trata de un decreto u orden judicial sino de "una declaración política", igual que el anuncio de que no habría despidos, aunque entonces los sindicalistas se negaron a suscribir el engaño. En la cámara patronal Cicyp, Macrì agregó que de ahora en adelante el cambio cultural pasará por la productividad. Traducido al argentino: que los trabajadores resignen el salario real perdido desde diciembre (entre el 7 y el 12 por ciento los que tienen empleo registrado, un abismo el resto) y que las actualizaciones futuras no superen el excedente adicional que generen con su mayor explotación.


Condiciones estructurales

"En vez de encorsetar la violencia machista en el código penal, nosotras apuntamos a las condiciones de desigualdad que explican esas violencias. No decidimos parar sólo por los femicidios sino por el tejido cultural que permite su emergencia, por las estructuras institucionales de discriminación. El movimiento de mujeres, travestis y trans es diverso, heterogéneo y no tiene jefas. En gran medida de espaldas a las jerarquías, elegimos avanzar armando redes. No vamos a cada Encuentro solo a estar juntas y compartir espacios, vamos a hacer propuestas políticas, a discutir estrategias y establecer alianzas", agrega la integrante de la organización. En esta descripción resuenan algunas de las características del movimiento en defensa de los derechos humanos.


El mujerazo del miércoles.

Imagen: Pablo Piovano.



Aparte del documento muy emocional que se leyó en la Plaza de Mayo, las organizadoras prepararon un punteo más analítico de esas asimetrías estructurales para explicar ¿Por qué #NosotrasParamos?, consigna que se repitió después de cada punto:

1) Si el desempleo promedio en Argentina es del 9,3 por ciento, para las mujeres es del 10,5. Las mujeres hacemos el 76 por ciento del trabajo doméstico no remunerado. Por una distribución más equitativa entre varones y mujeres. Por un Estado que garantice sistemas de cuidado.

2) Las mujeres sufren más la subocupación y mayor informalidad laboral. Las trabajadoras informales ganan en promedio 40 por ciento menos que los varones. Contra la precarización del trabajo y de la vida.

3) Las mujeres ganamos 27 por ciento menos que los varones por igual tarea. La brecha salarial se amplía para mujeres con hijxs y para trabajadoras precarizadas. Por salarios dignos y pago igualitario.

4) Cada 5 minutos nace un bebé de una madre adolescente y cada 3 horas uno cuya madre es menor de 15. El 60 por ciento de estas jóvenes tiene que abandonar sus estudios cuando se embaraza. Para que se cumpla la Ley de Educación Sexual Integral y que las madres adolescentes tengan jardines maternales y apoyo para seguir estudiando.

5) Solo la mitad de las trabajadoras goza de licencia por maternidad. La licencia de paternidad es de solo 2 días. Por licencias para todxs, compartidas, que contribuyan a una redistribución de las tareas del cuidado. Necesitamos, también, licencias por violencia de género en todos los gremios, en todos los ámbitos. Exigimos más guarderías y jardines maternales en nuestros espacios de trabajo.

6) Representación política y sindical. Necesitamos más mujeres en las mesas de las confederaciones de trabajadores. Apoyamos la ley de Paridad nacional que tiene que discutir el Congreso.

7) Prevención de las violencias: que se ponga en marcha la ley de patrocinio jurídico gratuito que crea el cuerpo de abogadxs especializados en violencia machista que se votó en el Congreso después de #NiUnaMenos. Que se aplique la Ley 26.485 para erradicar las violencias y con un presupuesto acorde a la problemática.

8) El Poder Judicial debe tener respuestas comprometidas, serias y creativas cuando de violencia contra las mujeres se trata. No queremos penas más duras, queremos que actúen con celeridad cuando denunciamos, que se investiguen los femicidios como tales y más formación en género en todos los niveles del Poder Judicial. Decimos no a las revinculaciones forzadas en las denuncias de abuso sexual y al uso de Sindrome de Alienación Parental (SAP).

9) Aborto legal, seguro y gratuito: por día 1200 mujeres son empujadas a la clandestinidad de un aborto inseguro. En 2014, murieron, al menos, 43 mujeres por abortos inseguros. El Congreso debe discutir la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

10) Necesitamos medios de comunicación más comprometidos contra la violencia machista. Para eso son fundamentales más voces feministas en las pantallas, en las radios y en los diarios. Que el cupo y la paridad también sean mediáticas.


Contradicciones secundarias

La transversalidad de la convocatoria tuvo expresiones nítidas, con las adhesiones de la ex presidente CFK y de la empresaria textil Juliana Awada. Cristina asoció el multitudinario encuentro de mujeres de Rosario y su represión con la situación del país. Además de la violación y asesinato de Lucía Pérez menciónó la privación ilegal de la libertad de Milagro Sala; deploró "las políticas que vacían a nuestro pueblo", sostuvo que el eje a atacar son las mujeres y dijo que el lugar de la mujer no está en las casas, callada, sino en las calles, para reclamar, construir y proteger los espacios del campo popular. Esta descripción es inobjetable, aunque la ex presidente decepcionó al movimiento de mujeres, con su inconmovible oposición al aborto. El presidente Maurizio Macrì sólo fundamenta su negativa en los términos que le sugiere la Iglesia Católica, a la que, igual que su antecesora, corteja: "Defiendo la vida desde la concepción hasta la muerte", dijo. Awada, empleadora de mano de obra clandestina, incluyendo mujeres y niños migrantes, se limitó a reproducir la consigna "Ni una menos. Hoy y todos los días". El portal oficialista "Infobae" completó el despropósito llamándola "La mujer de Macrì". Desde los medios del Grupo Clarín se intentó diluir la idea del paro y sus consignas y reducir la atención a la idea del "Miércoles negro", sin referencia a desigualdades económicas o condiciones de inscripción de la violencia de género, un enfoque afín a las columnistas del Grupo que participan de la organización junto con Mercedes Funes, la directora de comunicación del ministro de Cultura Pablo Avelluto. En adhesión al paro, trabajadoras del diario La Nación se sacaron una foto en la redacción y afirmaron que el reclamo por la violencia contra las mujeres "no es escuchado por quienes tienen poder de decisión, con un Estado ausente y víctimas sin coberturas ni protección" mientras "el proyecto para modificar el régimen del Ministerio Público Fiscal elimina del organigrama institucional la Unidad Fiscal Especializada de Violencia Contra las Mujeres (UFEM). La violencia machista y los femicidios no son obra de locos. Son emergentes criminales de las conductas patriarcales y de clase naturalizadas culturalmente. Las víctimas directas e indirectas (mujeres, sus hijos, y familiares, y la lista no se agota ahí) son la fatal consecuencia". La inconmovible posición represiva de la Iglesia Católica también propició desacuerdos entre los organizadores. Desde Roma hubo un llamado telefónico a la CTEP planteando la preocupación por la Catedral, que es una manera insidiosa de demonizar la movilización de mujeres. Esa inquietud fue transmitida por las mujeres de la CTEP y del Movimiento Evita, que cuentan con el respaldo del Papa Bergoglio (ahora en cruzada contra lo que llama "la ideología de género", como hace cuatro décadas contra la teología de la liberación) pero no hubo una síntesis. En la asamblea de seguridad, algunas mujeres plantearon pasar por el frente de la Catedral y cantar las consignas clásicas. Pero la mayoría decidió privilegiar el hecho político de llenar la plaza y evitar una nueva represión como la de Rosario. Pese a que la Catedral estaba vallada hubo manifestantes que arrojaron pintura roja sobre su frente y pintaron consignas sobre la pared lateral de la calle San Martín. Una decía Aborto Legal, pero una oportuna tachadura posterior lo disimuló. Sólo quedó Legal.

Pintura roja y consignas por el aborto en la Catedral.



No será un camino fácil. Como ocurrió con tantos movimientos de liberación en distintas épocas y lugares, el primer reflejo es exacerbar la represión, con el extremo más notorio en el incremento de femicidios. Pero la conciencia y la organización alcanzados y la inserción del conflicto en las luchas más amplias contra un gobierno expropiador de derechos y expulsivo de minorías alienta el optimismo, a pesar de las posiciones oportunistas de quienes se apuraron utilizar el incremento del cupo femenino en las nóminas legislativas como cortina de humo para legitimar una reforma del sistema electoral. Además de constituir un negocio, que el opoficialista Juan Urtubey de Macedo promueve en todo el país, seguramente sin otra intención que contribuir a la calidad institucional, pone en duda la transparencia y la legitimidad del proceso electivo.


























Pago al contado



Por      Horacio Verbitsky


En la semana de su acercamiento al Papa Bergoglio, quien gestionó que la CGT desistiera del paro general dispuesto por su Congreso Central Confederal, el presidente Maurizio Macrì firmó el decreto 1118/16 por el que designó a Francisco Piñón como el representante del Poder Ejecutivo en la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, el órgano regulador y de control de la enseñanza universitaria, tanto pública como privada. Además, por presión eclesiástica el Hada Buena desautorizó a la ministra de Salud, Zulma Ortiz, quien había resuelto la adhesión bonaerense al protocolo nacional sobre aborto no punible. Piñón fue el rector de la Universidad del Salvador que confirió un profesorado honoris causa al dictador Emilio Massera, quien al agradecerlo incurrió en una larga diatriba contra Marx, Freud y Einstein, responsables de la destrucción de las viejas certezas. Según el almirante de quien dependía el campo clandestino de concentración de la ESMA, donde estuvieron secuestrados los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Franz Jalics, la "contraofensiva de Occidente" partiría de la Universidad, como si los tres pensadores judíos europeos provinieran de otra matriz cultural.

Los señalamientos de la designación de Piñón como prueba del desprecio oficial por la educación pública omiten recordar que el provincial Jesuita Jorge Bergoglio le cedió la conducción aparente de esa casa de estudios como parte de un acuerdo con la organización Guardia de Hierro que, después del golpe de 1976 se puso bajo la protección de Massera, quien procuraba su apoyo en la lucha interna con el Ejército, como narra Alejandro Tarruella en su libro sobre esa organización. El ex jesuita Miguel Mom Debussy, ordenado por Bergoglio, afirma que en los viajes entre San Miguel y la Ciudad de Buenos Aires en los que le hacía de chofer, el Provincial le hablaba del proyecto político de Massera, con quien se había reunido varias veces. Al fundamentar la distinción en el Consejo Directivo, Piñón explicó que en torno de Massera se estaba organizando un nuevo movimiento popular. Sólo se opusieron el decano de la Facultad de Filosofía, el ex seminarista Carlos Cullen, y el director del Departamento de Filosofía, Agustín De la Riega, quienes por ello perdieron sus cargos. En una entrevista que le realicé para un libro inédito, Cullen me dijo que en 1975 rechazó el ofrecimiento de Bergoglio de asumir el rectorado de la Universidad porque el Provincial le exigía una obediencia absoluta. Bergoglio se inclinó entonces por Piñón.

Bergoglio dispuso que el honor no fuera conferido en la sede central de la Universidad sino en el colegio de Yatay y Corrientes que dependía del Salvador y se hizo representar por su vice, Víctor Sorzín. "Eso es demostrativo de su ambigüedad, porque no era concebible que pudiera concederse al miembro de la Junta Militar sin la conformidad del Provincial", sostuvo Cullen. Un cuarto de siglo después, Piñón le dijo al periodista e historiador Hernán Brienza que él negoció con Massera la liberación de Yorio y Jalics pedida por el Provincial. "Como contrapartida, hubo algún tipo de acuerdo político y el nombramiento como doctor honoris causa del marino en El Salvador, que se oficializó unos meses después". En 2013, increpado por una alumna de la Universidad Nacional de Cuyo, Piñón arguyó que la Universidad del Salvador y Guardia decidieron "hacer ese gesto en protección de compañeros y para salvar vidas". Los demás panelistas y parte del público se retiraron en repudio. La cronología no respalda esta explicación tardía: Yorio y Jalics fueron liberados en octubre de 1976 y el marino recibió su profesorado honorario en noviembre de 1977. Massera, como Bergoglio, no cobraba sus deudas en plazos tan generosos.





























OPINIÓN



La gran jornada y el contexto




Marcha y paro de mujeres, multitudes en todo el país. La unidad del peronismo, en versiones de la CGT y el PJ. Esbozo del mapa electoral del panperonismo. Gobernadores de hoy y de ayer, gravitación y límites. El potencial de Cristina y los límites del Frente para la Victoria. Una mesa bien corporativa, con el regreso de la jerarquía católica al primer plano. Voto electrónico, intríngulis.


Por       Mario Wainfeld


El paro y movilización nacional de mujeres del miércoles 19 resultó el hecho político más importante de la semana, en especial porque ratifica movidas anteriores y anticipa continuidad. La acción directa es una de las claves del año y del futuro cercano: minorías celosas de sus derechos ocupan calles y plazas, articulan, crean nuevas maneras de expresión o se valen de las tradicionales. Ninguna es oficialista, casi todas son francamente opositoras.

La palabra "minorías" no alude, acá, a una cuestión numérica (que podría deducirse de un censo) sino a la distribución de poder real, a menudo tan desigual como la de la riqueza. Las mujeres superan la mitad de la población argentina pero reciben menos paga por igual trabajo, chocan con el techo de cristal por doquier, son destratadas en muchos aspectos de la vida social. Copan el espacio público porque "vivas nos queremos", sus reivindicaciones trascienden esa demanda tan esencial y a la vez pendiente. El clamor y la alegría de congregarse conmueven e interpelan, hacen camino al andar.

La jornada, que se organizó con poca antelación, vibró en todo el país. La comparación con otras movilizaciones del año puede ser ilustrativa o transformarse en una competencia banal. Sin un dron nacional o un panóptico para observar panorámicamente, digamos que el "unitarismo" es un error frecuente en las apreciaciones. En la Ciudad Autónoma se congregó una muchedumbre imponente, desafiando un clima inhóspito pero hablamos apenas de una fracción de las personas que participaron en otras ciudades o pueblos.

Tantas fueron que los diarios Clarín y La Nación debieron dar cuenta en sus tapas. Hace poquito, en una impactante decisión editorial simultánea, ocultaron al cierre del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, para priorizar una competencia de asadores en suelo porteño. El periodismo de guerra se maquilla, sin renegar de su esencia: antagonismo contra las luchas populares, incrustaciones de machismo, centralismo y una pizca de frivolidad… todo tan PRO.

El paro y movilización históricos sucedieron en la semana del 17 de octubre, que se celebró en actos dispersos. Solo un iniciado podría rememorarlos en su totalidad. Y apenas un puñado de dirigentes políticos y de periodistas está en capacidad de desentrañar la lógica de las concurrencias de dirigentes acá, aquí y acullá. Sin quererlo, los tenues festejos pintaron la dispersión del movimiento obrero, la del peronismo en su conjunto (si tal cosa existe). Faltaron unidad y masividad: no son detalles.

Signo de la época: la vitalidad de la protesta social supera a la de los partidos políticos. Es más veloz y rotunda, por decirlo mal y pronto, dato cuya relevancia se agiganta, cuando falta un año para las elecciones de medio término.



Unidad selectiva: "Con nuestra unidad queremos enviarle a un mensaje a los políticos" comenta uno de los triunviros de la CGT. El mensaje incluyó el rechazo de la presencia del ex gobernador y candidato a la presidencia Daniel Scioli, cuando se reunieron con el Partido Justicialista (PJ), semanas atrás. O sea, unidad con algunos.

El rediseño de la cúpula sindical busca fortaleza y en principio es un avance. En acción, por ahora, uno de sus costos es que el colectivo tiene la fuerza de su eslabón más débil o, por ser más precisos, más transigente. Hasta el cierre de esta nota, la CGT se asemeja más al arquetipo de Andrés Rodríguez, el secretario General de la Unión de Personal Civil de la Nación (un oficialista serial) que a su par de Camioneros, Pablo Moyano, opositor por idiosincrasia. Un mix sería más adecuado a la etapa.

Los compañeros dirigentes pejotistas también dividen aguas y enfrentan al kirchnerismo. En 2011 el armado del Frente para la Victoria (FpV) incluía a todas esas facciones, gremiales o políticas. Era una concesión al poder del Gobierno de la entonces presidenta reelecta Cristina Fernández de Kirchner. La mayoría de los gobernadores no compartía las más avanzadas medidas y decisiones del kirchnerismo. El ex diputado y ministro Agustín Rossi describe bien: se consiguió sostener un gobierno de centro izquierda y progresista con aliados conservadores populares, con suerte.

La derrota disuelve la afectio societatis: cada cual vuelve a su redil y a su ideología predilecta. El ánimo frentista de la CGT o el PJ excluye al FpV, denominación que usamos en esta columna como sinónimo del actual kirchnerismo aunque el destino de la sigla puede variar en distintos distritos en 2017.

La fragmentación ulterior a la reelección de Cristina fue motorizada desde ambos sectores. Su saldo fue la derrota cuyas secuelas desmienten con crudeza a quienes, hace un tiempito, se entusiasmaban con el facilismo de desear caer en las elecciones para regresar como el Ave Fénix.

Como es regla, dividir es más sencillo que re-juntar (use o suprima el guión, según le parezca). En la coyuntura, Cristina sigue siendo la única figura nacional del espacio FpV-PJ, la más popular y la más rechazada por el oficialismo. La única, hoy en día, que tiene virtualidades para infligir una derrota electoral a Cambiemos en un distrito grande: la provincia de Buenos Aires.

La gravitación del FpV en las urnas es flaca en otros distritos: solo la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, es "del palo" sin ambages.

Los pejotistas, a su turno, gobiernan varias provincias, que atraviesan las dificultades del segundo semestre real existente. Muchos de sus referentes son ex gobernadores y está por verse si sus delfines no le disputan el liderazgo local en las urnas. Suele ocurrir: los "pollos" se transmutan en gallos de riña cuando llegan al Ejecutivo.

El sanjuanino José Luis Gioja es el primus inter esos pares en el PJ. El chaqueño Jorge Capitanich (intendente de Resistencia) y el entrerriano Sergio Urribarri son ejemplos de kirchneristas convencidos o en tránsito, sin agotar la lista.

Desde 1983 varios gobernadores o Jefes de Gobierno saltaron la frontera y llegaron a presidentes: Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner, Mauricio Macri... hasta los interinos Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá. El cursus honorum está comprobado empíricamente pero no es sencillo pasar del feudo local a las ligas nacionales. El gobernador promedio, póngale, es toro en su rodeo y se diluye en el ajeno. Gioja conserva aspiraciones en San Juan pero sería un fracaso en cualquier otra provincia de Cuyo. Algo parecido le ocurriría aún al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey si pretendiera ampliar su hinterland a Tucumán, ni pensar en la Mesopotamia o en la Patagonia. El salto cualitativo no es imposible pero tampoco se concretó hasta ahora.

La votación de 2017 se resuelve a nivel provincial, lo que es una ventaja para los referentes provinciales, "condenados" a jugar de local. O a formar una coalición de partidos provinciales. O a colocarse bajo el paraguas del Frente Renovador del diputado Sergio Massa, quien arriesgará su capital político en Buenos Aires, que le fue tan propicia en 2013 y 2015, que no es poco.

De nuevo, Cristina conserva un peso específico y dotes políticas diferenciadas, que solo podrán medirse en "la Provincia", si ella decide exponerse.

Entre los partidos, el FpV mantiene una insuperada capacidad de movilización que no tiene correspondencia lineal con los votos, como se corroboró el año pasado.

La izquierda clasista trajina el espacio público y va por más: el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) anuncia un acto en la cancha de fútbol de Atlanta para el 19 de noviembre.

Cambiemos deja libre ese terreno en disputa, porque no quiere y no puede (razones que se realimentan).


El retorno de las corporaciones: La protesta social frenó o aminoró ciertas decisiones del oficialismo. Sus vertientes no se encolumnan detrás de un partido político, aunque hay militantes y adherentes de varios en sus filas (casi nadie de Cambiemos).

La otra irrupción de estos días fue la Mesa de Diálogo Social en la que platicaron funcionarios nacionales, gremialistas, corporaciones empresarias. Se sumó lo que en jerga impropia se apela "la Iglesia". En la Argentina conviven muchos cultos religiosos pero, cuando de "Iglesia" se habla, se designa a la jerarquía de la Iglesia Católica. Si nos ponemos puristas, la jerarquía no es la Iglesia (a secas) ni siquiera en la buena doctrina católica. Meros purismos mientras lo esencial es que los obispos colaron en las tratativas, con la venia obvia del Papa Francisco. Testigos presenciales chimentan que los prelados no emanan olor a oveja, precisamente. Eso sí, regresan a instancias de poder y conversación de las que el kirchnerismo los había extrañado.

Se complejiza y engrosa así el revival de las corporaciones en la política, con el empresariado a la cabeza. La CEOcracia diseña un nuevo mapa.

Los cegetistas consintieron sin pestañear la exclusión de las dos CTA y los movimientos sociales. Esbozaron un pacto no escrito, confuso. Habrá un bono de fin de año cuyo alcance es un enigma. Se ignora a cuantos trabajadores del sector privado alcanzará y, en su caso, si llegará más allá de quienes lo habían conseguido de antemano.

En el sector público la incertidumbre es similar: está por verse si abarca a todos los estatales nacionales o en qué provincias se hará realidad.

La CGT fue, amablemente, de punto al cónclave. Mientras sigan las negociaciones, tan brumosas de momento, debe diferirse un juicio definitivo pero da la sensación es que los compañeros popes se conforman con poco.

El resurgir corporativo y la baja cosecha gremial son las malas nuevas cuando octubre empieza a terminar. La fuerza y la vitalidad del primer paro nacional en la era macrista, protagonizado por mujeres, carga el otro platillo de la balanza. Todas estas historias continuarán.































Urgencia informática






Por        Mario Wainfeld





La ley de Reforma electoral se aprobó en Diputados, con la exigente mayoría agravada. La discusión fue barroca y desordenada: se consumó artículo por artículo. El oficialismo hizo concesiones y retrocedió parcialmente.



El texto definitivo, un rompecabezas, recién llegó al Senado el viernes a la noche. Con tamañas idas y vueltas entreveradas con parches, eventual mala praxis y (quién sabe) alguna manito negra en el cierre es prematuro hacer un análisis pormenorizado. Es prudente diferirlo hasta que se lea a fondo el articulado y se escuchen voces de académicos, juristas y políticos. Van a cuenta unas líneas sobre la vedette de la propuesta oficial: el apodado voto electrónico.



Los debates públicos corroboraron que esa técnica es inusual en "el mundo" al que supuestamente estamos entrando. Son contadas las democracias estables que lo aplican, es más frecuente que se haya puesto en práctica y luego discontinuado.



La mayor objeción tiene que ver con la fiscalización y el primer escrutinio en las mesas que en el razonable sistema argentino están a cargo de personas del común. El conteo de boletas puede ser lento, carencia relativísima que contrapesa la virtuosa posibilidad de que pueda hacerlo cualquier ciudadano o ciudadana que sepa leer, sumar y restar. Es complemento redondo de la universalidad y obligatoriedad del sufragio.



Sofisticar el método produce el riesgo, en caso de conflictos, de que sólo pueda fiscalizar una élite de expertos en informática.



La vulnerabilidad de cualquier sistema, comprobada en cien episodios de este siglo y en la discusión de este proyecto, ahonda las dificultades.



La posibilidad de "cortar boleta" en la Primarias Abiertas y las elecciones generales añade una traba en la emisión del voto. Es sencillo manejar la pantalla si se trata de elegir una lista. Si hay que "navegar" entre varias, se requiere cierta destreza que puede complicar la vida a más de un participante.





El Senado escuchará en comisiones al ministro del Interior Rogelio Frigerio seguramente el martes primero de noviembre. Los integrantes de la Cámara electoral y apoderados de los partidos desfilarán, se espera, el jueves 3. Es posible que el proyecto llegue al recinto una o dos semanas después.



El heterogéneo bloque del Frente para la Victoria (FpV) tiene la llave del resultado. Su presidente, Miguel Pichetto, lidera la fracción más transigente con el oficialismo. En estos meses mostró más muñeca que coherencia ideológica, en consonancia con su trayectoria.



Senadores que reportan al gobernador de sus provincias, incluyendo los más permeables al Gobierno nacional, tal vez opongan trabas, pensando en defender las chances electorales en sus territorios (ver también nota central).



Los kirchneristas se opondrán frontalmente.



Es temerario anticipar un resultado, aunque el más factible sea una aprobación parcial con modificaciones. El proyecto debería volver a la Cámara Baja. El desenlace más posible (para nada seguro) es que subsistan las reformas del Senado, en función de las mayorías necesarias para que Diputados imponga la redacción y de la urgencia que acucia al Ejecutivo.



Entre las polémicas ya insinuadas se cuenta la necesidad (o no) de un chip en cada boleta de voto. El politólogo Andy Tow esbozó una sospecha en Twitter: "Sobre reforma política, no sé si lo que aprobó Diputados es un proyecto de ley o un pliego licitatorio a medida". A medida y caro, añaden los críticos.



Otro problema que afrontará el Honorable Senado es que el sistema pensado no contempla un "plan B" si no se consigue ponerlo en funcionamiento en la totalidad de las mesas o en parte de ellas. Asoma un vacío legal, una nebulosa para ese supuesto, nada fantasioso. Es deseable que los camaristas digan algo al respecto, a contrapelo de la ansiedad del macrismo. Tanto deseo es otro factor para levantar la guardia ante una iniciativa que corre contra reloj, sin razones válidas que lo justifiquen.






















































OPINIÓN



Movimientos peronistas








Por        Edgardo Mocca


El universo peronista se ha activado visiblemente. En pocos días hemos asistido, entre otras movidas, a una reunión de los peronistas del Frente Renovador, a un pronunciamiento político-ideológico en nombre del Papa y de Perón, y – dentro de una vasta gama de celebraciones del 17 de octubre – a una reunión del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo cierre fue el discurso de Cristina Kirchner pronunciado desde su residencia en la provincia de Santa Cruz. Es muy importante prestar atención a estos movimientos porque los reacomodamientos internos del vasto y contradictorio mundo del peronismo son, junto con el clima popular ante el rumbo asumido por el Gobierno, cuestiones decisivas para el futuro del país.
Algo indica que en las mesas de arena del peronismo empieza a percibirse el lento pero sostenido deterioro de la simpatía popular por el gobierno de Macri. Nada asegura que esa tendencia se sostenga pero parece que hay coincidencia en que negarla puede ser nocivo para cualquier cálculo electoral. Los peronistas que están con Massa lucen una dualidad muy llamativa: reivindican el liderazgo del tigrense pero diferencian fuertemente su discurso político del de su jefe, en el sentido de acentuar los tonos críticos respecto del actual rumbo de gobierno. Las crónicas dicen que en la última reunión de este grupo, uno de sus principales líderes sostuvo que los peronistas son, dentro del Frente Renovador, los que se oponen a que los platos rotos los paguen los que menos tienen. ¿Revelación de beligerancias internas o coqueteo hacia los peronistas opositores? Lo más seguro es que ni los propios actores lo sepan: suele entenderse que la mejor táctica política es la que deja abiertas las puertas en múltiples direcciones. Por lo pronto parece haber llegado a su fin la luna de miel de principios de año, signada por la aprobación de las leyes más duras que abrieron paso al ajuste y al brutal endeudamiento y por la complacencia "institucional" expresada en el acompañamiento de Massa a Macri en su debut en ese emblema del establishment capitalista global que es la reunión de Davos. En realidad, se trata de una elemental lógica pragmática de la política: ¿Cómo se hace para enfrentar electoralmente a un gobierno de derecha con un discurso de derecha? Claro que de esa evidencia de sentido común no surge una interpretación mecánica de la táctica política; para los renovadores y particularmente para Massa es importante mantener un diálogo fluido con la parte de la sociedad que lo acompañó en la elección de octubre y definió el ballotage a favor de Macri. Para quienes ven las cosas de este modo, hay que lograr un desplazamiento de la crítica al proyecto del macrismo al reproche por la mala administración y por la falta de sensibilidad social del Gobierno. Algo así como que no saben hacer bien lo que de todos modos hay que hacer. Por otro lado este sector político es consciente de que su crecimiento fue, en buena parte, tributario del estado de ánimo de cansancio de la política en muchos sectores sensibles al discurso único mediático dirigido contra el kirchnerismo. Si se atiende a una lógica interna del Frente Renovador esa dualidad crítico-tolerante respecto del Gobierno aparece razonable; el problema para ellos es la extraordinaria y creciente fluidez que tienen en los últimos tiempos los reacomodamientos peronistas. Por lo cual, buena parte del rumbo de este minué que bailan los peronistas de Massa dependerá de cómo evolucione la relación del Gobierno con esa parte del electorado que lo eligió contra el kirchnerismo pero no la está pasando demasiado bien estos meses.
Mientras tanto una constelación muy diversa de dirigentes que se dejan llamar "laudatos" –l o que más o menos literalmente podría traducirse como "alabados" – acaba de romper la habitual monotonía de las roscas preelectorales colocando la discusión en términos poco habituales de tensión ideológica. Con la excepción del sector más firmemente encolumnado con las políticas del kirchnerismo y el liderazgo de Cristina, en la Argentina estaba funcionando un pacto no escrito que consistía en conducir la política al espacio del show televisivo y a la repercusión judicial de las operaciones dirigidas a la persecución de los líderes del anterior gobierno. Los laudatos rompen el pacto con un documento en el que caracterizan la realidad actual como "despojo del patrimonio argentino", llaman a "emanciparse de los residuos culturales de una modernidad agonizante basada en el consumismo desenfrenado y el rédito inmediato, que es urgente cambiar en pos del reencuentro con los valores esenciales del ser humano" y se remiten a las encíclicas papales críticas de la globalización financiera y al "Modelo argentino para el proyecto nacional", presentado por Perón en el Congreso de la Nación pocos meses antes de su muerte. De este último texto subrayan una frase del entonces presidente: "Existen dos únicas alternativas: neocolonialismo o liberación". Como base para la creación y desarrollo de una comunidad sostenida por la guía de Francisco y de Perón enuncian unas líneas programáticas que bien podrían ser resumidas como una profundización crítica de la experiencia de los años del kirchnerismo, puesto que sostienen tácitamente sus orientaciones y tienden a subsanar sus insuficiencias históricas. Esta intervención de un heterogéneo colectivo de dirigentes peronistas, que abarca buena parte del espacio actual del movimiento, llegó a ser incluida en la agenda del propio Papa; sería equivocado reducirla a un juego táctico circunstancial y de corto alcance.
La aparición de Cristina Kirchner en el cierre de un acto organizado por el PJ porteño, con un discurso de fuerte acento identitario peronista y una no menos fuerte invocación a la unidad del espacio que se reconoce en esa pertenencia tampoco debería ser reducida a una anécdota menor. A esta altura del año los gurúes del revanchismo neoliberal soñaban a la ex presidenta políticamente aislada o reducida su influencia a una grey incondicional pequeña y políticamente impotente. Vale una digresión: es muy visible la existencia de un fuerte choque táctico-político en el interior del bloque social que sostiene al gobierno del macrismo. Ciertos sectores encargados de la ingeniería político-electoral consideran políticamente peligrosa la idea de radicalizar la operación judicial en su contra hasta culminar con su detención. Los obsesiona el fantasma de la historia, de esa historia de la dictadura que pomposamente se autodenominó "Revolución Libertadora", y que dio por terminado al peronismo con el exilio de su líder, la persecución sistemática de sus simpatizantes y su proscripción electoral. Que la cuestión del peronismo siga siendo el problema central de la política argentina más de sesenta años después de aquel operativo demuestra la dificultad que entraña el intento de borrar la memoria política de nuestro pueblo. Por eso hay en los círculos de la derecha argentina quienes intentan construir estrategias un poco más complejas y sofisticadas para construir un orden político estable para el neoliberalismo en la Argentina. Claramente no es esa la posición del Grupo Clarín, que tan eficazmente ponen en escena Lanata y Stolbizer. Esta gente está alterada por el miedo que suele ser consejero de políticas suicidas. En este caso pretenden, entre otras cosas, generar un precedente judicial de contornos trágicos: la detención de una ex presidenta por proponer al Congreso la firma de un acuerdo con otro país. Un acuerdo, además, que nunca pudo ejecutarse. Que por lo mismo no tuvo consecuencias prácticas, como las que el operativo Nisman le atribuyó cuando postuló que se procuraba el levantamiento de las alertas de Interpol contra los iraníes sospechosos de participación en el atentado a la AMIA, lo que fue precisamente desmentido por las autoridades de ese organismo internacional. Lo único que habilita la productividad de semejante engendro es la ofensiva de poderosos sectores de la sociedad, coordinados y expresados por el aparato de agitación y propaganda llamamos medios de comunicación, que quieren recluir la política en el seno del batifondo televisivo, las carpetas de los servicios y la impunidad de la corporación judicial. Lo cierto es que el prospecto del establishment de poner a Cristina fuera de combate no se concretó. Y también que en todos los movimientos internos de la constelación peronista ronda la presencia de la ex presidenta.
El enigma peronista está abierto y su solución será decisiva para el resultado de la elección de 2017 que es una instancia clave para la solución de otro enigma, del principal, el que consiste en definir si será posible construir un orden neoliberal con un sistema de partidos y de competencia electoral que no comprometa sus principios rectores. Fácilmente puede reducirse esta cadena de acciones en el interior del peronismo a la condición de "maniobras electorales". Ciertamente lo son en cierto sentido, se reconozca o no. Pero la cuestión no es esa. Es necesario dilucidar en qué dirección se están reagrupando las fuerzas del peronismo. Basta con decir que las posturas del sector que hoy ocupa las posiciones rectoras en el interior del PJ están siendo desbordadas "por izquierda" desde un sector del Frente Renovador, desde las encíclicas papales y la póstuma producción política del líder histórico del movimiento. Tal vez algo tenga que ver con esto la movilización popular de todos estos meses, que abarca las concentraciones masivas en las plazas del sector que acompaña intensamente el liderazgo de Cristina, la marcha del 24 de marzo, las confluencias sindicales como la movilización del 29 de abril – provisoriamente archivadas por el triunvirato dirigente de la CGT  -  la resistencia al tarifazo y la Marcha Federal. En última instancia el modo en que se muevan los afectos y las indignaciones populares en estos meses será el termómetro que mida la viabilidad de las movidas políticas.

























INQUIETUD FRENTE A LA CREACIÓN DE LA

NUEVA POLICÍA PORTEÑA



Con temor a la mano dura PRO



Desde la oposición porteña quieren establecer la obligación de que la fuerza sea conducida por un civil. También pretenden que tenga firme perspectiva de derechos humanos y que no esté enfocada en la represión

La nueva policía empezaría a operar a partir de enero próximo.



El traspaso de la Federal a la órbita del Ejecutivo porteño y su fusión con la Metropolitana en una nueva Policía de la Ciudad avanza al paso del consenso político. El descontento de un sector de los federales con el traslado y la presión de los altos mandos para retener caja y territorio son las resistencias principales al proceso que comenzó en enero con el convenio entre ciudad y nación y que culminará el primer día de 2017, fecha del debut en las calles de la nueva fuerza. Con algunos reparos no menores, el proyecto de ley del macrismo que crea la nueva Policía de la Ciudad encontró consenso en la Legislatura, aunque las miradas están puestas, mas allá de la letra de la norma, en lo que será el desempeño real de la fuerza, sobre todo frente a la protesta social en el marco de una política crecientemente represiva y en el que se cuentan cada vez más los casos de abusos policial.
El consenso que en líneas generales hay con el proyecto de creación de la nueva policía radica en que es casi idéntico al de la Metropolitana de 2009 que, según los especialistas en seguridad, puso la vara más alta en cuanto al control civil, la profesionalización de la fuerza y la separación entre el trabajo administrativo y el estado policial. Precisamente son esos puntos, los que encuentran mayores resistencias por parte de la Federal.
Hasta ahora, únicamente el FpV planteó un proyecto alternativo, que presentó Campagnoli. Tiene varios puntos en común con el proyecto oficial, al que varios legisladores del FpV consultados por este diario calificaron como "bueno", aunque incorpora básicamente tres cambios. Establece que el jefe de la fuerza debe ser un civil, definición que el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el ministro Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, patearon para más adelante. En los últimos días, el Pro hizo correr el rumor de que el jefe podría ser el actual secretario de seguridad, Marcelo D`Allessandro.
"En un contexto de ajuste y mayor conflictividad social, la preocupación es que la policía tenga una firme perspectiva de derechos humanos, una orientación a la previsión y no que esté enfocada en la represión", indicó a Página/12 el legislador del FpV José Cruz Campagnoli, titular de la comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña.
"Se necesita una fuerte capacidad de conducción, que hoy no se ve", apunta el especialista Marcelo Sain en referencia a los pataleos de los federales. Una de las razones del malestar es la quita de los "adicionales". El PRO reemplazó los adicionales por el "servicio complementario", que es lo mismo pero con otro nombre. "Sólo así, con ese complementario, los efectivos consiguen completar un salario digno. Para nosotros eso hay que quitarlo, porque terminan trabajando 24 horas y la mayor cantidad de muertes de efectivos se da cuando no están cumpliendo las horas de trabajo blanqueado. La solución a esa discusión son mejores salarios para los efectivos, como tiene la Metropolitana", aseguró Sain y recordó que esa decisión se inspiró en el funcionamiento de la Policía Aeroporturaria, que estuvo a su cargo, con salarios parejos y altos.
El FpV incorpora, además, la prohibición de "portar de armas de fuego" u otras "municiones de poder letal" durante las manifestaciones. La propensión a la represión en ambas fuerzas es un tema de preocupación. En el caso de la Metropolitana, tuvo al menos cuatro antecedentes graves: el desalojo, con balas de plomo, de la toma de la Sala Alberdi; los disparos, gases y palazos que contra internos y trabajadores del Hospital Borda; el desalojo del asentamiento Papa Francisco; y los cuatro muertos en el desalojo del Parque Indoamericano, que compartió con la Federal.
Para el especialista en seguridad democrática Alberto Binder, la creación de una nueva policía es una "una oportunidad histórica" que requiere "de un acuerdo político amplio" para evitar desperdiciarla. "Pocas veces surge la chance de crear una policía de cero. Excede en mucho a una gestión de gobierno y se trata de planificar una seguridad para el área metropolitana, uno de los principales problemas del país", asegura.
Binder coincide en que lo fundamental es realizar una "depuración de los vicios de la federal". Entre ellos, señala "una pérdida muy grande de profesionalismo, de capacidad técnica e investigativa, compromisos con cajas vinculadas a la política y la corrupción y ciertas prácticas vejatorias de los derechos humanos".
"La ley es aprobar los planos de la casa, después hay que construirla", grafica para advertir que el proceso de fusión entre la Federal y la Metropolitana "va a ser complicado, sobre todo si en lugar de una visión a la largo plazo se imponen intereses electorales o si se cierran filas detrás de las internas policiales". Binder recuerda, en ese punto, "la experiencia fallida" del nacimiento de la Metropolitana, cuando Mauricio Macri "apostó a una de las tribus de la federal, con el Fino Palacios a la cabeza. Agarraron la federal, le pusieron un nuevo uniforme y fue un desastre: todo eso estalló".
"La creación de la Metropolitana no fue una experiencia que haya comportado el trabajo de repensar y replantear la institución policial en términos democráticos", advierte, por su parte, la socióloga especialista en políticas de seguridad y fuerzas policiales del Instituto Gino Germani e investigadora del Conicet Alina Ríos. En sintonía con Binder sostiene que "el gran problema de la Metropolitana fue que reprodujo lógicas de otras fuerzas, cuando era la oportunidad histórica de constituir una policía radicalmente democrática". "Más allá de los discursos que apelaron a la proximidad y la cercanía el problema es que en última instancia el programa político que da sentido a la función policial no cambia, sigue estando en la línea del mantenimiento del orden y no tanto en la protección de derechos y libertades", subraya. "Por ejemplo, nunca se discutieron verdaderos mecanismos de control ciudadano sobre esta fuerza (ni sobre ninguna otra). La violencia institucional es violencia estatal, por eso su control efectivo no puede ser exclusivamente estatal".
Para Ríos, el discurso de la "cercanía con la gente" y la "proximidad", latiguillos frecuentes del PRO, pueden transformarse "en una trampa". "Son nociones con varias caras. Una de ellas es que puede ser un buen instrumento de un programa neoliberal. Si se reduce a una cuestión de transferencia de información de los vecinos hacia la policía, puede ser la peor faceta del fascismo. Si la proximidad es para facilitar la denuncia y delación, se convierte en la peor pesadilla", describe







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