lunes 1º de agosto de 2016
Cecilia Nahón: En este momento estoy en la American University, yo soy economista y enseñé también en Argentina diversas materias, hice investigación y ahora estoy colaborando con la American University en un par de materias, acá en Estados Unidos. Pero con ganas de volver y espero poder volver pronto. Estoy más bien dedicada a la cuestión académica. Pero también colaborando con algunos medios en Argentina y siguiendo muy muy de cerca todo lo que pasa en el país. La verdad que bastante preocupada por unas cuantas cosas que estas sucediendo en Argentina.
RdS: ¿Qué es lo que te preocupa?
CN: Me parece que los últimos meses lo que se ha visto es una pérdida de la independencia en la política exterior donde se dejó de tener una política exterior autónoma y realmente pensada en función de las necesidades, intereses de los argentinos y de la Argentina. Se pasó a tener una política exterior que, con este latiguillo de "volver al mundo", en realidad de lo que se trata es de volver a tener las prioridades del mundo, a defender los intereses del mundo y no siempre los intereses de nuestro propio país que a veces coinciden y muchas veces no. Nosotros somos un país con una historia, una especificidad particular y ante todo somos latinoamericanos y sudamericanos. La centralidad que tuvo durante la última década la vinculación con América Latina, hoy no está presente en la agenda del gobierno nacional. El gobierno de Macri ha dado una centralidad a otro tipo de vinculaciones y me parece que eso es un retroceso y es algo que me preocupa tanto a mí como a millones de argentinos.
RdS: ¿Qué se sabe de estos grandes acuerdos de libre comercio como el TPP?
CN: El TPP tuvo años de negociaciones en secreto. Fue firmado el año pasado por 12 países entre ellos Estados Unidos y también algunos países de nuestra región como México, Chile y Perú. Pero todavía no ha sido ratificado por EEUU y de hecho está en un momento de mucho debate porque la verdad es que así como en Argentina, por ejemplo, y en buena parte de América Latina, ha habido en los últimos años fuertes cuestionamientos a los "Tratados de Libre Comercio", que lo pongo entre comillas porque en realidad son muy regulados y también están muy dirigidos. También en EEUU se empezó a ver un creciente cuestionamiento a este tipo de tratados. Incluso los dos candidatos principales de hoy, Donald Trump y Hillary Clinton dicen que están en contra del Tratado Transpacífico, de este acuerdo entre 12 países que la administración Obama lo presenta como uno de sus grandes logros en política comercial y, en realidad, tanto Trump como Clinton dicen que no lo apoyan.
RdS: Con respecto a la triangulación entre TPP, TTIP y Mercosur, ¿Cómo nos podría afectar en la Argentina si es que esto realmente se pone en marcha?
CN: Este Tratado Trans Pacífico básicamente de lo que se trata es de establecer nuevas reglas, nuevos estándares, nuevas exigencias para el comercio internacional. Ya no en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sino en el marco de un acuerdo regional que obviamente busca excluir a China. Fue muy interesante una nota editorial que publicó el presidente Obama, hace algunos meses para tratar de influenciar y de hacerlo bien en el propio Congreso de su país para que aprueben el TPP. El presidente Obama lo dice con todas las reglas, algo que nosotros lo hemos denunciado en los últimos años en la OMC también pero ahora lo reconoce él y dice "el Acuerdo Trans Pacífico es importante porque tenemos que ser nosotros, los EEUU y nuestros aliados, y no China, los que escribamos las reglas del comercio internacional" y así de claro, es casi textual. Claramente lo que deja esto al descubierto es, primero, que hay reglas en el comercio internacional y, efectivamente, quien las maneja y las controla las usa para su favor y esto ha estado ante todo, ya no a favor de un país, esto no ha beneficiado a EEUU en su conjunto, si bien en promedio por supuesto que lo beneficia, sino ante todo a la clase empresarial, a las grandes corporaciones, a las 500 empresas más grandes del mundo, a las grandes transnacionales que realmente controlan estas reglas y controlan hasta el proceso en el cual se escriben esas reglas.
¿Hubo críticas al secretismo de las negociaciones?
Fue muy criticado y cuestionado el proceso de negociaciones del TPP justamente porque las compañías tenían acceso a información que no tenían los propios ciudadanos, entonces fue bastante oscuro. Lo que estamos viendo entonces es que hay una vocación muy fuerte de estas economías de reescribir las reglas y en ese sentido son reglas que claramente, al establecer algunos estándares más exigentes, están en su favor en términos de propiedad intelectual, de algunos estándares medio ambientales que pueden ser positivos en sí mismos pero que pueden ser riesgosos para utilizarse como excusas para frenar el comercio bajo una suerte de proteccionismo ambiental. Por supuesto que nosotros las tenemos que entender y que seguir muy de cerca a todas estas reglas y negociaciones, pero no caer tampoco en una suerte de un ataque de pánico de creer que porque no las estamos escribiendo nosotros, entonces estamos fuera y tenemos que sumarnos de una manera pasiva a la adopción de esas reglas. Argentina tiene que seguir muy activa en la OMC, fortaleciendo el Mercosur y fortaleciendo su propio espacio de integración regional y desde ahí seguir construyendo con el resto del mundo. Pero me parece que creer que porque hay otros países negociando estos acuerdos, entonces uno tiene que salir corriendo a suscribirlos es de nuevo no poner ante todo el interés económico del propio país que creo que tiene que ser el de seguir impulsando la política industrial, cosa que hoy no se está haciendo de manera decidida. Me parece que debemos seguir impulsando el crecimiento económico y todo esto teniendo una política exterior al servicio justamente de esta industrialización, lo que es muy difícil siempre, es un desafío muy grande.
RdS: Teniendo en cuenta que el gobierno argentino tiene mejor sintonía con la Casa Blanca. ¿Qué crees que puede llegar a cambiar el gobierno de Estados Unidos en relación al gobierno argentino?
CN: Lo que yo veo del gobierno de Macri con relación a EEUU es que ha habido una suerte de lluvia de concesiones. Concesiones de la Argentina hacia EEUU. Creo que con EEUU es necesario tener una relación madura, una relación inteligente, una relación de mutua conveniencia, pero lo que el gobierno de Macri está implementando desde mi punto de vista no es esto. Creo que tiene un discurso donde lo que se busca es el mutuo beneficio pero en la práctica, si uno analiza los acuerdos firmados-porque más allá de las declaraciones lo que hay que mirar son los acuerdos y las acciones concretas-se han tomado una cantidad de compromisos que difícilmente se hayan podido analizar en su profundidad, dimensionar en toda su envergadura, se ha avanzado en temas de defensa, de cooperación al narcotráfico, acuerdos comerciales y muchas otras áreas, en donde me parece que hubo grandes concesiones. EEUU hace lo que hacen los países grandes y fuertes, es lo que debería hacer también la Argentina a pesar de su tamaño, que es defender sus intereses y tratar de avanzar todo lo posible en sus propios intereses en su política exterior. Para relacionarlo con el TPP, EEUU ha negociado fuerte, pero otros países también y lo que Argentina tiene que aprender de estos acuerdos es no tener miedo a negociar fuerte, a exigir, a pedir, a recurrir a los mecanismos que tiene el sistema multinacional como por ejemplo la OMC en caso de que haya problemáticas y diferencias para acceder a un determinado mercado. Se trata de defender sus intereses. Creo que eso es lo que se ha perdido con el gobierno de Macri. Con esta vocación de reintegrarse al mundo, en realidad lo que yo veo es que hay una falta de planteo al mundo y en las diversas relaciones bilaterales de cuáles son los intereses del país y se tienen a adoptar agendas que son ajenas. Nosotros somos un país y una economía con una realidad nuestra, específica, como te digo, sudamericanos, latinoamericanos, una economía que en el tamaño mundial es media o media-grande, pero que no es una gran potencia ni está entre las potencias tradicionales ni tampoco una potencia emergente como puede ser China, Rusia o India. Nosotros tenemos particularidades en nuestra política exterior, que hace que no podamos acoplarnos a las agendas y a las prioridades de ningún país de manera directa.
RdS: ¿Cómo ves el panorama electoral en Estados Unidos y que efectos podría tener un triunfo de Donald Trump o Hillary Clinton?
CN: Mirá lo primero que les puedo decir es que es impresionante el nivel de polarización y de enfrentamiento que hay entre los dos partidos en EEUU. Esto se da a la vez que hay altos debates y diferencias al interior de los partidos. Si querés en términos más generales, me parece que hay una desorganización y una suerte de crisis en el sistema tradicional de partidos de EEUU, donde en definitiva dos candidatos que estaban por fuera de los partidos principales, Trump en el caso de los republicanos y Bernie Sanders en el caso de los demócratas, terminaron condicionando gran parte de la agenda, marcando los temas de la campaña y realmente poniendo los partidos y al establishment de ambos partidos en una situación muy exigente. No son lo mismo, Sanders y Trump tienen enormes y muy importantes diferencias ideológicas pero también de valorización de la política. Me parece que una cosa muy interesante que trajo Sanders a la política fue justamente de hablar de esto de la revolución de la política, o sea de revalorizar la política como forma de transformación y como forma de empoderamiento de los norteamericanos para que la política refleje cada vez más sus intereses, sus necesidades y los ayuda a recuperar ese nivel económico y esa integración de la clase media que EEUU tuvo hasta muy poco y que en este momento está en un proceso de decadencia, en términos relativos por supuesto.
RdS: Cuando uno va analizando los discursos de los dos candidatos se encuentra con un republicano no tradicional como Donald Trump, bastante polémico en lo que es la política interna de los EEUU, con un discurso geopolítico bastante difuso y Hillary Clinton con la experiencia de haberla visto como Secretaria de Estado, y uno cree que estaría más cercana con América Latina. ¿Qué mirada tenés respecto a lo que puede llegar a ser la política exterior de los dos candidatos?
CN: Mi impresión es que un Donald Trump como presidente de EEUU no sólo sería un peligro para América Latina sino un peligro para el mundo. Es un candidato que todas sus expresiones de política exterior son caóticas, impredecibles, que no muestran ningún respeto por el derecho internacional, por las reglas internacionales, que ha tenido expresiones cuando se refiere a América Latina o a los latinoamericanos sólo en términos racistas, despreciando a los mexicanos y tirando esta idea ridícula, inviable y realmente xenófoba de construir un muro entre EEUU y México. Con lo cual me parece que no sólo para América Latina sería un problema, sería además un signo nocivo para la región, el mundo y los propios EEUU. Es un tipo cuya agenda económica-política es absolutamente inconsistente, pero que si dudas se monta sobre una frustración, un enojo, una desesperación que hay en segmentos muy importantes de EEUU y que también hay que escucharlos ya que también es legítimo que se expresen en cierta manera, pero no apoyando a Donald Trump, lo que es preocupante creo yo. Que esas demandas y reclamos que me parece que son legítimos y válidos de gran parte de la clase trabajadora norteamericana termine encontrando como vocero y a quien hace más empatía con ellos en una personalidad como la de Trump que realmente es un tipo que representa la anti política. Una personalidad individualista, egocéntrica, caprichosa, racista, todos los condimentos que no me parecen que tengan que ser parte de la política, pero con los que se ha generado empatía y ha logrado el apoyo de un montón de segmentos que están frustrados y están enojados. Es cierto que las prioridades de Washington y del sistema político y económico norteamericano en las últimas décadas se ha tendido a alejar de los ciudadanos medios y hay una caída tendencial del ingreso medio que se aleja de la productividad y también un aumento de la tasa de desempleo. Con lo cual esa pérdida de la calidad de vida tradicional del norteamericano, encuentra en Trump un espacio muy fértil para prosperar. En el caso de Hillary Clinton, yo vería una continuación mucho mayor de la política exterior del presidente Obama hacia América Latina, parece que ahí no habría tantas sorpresas para la región. Por supuesto que puede haber cambios y giros. Ella tiene fama de ser más "halcona" que el propio presidente Obama, pero me parece que en términos generales habría una política mucho más de continuidad con la región.
¿Cambia la política exterior del gobierno argentino el resultado de la elección en Estados Unidos?
Podemos especular y discutir y es muy importante hacerlo sobre qué conviene y qué no conviene, pero la verdad creo que los latinoamericanos, sudamericanos y a los argentinos lo que nos conviene ante todo es fortalecer nuestras propias políticas, nuestro propio proceso de integración y seguir construyendo con la región nuestra inserción en el mundo desde un lugar de independencia y autonomía. Hillary Clinton, Obama, Trump, Bernie Sanders, todos ellos en su eventual posición de presidente de EEUU, lo que hacen es defender el interés de su propio país, el interés militar, el interés económico, el interés diplomático y eso a veces puede coincidir con el nuestro y muchas veces no, porque es la primer potencia del mundo y tiene otro tipo de prioridades y necesidades. Entonces creo que el desafío es poder establecer una relación bilateral madura, adulta, de respeto, pero no de sometimiento, no de adopción de agendas ajenas. Eso es lo que veo con preocupación en el gobierno de Macri y eso es lo que me parece que hay que recuperar en materia de política exterior, con quien sea que esté. Obviamente, un tipo como Trump en la presidencia de EEUU, me parece que sería muy grave pero tampoco es que otro que por ahí tenga algunas ideas un poco más afines o de simpatía con la región es una garantía de nada… nosotros nos tenemos que defender a nosotros mismos y construir nuestra propia vinculación con el mundo, desde una posición de autonomía, de independencia política y de soberanía. Creo que eso es donde vamos a poder realmente aprovechar la inserción internacional para más empleo, más crecimiento, más igualdad.
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